Odymar Varela Barraza
Odymar Varela Barraza (Barranquilla, Colombia, 1967) es poeta y escritor colombiano.
Nacido en 1967 en Barranquilla (Atlántico), Varela Barraza egresado del Colegio Americano y de la Universidad del Atlántico,sus textos han sido incluidos en diversas antologías impresas y digitales, Sus poemas se han publicado en diversos periódicos y revistas, ha participado en encuentros literarios nacionales e internacionales.
En 2010 publica su primer libro de poesía El alma al orden de corte más clásico y lírico. Tras años de silencio y un largo periodo de vivencias y realidades poéticas, de todo ese materia sale su libro El sueño de existir, en el que advierte bucea en la condición cósmica del hombre. Su tercer libro de poesía, La eternidad de momentos ínfimos, revela demasiado pronto que los laberintos no tienen salida a no ser que vueles las paredes. Poemas que asfixian, poemas que no dejan entrar el aire en la garganta porque no hay tiempo para los puntos, para las comas, para las estrofas. Son poemas cuyo peso recae en el ritmo, en un ritmo brutal que hace que los poemas se sucedan unos a otros salvajemente, con la violencia de quienes saben que no tienen mucho que perder. En 2015 presenta la primera parte de la colección "Los ecos del tiempo", trilogía en forma de Plaquette una recopilación sin un orden cronológico establecido de su vida poética titulada La mala confluencia de los instantes en 2016 pública la segunda parte de la colección "Ajustes de la vida en color sepia"; "Romance de un sonido con su eco" escrito en paralelo es la tercera parte de la colección y recopila poemas escritos entre el 2003 y el 2014.
- Miembro de LLETRAFERTIS, Asociación de Escritores de Sant Boi - Miembro de ACEC (Asociación Colegiada de Escritores de Colombia) - Colaborador de Fundación Espejo como jurado de premios de poesía - Colaborador de Retazo de arte, asociación cultural. - Colaborador del colectivo de escritores El laberinto de Ariadna. - Algunos de sus poemas han sido traducidos al inglés, rumano y francés
OBRAS DE POESÍA:
- El alma al orden (Ediciones Az90, 2005) - El sueño de existir (Parnass Ediciones, 2010) - La mala confluencia de los instantes -Colección los ecos del tiempo) (Odradek Editorial, 2012) - La eternidad de los momentos ínfimos (Ediciones Odradek, otoño de 2014) - La mala confluencia de los instantes -Colección los ecos del tiempo) (Odradek Editorial, 2014) - Ajustes de la vida en color sepia - Colección los ecos del tiempo (Ediciones Odradek, 2016) - Romance de un sonido con su eco, Antología personal 1998- 2015 ( Editorial Odradek 2017)
COMO ANTÓLOGO
- Ha coordinado una antología que reúne a 20 autores muy admirados por él. - La casa de los corazones rotos. Varios autores. Selección de Abel Santos. - Antología versos del Caribe Colombianos (Ediciones Odradek 2017. Próximamente)
COLABORACIONES EN ANTOLOGÍAS:
-Sonrisas del Sáhara (Parnass, 2010) -Talla G (Lalunaesmía editoras, 2011) -Vilapoética (Parnass, 2010) -premio de poesía amatoria, gozosa y erótica (Hipálage, 2011) como finalista -concurso de Microrrelatos Lorenzo Silva (Parnass, 2010), -El camino del corazón solidario (Bohodón ediciones, 2012) -Poesía solidaria de Poesia en Acción (Odradek ediciones, junio 2013) -Poesia des dels balcons. Homenaje a Salvador Espriu (Odradek Julio 2013) -Voces desde el laberinto (Odradeck ediciones, 2013) -Poetas bajo Palabra. antologia 2014 Casa de Hierro
COLABORACIONES EN BLOGS, REVISTAS IMPRESAS Y DIGITALES:
-El lenguaje de los puños (Blog del poeta David González) -La Quimera (Revista gratuita de poesía. Argentina) -Lakúma Pusáki (Revista chilena de literatura) -Sureando-sureando (Blog de Beatriz Rodríguez) -Fragments de vida (Blog del poeta Francisco Javier Solé Ribas) -Tu cita de los martes (Blog del escritor Javier Cánaves) -Blog del poeta Manuel López Azorín -Culturalia (Programa de radio) -Pandora (Magazine de cultura) -Erosionados (Blog de poesía erótica de Adriana Bañares) -Puentes de papel (Blog del poeta y crítico José Luis Morante) -El Pulso (Diario de cultura y literatura) -Otro lunes: Revista de Literatura Hispanoamericana -Terral (Revista digital de Literatura) -Otras palabras (número 10º Aniversario) -Fundación Espejo (Revista) -Pliego de poesía Nuevas Voces de El laberinto de Ariadna. -Los libros del replicante (Blog de crítica literaria) -Insólitos (El blog que camina en el lado salvaje de la literatura).
Pelo de perro
“Hay dolores de los que
únicamente podría consolarme
la desaparición del cielo”.
Ayer murió mi perro. Le quedaban cuatro meses para cumplir catorce años. Yo siempre decía: “entre el Presidente y mi perro, me quedo con mi perro” y “entre el vecino y mi perro, me quedo con mi perro”. Pero ya no está. Ya no está. Es extraña la vida. Tuvieron que asociarse humanos y lobos hace miles de años para que él y yo nos encontráramos, aunque nosotros no cazábamos mamuts, sino pelotas de goma que le arrojaba y él me traía diligentemente, en un acuerdo silencioso que la economía mundial encontraría despreciable. En Wall Street no sabían que existía mi perro. No sabían que daba grandes saltos de alegría contra mi pecho (con grave peligro para su salud y la mía) cuando le decía: “¿Vamos de paseo, Dalí?”. Nadie se ha alegrado tanto de pasear conmigo. Ninguna mujer, ningún amigo. Tu perro cree que eres Dios aunque seas un tipo absurdo y lleno de defectos.
El perro se ha ido. Seguimos encontrándonos pelos blancos aquí y allí por toda la casa y en nuestra ropa. Los recogemos. Deberíamos tirarlos. Pero es lo único que nos queda de él. No los tiramos. Tenemos la esperanza de que si recogemos suficiente pelo, seremos capaces de recomponer al perro.
Ayer murió mi perro y la vida es menos humana.
¿Qué pasado nos separa?
Parece, mar, que luchas
-¡oh desorden sin fin, hierro incesante!-
por encontrarte o porque yo te encuentre.
Juan R. Jiménez
Sabes que no me gusta el mar, lo sabes perfectamente. No es porque no sepa nadar, no, no es nada de eso. Es porque siempre me pareció cruel. El sistema de mareas: bajamar, pleamar. Las olas, la espuma. Hay algo de cruel en todo ese ciclo, en toda esa repetición.
El mar siempre devuelve a la orilla cachivaches desagradables que la gente ya no quiere: un sillín oxidado de bicicleta vieja, latas de leche condensada, zapatos sin cordones, cordones sin zapatos, llantas, plásticos, radios inservibles. O esos cadáveres que se perdieron mar adentro y que vuelven semanas más tarde, hinchados, picoteados por las gaviotas, cuando ya nadie los echa de menos porque hasta a la pérdida se acostumbra uno.
Por eso no me gusta el mar, porque es igual que la memoria. Termina escupiéndote a la cara todo aquello de lo que quisiste deshacerte un día.
En mi casa hay una silla vacía
Esto es lo que queda del polvo
por eso, no duele al caer
por eso, no sabía distinguir
tu aliento, del aire.
Por eso, los dientes manchados
en el pecho de la almohada
tu vida despidiéndose
del pulmón izquierdo.
La distancia era eso
todo un cielo sobre el suelo
todos los días con un nido en la cabeza.
Los guantes de látex
y volar, con el ojo cerrado
el pecho en picado.
Para los pies de la cama
no hay nada
solo un libro
y hojas que arden.
Eso era
sentirse terriblemente horizontal
y sin rostro.
Si, esto es lo que queda del polvo
tu boca que asoma
de la boca de un horno.
El río equivocado de agosto
Me duele el río de agosto
equivocado, vacío
y el discurso amenazante de tu silencio.
Me duele el reloj que nos aleja del tiempo
y ese río que explora en tu piel
el sabor de Cartagena.
Me duele el agua que no mana de tu pecho
y los peces que se esconden en la noche
por temor a la oscuridad.
Me duele que Ray Charles
no nos cante Yesterday a solas
y que tu gato no me quiera hablar.
Me duele no saber deletrear
las palabras que conducen a tu nombre
y el olvido que se olvida de olvidar.
Me duele el río de agosto, equivocado, vacío.
La casa en mí
Hay una casa que vive en mí.
Abro sus puertas en los ventrículos de mi corazón
surge la luz de una historia con pasos alegres
es el tiempo una sangre insólita
que fluye desde si hasta si
como un río sin límites.
Dentro, las voces repican su adiós
mientras las celosías niegan el futuro
con una flor en el dintel.
Allí estás
igual que sombras que recorren sin parar
mis músculos y mis sentidos.
Eres el clamor de cada alvéolo
la latitud insondable de los abismos
el pálpito urgente de cualquier pensamiento.
Hay una casa que soy yo
con mis ventanas de mar y mis pasillos azules
con la penumbra de las habitaciones descreídas
con la voz en los adornos
que lloran su luz blanca
sobre recuerdos sin edad.
Hay una casa en mí
que no se describe en metros cuadrados
su medida es el rondo de una peonza incansable
su longitud la cicatriz de un horizonte
que para siempre me habita.
Mis cosas
He regresado a la habitación de los ecos.
Mi espalda se ha vuelto cuadro, jardín, profundidad.
Cada objeto exhibe la huella de un algo impreciso
que en la memoria se tiñe de luz. Medallas, libros,
extraños suvenires que alguna vez tuvieron vida,
dibujos, hojas sueltas, versos y escritos
que languidecen junto al cajón blanco,
las fotografías que nunca enmarqué y que ahora
son la palpable seña de una destrucción programada.
Todo persiste en su obstinación de muerte. Mientras
busco entre las ropas lo que mi corazón olvidó
suenan cerca
otras voces, otros silencios, otros pasos sin futuro
que no reconozco.
Mar
El mar continúa siendo un sujeto
lleno de dudas y de sal.
En él fallecen marinos
seres que desconocen su existencia
conserva canciones clandestinas
de sirenas.
No existen referencias de lo contrario.
El mar nos transparenta
con la muerte.
No hay trayecto que devore
los recuerdos
no hay artefacto triturador
de osamentas sin dolor.
Todo es dolencia
la noche
las sombras
la mano
que desconozco tanto.
Comienzan a derribar los primeros escombros
cortados con las uñas de los ojos.
La arena que se filtra
de los sueños se hace polvo.
No hay más baile
que tus ojos
apostados en la camisa.
Ya no seré de nadie
ni tú de nadie.
Todo es arcaico
y la despedida se nos hace
una inservible libertad.
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