Javier Payeras
(Ciudad de Guatemala, 1974), es escritor, artista conceptual y tiene estudios en Filosofía y Letras. En la actualidad es uno de los más destacados escritores jóvenes de su país. Ha sido coorganizador del Festival Octubre Azul, director del Centro de Arte Contemporáneo Colloquia, ha asistido a eventos internacionales como el de narradores en Colombia y el Festival Internacional de Poesía de El Salvador. Actualmente trabaja en Editorial Cultura.
Ha publicado varios libros de poesía, entre los que se cuentan La ausencia es 1/4 vacío, Ediciones Mundo Bizarro, 1998; La hora de la rabia, Editorial x 2000; Artificial, Ediciones Mundo Bizarro, 2000 y Soledadbrother, Editorial Cultura. El libro de narraciones (...) y once relatos breves, Editorial x, 2000; y la novela Ruido de Fondo, Magnaterra, 2003. También ha hecho libros objeto y publicaciones experimentales como Terrorismo moral y ético, Ediciones Mundo Bizarro, 1997. Automática 9 mm, Colloquia y El lenguaje es la superficie de otro lenguaje.
Sin embargo hay que escribir. Perder el habla para que las ideas no escapen por la boca, para no sentir que se pierden.
Escribir es huir por el atajo más oscuro. Ese lugar donde permanecen ocultas todas las nomenclaturas.
También es invadir un territorio hostil, la literatura. Un sitio ocupado por nombres resonantes y perfectos, donde es muy difícil reconocerse.
Hay que gritar para defender la ignorancia. La ignorancia feliz de sentirse único al atravesar ese país súperpoblado que es la palabra escrita.
Cuando la luz se agita
puedes oír
a la música
cortándote
cuando la luz se agita
cuando caes en el vacío
de la página
cuando tu lengua
no puedes expresar
puedes oír
la memoria de la memoria
dando tonalidades
a los días vacíos
al ruido desierto
EL SILENCIO Y SUS ESPEJOS
el cadáver palpitante aún del silencio y sus espejos"
Carlos Illescas
música refleja en el aceite la circunstancia y los sonidos
sientes sobrevolarla sobre un abismo
sientes mucho más real/ cortar las entrañas de tu habitación
cada vez que el polvo se agita en el sonido
y deslizas tu mano sobre la página
y sacudes ese silencio
que te encierra
sonido de claridad fluida
fundando un eco
en un cerco de espejos
ruido acumulado de memoria
abres la puerta
y pasan los días sin coloración
tu bitácora/ los puños/el deseo
el ruido que se yergue adentro
adentro
tras una cortina espesa
el cuerpo de palabras
se muestra
desde la otra orilla
de una hoja en blanco
la página no es tuya
entraste deslizándote
hasta su pulpa
como un intruso
Orilla
la oscuridad se desgaja en tu boca
y la orilla trae restos de cristal
restos de música
de luz
de brasas neón
la oscuridad se desgaja en tu boca
y en tu mano los restos
de aquellos cadáveres
en la playa
Marea
claridad envenenada
pasamanos y oleaje
labios ardientes
playa de corazones
esperando
la marea que devore nuestros dedos
hasta secarse
Derrame
no más claridad
solo
música de fondo
desierto y ruido
murmullo y paredes
todo coincide
Colores en el polvo
si vuelven aquellos días
en que la madrugada era
un frasco de estrellas
de balas rápidas
de gente apedreando carteles
de lágrimas cristalizadas y
dientes molidos en un pan de asfalto
aquellos días en que podíamos
llevar el corazón ceñido a la muñeca
acariciar lentamente un rostro
y guardar la mano para siempre
Dividido
hoy tienes otro tiempo/ crímenes de pequeñas luces
caída de las hojas/ todo se ha rendido al azar
un accidente sopla verde desde la luna
sangre en tinto hace latir sus venas veloces
criaturas de papel y teatros fotográficos
fulminados de alma/ lluviosos de días
por cicatrizar su dolorosa piel
surco de ráfagas/ agita banderas
blanca explosión del estío
filtrando el cristal con sus gritos
ni remordimientos sin leyes precisas
su demasiada carga/ un golpe leve del viento
velocidad inaudita de tanta claridad
de flores sedientas/ la pared
dividido incendiar en el vacío
lo que es/ lo que persigue
la música que brilla entonces como aceite
un satélite crisálida/ pan destrozado
gotas de nieve rancia/ en compás
recorren músculos trenzados los puentes
piel/ locura/ otoño/ vena de sangre espesa
buscando morir en el charco
Aurora
aurora dinamita en la noche todos los párpados
aurora huye tras la bóveda de un pájaro
aurora extiende los números de un cristal
aurora avanza entre acertijos de lágrimas
aurora envejece como agua en el vaso
Noviembre
una foto-un fusil rojo-un dedo del cielo
haciendo sonar mar de fuego mar de luz
mar de días en la ceguera de la página
tanta luz que del cuarto escapa con
tos de himno que sube en lava ardiendo
ardiente vaciar las venas en el aire
ardiente vaciar salivando esperanza
http://www.artepoetica.net/javier_payeras1.htm
NO HAY MUERTE (ANOTACIÓN)
1
El piloto se estrella, pero sigue acelerando. No retrocede, sigue estúpidamente hacia el frente y las personas detenidas viendo el espectáculo se ríen. Algunos lo ayudan a salir, otros lo alientan para que siga destruyendo su carro contra el poste de alumbrado. Me pregunto ¿Lo hace por su propia voluntad?, ¿no sabe conducir? ¿viene intoxicado? Sólo sé que insiste, sólo sé que sigue acelerando su vehículo hasta dejarlo inservible.
2
Desayuno escuchando Fabuestereo: Frank Pourcel. ¿Fui feliz en aquellos tan lejanos sábados cuando mi madre sintonizaba la radio? Negroazulygris. Aquel primer libro de Julio Cortázar.
Maldita sea la nostalgia.
3
No asumir la miseria; no temblar. Quedarse quieto como la hoja que terminó de caer.
El ruido volverá contra el ruido y las palabras perforarán las palabras.
El silencio mueve todo; pero es un arma reactiva.
Dolor es hablar frente a una hoja caída y silenciosa.
4
La calle del perro muerto, donde la gente va con sus bolsas del mercado.
Las niñas llevan abrigos y tienen sus regalos de navidad. Hay oscuridad y apenas son las cinco de la tarde.
El perro tiene los ojos abiertos y la lengua de fuera.
Por encima las familias pobres van conversando acerca de sus compras. Buscan la parada de su autobús.
5
No existe algún cambio. Todo cambio es preexistente.
6
Salida al mar.
Siete años para volver a la playa.
Siete años esperando lampos de cielo claro.
7
¿Horizonte recto o curvo? Un ave fuera del nido: calma-baja-zambulle. El destino de las olas. El canto de un gallo en la orilla.
El oleaje arrastra conchas y micro conchas. Arena de playa.
El mar es la remota grandeza. Livingston: pueblito en la bahía.
El mar es la métrica del sonido.
En cada palabra cabe una intención. Dejaré de hablar.
8
Esta noche es un globo oscuro. Orlando de Virginia Woolf habla de un hombre que al despertar es mujer y es otro siglo. Habla de un poema. Del silencio. Habla de enterrar y jamás abrir de nuevo la fosa.
Ya no importa escribir acerca de un Yo podrido. Importa el difícil acto de pensar.
9
La boca se abre, pero la boca no piensa.
El lapicero se mueve, pero el lapicero no piensa.
10
Tanto que se hace viejo al llegar ese extraño vacío.
Sobrevive la habitación silenciosa.
El ruido siempre se apaga.
El brillo vuelve al silencio
Esa es la verdad del refugio, no la del temporal.
11
Sendero: caminar en silencio sobre la grama.
La grama es como nacer, pero el silencio es como morir.
Con los ojos cerrados se ve la caída.
12
A momento la catarata de imágenes. Respirar sin congestión. Viene el sueño.
13
Que las voces, los rostros, las letras y el sabor amargo de las despedidas se borren
Claridad es sostenerse.
Poesía en mis pensamientos, poesía en mis acciones, poesía en mis palabras o en mi silencio.
14
Algo se adelanta al trazo de lo que pensamos.
15
El ojo busca partículas. Tonos de vida.
16
Pensar distinto es escribir distinto, ambas cosas necesitan educar la mirada, hacer ensayos instantáneos.
La vieja ciencia.
La tristeza inteligente.
17
Concentrar luz y sombra antes que llegue el minuto.
El minuto se ha ido.
Se ha ido lo anteriormente dicho.
Queda la memoria de la luz y de la sombra.
18
Afuera veo hogueras encendidas y misteriosamente abandonadas.
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