miércoles, 22 de septiembre de 2010

1218.- IDRIS TAYEB



Idris Tayeb Libia 1952. Poeta, periodista y diplomático. En 1973 fue corresponsal de la prensa Libia en Suecia y Finlandia. Escribe poemas, ensayos, cuentos cortos y crítica de arte. Publicó cinco poemarios en árabe. Su antología personal más reciente se titula Tenderness of the desert, traducida al inglés por el autor y publicada en Nueva Delhi, 2003.



La armonía de la convivencia

Al vecino de enfrente donde el sol
nunca visita su celda pero sí su alma,
al poeta Mahamad Al Fakih Salah.

1

La prisión nos enseñó cómo
transformar la convivencia en
una conversación de muro a muro,
un batallón de poemas
y un ejército de canciones,
cuando la poesía me sorprende como
una aureola en la frente de los compañeros,
un orgullo que tranquiliza sus sueños.
Tu voz nos supera,
con himnos,
y tu música eleva su melodía al cielo,
esta tarde es hermosa,
al verte,
tu corazón se llena de ternura,
como las celdas están llenas de deseos
y la prisión flota en
las vastedades de los campos
como un jardín de dolor,
criándonos en él
nuevos hijos
elevando a las alturas el canto de un eterno nuevo amanecer.
2

Deseo que la prisión se mueva un poco
hacia el este y suba sus ventanas
para que pueda hallarse en el camino de los rayos de luz,
pero es tan sólida como tu voluntad,
algunas convivencias en prisión son
como el sol.
Un sol capturado por los murmullos de la poesía
que tan sólo poetas pueden crear,
como un pájaro que comparte mi ración de pan,
cargándome de saludos para ti,
todos los días.
3

No hay nada allí,
sino tranquilidad y trinos de pájaros.
A medianoche extrañas el sol.
Él me visita
y conversamos por las barras de mi ventana,
trato de convencerlo de ir contigo,
por eso te visita un minuto antes del atardecer.
Te da su ligero y tembloroso beso
y se va.
Es triste cuando parte
pero el té a la tarde dispersa la melancolía
y nos hundimos en la charla,
en los corredores crece la música
que une nuestras celdas en el deseo por cantar.
A quien mató la prisión en él,
ninguna prisión puede matarlo.
Por eso me sorprende, todas las hermosas tardes
de esa fiesta que creamos día a día,
aquel invitado
sonríe sentado,
participa entusiasmado,
cuando le preguntamos,
¿quién eres?,
simplemente responde:
Soy tu patria.







El orgullo elige sus vestidos

Al mártir Naji Alalí (1)

1

Me siento a reposar en mi cama
que se extiende de “Jafa” a “Cuba”,
y de Mandela a Guevara,
formando paciente una estrella en el universo de amor,
tan apasionado como yo,
parto desde el corazón temeroso hacia la densidad de las cosas.
Me quedo aquí a recibir a los mártires
que no necesitan un pase para visitarme
y que no se distinguen, excepto por la herida en su sonrisa
y por una suerte de sangre salvaje derribando el círculo universal
para moldear un juguete para un niño que por primera vez toca las cosas,
entran por la profundidad del mayor dolor del llanto.
Sin embargo, no hay que llorar por ellos,
comparten conmigo la taza de té cuando la mezclo con canciones.
Viene su coraje en mi voz.
Y por eso no me abandona este tenaz deseo de una lágrima en su poesía,
hasta que todos los alfabetos huyan al brillo de sus ojos,
ellos vuelven a mí
y admiran aquel rincón en mi gran celda de agua tan inmediato al desierto.

Esta es mi invitación al rey de la compacta fantasía,
que venga – acompañado por una rosa y dos palomas –
a vivir conmigo en mi pequeña celda,
entonces el orgullo dejará de elegir sus vestidos.
2

Un rostro como un torrente,
exhaustas facciones,
ocupadas por el infierno de la tierra,
su pincel es una costumbre,
su dulzura está pospuesta
y no tiene tiempo de volver al campo de refugiados
entre el golpe del gatillo
y el trágico encuentro de su cara con el sol.
Su madre me dijo: llévatelo
y bébelo en tu leche matutina.
Cuán amargo eres, hijo mío, en la boca de mis enemigos.
Como si nunca hubieras abandonado mi tienda.
Los rostros rastreantes de tu pueblo te extrañan.
Visita tu patria en escuelas y piedras,
esto es un cuaderno que ha abierto sus páginas para ti.
Por lo tanto, entra.
La batalla comienza después de la primera hora de clase
y el sol de tu país ha abierto las alas para proteger
la repulsión de armas instintiva de lo ingenuo.
Tú, el poético y mágico “Naji”:
¡Qué feroces son tus lanzas, hombre!
Entretanto ellos ven cómo destruyes sus tropas,
de una sola pincelada
comprometida en la fogosa guerra,
y tu rostro alza la bandera de tiempos saludables.
Cuéntame: ¿Eres un rebelde?
¿O un profeta?
3

Sigo aquí para recibir a los sobrevivientes de las arcadas de las violentas olas
sobre los bancos del primer beso.
Aquí está el barco agresor
que jamás escapará para salvarse.
Toda la tierra emigrará allá para sobrevivir.
Jamás se entregará al huracán.
Viaja, si quieres, hacia el creador de tu salvajismo
y espérala.
Tu futura corona será forjada por la diáspora de los que amas,
son los que te alimentarán con su hambre
cuando cantes sobre la gloria de su pobreza.
Hijo mío,
ven a un irresistible amanecer en las heridas de la ensangrentada luna de “Shateela”,
y cuéntame, ¿has visto ya un amor como el mío?,
con esos ojos poseídos de convulsiones en la vertiente del amor.
Todos los pájaros apátridas lloran a sus rodillas cuando ella desangra cantos,
yo estoy aquí,
extendiendo en su arcilla,
de una ciudad a otra, en busca de un niño que infiltre lágrimas en mi humilde alegría,
hacia aquella pasión que nos elige los vestidos para el orgullo
en su próxima resurrección.
(1) Artista, periodista, caricaturista palestino, asesinado en Londres el 22/7/1987.

Traducción de Jona y Tobias Burghardt



INTERCOACH
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