miércoles, 23 de enero de 2013

ESTER BUENO PALACIOS [9047]


ESTER BUENO PALACIOS


Ester Bueno Palacios
(Martínez, Ávila, 1966).
Estudió Historia en la Universidad de Salamanca, aunque su vida laboral se ha desarrollado entre la enseñanza del Español a alumnos de muy diferentes países y la dirección de gabinetes de prensa y relaciones con los medios de comunicación. Coordinó y dirigió el periódico «Ciudades », con presencia en todas las capitales de Castilla y León. Ha vivido en Holanda durante un periodo de su vida, donde escribió el primer poemario, Más que esperas y que también inspiraría el ensayo Los pequeños hitos que nos diferencian. 

Los poemas de Otoño y Tonos Grises componen su inédita obra poética. En la actualidad colabora como articulista en diferentes medios de comunicación y está inmersa en la escritura de su novela Triple Chocolate. 

Esta selección de textos proviene de sus últimas incursiones en el mundo poético del aún inacabado libro Nada es lo que decías. 

Las palabras salvan de la desesperanza y conjuran los miedos. Unirlas, atarlas, ligarlas en un verso, despegarlas del fondo de lo viejo y mostrarlas brillantes, te obligan a seguir el camino que nunca está marcado pero al que de ningún modo podrías renunciar. A veces, si los fantasmas se apoderan de esas noches inmensas del invierno, sentarte sosegado y escribir sin pensarlo, sin presiones ni luces encendidas, te conducen suave al otro día. Si el amor está eterno, por decirlo bonito, o si deja de estarlo y sucumbe a lo absurdo y a la nada, puedes encadenarlo con palabras de adioses o de ahoras. Palabras para siempre, os quiero, nos queremos.

En Cuadernos del Laberinto ha participado en la Antología de poetas contemporáneas ENÉSIMA HOJA.




ESTÁS

Estás ahí hasta cuando no estamos
pero no me doy cuenta.
Con tu paz instalada.
Con tu eterna paciencia.
Con el confiado elenco de cosas por decir.
Hay volutas de humo sobre la cara insomne
que diluyen los rasgos en un dibujo vago.
Te entreveo al bajar de mañana a mañana.
Sé que eres tú, que aguardas
y por eso te olvido al momento de amarte.
Hay hélices de incienso en la casa dormida
que deslíen las horas, macerando los vuelos.
Te distingo al bajar de mañana a mañana.
Sé que eres tú, que aguardas,
y por eso te olvido después de cada noche
Estás ahí hasta si yo me he ido
pero no me doy cuenta.
Con tus ojos valientes.
Con tu almohada de espejos.
Con los adioses breves que me dirás un día.





PIEDRA Y VIENTO

Ciudad de piedra y viento en la cima baldía,
de vencejos volando sobre almas pesarosas,
encontrando los huecos en la muralla vieja.

Ciudad de lunas cortas y largas madrugadas,
entre dos luces sordas se abren paso los días,
uno tras otro henchidos de pesarosas cargas.

Ciudad de pocos sueños y de muchos secretos,
de susurros entrando entre ventanas falsas,
de cortinas corridas y puertas entornadas.

Ciudad azul y ocre de metálicos cielos,
cuando los niños lloran apaciguan tu alma,
separando el futuro de viejas soledades.

Ciudad de campanarios, de cigüeñas de otoño,
de uniformes y rezos, de salmos y mortajas,
de palacios de infantes y de fumatas blancas.

Ciudad de amor prohibido, de amor no retornado.
Calla, silencio, espera, despacio, no te vayas.
Es la hora, lo siento, sin ninguna palabra.






COBARDE

¿Eres tú la que está detrás
escondida en los gestos de siempre?
¿Eres quién dices ser?
¿O respondes a un nombre imaginario?
¿Has sido abandonada por ti?
¿O sólo te has dejado por un tiempo?

No quieres responder, no quieres encontrarte
No quieres asomarte, de nuevo, al vértigo de ahora
¿No cederás ni un día?

Los demás, sin embargo, parece que te miran
como si aún estuvieras

Dos caras, dos sentidos,
dos herrumbres clavadas en el cuerpo
a la altura del torso.
Dos latidos revueltos,
Infectados.

¿Eres tú la que está detrás
De la voz que conocen los pasos de tu casa?
¿Eres quién dices ser?
¿O has matado a quién fuiste?




No hay comentarios:

Publicar un comentario