Carolina Varela López
Nació 23 de abril de 1976 en Cali Valle Colombia. Estudió Contaduría Pública en la Universidad Libre de Cali.
Poemarios: Esquizofrenia de amor presentado en la Fundación Plenilunio 2008, Cali Colombia. Amarte desde afuera, editorial Navegando Sueños del Salvador, presentado en el CECUT Tijuana México. Jengibre y Cardamomo sin editar.
Ha participado en varios encuentros locales, nacionales e internacionales desde 1993, entre ellos 7 Encuentros de Mujeres Poetas en Roldanillo Valle y 2 encuentros de afrocolombianidad. Incluida en el II Homenaje a Poetas Fundación Plenilunio Diciembre de 2011.
V encuentro universal de escritores Vuelven los comuneros-Santander, Colombia 2011.
III encuentro poesía homenaje a Meira Delmar Puerto Colombia 2011.
XVI Encuentro Internacional de Poetas en Zamora Michoacán Junio 2012.
Encuentro Internacional de Poesía PoeTi-Sa Tijuana - San Diego 2013.
Encuentro El Festín de las Letras Ensenada Baja California 2013.
Publicada en periódico universitario, en revistas literarias y antologías de Colombia, España, México y Perú, entre ellas Nuevas voces de fin de siglo de Épsilon Editores 1999, Universos Ediciones Embalaje, Antología Bilingüe Poemas Maravillosos dirigida por el poeta marroquí Abdelouhid Bennani.
Incluida en el catálogo de la exposición de Xilografías de José Luis Crespo Ph.D. en Artes, Islas Canarias, España 2011.
Jurado de los concursos de declamación y oratoria organizados en la Biblioteca Benito Juárez, Tijuana, México, 2013.
Participación en la Feria del Libro del Instituto Tecnológico de Baja California 2012, 2013.
Colaboró en el taller de literatura infantil en Infonavit Río, Tijuana agosto 2013.
Personal
Insurrecta la palabra, desayuno la espera:
¡no me traigas la ausencia a mi alcoba!
yo acuno tus tristezas en la doblez de la herida;
nos rondó la muerte desde el vientre,
las arenas movedizas han procurado
nuestra caída desde entonces.
Préndete de la raíz volátil,
construye un anagrama que te signe
como la llaga del amor donde crece el trigo,
no vuelvas atrás la mirada
que tu corazón es sal repartida a los desposeídos,
sube los peldaños;
te daré a cargar la alforja de los besos cegadores
para que no veas tus verdugos.
ENCUENTROS
I.
Ahora que venciste mi sueño
e hiciste rendir mis rodillas
para comer la merienda de la tarde,
sobre la manta tejida de arabescos;
déjame besar tu fractura de obsidiana,
untarte los ungüentos ancestrales
de sábila y caléndula.
II.
Ahora que quitaste la tierra de mis uñas,
tapaste el hoyo donde guardaba mi cabeza
para ungirme con esencia de naranja;
déjame secar el rocío carmesí
que corre por tu rosa,
sacarte las espinas con crema de amapola,
tatuarte la frente con mis besos.
III.
Ahora que puliste mi utensilio,
enceraste las hojas de mis plantas,
luciste tu reflejo en los cristales;
déjame hornear las galletas,
esparcirles mermelada
para que se vaya lo agrio de tu boca.
IV.
Ahora que me entretejes en el vientre,
que no necesito las gotas de equinácea
para sanar mis alergias;
déjame palpitar en tu aliento,
sustentarme del plantío primigenio,
cruzar los pies y dar brincos de júbilo.
Sortilegio para acunar a un gato
Ven mi minino de felpa
ronronea en mi ventana entreabierta
entra de un brinco atraído por el aroma
de la leche tibia
que tomas en mí
antes de la siesta
Deslízate por mi cobija violeta
da volteretas como si fuera un tejado
acicala mi cuello
juega con mis dedos
zangolotea mi mesa
Ven mi minino
yo me empino
te dibujo y desdibujo
las caras de la luna
yo te mezo
yo te arrullo
entre maullidos.
Bendición
Saltar la barda
irse por la borda
intentar bordar sin hilos
buscar terca la tuerca del arete
aletear con los ojos velados
con las alas vetadas
y volar sin guarecerse en guarida alguna
con los aguaceros que ayunó la piedra
petrificada en el abismo
avizorando fuegos que no emergen
para saciar la emergencia de la sed.
Tentarse por el beso que tocas a tientas
con la comisura de labios fatuos
en la fatalidad de la hiel
helarse luego ante un desconocido
que te descose al paso
pasarte las horas horadando sus misterios
el legendario mito de aunarte con su alma
que el camino admite
sin graznidos, ni grosuras
como una hondura que te conduce
al pozo del gozo
de los carbones calcinantes del amor.
Los amigos
Vi un paño que hostigó los ojos
y otro trapo que torturó el himno
que atrapó el alarido de auxilio
y solo trajo angustia y gemidos
Vi un gorrión sujeto a una silla
había sido arrancado de su nido
lo ataba una cadena enemiga
que hirió tobillos y muñecas
Vi gaviotas sobre largos zancos
en busca del exilio
parecía que llevaran la mochila
al hombro y miedosas corrieran
Vi arrastrar maletas sin recompensas
chirriaban como si taconearan
las muecas de doscientas brujas
una casa de madera vieja
Luego te vi desvariar
como si hubieras escapado
de la garra de los buitres
eras un niño con escalofríos
llamando a mamá
no importaban los juguetes
los amigos habían desaparecido
entonces, se te hizo urgente
convocar a sus ángeles
para que volvieran a saltar la cuerda
a jugar rayuela
a comer galletas
en el patio
de la casa.
ANTENOCHE
"Antenoche y anoche, antenoche y anoche (Bis)
parió la luna, parió la luna, parió la luna ¡Ae! (Bis)
veinticinco luceros, veinticinco luceros (Bis)
y una lunita y una lunita y una lunita ¡Ae!" (Bis)
Fragmento de la canción Parió La Luna
En la quema de antenoche fue el derroche,
d cenizas se hizo el viento mar adentro,
de burbujas fue la espuma en la bruma,
anegada con tus mañas la maraña
en la rima de tus goces ya se amaña.
Te asiste con vehemencia a la sentencia
de punzarme mariposas en mi rosa,
pescaste en mi riachuelo con tu anzuelo,
urdiste la red de fuego en mi sosiego
y caí setenta veces prisionero.
Con tus toques la tambora se evapora,
el sonar de la marimba arde hasta tarde,
el guasá se oye lento en el fragmento
en que repartes el oro del tesoro
y bogas para bajarme los luceros.
Mi Madre
Mi madre es noble y altanera
flor de loto inmaculada
en medio del fango
Ella vino después que mis abuelos
abrieran hueco en la tierra
para escapar de los rifles
rojo-azules
El mundo la hizo rodar loma abajo
como un juego infantil
que raspa manos
y pela rodillas
En la ciudad tocó puertas
para vender arepas
reinó por un día
y gobernó en la escuela
donde dejó muchos sueños
bajo el pupitre
y aprendió taquigrafía
para escribir poemas
Sus cicatrices están latentes
como patriota
Tiene bajo su clavícula
incrustada una bala
en la noche funesta
que marcó su memoria
Ella, torre fuerte
cantera
Ella, audaz gacela
sigue siendo el leño encendido
que aviva nuestro hogar.
Receta
“Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis;
porque de los tales es el reino de Dios”
San Marcos 10:14 b.
Traed tijeras para cortar amarras
y lazos de guerra
masa de higos
para sanar las llagas
gotas de mirra
para el dolor de muelas
hisopo para la tos
y la resistencia.
Traed ramitas de sauce
para bajar la fiebre
virutas de sándalo
para quitar espasmos
hojitas de almendro
para desinflamar
semillas de linaza
para quitarle carga
al corazón.
Traed aceite de geranios
para las cicatrices
agüita de coco
para el alma seca
flores destiladas
de mirto y siempreviva
para hacer longeva la inocencia.
Ahora si, pintad los alebrijes
con muchas pecas
¡Que vengan los niños
a llenar el carrusel!
Réquiem
He de salir del pozo del abismo
abrir los cerrojos, romper grilletes
con el sortilegio de la piel mudada
en el luminoso rostro de la aurora
He de vencer a espada de dos filos
el lazo mordaz de decirnos adiós
con la sed hinchada por bebernos
y la hamaca ondeante y vacía.
He de rasgar el manto de la prisa
desnudar la espera, avergonzarla
dejarme ir en el acorde cálido,
en el hilo de araña de la esperanza.
He de volverme palma africana,
refulgir con el aceite de mis frutos
vestirme de azucenas blancas
en el bramido que batió las aguas.
He de encallar con mi velero firme
en tu orilla rodeada de gaviotas
despertar sin el fragor de la tormenta
a la bienaventuranza de tus manos
y retozarnos
y retozarnos
La casa
¿Cuándo volveré a ser tu bufanda, padre?
Aún oigo el rugir de las motocicletas
que giraron en el circo del domingo;
aún las cintas que bajaron tu féretro
descuajaron algo dentro mí,
(dolió saber las chispas de tu risa
apagadas con la tierra);
pero nunca escuché
las mordeduras de las ratas
que asolaron el techo de la casa,
los hombres raptados por las sombras
a las 6:30 de la tarde de ese martes.
He olvidado los chistes, padre;
tus amigos no me convidaron
a sentarme en el andén,
ya no juegan fútbol como antes,
no hay quien los lleve al río
a chapotear en sus aguas.
¿Ahora sabes del guiño
que a tus espaldas hicieron?
Te dejamos en tu cumpleaños veintinueve
flores que adornarán tu cabello verde
limpiamos la ventana gris
que mantienes cerrada.
¿Escuchaste mis padrenuestros, padre?
Hoy cumplo diez y me cuesta mucho
develar la alegría entre las nuevas muecas
que poco a poco aparecen en mi rostro;
todavía recuerdo mi muñeca a mis seis,
la billetera rosada y los pañuelos
que no guardé para la borrasca.
Padre, te llamo para avisarte:
mi madre vendió el auto y la casa;
ya no voy en los patines
después de hacer la tarea,
también cambiamos de escuela,
vivimos en aquel barrio
donde jugabas al escondite con ella
y la meciste con tus fragancias.
A veces la rabia me tiende lazo
cuando el insomnio se atraviesa
con la sed pegada a la garganta;
y a la madrugada, en los pasillos te clamo,
te hago preguntas
¿Por qué no me llevas, padre?
Y luego recuerdo que varias veces dijiste:
-Carito, eres el hombrecito de la casa-.
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