Iván Yauri
(Cusco, Perú, 1963). Residí en la emigración entre 1984 y 1997. He publicado los poemarios Viento de fuego (2007), Reapertura del sumario (2007) y Saga errante (2009). Conduje el programa radial Viento de fuego y dirigí diversas publicaciones, eventos y agrupaciones culturales en las ciudades de Cusco y Lima. Milito en el leninismo - trotskismo.
Ritmo terrestre
A 800 km/h
y 10.000 m.s.n.m.
siento viajar en la luz
menuda de los valles
a los arrieros del sonido
historias de tambo tibias
en los triciclos
carretillas de piedra chancada
grasa de mecanismo rodando
sangre de leña
se oye chirriar los rostros
barro derramado en su sabor
a estuco áspero de faena
desde acá se toca
el ritmo terrestre
y su manta sucia marcando los minutos
la tensión de los nudos el vértigo
bravo del milenio nuestra guerra
de movimientos contra el veneno
del Dueño un Tiempo
que resopla por
agrestes callejones
se advierte
el color del camino
el uso perfecto
del silencio
al aterrizar
en nuestra piel
el húmedo suelo
al acercar
nuestro sabio olor
de mate.
Viento de fuego
Aletazo de Viento Sur
mece las fuerzas que trasiegan
asola vivo las figuras colocadas en su pulso
presas de su única salida
los perfiles tensos o versátiles
sujetos a sí mismos
por un ancho flanco de los tiempos arriba el
tropel de festivos ropajes sonoros
que se descargan en vastos parajes
donde se combate junto a mansos molles trasluciendo
los faroles ámbar del crepúsculo mientras
un limpio sinfín imprevisible de cristal celeste
devela el amor que se agolpa en las esquinas
se estrella los costados contra
los filos de las puertas inquietantes
en su barrio de crespa hierba y fauces reposadas
deambula sobre un montón de pena rígida
alterando el paso de la guerra.
Bajo la sorda trampa de los cables aéreos
los anfibios vagan sacudidos por las tormentas
un tamborileo seco de sus órganos marca
el vaivén de los cepos según metrónomo
aplastando nobles desencantos
la más notable reproducción
de objetos funcionales jamás prevista
sin duda la más alta y asombrosa maquinaria jadeante
dúctil y ruda en su llave maestra generando
la fuente de su propia encrucijada
y a pesar de todo se baila entre las horas
con júbilo de voces crepitantes
con brillo de siluetas fulgurando los senderos
saboreando los rítmicos celajes
antes de que un furioso temporal destartale
las magras copas de estos prístinos vestigios
colérico arrase los campos infamados
un viento de fuego reviva los bramidos del mundo
depure el aire viajando ferozmente
aletazo tenaz
que anuncias la borrasca
la onda inexorable de tu asalto
como joven pedrusco decidido vuelo
aceleradamente en la tormenta
discurro diestramente y azotando
hasta el centro de tu fuerza
y navegando
porque en el fondo claro
de tus bravos ríos
quiero encontrar
la libertad.
Biografía
Moisés Challco era pastor cerca de
Sicuani cuando Sánchez Cerro
masacraba a cincuenta mineros
en Mal Paso, La Oroya.
En esas tardes de los Andes
que son una ola naranja reventando
tras los cerros gigantes Moisés
había crecido y lo llevó el Ejército
por tres años.
Así que se agarró a bayonetazos con los
muchachos ecuatorianos y se le quedó una
bala adentro como recuerdo.
Cuando regresó había más sequía y menos
tierra porque el gamonal Zvietcovich le
seguía robando a la Comunidad.
Entonces otra vez cruzó las quebradas y los
ríos sonoros de flores brillantes y llegó
a Lima encima de un camión.
El salitre corroía el aire mientras los obreros
agitaban los muelles y entre ellos pasó
temporadas enteras junto al vuelo del mar.
Pero andaba en el Cusco cuando el
terremoto del 50. Pagó a la tierra con
las vidas de su gente y ayudó a levantar
una casa de adobe. Y volvió a Lima
que se empezaba a tintar de país.
Mitad agua y mitad aceite.
Para entonces Eisenhower lucía de
Virrey al Gral. Odría y de repente a Moisés
y a otros les cayeron treinta meses en
el Sexto por sindicalistas.
Después con el tiempo vio crecer a la
ciudad baldía. Veía nieve en sueños
nieve luminosa de colores
garzas también lunas escuchaba
música de pájaros de monte
viento atravesando las cañas.
Hastiados del hambre los campesinos
recuperaban el campo y las persecuciones
eran la máxima prueba de la
Alianza para el Progreso hasta que
llegó la demagogia velasquista.
Luego siguió la lucha contra Morales
como había sido contra Benavides contra
Bustamante contra Prado contra la Junta
y contra Belaúnde aunque mucho mejor.
Pero los huaycos y las inundaciones fermentan
siglos de tuberculosis
y de malaria.
Los precipicios devoran autobuses repletos
como obligados a marcar las semanas
y los meses.
El tiempo se ha empozado en
su caos de muerte. El APRA gerencia
la miseria y el terror. Acá andamos
cercados por la podredumbre
que degüella Lima.
Es julio.
En los pueblos estarán en
fiesta con chicha y sol hermoso.
Y en esta cantina empieza a correr la chela.
Moisés piensa ahora ya soy un cholo
viejo y cuenta cosas antiguas señalado
por su mote y su cojera de un
andamio carcomido. Compañero
dice un joven estos compañeros son
de San Marcos y de la UNI.
Cholo viejo viéndolos
decididos ahora
seguía contando tío le decían tío a usté
sí le deberían dar la Orden del Sol en
el grado de gran
superviviente carajo.
Y cruzaron entre los carros de la Túpac
Amaru y él siguió chupando y chupando
hasta cantar huaynitos y llorar
porque nacer en este lugar del mundo es
enyucarse para siempre.
Ficha de identidad
soy un pobre diablo porque
me levanto y llego como sea
intacto al otro día para estirarme
a seguir pulseando cómo pagar el cuarto
cómo tributar mil dólares
debidamente externos al nacer
sin ser ingeniero estoy
al filo del terreno a punto de patear
el tablero porque no hay
hacia dónde escapar
con mi arroz cochino en medio de la
estampida mundial del privilegio de no ser
carroña bajo el terror de Mobutu
de Albert II de Clinton de Chirac
ni chancro de la casta de la pústula
donde las bombas revelan a la Reina
el sionismo despelleja
o el Estado extermina
niños de Brasil para
que luego no le exploten
en la cara cuando un
montón de pobres diablos
nos organicemos otra vez
y otra vez
nada nos detenga
Caso cerrado
Por caminar cantando
el Servicio Secreto persiguió
sus trabajos en los barrios
en los pueblos
le puso precio a su ropa leve llena
de órganos
a su cadencia retumbando clara
crepitante
que roía...
y el Comando Conjunto
aterrorizó camiones
bares escuelas bicicletas le destrozó
el cráneo a la risueña empleada
de un Municipio como si por eso
alguna vez
alguien de entre nosotros
fuera a dejar de caminar
o de cantar
cada vez más
y más
organizados
hasta cantar
alzados.
MISERIA DE LA FILOSOFÍA
Te han acribillado ahora
los presuntos profetas
de siempre.
Han vuelto a empujarte
para que no olvides.
Ahora que no están contigo
los que escribieron
y bebieron en los parques.
Pero los pasos no asustan
tu camino mientras
los doctores
rasgan sus trajes.
Porque no es posible
que después del estruendo
la gresca y la poesía
hayas perdido el tiempo
toda la vida.
Cuando te cuidaste bien
de no perder la vida
durante todo el tiempo.
MODO DE PRODUCCIÓN
Devuélveme la hembra
que me esperó
hasta la náusea.
Y mi amor bajo el ácido.
Tráeme a los pescadores
perdidos
porque falta mi hermano.
Mi carcajada de mango.
Los poemas podridos
de hidrógeno y carbono.
Lo que olvidé a causa
de la propiedad
y la guerra.
Pero primero regrésame
a mis camaradas
asesino.
Devuélvenos
su siguiente lucha.
HISTORIA
Caemos
cualquier día.
Gota
en el aguacero antiguo
de la masa.
Triza desapareciendo
bajo el torrente feroz.
En un océano en llamas
sangra sin prisa
nuestra victoria de masa.
de su último y interesantisímo libro "Viento de Fuego":
Allá
en el pueblo
astro de la provincia
territorio del cosmos
un poeta
recorre los portales
anunciando
somos todos transparentes
como viento tórrido de monte
Ritual
Resbalo de tu cadera parda
amo los otorongos que respiran
lamo tus flancos de marea
arde una cuesta
donde tus pechos
revientan de mangle
de latex de mercurio
polen tibio en su abismo
araño con mi rumbo
tu pupila de nieve tu laringe
mi aliento quema la distancia
la calma del beso en el desierto
penetro en tu vértigo
en tus peces
para temblar como canto
como grano de sonido
ritmo de maíz
siglo cráter estrella
dardo urgente
en el aroma de tu frío
mundo de viento
atroz alumbra y nado
la música de tu piel
curso de arcilla
granizo y vuelo
piedra vegetal
DE Saga errante (Yaku Editores)
Llaqtapi
En mi ciudad
gritan los vientos
y revientan
las pardas cuencas
de los desesperados
pero en las tardes rojas
bruñidas vicuñitas
pastan bajo tu balcón.
Trotan nuestras sombras
por las súbitas plazas
va con hondos ronquidos
este invierno
y se enreda la lluvia
entre las chicherías
cuando gimen tus pasos
como perros dementes
sobre los puentes malvas.
En la ciudad
rugen los muros y
las rutas empedradas
donde agonizan
los corazones perdidos
pero también danza el fuego
sonriendo con sus
frescas trenzas
en la hora más limpia
de la noche.
Condenadas a vivir
las ventanitas observan
desde sus cerros
los tristes tambores del alma
las cantutas te cantan despacito
mientras un sol alborotado
cruza delirante
como mágico relámpago
por esta mañana.
Los firmes eucaliptos
reverberan foscos
tras las cúpulas
y retorna tu rastro de arcilla
con los ríos que vuelven
golpeando las esquinas
donde el viejo eco de la luna
nos atrapa siempre
hasta encantar esta ciudad
contra los siglos.
Ha publicado el sentido poemario Rastro, cuya mirada escrutadora hiende cálidamente los escombros de una sociedad que esforzadamente busca desmoronar los mejores sentimientos. Bajo esta tácita sombra el autor emerge una columna de emociones para mostrarnos la vida limpia de sentido y de anhelos.
En esta cruzada Yauri no se anda con rodeos, pero sí con imágenes directas y sencillas.
"Los ejércitos de náufragos
de nómadas y de siervos
continuaban su guerra civil...
Mientras la Tierra vivía
en lucha de clases
el desierto hervía de tropa
de madres de 13
y ancianos de 40".
¿Cómo emprender una mirada a la poesía cuando ésta vuelve sobre su tradición más noble y rebelde? La respuesta está en la misma poesía. En primer lugar, enfrentarse a un poemario cuya voz rescata la tradición social de la poesía peruana es pisar terreno conocido. La sensibilidad de Oquendo, la ternura de Juan Gonzalo Rose, la rebeldía de Vallejo y Romualdo, la lírica cotidiana de Scorza se dan de la mano y bucean en los versos doloridos y esperanzados de Yauri.
¿Qué queda para la poesía peruana con un país despedazado por su propia pobreza? La postura de poetizar la basura, la insípida cotidianidad pequeñoburguesa, o el juego del lenguaje que sólo busca autonomía para cerrarle los ojos al mundo han sido versiones insatisfechas y poco creativas. Ahora nos queda sus restos y sus hedores. ¿Qué queda para la poesía?
Rastro sabe definir el dilema y mira su entorno, observa su país y alza su voz. "Aquí nos amontonamos como siempre/ trepamos remolcando rumor/ vamos ascendiendo al país/ desde el fondo de la Tierra". La frase precisa entreabre un abanico de imágenes sobre el origen del hombre sencillo, los inicios concretos donde no caben los requiebros ni las dudas.
Enseguida nos descubre la canción del emigrante, advierte sobre las miserias de las filosofías escondidas tras los escaparates de una vida cuya meta es el consumo, y canta al amor, reseña con claridad la voz de quienes verdaderamente hacen la historia aunque no aparezcan en los textos escolares.
Un hilo de nostalgia acaso se desprenda de sus palabras cuando la justa rabia lo obliga a rendir tributo a la memoria. Tampoco la ingenuidad lo atormenta.
"Si la historia ha terminado
señor Francis Fukuyama de la Rand Corporation
qué hacemos aplastados
en minas de diamantes de los blancos
en cloacas de New York..."
La ironía, la imagen sorpresiva, la expresión lírica mezclada con el prosaísmo, la sencillez formal y el lenguaje cotidiano que lucha contra el ritmo edulcorado son algunas de las características de Rastro. En el poema "Oficio" acaso se observe mejor estos elementos:
"Como nunca he leído a los poetas ingleses
seguí vendiendo en la calle
huyendo de los policías después
de romper ciento cuarenta y cuatro poemas.
Reconocí las mentiras de la Academia
y el rastro de la Izquierda de Zimmerwald.
Arranqué el agua del subsuelo que tampoco es mío.
Escribí este libro".
Iván Yauri destaca por una vitalidad y vigor semejantes a los de Roque Dalton y a la desenvoltura de Leoncio Bueno. Se trata de un poeta intenso, acostumbrado a las cosas claras de la vida. Así lo demuestra, finalmente, en su poema
Advertencia
La poesía golpea y rompe
Hace trabajo de zapa. Legal
o ilegal salta las calles
Entre las carreteras se busca
y se toca. Anda. Muerde
Sale a correr y besa. Se
multiplica. Se lanza y estalla.
La poesía es para las muchachas
y los muchachos que combaten
al capitalismo en cualquier
parte. Es para nuestros muertos que
murieron peleando por la única paz
la paz sin clases".
Es su grito de guerra. El poeta ha enmarcado su camino y le ha dado rumbo y vida a su propia poesía. La literatura no se convierte en instrumento pero sí en expresión de esos sueños, de esa rabia que Yauri desflora mediante la palabra. Es la otra vertiente de la poesía peruana, aquella que difícilmente encontrará espacio entre los altares de la cultura oficial, pero que andará por las calles, se trompeará y se hará hombre, y crecerá, y madurará bajo el inclemente sol de la experiencia.
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