Florencia Smiths
San Antonio, Chile 1976.
Nací en Santiago, 1976, pero vivo desde siempre en San Antonio.
Profesora de Castellano y Licenciada en Educación de la Universidad de Playa Ancha de Valparaíso (2002).
Ejerzo como tal en San Antonio desde el 2003.
-He publicado en antologías:
*Antología 21 poetas de la Universidad de Playa Ancha. (1999)
*Antología Poética “Viernes, veinte horas”, Taller Veinticuatro, Centro Comunitario Padre Hurtado, Las Condes. Claudio Geisse editor. (2001)
*Creación desde la palabra, UTFSM de Valparaíso. (2001)
*Antología Poética Universidad de Playa Ancha (2002)
*Antología de la joven poesía de Valparaíso “El mapa no es el territorio”, Editorial Fuga. Ismael Gavilán. (2007)
*Antología Poética Des-aparecido, Valparaíso. Ediciones Comuna Memoria (2007).
-He participado en encuentros y lecturas públicas de poesía:
*Carnavales Culturales de Valparaíso (2001)
*Encuentro Internacional de Poetas CHILE-POESÍA, Santiago (2003)
*Encuentro Internacional de Poetas Jóvenes POQUITA FÉ, Santiago (2004)
-Actualmente formo parte del Taller de Escrituras Buceo Táctico de San Antonio y de la re fundación de la Editorial Economías de Guerra, también en este puerto.
http://florenciasmiths.blogspot.com
http://tallerbuceotactico.blogspot.com
Las Muertas
Tú
Tú me vas
Tú me vas a venir a decir
Tú me vas a venir a decir a mí
Que estoy prestada
Que no puedo parir
Ni por la boca
Ni por el vientre
Que no puedo hacerme la renuncia
A mi debilidad
Que no puedo asomarme a esa casa
Morbosa
Donde la muerte hizo de su cuerpo
Un hijo de ninguna vida
Donde justo en el centro de la herida infecta
Me esta creciendo una plaga que no se parece a ninguna de las mil
Y esa ruina
Me esta llenando una palabra entera por dentro
y al mismo tiempo me esta perforando
Justo ahí
Donde nada de mí se parece a nada de ti ni de nadie
Tú acaso
Alguna vez
como nula vez
me vas a venir a decir
Que tengo la voz hecha un hilo
apenas un silbido de páramo desierto
apenas un cuchillo y una tocadura accidental
y que si no fuera por esta sordina de voz que me queda
No podría reconocérseme el silencio nefasto que aguardo
Porque estoy prestada
Porque no sé decirme dejar de expeler así
Porque no sé darme de comer cuando hace frío
Porque no sé abrigarme cuando nadie me conoce
Porque no sé mentirme cuando los hechos están abiertos ante mi
Porque no sé colmarme si apenas me soporto
tampoco sé sostenerme si malamente me paro en amargo
Porque no sé cantarme la duda tal como viene
Porque no sé conducirme sin estos gestos pesados de la mente
Porque no conozco la adaptación sino a un margen
Porque no puedo soslayarme ante mis huidas
Porque no puedo ocultar la marca que castiga a mi cuerpo
y sin embargo me ato el paso
y sin embargo me cuezo la demora sin irme
Porque no convengo decir atenerme deberme obedecerme
En alguna parte del resto del miedo
Ese cadáver y ese mundo
mal se leen
Porque no doy altura ni asco suficiente
Para dejar de expelerme así
Para dejar de manifestar esta arcaica sola manera
Para dejar de estar siempre
en la parálisis
en la fractura
en el hueso desfasado
en el frío tarde y atiborrado de surcos
Y me doblo
Tan tensa como me soy me doblo
y sé guardarme
Aunque a veces me sobrevenga el riesgo de partirme
me doblo y me incomodo y pareciera que fuese a quedarme así en el desajuste
y sigo ensayando hasta hincharme y endurecerme
y quizá mutilarme sin verme
mientras tú
Tú vas
Tú me vas
Tú me fuiste a decir
Tú me quisiste
decir
que No
que esta parte mía
como ajena me es
no saca no corta no duele no aguanta
cuando se la golpea
Tú me hiciste decir
que yo lo quise
que sin mí no habría catástrofe
y yo, Catástrofe
y el crimen
y mi ancho paladar abierto
y mis costillas duras
y mi aliento suicida
y mi parte mas abierta
se borrarán de una memoria debilitada cuando amanezca
Tú me hiciste repetir
que no
Que sin mí ni mi suceso
No habría cárcel de carne
No habría ventanas selladas ni puertas descerrajadas
Que sin este porte ni este género
No habría las ganas
De más
Es por esto que ahora vienes
Te allegas sosteniéndome en las muñecas
Y así
Toda cosida como estoy
No te hablo
No sé hablar cuando tengo la lengua rota
Y nadie se acerca para abrirme
Para que salga esa espera
Esa tortura
Esa palabra que me creció hinchada
Y que dice No
Que se dice No
Que se sabe No
Que se inventa No
He de aprender a darme
A mentirme
A abrigarme
A decirme
A cantarme
A conducirme
A definirme
Esos son verbos que nunca olvidamos
Es sólo que la historia nos hizo suponerlo
Es solo que no estaba contemplado demorarse
Ni que el día de hoy nos dieran en llamar
Las Muertas
*Texto escrito para ChilePoesía 2008, martes 25 de noviembre, Día internacional de la no violencia contra la mujer, lectura en la Plaza de La Constitución, Santiago.
Hay niños
Hay niños bajitos que aprenden a estirarse en cuerpo y mente como un equilibrista del fuego elástico en las sienes
Hay niños de pelo oscuro que impulsan a las neuróticas a campos de dulces concentraciones y torturas
Hay niños de gestos torpes que no saben prender bien el cigarrillo de la mujer pero que al quemar poco a poco el dedo índice le encienden una hoguera de recíproca fugacidad
Hay niños atentos educados como orfanatarios en donde asienten a las más mínimas órdenes sean estas sexuales o no
Hay niños pulsionados y llevados a torrentes por sus vasos coagulados de puro gesto
Niños que buscan hombres y mujeres para sentirse menos solos para sentirse bien amados hasta cuando amanece bien temprano y se dan cuenta que la piel se les está arrugando
Hay niños que altos en su compostura implantan una mirada definitiva en las cortezas de los ojos de otras niñas
Ellas se ilusionan porque piensan que los niños altos con el pelo revuelto miran así para siempre y las arrojarán a sus brazos como testigos impávidos de asesinatos múltiples
Hay niños grandes de manos de pianista en alguna pauta perdida niños de uñas blancas casi transparentes como sus palabras desperdigadas en el ocio de una noche borracha
Los silencios de esos niños ángeles son como costritas que se posan leves en la epidermis del deseo y las niñas ancianas osan tocar las escamas como evidenciadas ante un acontecimiento elemental de suspicacias
Hay niños que temen un poco cuando se les ama
Hay niños que piensan que las citas a medias en bares de hoteles no tienen más destino que escribirlas en cuadernos antiguos y a cuadros
Hay niños profanos y fugaces, emancipados en las fiestas de sus magnetismos eternos
Hay niños blancos de cejas castañas que alimentan pasiones de niños en la fuga de un cuadro en el punto de una coma existencial
Hay niños amados que uno sin conocer ya está adorando y cuando llegan
Las miradas son la comprensión de una letanía imposible e inigualada de tanto esperarla
Hay niños bellos como la prisión de los bosques a cierta hora
Niños que acuden a los sueños porque sus cuerpos están hechos de inconsciencia pura
Hay niños suaves y viajantes en los ojos de los trenes en la noche a punto
Hay niños que cuando abrazan resquebrajan y mutilan quietamente la presión de la muerte en la espalda tensionada
Hay niños cruentos veloces displicentes asombrosos cuando hablan
Hay niños de todos y de nadie
Niños que se dominan solos y que nadie sabe controlar porque no son predecibles como el frío en los dedos y en los huesos
Hay niños que dicen te quiero lento y bajo
Hay niños malcriados y hermosos que ciegan al sol con sus movimientos retardos
Hay niños que he visto que he tocado que he coloreado
Pero nunca había conocido a un niño hecho de ángel a oscuras
en la cofradía de las especies
en la lubricación de palabras que vienen no sé de dónde
nunca así había desde niña sido embebida por un niño de-mente
que en su locura lógica determinara los rasgos de las huidas y los bordes traspasados
hay niños ciertos
pero de tan inmensos la falsedad asoma sin querer en sus textoscuerpos
De pronto una pena
De pronto una pena
no se sabe cómo ni de dónde
una tristeza envuelta en un vacío
en un espacio de nada
ganas de germinar en noche
en cuerpo amado
ganas de tener la vida entera
sin carencias
una cobardía de no poder romper
este círculo ordinario
de supervivencia
de no arrancar al viaje definitivo
de no perseguir
-o haber dejado de perseguir-
a la inestabilidad fructífera
tal como en mis mejores días.
Duda de vivir
por lo tanto
duda de ser
de escribir
duda de no decir nada
durante años.
Manías irreversibles
que me esconden
por debajo del control.
Temor de no poder romper
la cáscara
de la casa
la misma que salvaguarda
la infancia y la muerte.
Pero buscar la protección en sí mismo
acaso de pronto,
¿y por qué no?
en un cuaderno
en una canción
en una calle
en un simple poema.
Saliendo de San Antonio
Abandonar
la ciudad con perros
tan rápido como vaciar el alma
como abrir la garganta
y dejar salir los gritos
es un acto
reflejo-complejo.
Un acto desenfocado
para la madre viuda
y atreverse a dejarla sola
encima del mantel a cuadros
bebiendo la espera oxidada
al fondo de la taza.
Entonces uno planea la huída
tal como nada y como siempre
yéndose poco a poco
como si la gota no fuera el mar
y como si la sangre
de un solo cuerpo
no fuese toda la humanidad.
Más aún si en la calle
los escolares se pasean embobados
distraídos del margen
de la vereda
pisando la basura desperdigada
la cola de los perros
más aún si alguno de ellos se parece
a un antiguo hombre que uno quiso.
Dejar la ciudad de siete y media
completamente oscura
completamente cercada
por el pasado y su marca
-“porque todo tiempo pasado fue peor”-
y decirle a uno
que no importa
que algún día
las cosas –y las casas- van a cambiar
y ese dolor
de salir a buscar la vida
a otra parte,
pasará.
Mi conexión con el inglés
Para Krzysztof
Mi conexión con el inglés
sólo se entiende
en la medida en que mi sangre
y mi carne
leen las palabras
de mis canciones
al son de un invierno
de máquina
de fábrica oxidada
al ritmo de una lluvia londinense
al paso de un reloj parado
en la punta de una torre
-the-top-of-the-pop.
La pronunciación impecable
de la boca vibrante simple
tiene mucho que ver
con el latido bilabial-bipolar
del carácter ofuscado silencioso
y sólo se comprende
al compás
de una melancolía manchesteriana
al son de una cadencia seca
cortante
tal como los ingleses decían
hey, tícha, liv dos kids alón.
Pero les pido
no me malinterpreten
no es moda tardía
no es pretensión de aprendiz
yo
sólo entiendo
mi conexión con el inglés
en la medida
en que se entiende
mi carne
con mi sangre pasada
es todo.
La medida
Él conoce
la medida
de los dedos
La frente
coronada
por un solo deseo
La avaricia del tiempo
la huida
de su mujer
al margen
-pero no es la sangría,
es el margen-
y él la conoce
allí
en la orilla
Sabe
que se repliega al borde
por puro no decir
no saber hacer
Y porque él conoce
la medida
ella rompe el margen
se debilita en el arranque
Y ambos huyen
página abajo
con la tinta
y la espera
agolpada en los ojos.
Se ha soñado demasiado
Se ha soñado demasiado
hay noches
llenas de piruetas
la conciencia –ese bicho detestable, brillante, duro como piedra-
ha mostrado
la envergadura de los recuerdos
la magnitud
de las imágenes escondidas
Pero qué insólito ciclo
de sueños
al amparo de palabras torpes,
pensamientos recortados
de una realidad enardecida...
Yo
no quiero volverme
un sinónimo más
en este poema.
Hay alguien
Hay alguien que arma
los papeles que yo rompo
las venas que yo corto
las cosas que no digo
alguien escribe escondido
los poemas que no hago
llora lo que no puedo
grita
cuando no me sale la voz
Alguien desdichado
cuando yo no sé explicar la tristeza
-¿es tristeza?-
mudo cuando duermo
febril cuando beso
eufórico cuando amo
doliente cuando suspiro
Alguien debilitado
de mis preguntas
hostil de mi tanto odio
de luto por mis muertes
Cansado
de tanto margen.
Para la poesía
Me gustaría dedicarle
este día a la poesía
salir a buscarle
hacerle reverencias torpes en la playa
mirarla
en los ojos de un perro
morderla
en la espesura de una hora sola
sacarle fotos
en las riberas de las rocas
-como a una madre provinciana-
Y no tener
que explicarle a nadie
por qué tengo
un día tan cargado
de palabras
Leerla entera
en la hoja de este viento helado
armarla
en una caminata
por el borde de esta costa mía.
16 de agosto
Una ventanita para mirar por los 28
apenas una ranura indiscreta
para observarme
para grabar la forma
en que la vida ha tomado cuerpo
en mi carne
Una ventanita como en un cuadro:
los años de universidad pasando
las conductas, los deseos, los sigilos
la soledad
como un hondo agujero en el pecho
¿acaso se puede mirar por ese agujero?
y ver hacia el otro lado
un horizonte enlutado
un parasiempre a los 9
una ranura de seda agrietando el pasado
Pero ya no tengo suerte con las palabras
digo mal la vida
a los 28 digo apenas mal la poca vida
y me asusto imaginando
el paisaje a los 40
Una ventanita empañada
que a los 9 se limpia
con una manita blanca
con una palabra garabateada en un diario
con una señora robusta a mi espalda
mirándome de frente
a través del espejo
en que me miro estupefacta.
Sola
Sobre la piel de mi palabra
se quema el tiempo de tu cuerpo
el intervalo del cigarro entre tus dedos y mi aliento
-la pena que tengo no cabe en ti-
Oigo a mis manos clavar en mi corazón
y me imagino una pena antigua
quizás esta se parezca a ésa -la de antaño,
aunque tal vez haya una gran diferencia en sus distancias:
un día como hoy
Un día con esta pena.
Con esta música.
Con esta conversación escondida tras mi espalda.
Bajo mi cuerpo tenso. Tenso como una garganta en una pena.
En un vaso de vino.
En una noche de esas (éstas)
cuando el domingo rebasa la ventana.
La cuadra. El margen del poema.
El cuerpo del poema.
El cuerpo MÁS poema.
Lianas
Para S.M.
En el espacio que deja tu cuerpo distante al mío
yo tiro palabras como lianas
para ir donde tu cuerpo
y volver al mío con lentitud de sombra
ahora soy un paréntesis en este libro de notas
yo soy el paréntesis
y tú te has convertido en el libro.
Bordes
Toma toda esta piel
me estoy desbordando
caigo por las orillas de las cosas
resbalo en la superficie
de este silencio
soy toda ya
demasiado
algo
y
alguien
que busca ser tomada de piel
toda
por ti
causando el caer
Escritura del Objeto
Queremos riesgo
Buscamos el desvío, porque los caminos ya están pavimentados
La ruta del desvarío, de la desintegración de la virtud
Borrachos vencemos al verdugo de nuestro cuerpo
porque preferimos esculpirnos una violencia de pulsión
Rasgamos palabras con las mismas manos con que
poseemos la carne, con los mismos dedos con que hemos
apuntado nuestra lasitud
Nos volvemos otros a cada instante
nos instalamos en las nuevas concepciones del honor, en los altos
conceptos de la infección
Perdidos en la borrachera de derrotarnos
entre nosotros
escudriñamos el objeto que designamos dentro
Abusamos de las ausencias ahí sin tocarnos
Las heridas se van transformando en substratos de pequeñas muertes
Y morimos un poco
A pedazos hacemos el poquito de muerte que nos corresponde
Mordemos el hueso graso que nos convoca a un hambre mortal
No contemplamos verdaderamente el aspecto
de nuestra clandestinidad
Nos abrimos mar adentro gente en fila en las orillas
Sabemos perecer por el nombre y a la hora requerida
Nos salivamos estúpidamente mientras la
imagen de la pantalla electrifica lo anverso
de nuestras rodillas
Ocupamos el frontis de una fachada
de un deseo
como un hábito mal tenido
acechamos el disturbio en cualquier instante
El mayor peligro es lo que aún no ha sucedido
lo que no atisbamos
Nos escondemos tras la caparazón de una noche pueril
una noche que testifica
el partir, la redención
el catastro de todas las muertes en la espalda torcida
con sus metales incrustados a destajo
El cuerpo está roto porque no ha sabido hablar
la parálisis de las palabras más duras le ha
vuelto una contención condenada al derrumbe
Cuerpo desencajado, muslos quebrados
por el ritmo de un golpe sin par
Huesos triturados por la designación de un mal hablante
que con sus dientes proclama el mordisco inaugural
A deshora queríamos encontrar el ojo de un riesgo que nos
llevara al miedo
y del miedo al vértigo
y del vértigo a la más antigua destrucción
Pero no logramos percibir el punto de vista de un objeto triunfador
Es eso lo que nos ciega
es eso lo que nos hace agua
Instalado allí
en su grandeza de objeto de primera -o cuarta- categoría
El otro nos aísla
Albergando la certeza de una fascinación
Hasta no poder concretar
ciertas definiciones
de un cuerpo a-r-mado
Ahora habrá que hacer el tajo
en el pecho
en plena fecha de renuncias
de fisuras
así como un delito de Fe
Habrá ahora que hurgarse las partes malsanas
desahuciados
desconocidos
y sin nombre
Escribiendo mal incluso
El soporte ajeno que nos limita.
Cerquita de mí
Aquí, cerquita de mí, quiero que te sientes, quiero que te sientes y me des agua, quiero que me pongas las gotas de agua con el dedo en los labios, en la herida roja que maquillo para intimidar a las demás. Cerquita, así de cerca, siéntate y lámeme la cara, la mejilla, el mentón, con el agua simula mi sudor, acércate y aférrate a este delimitar líquido de un rostro desconstruido por un deseo carnal. Siéntate, quietito, con el dedo bien mojado, pásalo por los ojos, yo voy a cerrar los ojos cosidos, los voy a abrir, van a estar mojados y, ambos sentados, trataremos de dibujarnos los rasgos perdidos por la violencia del pacto. El agua lo cura todo, así dicen, pásame el contorno de tu dedo húmedo por el bosquejo de una cara que todavía no termino, que aún avanza entre las propuestas de tantas otras, por no reconocer su encuadre, su marca, sólo sé mirar el tajo de la boca que gotea porque se ha juntado el agua con el aceite sangre mientras acomodas tu cuerpo a la silla, incómoda y cuadrada.
Siéntate y aquéjame, mírame de reojo, no tengo pretensiones de apuro, hay un vaso de agua lleno, hay secuelas de mí que piden agua, porque son los rostros y los daños, las damnificaciones de todo lo que atenta contra este pequeño pliego de carne; las miradas, los gritos, los besos, los golpes, los gestos, los movimientos serios. Arroja tu mano en mi pelo. Deja que este tajo gotee hondo y haga una posa en mi regazo raspado, descuerado, en mis piernas rajadas de orillas y de cortes que tantos filos de espejos le han hecho para que se marque.
La fuente de andrógina
Andrógina se lava el cabello en una fuente de semen
Andrógina sabe que en sus vellos se enredan las uñas de la codicia
De cuerpo desnudo se somete a la fuente de rosas vírgenes
Y se entierra una espina en lo hondo de su muslo más blanco
Andrógina canta lánguidamente danzando entre los pétalos
Y no sabe que tiene la palidez del mármol muerto
El color de una bestia en celo
Ahoga su piel en lamentos de terciopelo rojizo
Y cada jardín que la vigila tiende a aquella fuente
Sueña con ella
Y la desea…
Pero, repentinamente
Andrógina tiembla
La sangre revienta desde el interior de su cuerpo
Como un querubín asustado se tapa la vergüenza a dos manos
¡Es que la han visto! ¡La han descubierto!
Todos estaban mirándola
Mientras ella cantaba inocente y afable
El himno erótico de su raza
Por entonces
Quiere beberse el agua de la fuente esmaltada
Pero coge apresuradamente los pétalos mortecinos
Se tapa con ellos
(Los espectadores permanecen atónitos)
Andrógina vomita el semen de su pelo
…Ellos se acercan…
Ella tiene miedo.
Hay niños
Hay niños bajitos que aprenden a estirarse en cuerpo y mente como un equilibrista del fuego elástico en las sienes
Hay niños de pelo oscuro que impulsan a las neuróticas a campos de dulces concentraciones y torturas
Hay niños de gestos torpes que no saben prender bien el cigarrillo de la mujer pero que al quemar poco a poco el dedo índice le encienden una hoguera de recíproca fugacidad
Hay niños atentos educados como orfanatarios en donde asienten a las más mínimas órdenes sean estas sexuales o no
Hay niños pulsionados y llevados a torrentes por sus vasos coagulados de puro gesto
Niños que buscan hombres y mujeres para sentirse menos solos para sentirse bien amados hasta cuando amanece bien temprano y se dan cuenta que la piel se les está arrugando
Hay niños que altos en su compostura implantan una mirada definitiva en las cortezas de los ojos de otras niñas
Ellas se ilusionan porque piensan que los niños altos con el pelo revuelto miran así para siempre y las arrojarán a sus brazos como testigos impávidos de asesinatos múltiples
Hay niños grandes de manos de pianista en alguna pauta perdida niños de uñas blancas casi transparentes como sus palabras desperdigadas en el ocio de una noche borracha
Los silencios de esos niños ángeles son como costritas que se posan leves en la epidermis del deseo y las niñas ancianas osan tocar las escamas como evidenciadas ante un acontecimiento elemental de suspicacias
Hay niños que temen un poco cuando se les ama
Hay niños que piensan que las citas a medias en bares de hoteles no tienen más destino que escribirlas en cuadernos antiguos y a cuadros
Hay niños profanos y fugaces, emancipados en las fiestas de sus magnetismos eternos
Hay niños blancos de cejas castañas que alimentan pasiones de niños en la fuga de un cuadro en el punto de una coma existencial
Hay niños amados que uno sin conocer ya está adorando y cuando llegan
Las miradas son la comprensión de una letanía imposible e inigualada de tanto esperarla
Hay niños bellos como la prisión de los bosques a cierta hora
Niños que acuden a los sueños porque sus cuerpos están hechos de inconsciencia pura
Hay niños suaves y viajantes en los ojos de los trenes en la noche a punto
Hay niños que cuando abrazan resquebrajan y mutilan quietamente la presión de la muerte en la espalda tensionada
Hay niños cruentos veloces displicentes asombrosos cuando hablan
Hay niños de todos y de nadie
Niños que se dominan solos y que nadie sabe controlar porque no son predecibles como el frío en los dedos y en los huesos
Hay niños que dicen te quiero lento y bajo
Hay niños malcriados y hermosos que ciegan al sol con sus movimientos retardos
Hay niños que he visto que he tocado que he coloreado
Pero nunca había conocido a un niño hecho de ángel a oscuras
en la cofradía de las especies
en la lubricación de palabras que vienen no sé de dónde
nunca así había desde niña sido embebida por un niño de-mente
que en su locura lógica determinara los rasgos de las huidas y los bordes traspasados
hay niños ciertos
pero de tan inmensos la falsedad asoma sin querer en sus textoscuerpos
Narciso y nuestra infamia
A veces hablo con Narciso de nuestra infamia.
Me río de su figura con una nostalgia imperecedera,
Atroz.
Él logra hacerme llorar con su belleza.
Y no me deja tocarlo,
Por miedo a que pueda rechazar tanta perfección.
Nuestros orgullos se alzan sobre nuestras cabezas.
Flamean las banderas del éxtasis en nuestra patria.
Canta el sol la fortuna de alumbrar nuestros ojos.
No puedo amar a Narciso por más que lo desee mi cuerpo, yo misma.
Me traiciono, a veces, mirándolo de soslayo,
Y él apenas voltea, en actitud más lánguida que un lirio
Al que le lloviera el rocío.
Narciso, Narciso…
Déjame alcanzarte para entender que también soy débil y preciosa.
Déjame poseer el pálido reflejo de tu carne saturada de salud.
Permite que te toque, que cuando apenas te roce en una escena privada de luz,
Yo me pregunte dónde, ¿Dónde perdimos la humildad que fomenta la fuerza?
¡Oh Narciso, si he de ser pulcra por admirar mi delicadeza, hazme vana!
Hazme aún más viciosa y salvaje que tu dios.
Quiero ser aquella primera que destruya tu esfinge.
Cual Medea envenenada por la acción brutal de desenmascarar, de destronar,
De develar aquello fiero pero enfermo de tu lid.
Mi adonis, mi dueño ideal, deja de contemplar las aguas de diamante que te embriagan.
Yo, he roto la leyenda, acaso para ahogarme esta primera y última vez
en el espejo terrible que surca mi frente espontánea…
El espejo de la Muerte.
Hay niños de pelo oscuro que impulsan a las neuróticas a campos de dulces concentraciones y torturas
Hay niños de gestos torpes que no saben prender bien el cigarrillo de la mujer pero que al quemar poco a poco el dedo índice le encienden una hoguera de recíproca fugacidad
Hay niños atentos educados como orfanatarios en donde asienten a las más mínimas órdenes sean estas sexuales o no
Hay niños pulsionados y llevados a torrentes por sus vasos coagulados de puro gesto
Niños que buscan hombres y mujeres para sentirse menos solos para sentirse bien amados hasta cuando amanece bien temprano y se dan cuenta que la piel se les está arrugando
Hay niños que altos en su compostura implantan una mirada definitiva en las cortezas de los ojos de otras niñas
Ellas se ilusionan porque piensan que los niños altos con el pelo revuelto miran así para siempre y las arrojarán a sus brazos como testigos impávidos de asesinatos múltiples
Hay niños grandes de manos de pianista en alguna pauta perdida niños de uñas blancas casi transparentes como sus palabras desperdigadas en el ocio de una noche borracha
Los silencios de esos niños ángeles son como costritas que se posan leves en la epidermis del deseo y las niñas ancianas osan tocar las escamas como evidenciadas ante un acontecimiento elemental de suspicacias
Hay niños que temen un poco cuando se les ama
Hay niños que piensan que las citas a medias en bares de hoteles no tienen más destino que escribirlas en cuadernos antiguos y a cuadros
Hay niños profanos y fugaces, emancipados en las fiestas de sus magnetismos eternos
Hay niños blancos de cejas castañas que alimentan pasiones de niños en la fuga de un cuadro en el punto de una coma existencial
Hay niños amados que uno sin conocer ya está adorando y cuando llegan
Las miradas son la comprensión de una letanía imposible e inigualada de tanto esperarla
Hay niños bellos como la prisión de los bosques a cierta hora
Niños que acuden a los sueños porque sus cuerpos están hechos de inconsciencia pura
Hay niños suaves y viajantes en los ojos de los trenes en la noche a punto
Hay niños que cuando abrazan resquebrajan y mutilan quietamente la presión de la muerte en la espalda tensionada
Hay niños cruentos veloces displicentes asombrosos cuando hablan
Hay niños de todos y de nadie
Niños que se dominan solos y que nadie sabe controlar porque no son predecibles como el frío en los dedos y en los huesos
Hay niños que dicen te quiero lento y bajo
Hay niños malcriados y hermosos que ciegan al sol con sus movimientos retardos
Hay niños que he visto que he tocado que he coloreado
Pero nunca había conocido a un niño hecho de ángel a oscuras
en la cofradía de las especies
en la lubricación de palabras que vienen no sé de dónde
nunca así había desde niña sido embebida por un niño de-mente
que en su locura lógica determinara los rasgos de las huidas y los bordes traspasados
hay niños ciertos
pero de tan inmensos la falsedad asoma sin querer en sus textoscuerpos
De pronto una pena
De pronto una pena
no se sabe cómo ni de dónde
una tristeza envuelta en un vacío
en un espacio de nada
ganas de germinar en noche
en cuerpo amado
ganas de tener la vida entera
sin carencias
una cobardía de no poder romper
este círculo ordinario
de supervivencia
de no arrancar al viaje definitivo
de no perseguir
-o haber dejado de perseguir-
a la inestabilidad fructífera
tal como en mis mejores días.
Duda de vivir
por lo tanto
duda de ser
de escribir
duda de no decir nada
durante años.
Manías irreversibles
que me esconden
por debajo del control.
Temor de no poder romper
la cáscara
de la casa
la misma que salvaguarda
la infancia y la muerte.
Pero buscar la protección en sí mismo
acaso de pronto,
¿y por qué no?
en un cuaderno
en una canción
en una calle
en un simple poema.
Saliendo de San Antonio
Abandonar
la ciudad con perros
tan rápido como vaciar el alma
como abrir la garganta
y dejar salir los gritos
es un acto
reflejo-complejo.
Un acto desenfocado
para la madre viuda
y atreverse a dejarla sola
encima del mantel a cuadros
bebiendo la espera oxidada
al fondo de la taza.
Entonces uno planea la huída
tal como nada y como siempre
yéndose poco a poco
como si la gota no fuera el mar
y como si la sangre
de un solo cuerpo
no fuese toda la humanidad.
Más aún si en la calle
los escolares se pasean embobados
distraídos del margen
de la vereda
pisando la basura desperdigada
la cola de los perros
más aún si alguno de ellos se parece
a un antiguo hombre que uno quiso.
Dejar la ciudad de siete y media
completamente oscura
completamente cercada
por el pasado y su marca
-“porque todo tiempo pasado fue peor”-
y decirle a uno
que no importa
que algún día
las cosas –y las casas- van a cambiar
y ese dolor
de salir a buscar la vida
a otra parte,
pasará.
Mi conexión con el inglés
Para Krzysztof
Mi conexión con el inglés
sólo se entiende
en la medida en que mi sangre
y mi carne
leen las palabras
de mis canciones
al son de un invierno
de máquina
de fábrica oxidada
al ritmo de una lluvia londinense
al paso de un reloj parado
en la punta de una torre
-the-top-of-the-pop.
La pronunciación impecable
de la boca vibrante simple
tiene mucho que ver
con el latido bilabial-bipolar
del carácter ofuscado silencioso
y sólo se comprende
al compás
de una melancolía manchesteriana
al son de una cadencia seca
cortante
tal como los ingleses decían
hey, tícha, liv dos kids alón.
Pero les pido
no me malinterpreten
no es moda tardía
no es pretensión de aprendiz
yo
sólo entiendo
mi conexión con el inglés
en la medida
en que se entiende
mi carne
con mi sangre pasada
es todo.
La medida
Él conoce
la medida
de los dedos
La frente
coronada
por un solo deseo
La avaricia del tiempo
la huida
de su mujer
al margen
-pero no es la sangría,
es el margen-
y él la conoce
allí
en la orilla
Sabe
que se repliega al borde
por puro no decir
no saber hacer
Y porque él conoce
la medida
ella rompe el margen
se debilita en el arranque
Y ambos huyen
página abajo
con la tinta
y la espera
agolpada en los ojos.
Se ha soñado demasiado
Se ha soñado demasiado
hay noches
llenas de piruetas
la conciencia –ese bicho detestable, brillante, duro como piedra-
ha mostrado
la envergadura de los recuerdos
la magnitud
de las imágenes escondidas
Pero qué insólito ciclo
de sueños
al amparo de palabras torpes,
pensamientos recortados
de una realidad enardecida...
Yo
no quiero volverme
un sinónimo más
en este poema.
Hay alguien
Hay alguien que arma
los papeles que yo rompo
las venas que yo corto
las cosas que no digo
alguien escribe escondido
los poemas que no hago
llora lo que no puedo
grita
cuando no me sale la voz
Alguien desdichado
cuando yo no sé explicar la tristeza
-¿es tristeza?-
mudo cuando duermo
febril cuando beso
eufórico cuando amo
doliente cuando suspiro
Alguien debilitado
de mis preguntas
hostil de mi tanto odio
de luto por mis muertes
Cansado
de tanto margen.
Para la poesía
Me gustaría dedicarle
este día a la poesía
salir a buscarle
hacerle reverencias torpes en la playa
mirarla
en los ojos de un perro
morderla
en la espesura de una hora sola
sacarle fotos
en las riberas de las rocas
-como a una madre provinciana-
Y no tener
que explicarle a nadie
por qué tengo
un día tan cargado
de palabras
Leerla entera
en la hoja de este viento helado
armarla
en una caminata
por el borde de esta costa mía.
16 de agosto
Una ventanita para mirar por los 28
apenas una ranura indiscreta
para observarme
para grabar la forma
en que la vida ha tomado cuerpo
en mi carne
Una ventanita como en un cuadro:
los años de universidad pasando
las conductas, los deseos, los sigilos
la soledad
como un hondo agujero en el pecho
¿acaso se puede mirar por ese agujero?
y ver hacia el otro lado
un horizonte enlutado
un parasiempre a los 9
una ranura de seda agrietando el pasado
Pero ya no tengo suerte con las palabras
digo mal la vida
a los 28 digo apenas mal la poca vida
y me asusto imaginando
el paisaje a los 40
Una ventanita empañada
que a los 9 se limpia
con una manita blanca
con una palabra garabateada en un diario
con una señora robusta a mi espalda
mirándome de frente
a través del espejo
en que me miro estupefacta.
Sola
Sobre la piel de mi palabra
se quema el tiempo de tu cuerpo
el intervalo del cigarro entre tus dedos y mi aliento
-la pena que tengo no cabe en ti-
Oigo a mis manos clavar en mi corazón
y me imagino una pena antigua
quizás esta se parezca a ésa -la de antaño,
aunque tal vez haya una gran diferencia en sus distancias:
un día como hoy
Un día con esta pena.
Con esta música.
Con esta conversación escondida tras mi espalda.
Bajo mi cuerpo tenso. Tenso como una garganta en una pena.
En un vaso de vino.
En una noche de esas (éstas)
cuando el domingo rebasa la ventana.
La cuadra. El margen del poema.
El cuerpo del poema.
El cuerpo MÁS poema.
Lianas
Para S.M.
En el espacio que deja tu cuerpo distante al mío
yo tiro palabras como lianas
para ir donde tu cuerpo
y volver al mío con lentitud de sombra
ahora soy un paréntesis en este libro de notas
yo soy el paréntesis
y tú te has convertido en el libro.
Bordes
Toma toda esta piel
me estoy desbordando
caigo por las orillas de las cosas
resbalo en la superficie
de este silencio
soy toda ya
demasiado
algo
y
alguien
que busca ser tomada de piel
toda
por ti
causando el caer
Escritura del Objeto
Queremos riesgo
Buscamos el desvío, porque los caminos ya están pavimentados
La ruta del desvarío, de la desintegración de la virtud
Borrachos vencemos al verdugo de nuestro cuerpo
porque preferimos esculpirnos una violencia de pulsión
Rasgamos palabras con las mismas manos con que
poseemos la carne, con los mismos dedos con que hemos
apuntado nuestra lasitud
Nos volvemos otros a cada instante
nos instalamos en las nuevas concepciones del honor, en los altos
conceptos de la infección
Perdidos en la borrachera de derrotarnos
entre nosotros
escudriñamos el objeto que designamos dentro
Abusamos de las ausencias ahí sin tocarnos
Las heridas se van transformando en substratos de pequeñas muertes
Y morimos un poco
A pedazos hacemos el poquito de muerte que nos corresponde
Mordemos el hueso graso que nos convoca a un hambre mortal
No contemplamos verdaderamente el aspecto
de nuestra clandestinidad
Nos abrimos mar adentro gente en fila en las orillas
Sabemos perecer por el nombre y a la hora requerida
Nos salivamos estúpidamente mientras la
imagen de la pantalla electrifica lo anverso
de nuestras rodillas
Ocupamos el frontis de una fachada
de un deseo
como un hábito mal tenido
acechamos el disturbio en cualquier instante
El mayor peligro es lo que aún no ha sucedido
lo que no atisbamos
Nos escondemos tras la caparazón de una noche pueril
una noche que testifica
el partir, la redención
el catastro de todas las muertes en la espalda torcida
con sus metales incrustados a destajo
El cuerpo está roto porque no ha sabido hablar
la parálisis de las palabras más duras le ha
vuelto una contención condenada al derrumbe
Cuerpo desencajado, muslos quebrados
por el ritmo de un golpe sin par
Huesos triturados por la designación de un mal hablante
que con sus dientes proclama el mordisco inaugural
A deshora queríamos encontrar el ojo de un riesgo que nos
llevara al miedo
y del miedo al vértigo
y del vértigo a la más antigua destrucción
Pero no logramos percibir el punto de vista de un objeto triunfador
Es eso lo que nos ciega
es eso lo que nos hace agua
Instalado allí
en su grandeza de objeto de primera -o cuarta- categoría
El otro nos aísla
Albergando la certeza de una fascinación
Hasta no poder concretar
ciertas definiciones
de un cuerpo a-r-mado
Ahora habrá que hacer el tajo
en el pecho
en plena fecha de renuncias
de fisuras
así como un delito de Fe
Habrá ahora que hurgarse las partes malsanas
desahuciados
desconocidos
y sin nombre
Escribiendo mal incluso
El soporte ajeno que nos limita.
Cerquita de mí
Aquí, cerquita de mí, quiero que te sientes, quiero que te sientes y me des agua, quiero que me pongas las gotas de agua con el dedo en los labios, en la herida roja que maquillo para intimidar a las demás. Cerquita, así de cerca, siéntate y lámeme la cara, la mejilla, el mentón, con el agua simula mi sudor, acércate y aférrate a este delimitar líquido de un rostro desconstruido por un deseo carnal. Siéntate, quietito, con el dedo bien mojado, pásalo por los ojos, yo voy a cerrar los ojos cosidos, los voy a abrir, van a estar mojados y, ambos sentados, trataremos de dibujarnos los rasgos perdidos por la violencia del pacto. El agua lo cura todo, así dicen, pásame el contorno de tu dedo húmedo por el bosquejo de una cara que todavía no termino, que aún avanza entre las propuestas de tantas otras, por no reconocer su encuadre, su marca, sólo sé mirar el tajo de la boca que gotea porque se ha juntado el agua con el aceite sangre mientras acomodas tu cuerpo a la silla, incómoda y cuadrada.
Siéntate y aquéjame, mírame de reojo, no tengo pretensiones de apuro, hay un vaso de agua lleno, hay secuelas de mí que piden agua, porque son los rostros y los daños, las damnificaciones de todo lo que atenta contra este pequeño pliego de carne; las miradas, los gritos, los besos, los golpes, los gestos, los movimientos serios. Arroja tu mano en mi pelo. Deja que este tajo gotee hondo y haga una posa en mi regazo raspado, descuerado, en mis piernas rajadas de orillas y de cortes que tantos filos de espejos le han hecho para que se marque.
La fuente de andrógina
Andrógina se lava el cabello en una fuente de semen
Andrógina sabe que en sus vellos se enredan las uñas de la codicia
De cuerpo desnudo se somete a la fuente de rosas vírgenes
Y se entierra una espina en lo hondo de su muslo más blanco
Andrógina canta lánguidamente danzando entre los pétalos
Y no sabe que tiene la palidez del mármol muerto
El color de una bestia en celo
Ahoga su piel en lamentos de terciopelo rojizo
Y cada jardín que la vigila tiende a aquella fuente
Sueña con ella
Y la desea…
Pero, repentinamente
Andrógina tiembla
La sangre revienta desde el interior de su cuerpo
Como un querubín asustado se tapa la vergüenza a dos manos
¡Es que la han visto! ¡La han descubierto!
Todos estaban mirándola
Mientras ella cantaba inocente y afable
El himno erótico de su raza
Por entonces
Quiere beberse el agua de la fuente esmaltada
Pero coge apresuradamente los pétalos mortecinos
Se tapa con ellos
(Los espectadores permanecen atónitos)
Andrógina vomita el semen de su pelo
…Ellos se acercan…
Ella tiene miedo.
Hay niños
Hay niños bajitos que aprenden a estirarse en cuerpo y mente como un equilibrista del fuego elástico en las sienes
Hay niños de pelo oscuro que impulsan a las neuróticas a campos de dulces concentraciones y torturas
Hay niños de gestos torpes que no saben prender bien el cigarrillo de la mujer pero que al quemar poco a poco el dedo índice le encienden una hoguera de recíproca fugacidad
Hay niños atentos educados como orfanatarios en donde asienten a las más mínimas órdenes sean estas sexuales o no
Hay niños pulsionados y llevados a torrentes por sus vasos coagulados de puro gesto
Niños que buscan hombres y mujeres para sentirse menos solos para sentirse bien amados hasta cuando amanece bien temprano y se dan cuenta que la piel se les está arrugando
Hay niños que altos en su compostura implantan una mirada definitiva en las cortezas de los ojos de otras niñas
Ellas se ilusionan porque piensan que los niños altos con el pelo revuelto miran así para siempre y las arrojarán a sus brazos como testigos impávidos de asesinatos múltiples
Hay niños grandes de manos de pianista en alguna pauta perdida niños de uñas blancas casi transparentes como sus palabras desperdigadas en el ocio de una noche borracha
Los silencios de esos niños ángeles son como costritas que se posan leves en la epidermis del deseo y las niñas ancianas osan tocar las escamas como evidenciadas ante un acontecimiento elemental de suspicacias
Hay niños que temen un poco cuando se les ama
Hay niños que piensan que las citas a medias en bares de hoteles no tienen más destino que escribirlas en cuadernos antiguos y a cuadros
Hay niños profanos y fugaces, emancipados en las fiestas de sus magnetismos eternos
Hay niños blancos de cejas castañas que alimentan pasiones de niños en la fuga de un cuadro en el punto de una coma existencial
Hay niños amados que uno sin conocer ya está adorando y cuando llegan
Las miradas son la comprensión de una letanía imposible e inigualada de tanto esperarla
Hay niños bellos como la prisión de los bosques a cierta hora
Niños que acuden a los sueños porque sus cuerpos están hechos de inconsciencia pura
Hay niños suaves y viajantes en los ojos de los trenes en la noche a punto
Hay niños que cuando abrazan resquebrajan y mutilan quietamente la presión de la muerte en la espalda tensionada
Hay niños cruentos veloces displicentes asombrosos cuando hablan
Hay niños de todos y de nadie
Niños que se dominan solos y que nadie sabe controlar porque no son predecibles como el frío en los dedos y en los huesos
Hay niños que dicen te quiero lento y bajo
Hay niños malcriados y hermosos que ciegan al sol con sus movimientos retardos
Hay niños que he visto que he tocado que he coloreado
Pero nunca había conocido a un niño hecho de ángel a oscuras
en la cofradía de las especies
en la lubricación de palabras que vienen no sé de dónde
nunca así había desde niña sido embebida por un niño de-mente
que en su locura lógica determinara los rasgos de las huidas y los bordes traspasados
hay niños ciertos
pero de tan inmensos la falsedad asoma sin querer en sus textoscuerpos
Narciso y nuestra infamia
A veces hablo con Narciso de nuestra infamia.
Me río de su figura con una nostalgia imperecedera,
Atroz.
Él logra hacerme llorar con su belleza.
Y no me deja tocarlo,
Por miedo a que pueda rechazar tanta perfección.
Nuestros orgullos se alzan sobre nuestras cabezas.
Flamean las banderas del éxtasis en nuestra patria.
Canta el sol la fortuna de alumbrar nuestros ojos.
No puedo amar a Narciso por más que lo desee mi cuerpo, yo misma.
Me traiciono, a veces, mirándolo de soslayo,
Y él apenas voltea, en actitud más lánguida que un lirio
Al que le lloviera el rocío.
Narciso, Narciso…
Déjame alcanzarte para entender que también soy débil y preciosa.
Déjame poseer el pálido reflejo de tu carne saturada de salud.
Permite que te toque, que cuando apenas te roce en una escena privada de luz,
Yo me pregunte dónde, ¿Dónde perdimos la humildad que fomenta la fuerza?
¡Oh Narciso, si he de ser pulcra por admirar mi delicadeza, hazme vana!
Hazme aún más viciosa y salvaje que tu dios.
Quiero ser aquella primera que destruya tu esfinge.
Cual Medea envenenada por la acción brutal de desenmascarar, de destronar,
De develar aquello fiero pero enfermo de tu lid.
Mi adonis, mi dueño ideal, deja de contemplar las aguas de diamante que te embriagan.
Yo, he roto la leyenda, acaso para ahogarme esta primera y última vez
en el espejo terrible que surca mi frente espontánea…
El espejo de la Muerte.
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