martes, 25 de enero de 2011
2903.- FAUSTINO LOBATO DELGADO
- Lobato Delgado, Faustino (Julián Carax). Badajoz, España, 1962.
- Profesor de filosofía
Colabora, como columnista de opinión en el periódico digital Extremaduraaldía.com.
Participa en foros digitales de poesía: Libertad 8.
Diploma de honor en el V Concurso Internacional de Arte “Amico Rom” en Lanciano- Italia (octubre del 98).
Primer premio de Poesía “Villa de Montijo” (2000)
Primer premio en el Concurso Poético de Primavera de la Real Sociedad Económica de Amigos del País (2002)
Premio del II certamen de “Cartas de Amor” del Ayuntamiento de San Vicente de Alcántara.
Bibliografía:
Cuatro momentos para el poema,.Edita Ayuntamiento de Montijo.
Poemario gitano (Colección Uziel);
Pegados al horizonte. Poemas (autoedición);
El vuelo de la Palabra. VV.AA. (Desde el 99. Edita. Ayuntamiento de Badajoz
Quiebros del laberinto. Editorial Nuevas Letras. Badajoz. 2003.
Las siete vidas del gato. (2ª edición) Edita IMCREA, enero 2010
WEB DEL AUTOR:
http://wwwfaustinolobato52.blogspot.com/
NO ACABO DE ENTERARME
No acabo de enterarme,
nunca acabaré de enterarme.
No busco la muerte, la tengo
en un cajón aparte. Amo
sin fingir, para eso tengo tiempo.
La muerte está aunque los huesos
se resistan a aceptarla. Debe ser
que me gusta verlas venir.
Del poemario "De las horas y los momentos"
TRANSEÚNTES
Nos volvimos a besar, fecundos,
besos. Y el amor destapó, libre
de amarres, la pasión. Un rito peligroso
sin igual. Todo se volvió nada, feliz
vacío, en esa danza, limpia,
vertiginosa de los cuerpos, pendientes
de la sombra. Los ruidos, fecundaron
otros ruidos en ese torbellino, limpido,
de caricias donde la piel, perfecta,
se hizo agua y las manos
ciegos transeúntes
agarrados al alma.
Del poemario "Natura"
SÓLO SÉ
No sé cuántas soledades puedo abortar
ni cuántos silencios deshacer, no sé.
Sólo sé que te quiero.
Esta mañana has sembrado
una sonrisa entre mis dedos
y en la boca toda el agua
de los días. Impulso eres.
No sé cuántas miradas puedo descubrir
ni cuántos abrazos contar, no sé.
Sólo sé que me quieres.
Del poemario "Natura"
Hoy recupero a Baudelaire
A veces soy pájaro
en el monocorde sonido
del corazón, que se alegra de verte
y en tu aire planea dejando
atrás ese cielo de nubes
que otro día me impidió
seguir el rumbo.
A veces soy nave que conduce
mi cuerpo hasta la playa del sol
donde un ángel, borracho de luz,
me besa. Mágico sueño repleto
de tu aroma que ofrece
suspiros en este jardín regado
de caricias
y temblores.
A veces fui un pobre diablo
que, lleno de dudas, se consumía
en otro amor lleno de muerte
lejos del calor de tu ropa
que ahora abrasa el alma
de esta piel siempre a punto
de abortar silencios.
A veces soy fiera salvaje
incapaz de sofocar este fuego
que brota en tu presencia,
la dulzura de saber que estás aquí
en un encuentro que reclama la pasión.
A veces soy cielo que huye
de los desastres, reflejo de olas
en este océano donde navego.
Silencioso vivir que mantiene tu rostro
a resguardo del odio de la sangre
que rechaza el abandono.
A veces soy la herida sana
de un profundo desaliento.
Tanto es el amor que no hay culpa
capaz de cubrirme de pecado,
sólo
perdón
para olvidar la miseria del camino.
A Gema en el día de S. Valentín del 2008
Escultor de luces
Gira la vida en este patio de voces
que alimentan geranios agostados
a merced de este escultor que duerme
oculto en los pliegues del alma.
Se aquieta la razón entre las manos
rotas en el círculo imposible
de ese volver atrás que ronda
los oídos de esta carne en vigilia.
Llora el escultor loco de amor,
ante la obra de la luz, un grito
que se asoma al umbral
de este animal que le posee.
Ficción de héroe destronado
que huye de la claridad
con el veneno de las sombras
para morir después
en este mar de anhelos.
No hay marcha atrás, generoso
el abismo devuelve el eco
de una estrella dibujada entre risas.
El escultor repite inocente
la medida del gozo escogido.
El hoy tiene algo de ayer, de ese escultor
que descansa en el fondo de la brisa,
en el olor de las palabras
por decir.
Estabas en Nebraska
Unido a JJ
en este duelo por su madre.
Estabas en Nebraska cuando
tu madre pronunció
el beso de la vida
col
ga
do
a la pen
dien
te grávida
del corazón.
En su rota memoria
jugabas a ser grande
cuando ella traspasó
el umbral de los misterios.
Tenía setenta y tres,
siete
y
tres,
que forman diez,
un número perfecto
en el cielo de Pitágoras.
Mientras el tránsito de su sombra
salta en tu carne
el llanto se agolpa
en el pálpito de las manos,
y el viento de Nebraska
viste de azules el infierno
que nos ata a ese no saber
si nos despedimos
o
besamos.
Te tienes a ti,
sólo
a ti.
Te basta contigo
para robar la brisa
al silencio
y el perfume
del amor
a esa muerte injusta
que nos hace huérfanos
de canto.
Ahora, pares los días
eterna
men
te
hijo
por &nbs; siempre hijo,
en todo momento
hijo,
mientras arañas los minutos
para gozar del cielo de Nebraska
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Gracias Fernando por estos poemas que publicas en este espacio. Saludos desde Badajoz. Un abrazote
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