Mariana Sansón Argüello
Poeta y pintora. Nació en León, Nicaragua el 6 de junio de 1918. Vivió en Roma, Italia en los años 60 con su entonces esposo, el Embajdador Eduardo Argüello Cervantes y un par de años en San Francisco, California. Fue en Roma donde se inició tardíamente a la poesía. A partir de entonces escribió abundantemente, aunque casi toda su obra continúa inédita. Su primer poemario fue publicado en 1959, en León. Fue traducida al inglés, alemán e italiano.
En 1997, se convirtió en la primera mujer en ser integrada como Miembro Correspondiente de la Academia Nicaragüense de la Lengua propuesta por el Dr. Carlos Tünnermann Bernheim y el académico Francisco Arellano Oviedo. Casada felizmente hasta el día de su muerte con el Dr. Edgardo Buitrago, reconocido abogado e investigador Dariano, ambos se convirtieron en el primer matrimonio de académicos.
Falleció en su ciudad natal el 6 de mayo de 2002. En esa ocasión, la Asociación Nicaraguenses de Escritoras (Anide), se comprometió en rendirle homenaje a la insigne exponente de la originalidad de la mujer en las letras nicaragüenses desde su poética mágica-maravillosa, mítica, surrealista y metafísica, creando y organizando anualmente en su memoria el “Concurso Nacional de Poesía Escrita por Mujeres Mariana Sansón Argüello” el cual se instauró en el 2003.
ME DIVIERTE VER
que mis cortinas son hierbas.
Cuántos soles
habrán estado juntos
para hacer el color
que preciso:
amarillas!
SEÑORA DE LAS FLORES
quiero la roja.
Las demás se parecen,
por eso, quiero la roja.
HE CONTRIBUIDO A HACER
a Dios.
Porque en mi forma
ha estado siempre.
Lo puedo hacer venir
cuando yo quiera.
En una taza de café.
CUANDO SE COMENZÓ
a oír el ruido
de Dios,
los oídos no estaban
preparados.
Iban creciendo mientras crecía el hombre.
El día de escucharlo
se confundió con todos
los ruidos.
LAS HORAS SON MIS AMIGAS
cuando llegan y despierto.
Pero cuando callan solas
y me hablan de lo eterno,
qué maldad hay en su lengua
que duermo cierta.
CUANDO DIOS ESTABA
doblando el cielo
para guardarlo,
los ángeles
ayudaron de prisa.
Les estaba cansando
sostenerlo.
ME HAN QUEDADO
mis pies.
No puedo soportar
el peso de la tierra.
Crece con la mirada
del viento.
No se adormece nunca.
Sueña con tener hambre,
para pedirme le permita
ser una, para siempre.
¿A DÓNDE VOY,
si no tengo sandalias?
Vi el pie.
Salía de la roca.
La cabeza de luz distante
y los ojos quebrados
en el sueño.
Manantial del caminante
¿dónde espera la sed?
TODOS SOMOS
pero todos seremos
uno de todos.
He comenzado una historia.
ENTRE EL CEREBRO
y mis manos
existen teorías.
Entre Dios y los hombres
un recelo continuo.
SI HAY UN LUGAR
yo puedo señalarlo.
Es tan sencillo el sitio
que ya creció la hierba.
El viento eterno
se pasea despierto.
No se puede dormir
entre los muertos.
UN CIELO DE PAREDES CELESTES
me agrada, es cómodo.
Un cielo de paredes rosadas
me agrada, es bello.
Un cielo de paredes
de tierra,
lo quiero. ¡Es el mío!
EL DIOS QUE SE REALIZA
en mí,
yo lo conozco.
En mi cabello aspira,
de mi sangre se nutre.
UN PENSAMIENTO ALIMENTADO
de maíz, soy esa,
puedo saber de selva
el sonido en la hoja
a mis oídos.
Sentir un estremecimiento eterno
de la verdad a solas.
De un sol que arde
y del agua que hace temblar
la carne nueva.
De maíz mi sentido.
Puedo excavar la tierra
y encontrar un pájaro.
Subir al viento
y descifrar lenguaje
de cielo en las cabañas.
De maíz son mis dedos.
Suben al río y ven
al pez dormido.
Tocan las flores que juegan
con los niños de maíz,
como los míos.
NO SON MIS OJOS
Ésos ya vieron antes,
son los que clandestinamente
llegan abiertos…
ESTE DÍA ME ABURRO…
de las cosas, de todo.
No quiero hablar al viento,
ni tocar la luz dentro.
Soy neutra.
Puedo decir la palabra
nada
en el ojo de Dios intermitente.
Y YO, CUANDO ERA NIÑA,
y hacía muñecas de barro
iba turbando el sueño
a una soledad viciada.
Porque cada grano de tierra,
cada sol
que quema la existencia,
es el mensaje que enviamos
descifrado a la Eternidad.
LA OBLIGACIÓN
de ser espíritu
me convierte en la centinela
de mi ser.
Me desvelo pensando
si puedo tocar el cielo,
aunque mis pies
duelan al caminar.
ME HA PENETRADO ALGO
¿Sería la palabra
que no podré decirla?
Está llena de sílabas
y un viento
la ha cerrado,
llevándola al espacio.
Me ha visitado
entre los hombres,
mas no podré tenerla
pura y sola.
SI FUERA EL INFINITO
el que me atestiguara.
Pero soy yo, entre las cosas.
Un padecer de luz
y el centro de actividad
que me desgarra.
HE DE DAR EL SECRETO CÓMO ESCRIBO MIS VERSOS.
Unas veces, oyendo vidrios
derretidos, que gritan me queman
y se esconden.
Otras, no escuchando al que
no pudo ser, y culpa a todo,
hasta el ruido del papel
cuando se escribe.
Otras, cansada del tono
que se habla.
Como una misma nota
en un mismo compás,
con un solo sentido
sin sentido, pero que tiene
el filo de un ordinario cuchillo
de mesa, que se alarga.
ME DIRIGEN
Y me detengo acaso
al divisarme.
Me sustituyen.
No me dicen el nombre,
lo adivino.
Me mezclan con el aire
y con el agua,
con mi propia conciencia.
En humana me fijan.
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