Henry A. Petrie. 18 de mayo de 1961. Managua, Nicaragua. Poeta, narrador y ensayista. Coordinador del Programa Promoción de la Literatura Nicaragüense, que impulsa el Foro Nicaragüense de Cultural.
Obras literarias:
Urbanidad marginal. Poesía. Prólogo de la chilena norteamericana, Ph D Eugenia Toledo, 116 ps. 400 Elefantes. Managua, 2010.
Fritongo Morongo. Novela corta. 136 ps. 400 Elefantes. Managua, 2007.
Tómame, y te contaré. Cuentos. 150 ps. Horizonte de Palabras. Managua, 2005.
Inevitablemente humano. Novela-Ensayo. 296 ps. Editorial CAMINO. Managua. 2001.
Guanuca. Cuentos. 289 ps. El Renacimiento. Managua, 1999.
Guerra del amor y los sueños. Colección de ensayos filosóficos y poéticos. 179 ps. El Renacimiento. Managua, 1998.
Penacho de ilusiones. Poemario. 65 ps. El Renacimiento. Managua, 1997.
Alma navegante. Poemario. Prólogo de Carlos Alemán Ocampo, miembro de número de la Academia Nicaragüense de la Lengua. 113 ps. Editorial San Rafael. Managua. 1995
DESNUDEZ EN REGAZOS
En posición fetal, entregándose.
La desnudez no conoce límites.
Se expresa llana, deseosa de caricias
que reconstruyan la piel,
el aceituno beso de mortal.
Búsqueda en cuerpo sarcófago
–vacío de sábanas frías–
el juguetón ensueño gestándose
en vientre de estrella sin cielo.
En el regazo de una ave ligera
el memorial abrazo del oso.
Temor de ser
El viento sabe extraño e hiriente,
ninguna nave surca la neblina de las palabras.
¿Cuántos han sangrado en pecho rentado?
Con debilidad de ser se ha construido
el invento de libertades insospechadas.
Se escucha el viento y salpica la rabia.
No se es entre cristales de fino cuido,
temiendo la vida y sus virus.
Hecha sentimiento la muerte enclava;
temerosa la vida por el riesgo en rodeo.
Cada golpe tiene su color,
¿dónde está el osado pintor?
Ciudad oscura
Ciudad apagada,
invadida de horas suspensas;
ojos expectantes y susurros diluidos.
Edificios tragados, focos rodantes,
flamas domésticas danzando con sombras;
silencio en las calles sin semáforos ni anuncios,
y aprisa se escurren siluetas góticas.
Vuelo de murciélagos con luna epiléptica
en la ciudad de centros sin centro
y márgenes oceánicas al asalto.
Espera parapléjica; miedo telúrico.
Ánimas orilladas se escurren
-de cualquier margen el centro-,
cargan oscuros flagelos, densos,
que muerden, devoran sus luces,
cual pirañas en estómagos...
Huecos, huecos, huecos...
Siempre vacíos, y oscuros.
La vida se apaga;
se enciende la ciudad.
La luz, hágase... artificial
IV (diosa vikinga)
Temperaturas mezcladas y el surgimiento de un clima inédito. El retorno guerrero
del americano e Idun con su eterna juventud comandando su drakkar. Cacería con
debilidad de ternura y más de cinco noches de amancebamiento. Cabellera oro,
larga y lucia; abriéndose el cuerpo rosado, atlético. Asososca en caudales entregada
para colmar a la diosa sedienta. Thor en complicidad entretuvo a los trolls ardidos
en celo, mientras Frigg, la bien amada, ordenaba a Bragi parir poesía.
Eco de sueño náufrago
Cuando la vida con caricias
era luz del tiempo,
el dios-astro alimentaba la sangre.
Cuando la muerte a bofetadas
era el tiempo de la sombra,
monstruos gobernaron la atmósfera.
La luz se volvió incandescencia y
la sombra sordidez,
lejos de la alianza Sol-Luna.
El hombre murió inútil,
con Nada adherida a la sequedad,
azotado por tormentas oscuras.
Naufraga sideral un sueño verde
con sensación a corazón,
en el intento de la chispa su aliento.
Un óvulo, un vientre, un cuerpo,
donde amor-vida los fecunde
y un grito génesis nos redima.
Para que florezca la milpa
Ábrete,
deja que penetre abundante
hecho océano de fuego.
Escribiré con tierra y agua
en tus óvulos hambrientos
tormentas de Sol y Luna.
Voces del vacío
Oleante
hacia otro silencio
el vacío.
Signos mentales
en pantalla flotante
y una repentina imagen
de vida.
Fluye
hecho aliento perpetuo
el verbo
con gula de inmensidad
en nube de hielo
y de fuego su espíritu.
En el vacío del tiempo
destruyen eternidades
los espectros silenciosos,
y en asteroides renegados
viajan voces
de existencias extintas
o de navegantes sin génesis,
suspendidos en el después
de algún Apocalipsis.
Blanca de manchester
Blanca no tiene nieve
menos el color
en su hábitat no hay bosque
pero ambulan espectros de brazos caídos
Blanca no escribe a Eros
está cerca del llanto
su casa está perdida
hay una playa en el limbo
su troglodita vomita maldiciones
y enanitos curtidos defecan lombrices
aguarda el despertar amante
Xolotlán canceroso, resistente
Blanca tiene arrugas prematuras
y una vida sin esperanza de tiempo.
PANORÁMICA LLANA
Miro al pueblo en sus nostalgias,
padecimientos que devoran su alma,
lo corrompen, lo dispersan
y no advierte el infierno.
Miro a la mujer desolada
con semblante demacrado bajo sol,
su tiempo no tiene historia
o su historia no encuentra tiempo;
el atorado dolor de la vida
estancan sus lágrimas de mármol.
Miro al hombre confundido
debatiéndose en crucigramas y laberintos,
temiendo esperanzas tras deudas.
Miro demonios en hemiciclos parlando,
vomitando discursos pestilentes;
la lujuria inflama sus dioses
y en sus arrogantes frentes
portan el emblema del chacal.
Miro sociedades, círculos de impíos,
socios en dictadura de ley
sanguijuelas impunes.
Por allá grita un bicho,
me insulta mordaz y venenoso,
acusándome de ciego, pesimista;
y para más desgracias,
frente a mí se estaciona la nueva vanguardia
proclamando renovaciones sin desterrar caudillos,
experimentando esquizofrenia en el verbo,
una prosa ligera, que al decir no haga.
Miro inquinas de seguidores
en un teatro donde actores
arañan la vida en leucémico cuerpo.
Y aunque locas hormigas pesquen caracoles en aturdidos mares,
ya vendrán con su paso silente,
como luciérnagas,
entre malezas y oscuridades;
¡Las estoy mirando...
y amando!
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