AMBER ESAU
Amber Esau. Es una poeta en samoano, maorí e irlandés, nacida en Nueva Zelanda. Esau es originaria de la localidad de Manase en Savaii, samoana por parte de su padre; y con ascendencia Ngapuhi así como irlandesa, de parte de su madre. Entre sus publicaciones figuran algunos poemas en revistas literarias diversas y la antología maorí “Puna Wai Kōrero”. También fue beneficiaria de la beca Horoeka Reading Grant.
En el marco de nuestro dossier de poesía actual de Nueva Zelanda, preparado y traducido por Andrea Rivas, presentamos los poemas de Amber Esau.
http://circulodepoesia.com/2016/08/poesia-de-nueva-zelanda-amber-esau/
Manaakitanga[1]
Con el diente de un tiburón
ella pela una manzana
y arroja la carne.
Con el diente de un tiburón.
Una luz de la calle rasga el camino en dos
y lo arropa en el cemento cálidamente.
Bajo esta luna carnosa
su vientre de madera duele.
Siente los golpeteos, los escucha.
Inclinándose, ella alisa
la esquina despeinada de su
manta café a cuadros
tejida con las cenizas
de cada tía que aplasta al frío y ríe.
Esto es lo que significa estar aferrado.
A través del campo,
un hombre desgasta sus ojos
mirando su corbata
se arruga en el otoño
de ignoradas atracciones.
Él es la grasa en la sopa
colocada sobre las rodillas de los mendigos.
Él ha conseguido su RSI[2] oscilando
un par de balanzas vacías.
Despojado de huellas
el pasto es más ejército
que el hombre.
Despojada de viento
la niebla es más culpa
que una carga.
Él rechaza sus regalos de bestias de madera
y advierte “no los miren a los ojos”.
El estómago de ella pulsa.
Ella mira esperando que él aparezca más cerca
pero los números en los muslos de él son más próximos
de lo que logrará.
Por años, él ha observado.
De su propia costilla, ella saca
todos los ecos y los coloca
junto a las cáscaras de manzana.
Los niños son los últimos en llorar.
Hoy en día, para creer en fantasmas
primero debes aprender a espantar.
Ella saca los platos
y canta. Él espera.
Ella trae las cucharas
y sirve.
Siente los golpeteos, los escucha.
De sus muñecas, ella descose
la vergüenza de la congestión
sacando humo con leche de mamá
y lo deja consumirse en su palma.
Hay noches en que no.
Levantando su camiseta, los dedos alargándose
hacia su estómago como un erizo inverso
las púas de madera engrosándose
ella esparce sus manos sobre éstas
y giran, reblandecidas en el calor.
Esto es lo que significa estar aferrado.
La luz es fragante por el bombardeo
de la migraña y el cielo forma ya una costra
y la danza es deliberada.
Ella ofrece una taza de virutas
sobre una barrilla de piel de manzana
él no se mueve para tomarla
solo mira la suave presión de su muslo
cuando se inclina hacia adelante.
Es casi bíblico, él se autonombra.
Es casi un demonio en la espina de ella.
Levantando las manos hacia su boca, él grita
“puedo ayudar, dulzura”
pero si la dulzura no se mima por qué
sabe tan mal cuando él se lo dice a ella.
Él se endereza
su abultado estómago
un bulbo de cemento
Interfiriendo con todas sus luces
de escape
para recordarles
que esto es Aotearoa:
tierra de las largas estancias blancas
labradas con asientos hechos de lágrimas,
iluminadas por la media luz de la deuda,
alfombradas con todos los labios azules
de una canción de invierno infantil.
Hoy en día, para creer en fantasmas
primero aprenderás a espantar.
Buscando en su bolsillo
él saca ocho carritos
rojos y los presiona
contra la tierra
formando un círculo a su alrededor
para alejar a los bichos
él dirá
para enseñarles por qué una manzana
tiene piel.
Fuera del suroeste
ellos permanecen en un campo
carros aullando
a su alrededor
La nueva canción de cuna hogareña, ellos han aprendido.
Las fiebres
mujer; cerrada
-hombre; abierto
-colgando
señales
desde el centro.
¿Las mujeres que escriben son un riesgo?
(tallado sobre un tallado
pierde el filo
en una sonrisa)
belleza en desnuda
inocencia
vence al cuero
supuesto
bajo una almohada.
***
me despertaron antes
del amanecer
el terreno dividido con los labios
enroscado con nuestros dedos
en la colina
en una perla prestada por nuestros ojos
nos dijeron
que nos guiáramos
a través de los cuerpos
me despertaron
sin decirme
que había abierto ya
en el piso
barriendo los costados.
***
inhalé suficientes
huesos y lo hice
llorando.
Magia, creo.
Nadie dirá que tuve nada
que hacer con el extra
pero ella me culpará
años después
cuando haya encontrado de nuevo
mis años
hilados en los de ella.
popotes
lenguas no secas.
No digo: “tú”, aún.
***
alguien dijo.
alguien rasgó
su aliento sobre el confeti
y pensó
que aún había extracciones de oro
en Auckland.
Ha sido un juego al margen
porque el cemento chorrea
de las bocas.
porque el sueño
era el único que hablaba
para diseñar una corona
¿se siente deprimido
en el montículo más y más hondo?
Infancia
(Aparecido originalmente en IKA del MIT)
expertos
en los pliegues del rostro
que marchan tras los ojos / Dios en espíritu
¿podemos volver?
¿o hemos iniciado un terminal
placer de lo transparente?
estamos oyendo
a Lil’ Wayne pero escuchamos
aparte / ¿te gusta alguien ahora?
/sigues pensando en la sangre
que era pegajosa y como savia-
adherida a las ramitas
cuando bailábamos en el
sol y no nos importaba
cómo brillaban los cuchillos –
no nos percatamos/
usando rostros sobre rostros
/un cráneo plegado
jala del pico y de la cola
míralos separarse en el mismo
diario.
Repite/divulga. Repite/divulga.
Numiamatumua
(Aparecido originalmente en PUNA WAI KORERO de la AUP)
La vida chocó con olas en nuevas tierras
lenguas vacilantes de fragantes noches
nuestros niños florecen estos días
en manos coloniales
En casa el frío invierno donde
Recuerdo las palmas tan llenas
calor atascado en piel en camas
perlas que sudan
perlas de lunas negras
Paua no puede decidir
que matiz tomará
Pies amortiguados como cocos
caídos Elevados en la arena
Recuerdo la tierra
un veneno culpable cazando las calles
tap tap huesos blancos en carne morena
tatau
traídos desde Fiji
yo no tengo gemelo
para aligerar la carga
Ignorancia
yo no conozco la fa’aniusila
no hay enseñanza en un ave vieja
nuevos gorjeos
morderé a través del caparazón de una tortuga
que descarga
en el océano
agua salada y sangre
diluyéndose
ojos dilatándose
soles ínfimos
que atrapan
mi sonrisa
y la recuestan junto a la tuya
Ellos dicen
La Muerte llega
a los combates
a este nuevo lugar
Por siempre un cuerpo removido
hay mejor cuidado de la salud con nosotros
pero la tierra puede sepultar
un corazón
y yo he visto
sangre extendida en una liga de goma
estos niños florecen
en manos coloniales
la edad me ha roto
más escucho
para traducir
las viejas canciones
de nuestra tierra.
Notas de la traductora
[1]Palabra Maorí que refiere a hospitalidad, generosidad y amabilidad. El proceso de mostrar respeto y atención hacia los otros.
[2] RSI es la abreviación para Relative Strenght Index: Índice de Fuerza Relativa.
Analogue
gravel
; shells
crunch kiss
and leave behind
the echo
in canon.
Road works
pinch at the waist
and I’ve noticed
orange peels
that pray like cracked tar rising.
No one came for me tonight
so I run to them
cigarette chopped between
fingers
smoking moonhair
even if it’s only in streetlight.
I can hear the ocean
in my mouth
as I walk to New(York-Lynn)
in the dark
swishing with va’a jaw
waiting on the rise.
Dancing the Siva Samoa
Tijler’s song
I want to own myself in your
eyes feel the ruin culminate
in this belonging –
to pretend it’s a song
that roughens at the knees
/ music ashy on falsetto
there’s something hot about breathing
you in while we watch for the fish to pass
scales hanging off the windows
I want to spit the bones out onto saucers
let them prick our tongues on the way out
so maybe we’ll laugh
it begins like that.
and
it’s coal, yet
; they poured something bruised
over my palms so
black it’s purple, right?
I wipe my hands
(wipe hands)
Relearn, relearn you.
taxed sun, how many
hours make a promise?
did you know that when I was younger
we called that wishing?
day breaks across
our fingers
crumbling into ants
that crawl towards the hipbone.
a drum hails out of flesh.
could break my back
from:
rollie pollies down no tree hill
sticks and grass Snowballs
ones with the mallow middle us. chew chew.
– I don’t owe you secrets / can’t help it.
balancing along the fence
walk the lattice metal top of a pie on its side
and feet begin to slip rip
-don’t end up grazes / can’t help it.
stand out in the sun when
it’s mounted at the points of trees
yes, it dares for fingers popping tapioca pearls
so what if we have fish bones
pierced through our cheeks?
that’s irony.
that’s jaw metal coins we might
hand over for the soul boat
have them ready together
the water dances on us as us
that’s how movement should be
a certain angle of stippling
beneath this open bracket moon
hands that twine wind
struggle on bloom
go to catch us sprinting
with our mothers with our fathers
don’t get too puffed out
to say nothing we didn’t,
Babe, learn the sand
that shakes out of rock
(treat its dilution)
learn to sew
a quilted tongue
warm on.
it gets better as we season
the laziest heats
that we can’t move in with a tree’s kiss
tell me
(mouthing doesn’t mean shit)
tell me
(the branch broke in my wallet)
how much could we buy this sky for?
Getting semi-Magritte on you, yeah
and still bark cracked veins
enter the gates.
that bird’s nest
(from different kinds)
worn like a metal grass skirt
around Pulotu.
watch Cerberus-threedog dance the Sāsā
slapping his chest, shoulders,
elbows, bend easy fish bones
they’re sharp as tears
sometimes
our own a weapon fragile.
our own, an unsheathing.
I’ll be dressed in an ‘Ie Toga
and you know, who will care?
I’ll carry up the Taupou’s knife
and feel a path around my eyeliner.
there’s a pastry lipped
way of the spin
don’t, worry, is hard to know
when a clock bends its back
dawn’s reversal
the March
the drum roll
on tin boxes
think of all those echoes
that bridge while we wait
and tell me again
I’m graceful
if only for the second
(feed a heart its own
lasts longer.)
falling slowly to my knees
arc my back
fingers river-ed on air
a stream-dancing.
my baby oiled skin trace imprints
of this sky
watch yourself dance with me
on this floor
turning hooks as needles
stitch ourselves an ocean
one petal on scale
then another
watch our hands weave over
and over
the faint wash of frangipani petals
the snap of freshly caught fish
the way our knees click together
as we curl this kind of embroidery
on top of a granite platform.
.
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