jueves, 17 de junio de 2010
197.- NELA RIO
PALABRAS PRELIMINARES
La obra de Nela Rio, poesía y prosa, abarca varios temas: la represión política y la violencia contra la mujer, la enfermedad y el envejecimiento, el amor y la sexualidad, el uso de mitos tradicionales y la creación de nuevos mitos. Pese a la violencia de los temas tratados en su poesía aparece en ella la ternura, el amor y la solidaridad; sus poemas son una canto a la vida en un tono definitivamente celebratorio.
Elizabeth Gamble Miller
DATOS BIOBIBLIOGRÁFICOS
Poeta, escritora, artista e investigadora. Nacida en Argentina, es ciudadana canadiense desde 1977.
Libros Publicados
En las noches que desvisten otras noches…, 1989
Aquella luz, la que estremece, 1992
Cuerpo amado/Beloved Body, 2002
During Nights that Undress Other Nights/ En las noches que desvisten otras noches, 2003
Túnel de proa verde/Tunnel of the Green Prow (Segunda edición), 2004
Sosteniendo la mirada: cuando las imágenes tiemblan/ Sustaining the Gaze: When Images Tremble / Soutenant le regard: quand les images tremblent, 2004
Voces por la paz/Voices for Peace, 2004
El espacio de la luz/The Space of Light, 2004
The Light that Makes Us Tremble/Aquella luz la que estremece, 2008
Libros de Artista, con Metáforas Visuales
La voz del silencio/The Voice of Silence/La voix du silence, 1997
Los espejos hacen preguntas/The Mirrors Ask Questions, 1999
Francisca, sin techo/Francisca, Homeless, 2000
María de la Victoria. Alegoría sobre la represión (las avispas) y el poder de las palabras (el fuego), 2001
La inocencia del enigma, 2002
En el tiempo de la vigilia/Au temps de la vigile, 2003
Traspasar la interrogación de los límites, 2005
La prodigiosa cita del papel y resonancia/the amazing appointment with paper and resonance, 2007
Entre otros:
El jardín de las glicinas, cuento
Poemas a Leonor de Ovando, poesía
Tango, poema
Reflejos, imágenes y otros encuentros (mi diálogo con Leonor), ensayo literario
Nota:
Libro de Artista: incluye poesía 10 poemas, 10 “Metáforas Visuales” (Arte Digital). Diseño, papel hecho a mano y encuadernación, por Nela Rio. Ediciones para coleccionistas. Tiene siete Libros de Artista, edición limitada, en los que combina su poesía y arte.
Naturaleza viva
Las caderas exageradamente simples
tan cerca de los ojos desnudos de las uvas
insinuando semillas oscuras en su transparencia.
Remolino de tallos apretando los granos
convirtiéndolos en perfecto racimo
acomodándose, tocando la ingenuidad de las peras.
Los higos de besos ambiguos,
blandos y húmedos dispuestos a abrirse
en su pulpa rosada como un pequeño grito.
La manzana estremecida de pecados antiguos
ofrece su redondez llena de sabiduría
y la papaya oculta vistosa los hilos dulces de sus jugos.
Olores apoyándose, mezclándose
murmurando alfombras de tangibles olores.
ávidos de encuentros.
En la quietud del marco la frutera de cristal abraza,
con aristas agudas y tiernas
como algas flotando en el mar caliente,
el misterio estremecido, su continente de deseos,
el destino de bocas de manos que las tocan
las oprimen las sopesan
las sorben o las muerden
con delicados dientes de pie desnudo.
Perturbadas de pasividad, las frutas
emergen inundan ruedan
tendidas imperiosamente
desangrándose en las semillas,
bultos entregados a bocas que laten.
VERDADES
A Marta Zabaleta
Ademanes que parecen callados
destapan dogmas y ojos cerrados.
Dentro de los rostros huecos
suena el oleaje
como una sonrisa desolada.
Sólo espacios de cristal
se abren donde todo es presencia:
legendas, mitos, ciencia, fe y mentiras.
Sin fronteras, la verdad rotunda existe.
La otra, parcelada, vive entre la gente.
POEMAS A LEONOR DE OVANDO (selección)
I
Tengo el alma como una caravana
cargada
de pañuelos al aire
llena de adioses y recuerdos
cartas archivadas, puertas sin goznes
memorias que no me pertenecen.
Me desconozco en los pasillos
me encuentro nueva en los recodos
rozo sombras.
Me pasan como a un puente
solamente mío el instante del pasaje.
Trato de retener
la tenuidad que tan rápidamente se deshace
por ver si entre las volutas
escucho las voces
que transitan los folios del archivo.
Me pasan, me pasan
Me pasan, y se van.
II
Sobre todo
este día de arrayanes
que insiste en ser raíz.
Los límites,
aliento de tiempo
respirando finas hebras,
desaparecen más allá
del momento en que ella escribe.
Dura su voz como un navío
recorriendo los cíclicos mares.
La inmediatez de lo lejano
sigilosamente amaneciendo
en páginas escritas
placer revelado
para mis ojos que ella nunca imaginó.
A flor de tierra, en la isla the velamen quieto
los espejos hacen preguntas.
III
La encontré
en una de esas tardes que soplan el polvo
de largas galerías.
No del agua
que me abrió los labios con sed de abismo
ni de las ondas con destino de jornada virgen.
De un punzante deseo
de abrir un libro todavía cerrado.
La vi más allá de los ojos grandes
donde nacen horizontes,
más allá del nombre casi desvanecido
en la página que rompe la distancia.
Llegó rozándome ofreciéndose
abriendo los brazos
hasta inundarme de amor.
IV
Recuerdo la hora
del abril
en que tu poema ciñó el aire del recinto.
Tan callada
balanceándose entre tu tiempo y el mío.
La sucesiva y necesaria
vibración de tus palabras
incorporándose
extensas
incorporándome
al manto sutil de tu voz.
Ligeros pasos entre las líneas
calor todavía resplandeciendo
en los versos sueltos en que existes
pasan y se quedan en mis manos
con tal dulce abandono.
XIV
“con los divinos versos de essa mano;
los quales me pusieron tal consuelo,
que son alegres ya mis ojos tristes”
(Sor Leonor de Ovando, en la Fiesta de la Natividad, soneto)
Esperados con ansiedad
como se espera a que el sol enjoye el día
llegaron los poemas del viajero
a consolar su alma
tan penada.
Leerlos fue gloria de los ángeles.
Deleite igual al primer amanecer
que trae luz acabando la tristeza.
Los poemas la cobijan
como la nueva lana a los corderos
en la primera nieve,
como el calor del jarabe suave
en la garganta ardiente.
Para sus ojos es dulce
la amistad de los poemas.
X
“El Niño Dios, La virgen y parida,
el parto virginal, el Padre eterno
el portalico pobre, y el imbierno,
con que tiembla el auctor de nuestra vida“
(Sor Leonor de Ovando, en la Fiesta de la Natividad)
Pensativa
seduciendo presencias invisibles
hace girar la pluma entre el preciso pulgar
y el índice mudo.
De tanto en tanto
la sumerge en el tintero.
Se muerde ligeramente el labio
contemplándola
en esa pausa mínima al borde del metal
desembarazándola de tinta con exquisita precisión.
Con qué ardor la traerá hacia el papel
Con qué esplendor pondrá juntas
la tinta, la palabra, el retablito
de la Madre y el Niño que tiembla de frío.
En la pared
la vela establece su perfil,
escorzo vacilante en la noche ya agotada.
Sin premura, tiene todo el tiempo de los siglos,
hace girar la pluma entre los dedos.
XI
“y sé que por mi sola padesciera
y a mi sola me hubiera redimido
si sola en este mundo me criara”
(Sor Leonor de Ovando. Versos sueltos)
Tan grande Tu amor por ella
que por ella sola murieras
y por amarte ella tanto
al divino fuego abrazara
y contigo ella muriera.
Me asombro estremecida.
Leonor, gota de rocío
espléndida sobre el azahar,
se parece a Tu amor
en su canto
cuando lo arraca del corazón
para postrarlo.
XII
“La esposa dice: sola yo a mi amado,
mi amado a mí. Que no quiero más gente.”
(Sor Leonor de Ovando. Versos sueltos)
Cuando, todavía oscuro,
el horizonte aludía a la mañana,
iba a Tu encuentro alborozada.
Toda la noche había ansiado
sentirte en la boca,
beberte en el cristalino silencio
de las uvas.
La inminencia de Tu cuerpo,
la forma de Tu amor
en la blancura,
tocada apenas de perfume.
Ella sabe que Tu cuerpo huele a pan
cuando se sumerge en la perfecta comunión.
XIII
“Seys son las que se van, yo sola quedo;
el alma lastimada de partidas,
partida de dolor, porque partida
partió y cortó el contento de mi vida...”
(Sor Leonor de Ovando. Versos sueltos)
El dolor deja la tarde
enrojecida en sus girones.
Fosforescencia del silencio
brevemente un tallo quebradizo.
La partida entra
en dispersión.
No hay ni siquiera polvo
donde dejar huella.
Germina una palabra, se avecina un gesto,
nadie cierra la puerta.
El silencio tiene tremendas raíces.
XV
“la pura sanctidad allí encerrada,
el émphasis, primor de la scriptura,
me hizo pensar cosa no pensada.”
(Sor Leonor de Ovando, en la Pascua del Espiritu santo)
Audaz
el brillo inicia el fuego
y es imposible hacer la noche nuevamente.
Continuidad del momento en que pensaste
la cosa no pensada
y escribiste finísima tu poético deseo.
A la sagrada visión de lo innombrable
énfasis de la palabra
valor plural del único sonido
le diste permanencia en tus poemas.
Naciste la luz en el papel,
creciste alas a los siglos
y hoy, aposentada nuevamente en tus palabras,
confiada, esperas.
"Tango"
En celebración del Día Nacional del Tango (por Decreto del Estado de Cultura de la Nación, Decreto Nº 3781/77 del 19 de diciembre de 1977,
en el que quedó establecido el 'Día Nacional del Tango' para todos los 11 de diciembre)
Música atrevida
se acomoda en las pinturas, roza las paredes,
se desliza por la raya oscura
de la esquina
saborea la luz desvanecida
caída en los reflejos de los vasos,
lame los dedos que los levantan
y la bebe hasta el fondo.
Metida en los labios se deja
tararear.
Humedecida por la lengua
se pega al aliento
se despereza en la garganta,
allí, sedosa, la oscuridad la alude en los ecos
y se enrosca en las cuerdas subiendo y bajando,
frotándolas hasta que gimen su sonido.
Música atrevida, oliendo a café y medianoche
cosquilleando el estómago
penetra honduras cálidas que jadean al compás.
Toda adentro excita, crece,
se expande
quisiera brotar desde donde todos bailan
conscientes de temblores,
y al compás de sí misma, desdoblarse.
Música atrevida, llenándome
de esta pasión pasiva
anegándome
con presencia de riesgos silenciosos.
V
Cuando la hora de la tortura
llega
no me es desconocida
ya la he vivido mil veces
en las vigilias
La he visto allí
agazapada
contando sin prisa
los minutos de esas horas que no pasan
boca desdentada
pinchazo de tinieblas
informe horror
allí
esperando
esperando que mi cuerpo se petrifique de espanto
ella, allí,
se acerca encogida
estirándose lentamente como saboreando mi sudor helado
arrastrándose con sus patas como pólipos
extendiendo sus manos
como las aves que devoran el festín macabro
su aliento me hiere
como calientes espinas
quiero cerrar los ojos
¡que no responden!
la sombra abominable avanza
cerrándome todas las salidas
mis pies hielos aterrados
intentan moverse
para que el contacto no los aniquile!
miro
miro su boca extravío insondable
pareciera que una vertiente desbaratada me arrastrara
y no sé, ¡oh, no sé! adónde va sombra agua horror
si esta pesadilla de todas las vigilias tiene un fin
o si la llegada es eterna.
VI
Mis ojos buscan la luz en la tiniebla
de esta celda oscurecida
por mi silencio castigado con encierro
y revivo el esplendor de compañeras
que aunque muertas viven todavía
Estaba en una vasta planicie
como en un teatro diluvial
donde el viento soplaba sediento
su aliento entrecortado
acariciando
respirando en mis cabellos
con sus numerosas bocas
preparando
como un virtuoso alucinado
una extraña visión.
Las nubes apagando el cuchicheo
silenciosamente en puntas de pié
se habían juntado en el cielo
a contemplar a guardar para siempre
en esa cambiante realidad
hecha de vapores y de nieves
la presencia del prodigio.
El viento
alzándose con el esplendor y el misterio
de un sacerdote alado primitivo
yéndose a las alturas
y bajando de pronto con agudeza inusitada
buscaba
debajo de las rocas
entre las dunas
en las montañas en los acantilados en los peñascos
buscaba revolviendo destapando
las espléndidas estrellas
que se habían fugado audaces del cielo tomado.
Estaban allí
inconfundibles en las piedras, en la arena, en el polvo
en los gritos en la sangre en los palos en las sogas
¡la mica resplandeciendo vencedora gloriosamente viva!
El viento
en despliegue gigantesco
como la capa de un mago de carnaval sin risas
sopló las preciosas partículas
de las destrozadas estrellas
arrebatándolas al púrpura verdoso del cielo procreador
y entonces
como una lluvia de oro
refulgiendo
vivas
atrayendo con todo derecho la luz de todas las cosas
increíblemente enfáticamente bellísimas
riéndose a carcajadas como olvidándose del tiempo dormido
las estrellas compañeras
descendieron otra vez para jamás apagarse
y yo estaba allí espectadora hecha por la historia
bañada por la luz de sonrisas brillantes victoriosas
lentejuelas de materia planetaria
contemplando
en el filo del origen del tiempo
la creación del primer día de la mica
y el triunfo de compañeras que nunca más morirían.
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Nela, cordial saludo desde Cali Colombia. te recuerdo mucho haberte conocido y haber compartido en el Encuentro de Escritoras en Panamá.
ResponderEliminarMARIA TERESA CASAS F
maitksas@yahoo.com