Andrea López Kosak
(1976, Bahía Blanca, Buenos Aires, Argentina)
De: "Le dan hueso", Cinargo Ediciones, 2012)
Las raíces flotan
apretadas
adentro del jarrón de vidrio
¿qué jarrón?
se retuercen poseídas por el mismo
diablo, ¿lo ves?
ahí arriba
una reacción
provocada por la dosis que previene del contagio
flotan adentro apretadas por el mismo jarrón las raíces
Hay una distancia contada en pasos
corta y pincha lo que infló todo mi aliento
todo
el otoño de ronda sin preguntar si está listo
el ojo animal que me contiene invertida
Presas de la misma intriga se inmutan
las vacas
voy automática por la llanura
¿no ven que soy yo
el sacrificio?
hay un cartel
con todos esos presagios
se burlan
voy hacia fosforescencias
hacia alambres de púas
¿del brazo de quién
para ser ofrecida?
magra
y con la sangre en el blanco
del ojo siniestro me miran
Pero es así de grave, un niño solo en el recreo. Sueña con saltar.
El arco de fútbol cae sobre él a la altura de la garganta.
Pasan la noticia en la televisión.
El mundo es un lugar muy peligroso. Nos concentramos en contra.
De lo seco.
De lo austero, de lo pobre.
La maleza del monte es descubierta, en la hoja del machete, reflejada.
Soy la protagonista. Estoy a favor. Lucho.
En lo denso. En lo oscuro. Montan el sueño y su desenlace fatal.
Y en la carretera interceptan un camión de ganado. La gente tironea, descuartiza. El
taxista lo recuerda bien.
El hambre, me dice.
Hay que ser salvaje como una flor amarilla.
En el bosque
mientras tanto
juguemos
a qué
jugamos
en el bosque
todavía
juguemos en el bosque
aquel
a que todavía jugamos a que no
está listo
en el bosque mientras está
el que todavía
no
qué bosque, a qué
jugamos
El taxista lo recuerda bien.
Soñaba con el sol triturándome el pellejo, animales con
[cabeza de animal.
Nos rodean.
Miro desde el colectivo.
El pez necesitaba vivir en el muelle y el tipo en el agua.
¿Alguno se atrevió?
No. Porque es un chiste.
Nos inmola la ciudad. Nos anima la ciudad.
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