SERGIO ELIZONDO
Nacido en Sinaloa (México) en 1930
Sergio Elizondo, otro de los destacados cultivadores de la poesía chicana contemporánea, es el autor del conocido Perros y antiperros: una épica chicana. Nacido en Sinaloa (México) en 1930, hijo de un antiguo combatiente en la Revolución de 1910, Sergio Elizondo emigró a los Estados Unidos (según le cuenta a Bruce Novoa en Chicano Authors) como ‘espalda mojada’ hasta llegar a ser profesor en la Universidad Estatal de Nuevo México. A diferencia de otros poetas chicanos, Sergio Elizondo escribe predominantemente en español (uno de los seis modos lingüísticos en que está escrita la poesía chicana). Tanto Perros y antiperros como Libro para batos y chavalas chicanas son, en esencia, una profunda y torturada meditación sobre la naturaleza del chicano y sus conflictivas relaciones con el anglosajón. Aun cuando en la poesía de Sergio Elizondo esté presente la protesta social, esta poesía no puede ser considerada política (lo que, por otra parte, sería una contradicción).Y resulta curioso —aunque explicable— que su poesía no sea ni demasiado culta ni altamente metafórica, como cabría esperarse de un poeta que conoce y ha asumido gran parte de la tradición poética y cultural hispánica.
MURRIETA EN LA LOMA
En ocho treinta y seis
por cuestas y curvas de tierra pelona
gritando ¡mulas!
viene un arriero por la loma;
solo;
hombre,
animales;
suda el corazón;
riatas,
sombrero,
huaraches,
cuero,
es rey del sendero.
Si porque soy pobre y de sombrero,
Mano, no me respetas.
Deja pasar, ¡adiós!
Toma de mi agua,
fuma mi tabaco
y que te vaya bien, Güero.
Entre las sierras y el mar
a Santa Bárbara llevo carga.
Paso despacio.
Pinto figuras con mi soledad
entre lo alto y el mar.
Soy callado, hombre de paz
pero en la cintura me fajo
un cuchillo cebollero;
al hombro una riata de pelo de caballo.
Hace cien años que vivo,
Califas es mi casa
y en México está mi Tata.
En mi católica fe
vivo yo y mi amor;
el Santo Niño me guacha .14
día y noche;
por el camino real
San Cristóbal de los arrieros
me acompaña.
Voy al Norte.
Veo.
Mataron Cholos y Californios
en las minas de Sonora.
Eran güeros con pistolas
e insolencia en el corazón.
Los hilos del barullo Chicano
tejieron cuentos míos.
Que mataba a muchos,
dizque hasta llevaba
sombrero tejano.
Que orejas cortaba
para dejar señal
por donde pasaba,
Mataban a mis hermanos,
yo mochos dejaba,
a los gabas.
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14 mira
MURRIETA, DOS
Vengo de un lado, pa otro voy.
No tengo padres,
como tú, hijo de la Malinche soy.
No vengo de ninguna parte,
a ninguna parte voy; voy.
No soy nadie;
Soy.
No estoy con nadie;
Soy.
Sé quién soy;
Solo,
como el aire de nadie.
En soledad me abrigo,
como en los árboles me escondo
y sólo ellos están conmigo.
De nada vengo.
De nada estoy hecho, por eso soy.
Mis antiguos españoles
no sabían que eran tierra
que con el agua
de la primera chingada, se mezcló.
¿Qué soy?
Dicen que soy Joaquín—
Murrieta me llaman.
Me quisieron quitar quien soy.
yo y los que son no morimos;
sólo las páginas de nuestro
cambio de piel
se van.
Yo no maté a nadie, a nada,
ellos se ensartaron solos;
siguen sangrando
cada vez que se acuerdan de mí
El tiempo es el único que sabe
porque siempre está,
ahí
allá
aquí,
Mis chicanos beben el buen vino
de mi recuerdo,
y me llevan
y gritan,
y cuando gritan les abro
todas las puertas de la vida.
Estoy, en el aire y a todas partes
de la creciente Aztlán voy.
CHICANOS
Yo, señor, pues soy Chicano,
porque así me puse yo.
Nadie me ha dado ese nombre,
yo lo oí y lo tengo,
es que ya no soy niño: soy hombre.
Mexicoamericano porque hablando nací,
lengua de la Raza.
Americano por estas otras costumbres
de esta gente.
Tengo dos palabras, español e inglés,
a veces bien, a veces mal,
pero dos, ay se va, pues.
Latinoamericano era hace treinta años,
cuando me daba vergüenza mi cara
negando ser lo que era,
pero ya ve, viejo,
uno cambia, pasa el tiempo, piensa.
Americano de ascendencia española,
¿qué es eso, mano?
Qué largo y vacío suena
pero me cubre la cara.
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