domingo, 2 de enero de 2011

NICOLE GAGE FLORENTINY [2.753]


Nicole Cage-Florentiny 



Nació en François, Martinica, en 1965. Poeta, novelista, periodista, licenciada en historia y profesora. Ha trabajado en la radio (Radio Caribe Internacional). Anima talleres de escritura poética y de terapia a través de la escritura automática. En 1993 recibió Mención Especial del Jurado del Premio de Poesía para la Juventud del Ministerio de la Juventud y Deportes en Paris por su obra Lávalas. En 1996 obtuvo el Premio Casa de las Américas por su libro de poesía Arco Iris, la Esperanza. Su primera novela C’est vole que je vole (Es vuelo que yo vuelo) es publicada en Paris, en 1998. Otras de sus novelas: Confidentiel (Confidencial), editorial Dapper, Paris, 2002 y L ‘Espagnole (La española), sobre la prostitución, editorial Groupe Hatier International, Paris. Ha representado a Martinica en Encuentros Poéticos Internacionales en México, El Salvador, Rumania, Macedonia y Túnez. En Octubre 2002 obtuvo el Premio Oeneumi en la República de Macedonia durante el Festival Internacional de Poesia de Tetova. Sus poemas han sido traducidos al albanés, árabe, español y rumano.

Poemas de: Nicole Cage-Florentiny (Martinica, 1965)


El país de hoy-aquí

Estribillo
No quiero olvidar
No puedo olvidar
La larga quemadura de la Historia
De Gore a Fort-de-France
Olvidé el país de mis raíces
No sé nada del país del que vienen
Más mi alma ha guardado el balanceo
De un largo viaje
De un viaje en el que el mar no era sólo azul

Olvidé las orillas de donde vengo
Ignoro aún de que tierra vienen
No conozco el país donde vivo
Y cuando digo su nombre
Él olvida vibrar
como vibra el nombre
De alguien que te ama
De alguien que tú amas

Olvidé, ya no sé
Pero a veces, la queja de los bambúes
Me habla del país de antes
El rumor de las cañas
Se infiltra en mi corazón
Y murmura en secreto
El nombre-sabana del país de hoy-aquí
Y el canto del mar
Osa decir que un día
Aquel país será el mío
No quiero olvidar, no puedo olvidar
Pero no riego las hierbas del odio
Y mi alma echa un puente
Entre la tierra de antes
Y el país de hoy-aquí
Sí, mi alma tiende un puente
Entre el país de ellos, el país de antes
y el país de hoy-aquí.



Sembrar


Sembrar palabras de miel
entre la quemadura del desierto
Sembrar palabras amorosas
entre el tufo de los ghettos
Sembrar perlas de rocío
en las heridas de mi tierra
Sembrar lágrimas que hagan sentir celos a la lluvia
Sembrar risas que emocionen al viento
Sembrar a todos los vientos
A todo corazón
A manos llenas
A riesgo de ruina
Pero sembrar, sembrar, sembrar...
Sembrar el amor entre las áridas venas de la tierra
Sembrar incluso con las manos desnudas,
venas abiertas, alma derramada
Y, a pesar del tiempo
a pesar de la muerte
sembrar tanta y más vida




El Gusto De Vivir


¿Y por qué, a veces,
Como ahora
Ya nada tiene sentido?
¿Y por qué, frecuentemente,
Incluso mis lágrimas no quieren decir nada?
¿Y de qué fuente surgen
Estas lágrimas, lágrimas mías?
¿Y hacia dónde corren
Hacia qué océano de desesperanza?
Yo quise creer
Creer en todas estas cosas bellas
Que dan, se dice, sentido a la vida
Pero esta noche tengo quince años
Y ahora entiendo que a veces nada
Ni siquiera la vida
Puede ser suficiente
Puede ser suficiente
Para darme
El gusto de vivir
El gusto de amar y ser amada
El gusto de la sal sobre mi quemada piel
El gusto de la risa que se comparte
Alrededor de un té humeante
La sed de ver crecer
Mis tiernas, mis indomables hijas
Nacidas de mi vientre
Cuando aún creía que la vida era bella
El gusto por un beso robado
Por manos devorantes sobre mi cuerpo
Por labios ávidos sobre mis senos
El gusto de un sexo voraz dentro del mio
El gusto por el viento
Por una caricia del sol sobre mi piel
El gusto por el pan caliente
Sobre la mesa de madera
El gusto por Dios
Cuando la sed de ÉL
Enardece todo lo que soy
El gusto de vivir
El gusto por la sal, por el vino y las aceitunas
Por el chocolate negro, los dátiles de Túnez
El gusto de creer
Que todo vale aún la pena
El gusto por amar
Y por ser amada
El gusto de vivir
Tan simplemente... Así



He Aquí La Esperanza


(para Max Simon)


La sangre como agua se derrama
Agua como sangre
Sangre como agua
Por los arroyos de Puerto-Príncipe
¡Ay!
Se cuaja la sangre en pleno sol
Sangre de hombres y mujeres
Sangre de mujeres y hombres
Sangre de muchachitos
Sangre de mujeres y sangre de hombres
Que intentan coger algo de sol
En las ramas de la esperanza
Pero no sólo es así
Tan sencillo
Pues en el país de los makut[1]
El sol quema las espaldas de los negros
Se huye el sol
Y se refugia
A la sombra de una hoja de chapa
En el fondo de los océanos
¡Ay!
El sol corre como agua
Agua como sangre
Sangre del sol
Por las cunetas de Puerto-Príncipe
Se da a la fuga el sol
Por no escuchar
Por no ver
Las ráfagas de los makut
Desgarrar el pecho de los hombres
Hombres y mujeres
Y chiquillos
Que intentan coger el sol
En las ramas de la esperanza
La sangre corre como agua
Agua como sangre
Sangre como agua
Por los arroyos de Puerto-Príncipe
Mas no es así
Tan sólo así
Pues he aquí la esperanza
He aquí la esperanza
Rodando por los cerros
Trepando los cerros
Acarreando agua
Agua como sangre
Sangre como sol
Sol-esperanza
He aquí la esperanza
Por las cunetas de Puerto-Príncipe
¡Ay, ay ay!
He aquí la esperanza
Helos aquí los hombres sublevados
Los despertados zombies
Y tropiezan los makut
Se huyen
Sin vergüenza
En desbandada
He aquí la esperanza
Heles aquí los hombres levantados
Hombres y mujeres
Mujeres y hombres
Y muchachitos
Que pueden saborear hoy
La caricia del sol
En pleno día
Sin más sangre
He aquí la esperanza
Es la esperanza una mujer-picante
Que corre, salta, danza
Levanta sus faldas
Más allá de los arroyos de Puerto-Príncipe
He aquí la esperanza
Ya no se esconde el sol
Se mece
Entre las ramas
Ilumina en adelante
Noches y días
Y los pormenores de los corazones de hombres
Hombres y mujeres
Y chiquillos
¡Ay, ay ay!
He aquí la esperanza!



MEMORIA


¡Extraña cuaresma, en donde caen las lluvias
como en una estación de huracanes!
Alteración de estación...
¿Habrían los hombres contagiado la geografía
De este loco país como un termómetro ebrio?
Pero aquel pueblo balbuceando a carrera de hormigas locas
Aquel pueblo pateando a fuerza de baile
Aquel pueblo corriendo a tiempo perdido
Nadando a pérdida de brazadas
¡Aquel pueblo sin horizonte es tan mío!
¡Sus abortadas iras
Sus ariscas ternuras
Sus risas sin razón
Y sus lágrimas sin cumplidos
Son tan míos!
Yo soy:
Aquel pueblo sin oriente
Que busca su memoria
Alla donde no puede encontrarla,
Un desarraigado cocotero
Un desaguado río
Un archipiélago estallado

(El Mar de las Antillas erosiona el costado del recuerdo)


¿Soy yo?
Un campo de mangos de contra-temporada
De ñames marchitos, de girasoles apagados
Sin embargo si Louverture es mi primo
¡Por todos los santos, devuélvanmelo!
¡Dame oh Anacaona, la Indígena
Tu revuelta!
¡Dame, Soledad,
Tu grito de odio tu grito de amor!
¡Reinvindico a Marti y a Guevara
A Bishop y a Sandino!
Quiero marchar al encuentro
De mi asesinada memoria
Pero, tengan cuidado si la hallo
Será cargada de tanta sangre
De tantas lágrimas
De tanta esperanza
De tantas amordazadas esperanzas
Que será pesada
Llena de savia
Como un generoso seno de mujer
Una tierra fértil por fecundar,
Un campo rico de promesas
De flores nuevas de frutos jugosos
Un campo de donde brotará mañana
Y aquel levantado y orgulloso pueblo
Será el mío...

30 de marzo de 1989




Soy hijo del país de Haití,
Y ese país
Es un barco calado
Inundándose por todas partes.

Mi país haitiano
Es una lancha quebrantada
en el vórtice del ciclón...

Mi padre dice:
“El viento es una larga queja,
Un canto que se mueve sobre los arrecifes,
Un gemido que se ahoga
En la garganta de los hombres, de las mujeres, de los niños,
¡De los balseros fracasados en el lecho deshecho del océano!”
Y los ojos de mi padre cargan lágrimas de piedra,
Mi padre dice:
“El país haitiano es un ciego en una noche huraña,
El zombi extraviado de un macabro ritual,
¡Una promesa que no desea morir!”

Mi madre escucha. Dice:
“Rechazo el maleficio...
Yo soñé con la paz,
Una avalancha de lluvia
Precipitándose desde los cerros desnudos,
Y la vi resrugir en remos de verdor
Cuando la creíamos apagada para siempre,
Y la vi brotar de las entrañas de un país rendido a sí mismo.
Siembren sal, siembren sal,
Y la avalancha de lluvia hará el resto.
Repartan sal, repartan agua.
La esperanza es una planta rebelde
¡Que vuelve a florecer en cada estación!”

Soy hijo de Haití.
Espero en la estación de las aguas y las flores nuevas...

(“Hijo de la esperanza”)








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