miércoles, 15 de septiembre de 2010

1113.- KWANG-KYU KIM


Kwang-Kyu Kim nació en Seúl, Corea, en 1941. Poeta, profesor universitario y traductor de Heinrich Heine y Bertolt Brecht, entre otros. Realizó estudios de Lengua Alemana en la Seoul National University, idioma que enseña en el Departamento de Literatura de Hanyang University. Libros de poemas publicados: Shiron (1975); Urirul choksinun majimak kkum (1979); Anida kurohchi ant´a (1983); K´unaksanui maum (1986); Chompaengich´orom (1988); Aniri (1990); y Mulkil (1994). Una selección de sus primeros tres libros fue traducida al inglés y publicada en Inglaterra bajo el título de Faint Shadows of Love (Forest Book, 1991). En sus poemas abundan el humor, la ironía, la sátira, y la pasión ecologista, elementos que le dan un lugar singular entre los actuales poetas coreanos.


Poemas de Kwang-Kyu Kim




País de las neblinas

En el país de las neblinas
siempre entre neblina
nunca pasa nada
Y si pasara algo
no se puede ver nada
por la neblina
Cuando se vive entre la neblina
uno se acostumbra a la neblina
y ya no quiere ver nada
Por eso, en el país de las neblinas
no querrías ver
hay que oír
no puedes vivir, sin oír
y las orejas comienzan a crecer
Gente como conejos
con orejas blancas de neblina
habitan el país de las neblinas









Monte de ánimas

En mi pueblo natal había un monte extraño.
Era el monte de ánimas y nunca nadie lo escaló.
El monte de ánimas no era visible de día.
Mientras que una niebla densa cubría la mitad de abajo,
las nubes tapaban lo que sobresalía; sólo
nos quedaba adivinar dónde se ubicaba.

Tampoco se ve de noche el monte de ánimas.
En despejadas noches claras a la luz de la luna y con estrellas uno
sí podía echar una mirada fugaz a su figura negra,
pero era imposible decir su altura o su forma.

Un día me sobresaltó el deseo repentino de ver el monte
de ánimas -nunca abandonó mi corazón- tomé
el bus rápido a mi pueblo natal. Pero cómo me cuesta
decirlo, el monte de ánimas había desaparecido por completo, y al
preguntar a los habitantes del pueblo, ya desconocidos para mi, juraban todos,
que en esta región nunca había habido semejante monte.








¿Espíritus

Pssst
Mira el coche negro
que se avecina por la oscuridad
Mira este hombre en ropa cotidiana
que desaparece fumando por el callejón
Mira estas manchas de aceite extendiéndose por el suelo desolado
Mira estos pedazos de hierro diseminados por la calle

Si no ven los rasgos de los espíritus
deben de ser ciegos

Están en el polvo suspendido, en el cemento
que se asienta con cada respiro en el pulmón
hasta ahogarnos finalmente

Si no oyen las voces de los espíritus
deben de ser sordos

Oigan las voces de aquellos cadáveres
que se pudren hundidos en el agua
Oigan las voces de aquellos cuerpos maltratados
colmar por cada chimenea el cielo
Oigan el quejido de la boca terca, que no abre los labios hasta el fin
Oigan resonar los gritos de las órdenes del desfile por la serena plaza sin árboles

Pssst







Muerte de un cangrejo joven

Un cangrejo joven
capturado junto a su madre tropieza del cesto de un vendedor
mientras los cangrejos grandes penden de una cadena de paja
escupiendo espuma y matraqueando inútilmente con sus tenazas
huye, gatea de costado por el asfalto
en busca de su niñez, el juego de las escondidas en el lodo,
la libertad del mar
Estira sus ojos, mira por todas partes
y luego muere bajo las llantas del camión militar
totalmente aplastado
Donde se pudre su cadáver, de un lado en el polvo
asciende una luz celestial que nadie vislumbra.


Traducciones desde el alemán por Jona y Tobías Burghardt

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