Ko Un
Ko Un (nacido el 1 de agosto o el 11 de abril de 1933), es un poeta de Corea del Sur. Sus obras han sido traducidas y publicadas en más de 15 países. Ko es mencionado habitualmente como uno de los principales candidatos para el Premio Nobel de Literatura y los periodistas coreanos suelen acampar afuera de su casa antes del anuncio del destinatario anual del premio.
Ko Un nació en Gunsan, provincia de Jeolla del Norte en 1933. No pudo acabar sus estudios en la Escuela secundaria Gunsan a causa de la Guerra de Corea. La Guerra de Corea lo traumatizó de forma física y psicológica, y provocó la muerte de muchos de sus familiares y amigos. Su audición se vio afectada por el ácido que echó en su oído durante una crisis aguda que tuvo en este tiempo y se dañó aun más después de recibir una paliza de la policía en 1979.
En 1952, antes de acabar la guerra, Ko se hizo monje budista. Después de una década de vida monacal, decidió regresar a la vida secular en 1962 y entregarse a la poesía. Desde 1963 a 1966 vivió en Jejudo, donde fundó una escuela benéfica, y después regresó a Seúl. Su vida no fue tranquila en el mundo exterior y se lesionó al intentar suicidarse por segunda vez en 1970.
En la época en la que el gobierno de Corea del Sur intentó frenar la democracia al proponer la Constitución Yusin a finales de 1972, Ko Un se volvió muy activo en el movimiento democrático y lideró esfuerzos para mejorar la situación política en Corea del Sur, por lo que fue a la cárcel en cuatro ocasiones (1974, 1979, 1980 y 1989). En mayo de 1980, durante el golpe de estado llevado a cabo por Chun Doo-hwan, Ko Un fue acusado de traición y sentenciado a 20 años de cárcel. Salió en agosto de 1982 como parte de un indulto general.
Después de su libertad, su vida fue más tranquila. Sin embargo, sorprendió a su amplió número de seguidores al corregir muchos de sus poemas publicados antes. Ko Un se casó con Lee Sang-wha el 5 de mayo de 1983 y se mudó a Anseong, provincia de Gyeonggi, donde sigue viviendo. Continuó escribiendo y empezó a viajar, lo que le proporcionó mucha materia prima para sus poemas. Desde 2007 es profesor invitado en la Universidad Nacional de Seúl, donde enseña poesía y literatura.
En 2011 Ko recibió un certificado que lo nombraba "Isleño honorario" de la isla de Jejudo.
Obra
Desde su debut literario en 1958 con los poemas "Tuberculosis" y "El mensaje de la noche de primavera" (Bombamui malsseum) en Poesía contemporánea, ha publicado numerosas recopilaciones de poemas, incluida Sensibilidad del nirvana (Piangamseong, 1960), Sol (Hae) y Aldea de una nueva lengua (Sin eoneoui maeul, 1967). Su primera poesía se basa en la confrontación desesperada y existencial con el sinsentido. Ko Un rescata la desesperanza de la vida absurda, y sus dificultades propias como poeta, hechizado por las omnipresentes sombras de la muerte que dominan la posibilidad de apreciar la vida. Pero el tema de la muerte en estas obras no basa en el miedo sino en la estética o en la indulgencia filosófica. Su poesía también está marcada por un lenguaje sentimental muy cultivado, que muestra destellos de la ansiedad del poeta.
Los años setenta fueron un punto de cambio en la carrera del poeta, con la publicación de Tras ir al pueblo Munui (Munui maeure gaseo, 1974), Escalar una montaña (Ipsan, 1977) y Carretera de madrugada (Saebyeokgil, 1978). Aquí el poeta rechaza el disgusto y el vacío de sus dificultades personales anteriores y se enfrenta a las fuerzas de la historia y la realidad. Con un ojo crítico puesto en la sociedad contemporánea y un conocimiento profundo de la historia colectiva, el poeta escribe sobre la injusticia social y su propio deseo apasionado de luchar contra ella. Su poema "Flechas" (Hwasal), representativo de este periodo, muestra la base de su poesía en la lucidez de la realidad presente y la tragedia inherente en su sacrificio por la justicia.
La época de transición de su poesía corresponde a sus obras anteriores, que muestran la actitudad escéptica del poeta hacia la existencia, que después se transformó en un entendimiento de incertidumbre y duda. Su poesía evolucionó de nuevo después de sus experiencias en la década de 1980. Durante este periodo de cambios sociales, el poeta compuso dos poemas épicos, "Diez mil vidas" (Maninbo) y "Monte Baekdusan" (Baekdusan). En estas dos obras, retrata de forma imaginativa varios aspectos de la a veces trágica y desafiente realidad. El primero de estos poemas merece destacarse por su enorme alcance, que captura de forma eficaz la complejidad de la imaginación del poeta. Aquí Ko Un teje los colores y contornos de la vida de las personas, rechazando restricciones espaciales y temporales, y a través de la repetición y los efectos de capas, hace que la belleza del poema resplandezca más de lo habitual. Si "Monte Baekdusan (Baekdusan) es una obra narrativa sobre la fe en la historia, este poema es una obra de lenguaje emotivo que sintetiza las realidades de la vida de la gente y profundiza y expande la conciencia histórica.
Obras en español
Diez mil vidas (만인보)
Obras
Poesía
Sensibilidad del nirvana (1960)
Poemas costeros: Dios, la última aldea de los lenguajes (1966)
Sentencia de muerte (1960, 1988)
Senoya: pequeñas canciones (1970)
Tras ir a Munui (1977)
Yendo al retiro en la montaña (1977)
El continente 1-9 (1977)
Camino de madrugada (1978)
Estrellas de la tierra natal (1984)
Poemas pastorales (1986)
Volad alto, poemas (1986)
La persona que debe vivir (1986)
La montaña Sumi Mountain (1987)
Nirvana (1988)
Tus ojos (1988)
Mi tarde (1988)
La gran marcha de ese día (1988)
Rocío de la mañana (1990)
A las lágarimas (1991)
Mil años de llanto y amor: poemas líricos del monte Baekdusan (1990)
Montaña Diamante del Mar (1991)
¿Qué son los poemas zen? (1991)
Canciones de la calle (1991)
Canción del mañana (1992)
El camino no escogido aún (1993)
Canciones para Charyong (1997)
La isla Dokdo (1995)
Diez mil vidas, 15 vols (1986-1997)
Monte Baekdusan: un poema épico, 7 vols (1987-1994)
La estela conmemorativa (1997)
Murmurando (1998)
Un viaje lejano, lejano (1999)
Sur y norte (2000)
Poemas del Himalaya (2000)
Flores de un momento (2001)
La poesía dejada atrás (2002)
Canciones tardías (2002)
Diez mil vidas, Vols 16-20 (2003)
Diez mil vidas, Vols 21-23 (2006)
Novelas de ficción[editar]
El cerezo de otro mundo (1961)
Eclipse (1974)
Un pequeño viajero (1974)
La taberna nocturna: colección de relatos (1977)
Un nombre hecho pedazos (1977)
Hansan and Seupduk: almas en pena (1978)
Cierto muchacho: colección de relatos (1984)
El sutra Guirnalda de Flores (pequeño peregrino) (1991)
El campo de ellos (1992)
El desierto que yo hecho (1992)
El Arirang de Jeongseon (1995)
El poeta vagabundo Kim, 3 vols (1995)
Zen: una novela, 2 vols (1995)
La montaña Sumin, 2 vols (1999)
Ensayos
Nacido para ser triste (1967)
Atardecer en la cuerda G (1968)
Las cosas que nos ponen tristes (1968)
¿Dónde y con qué debemos encontrarnos de nuevo? Un mensaje de desesperanza (1969)
Está acabando una era (1971), (1973)
Para la desilusión (1976)
Intelectuales de Corea (1976)
El atardecer en el Ghandis (1976)
La senda secular (1977)
Con historia, con pena (1977)
Para el amor (1978)
O la verdad (1978)
Para el pobre (1978)
Penitencia al horizonte (1979)
Mi espíritu innombrable (1979)
Era de desesperanza y esperanza (1985)
Tú y yo en la tierra (1985)
Flores del sufrimiento (1986)
Fluye, agua (1987)
La correspondencia de Ko Un (1989)
Las hojas se hacen montaña verde (1989)
Errando y corriendo a toda velocidad (1989)
La historia es sueño (1990)
Cómo he vagado de campo en campo (1991)
El sutra del Diamond Sutra que he vivido (1993)
Meditación en tierra salvaje (1993)
Buscador de la verdad (1993)
No estaré despierto (1993)
En la plaza de la vida (1997)
Mañana de poesía (1999)
El camino tiene huellas de los que lo atravesaron (2001)
La historia que conocí (2002)
Hacia una plaza (2002)
Libros de viajes
Templos antiguos: mi peregrinaje, mi país (1974)
La isla Jeju-do (1975)
Un viaje a la India (1993)
Mis montañas y ríos(1999)
Crítica literaria[editar]
La literatura y el pueblo (1986)
Poesía y realidad (1986)
Ocaso y vanguardia (1990)
Biografías
Biografía crítica de Yi Jungsŏp (1973)
Biografía crítica del poeta Yi Sang (1973)
Biografía crítica de Han Yong-Un (1975)
Autobiografías
Hijo de la tierra amarilla: mi infancia (1986)
Yo, Ko Un, 3 volúmenes (1993)
Mi periodo del bronce (1995) I y II
Traducciones
Selección de poemas de la dinastía Tang (1974)
Selección de poemas de Tufu (1974)
Chosa: poemas selectos de Kulwon (1975)
Poemas selectos del Libro de las Odas (1976)
Libros infantiles
Soy un perro del campo (1997)
Quiero ser cartero
Susto en un día de lluvia
El cumpleaños de Chayŏng
Premios
Primer Premio Anual de Literatura CoreanaF (1974)9
Bajando de la montaña
Al mirar atrás
¡ah!
la montaña de la que desciendo
ha desaparecido.
En el lugar donde estoy
la brisa otoñal agita
indolente
la piel que mudó la serpiente
Versión de Joung Kwon Tae - Revisada por Isabel R. Cachera
De "108 poemas Zen" Editorial Casariego 2005
Bebé
Antes de tu nacimiento
antes que tu padre
antes que tu madre
tu balbuceo ya estaba ahí
Versión de Joung Kwon Tae - Revisada por Isabel R. Cachera
De "108 poemas Zen" Editorial Casariego 2005
Cucú
Al alba tres cucús se sientan juntos
ni una palabra
ni qué bueno es otro mundo
ni qué bueno es este mundo
Los cucús de ayer fueron olvidados
aún es temprano para los cucús de hoy
El mejor momento del día
Versión de Joung Kwon Tae - Revisada por Isabel R. Cachera
De "108 poemas Zen" Editorial Casariego 2005
Efímero
Una trescientas millonésima de segundo,
si eso es lo que dura una partícula,
considera qué interminable es un día
¿Piensas que un día es demasiado corto?
gran codicia
Versión de Joung Kwon Tae - Revisada por Isabel R. Cachera
De "108 poemas Zen" Editorial Casariego 2005
El viento
Nunca le pidas clemencia al viento
altas lilas silvestres y otras
blancas lilas aromáticas y otras
flores sin nombre y otras
una vez que se hayan marchitado sus hojas
brotarán nuevos tallos
No es demasiado tarde
Versión de Joung Kwon Tae - Revisada por Isabel R. Cachera
De "108 poemas Zen" Editorial Casariego 2005
En tu regazo
Un siglo en tu regazo
sin patria
sin amigos
sin camino que pueda emprender
Qué delirio, el territorio de la oscuridad
Versión de Joung Kwon Tae - Revisada por Isabel R. Cachera
De "108 poemas Zen" Editorial Casariego 2005
Las escrituras del maestro
El monje Ta Hui de la dinastía Sung
echó al fuego las escrituras de su maestro
Las memorias del farallón azul
Bien hecho
hizo bien
Sin embargo, las memorias permanecen
Versión de Joung Kwon Tae - Revisada por Isabel R. Cachera
De "108 poemas Zen" Editorial Casariego 2005
Luces lejanas
Haciendo el camino de noche
las luces distantes me dieron fuerza
por sí mismas
por sí mismas
ayer, hoy y mañana también
Versión de Joung Kwon Tae - Revisada por Isabel R. Cachera
De "108 poemas Zen" Editorial Casariego 2005
Más allá
¿Cómo vivir
sin ti?
Versión de Joung Kwon Tae - Revisada por Isabel R. Cachera
De "108 poemas Zen" Editorial Casariego 2005
Olas
Mira, ¿acaso todas las olas se mueven
porque una sola empieza a moverse?
No
Simplemente se mueven todas a un tiempo
Todo ha sido una equivocación
desde el principio
Versión de Joung Kwon Tae - Revisada por Isabel R. Cachera
De "108 poemas Zen" Editorial Casariego 2005
Posada en el cruce de caminos
Despierto
si estoy despierto hay alegría
en ningún lugar existe tristeza
tomo tres copas de vino y miro afuera
en la posada del cruce de caminos
se lo oí decir al camino bajo la lluvia
Versión de Joung Kwon Tae - Revisada por Isabel R. Cachera
De "108 poemas Zen" Editorial Casariego 2005
Reminiscencia
Durante decenas de años
esperé un copo de nieve
mi cuerpo que ardía como una brasa
se apagó
El canto de la cigarra
cesó
Versión de Joung Kwon Tae - Revisada por Isabel R. Cachera
De "108 poemas Zen" Editorial Casariego 2005
Monte Kyongho
¿Tú no serías tú
si no supieras todo
del vino y las mujeres?
Pero de lo demás nada sabrías,
así que mira
la pareja de urracas
que pusieron su nido en tu cabello.
Una sonrisa
Shakiamuni sostuvo un loto
y Shakiapa sonrió.
Mentira.
El loto sonrió
y Shakiapa sonrió.
¡No había Shakiamuni!
Plena luz
En caca seca no
se paran ni las moscas.
¿No es eso la Pureza? No.
Ropa limpia
Ondea limpia al viento
y no sabe que es
un Boddhisattva.
Sonrisa
De pie frente a la sonrisa
en la cabeza de un chancho
recién horneado
no seas menos generoso.
El viento
Sopla el viento.
¡Ah, este otro mundo!
En la nave del templo
¡Gran error!
Haberse vuelto antes de entrar
habría sido mejor.
El rollo del maestro
Ta Hui, antiguo monje Sung,
quemó el rollo de su maestro:
los Recuerdos del Risco Azul.
Bien hecho. Muy bien hecho.
Pero aquí está la obra referida.
Simplemente
Se dice que seguimos
el camino que cada uno ha tomado
porque alguien nos dijo que lo tomemos
se dice que el agua que fluye simplemente
por el valle
está fluyendo
porque alguien le dijo que lo hiciera
Qué pobre es la sabiduría humana
Versión de Joung Kwon Tae - Revisada por Isabel R. Cachera
De "108 poemas Zen" Editorial Casariego 2005
Un callejón
Un callejón sin salida. Me vuelvo
Vale
Aquí y allá
Luces brillantes
En un callejón de Chongnung
Versión de Joung Kwon Tae - Revisada por Isabel R. Cachera
De "108 poemas Zen" Editorial Casariego 2005
Un día
Un relámpago en la colina de enfrente
Un trueno en la colina de atrás
entre las dos
una piedra muda
Versión de Joung Kwon Tae - Revisada por Isabel R. Cachera
De "108 poemas Zen" Editorial Casariego 2005
Una palabra
Tienes prisa
mucha prisa
Le dice un leño al fuego.
Versión de Joung Kwon Tae - Revisada por Isabel R. Cachera
De "108 poemas Zen" Editorial Casariego 2005
Verano tardío
Entrar en el agua ¡plaf!
entrar en las llamas
¡Ay, quema!
así voy avanzando
mientras las frutas maduran
más allá
Versión de Joung Kwon Tae - Revisada por Isabel R. Cachera
De "108 poemas Zen" Editorial Casariego 2005
Vestíbulo principal del templo
Un gran error
hubiera sido mucho mejor
darse la vuelta en la puerta
Versión de Joung Kwon Tae - Revisada por Isabel R. Cachera
De "108 poemas Zen" Editorial Casariego 2005
Lombriz
Al cumplir seis años ya cuentas las estrellas.
Las noches son prodigiosas,
la claridad del día te incomoda.
Tu madre ha salido al campo,
y el padre está en el sembrado de arroz,
los arrozales ajenos.
Durante el día,
pasada la tormenta,
juegas con lombrices bajo el tejado.
Un niño de seis años,
al que llaman Dosup,
aburrido, espera que caiga la noche.
Espantapájaros
En los campos otoñakes el espantapájaros parece un visitante; en los campos invernales el espantapájaros parece un mendigo.
Pero no, no se trata de eso.
Cuando cuentas los vecinos: uno, dos…
tienes que contar a los espantapájaros también.
Padre
No importaba la fatiga
por andar con el paso pesado por caminos,
cruzando el río, por Naepo, todo;
desde el mercado de Daechon
al mercado de Yesan, al mercado de Sosan.
El padre era un soñador sin remedio.
Cuando llovía, era uno de aquellos
que extendían sus manos a la lluvia
y exclamaba con deleite:
“¡ Ay, ay, qué alegría verte, otra vez!”
Él delante del árbol
Mira, los humanos de espaldas.
Si Dios existe
ésta su forma
y de este modo?
Todo árbol
tiene un delante y un detrás.
No necesariamente por culpa de la luz del sol.
No necesariamente por el Norte y por el Sur.
Cruzo su delante y encuentro el árbol,
cruzo su detrás y me despido de él
y ya me falta, ese árbol.
No tiene palabras, el árbol,
pero siente palabras de amor,
tiende más hojas al soplo del viento.
Las hojas del nuevo año
son aún más verdes.
Y cuando el verano haya pasado
destellará allí,
con un rojo de fuego
que nadie podrá nunca igualar.
Con un rojo de fuego
al que ningún final de una amistad humana
podrá extinguir.
El camino
De ahora en adelante, esperanza.
Me falta el aliento,
de ahora en adelante,esperanza.
Si no hay camino
lo construyo mientras lo hago.
De ahora en adelante, historia.
Historia no como pasado,
sino como todo lo que es.
Del futuro, de sus peligros,
en mi vida presente,
hasta lo desconocido que viene,
y la oscuridad que viene.
Oscuridad
es solo ausencia de luz.
De ahora en adelante, esperanza.
El camino no existe.
Por esto lo construyo mientras lo hago.
He aquí el camino.
He aquí el camino,
y lleva siempre consigo, impecable,
numerosos mañanas.
La vela blanca
Nadie desea la tempestad, ¡esto es cierto!
Y, en cambio tú, blanca vela ahí fuera en el mar,
en lo hondo del corazón esperas
que llegue la tempestad.
Porque sólo durante la tempestad
logras estar viva.
Oh, blanca vela paciente y nostálgica
en el gran mar azul!
La lucha ha empezado.
Mi mirada no se aparta de ti.
Entre la hierba, bajo mis pies,
incluso una brisa suave es tempestad.
Traducciones de Clara Janés
Oído
Alguien está acercándose,
viene del otro mundo.
Nocturno rumor de lluvia.
Alguien está yéndose ahí ahora mismo.
Con seguridad van a cruzarse.
Desierto de Taklamakán
Por qué me dirijo al desierto de Taklamakán
si ahí sólo el vacío?
Por qué me dirijo al desierto de Taklamakán
a mis setenta y cinco años, olvidando todas las palabras
si ahí sólo el grito de la ausencia?
Por qué me dirijo al desierto de Taklamakán
si no tolero la ambición del mundo,
mi propia ambición?
Ahí, en el desierto de Taklamakán,
datada en mil años,
el silencio de una calavera.
Descubrir el camino
Idiotas, preguntan qué es Dios
en vez de preguntarse qué es la vida.
Encuentren un puerto donde florezcan limoneros.
Pregunten por los sitios donde se puede beber.
Pregunten por los parroquianos.
Pregunten por los limoneros.
Pregunten y pregunten hasta que no quede nada por preguntar.
Versiones de Alí Calderón
Ko Un
“La palabra que más me gusta en español es ‘amigo’”
Ko Un, el poeta más célebre de Corea y uno de los más admirados de Oriente, protagoniza mañana, coincidiendo con ARCO, un Seminario sobre Literatura coreana en el Círculo de Bellas Artes junto a Antonio Colinas y Clara Janés. En esta entrevista con Colinas, Ko Un le confiesa que confía en ver la reunificación de las dos Coreas, “pero después, espero liberarme y terminar mi vida entre las brisas de una isla española en el Atlántico, en las Canarias”.
Por ANTONIO COLINAS
Detrás de la abundante obra de Ko Un (1933) se encuentra una vida no menos intensa. Diez años en un monasterio budista, y su posterior compromiso con la política de Corea del Sur, son algunas de las vivencias más notables. ¿Cómo las integra en su poesía?
-Mi vida empieza como un dialecto del universo que se ofrece a mi poesía como verdadero espacio y reino poético. La luz fue siempre para mí como el alimento del hambriento, de manera que, sin menospreciar la inspiración, que prevalece por encima de todo, sí que ha habido momentos en los que he identificado vida y literatura. Mi paisaje interior de hace 50 años, cuando tras sobrevivir a la guerra fui monje budista, está presente en mis primeros poemas. Cuando en los 70 nos lanzamos a las calles en busca de la democracia, mi literatura, que se enfrentaba con la dictadura, soñaba también con ser su música. A raíz de eso, creo haber dicho en el “New York Times” que la poesía es la “música de la historia”. Las mariposas abandonan la flor tras polinizarla, pero lo mismo que la vida influye en mi literatura, también mi literatura influye en mi vida.
Obsesión por la palabra
-Algo que sorprende en su poesía es su cantidad de tonos y registros. ¿Prefiere alguna etapa concreta, se arrepiente de alguna?
-Mi obsesión por el verbo ha sido constante, y sigo sintiéndome frustrado por su escasez. En los años 80, mientras estaba en prisión, memoricé todo un diccionario, que, nada más salir, comenzó a huir de mi cabeza. Mis miradas siempre se dirigen a los ángulos de una cosa, porque una montaña son múltiples montañas, un objeto no es uno sino más de dos, con sus misterios y su impenetrabilidad. ¡En qué infierno viviríamos si todos los objetos del mundo fueran únicos y mi poesía deambulara en soledad como un fantasma! Hoy mi espíritu mira sin congoja el pasado, mis otras existencias y el futuro porque he preferido dejar mi vida no en un punto del tiempo sino en su discurrir. Tengo también mucho de qué arrepentirme, pero me consuela pensar que es un sentimiento que dura más que la reflexión y, aunque me desazona haber malgastado tiempo, esa precariedad es lo que, al fin y al cabo, ha terminado abonando mi poesía.
-¿Cómo ve, desde la altura de sus setenta y tres años, su obra?
-A veces me vienen diez poemas de una vez. En realidad, no soy yo el que los escribe, son ellos los que vienen. Sin embargo, hay veces que resulta imposible. Entonces me siento como un discapacitado o un cha-
mán al que han abandonado los espíritus, aunque incluso estos periodos son significativos para un poeta. Ahora hay tras de mí poemas que me apremian para que los transcriba, pero a veces no he podido escribir más de un poema en un año. La poesía, más que del lenguaje, proviene del silencio, y yo no soy más que la esquina por donde se asoma.
-Entonces, ¿qué es la poesía?
-Definir la poesía tiene sus riesgos y hay que ser precavidos. Para mí, la poesía es la razón de mi existencia; y mi deseo, reproducir en ella tanto corrientes de realidad como ecos de ausencias. La poesía no es un viaje con un destino concreto, que sería la muerte, sino la misma libertad. Lo que pretendo es integrar lírica y prosa. Hablando en términos orientales, armonizar los sentimientos con los hechos. De ahí que la poesía sea lo absoluto y, por tanto, también lo prosaico. La lírica de mis poemas anhela su prosa y mis largos poemas narrativos sueñan con el lirismo como fuente, de manera que, si en un verso hecho poema puede concentrarse toda la épica del mundo, un texto narrativo de treinta volúmenes sin cadencias líricas no puede ser más que un desierto literario. Personalmente, concedo un sentido limitado a la contemporaneidad y a la patria, porque intento generar a través de mi poesía una estética dentro de la magnitud de la historia. Aspiro a enfrentarme al mundo y envidio al sol.
-Oriente y Occidente parecen querer aproximarse hoy más que nunca, pero ¿qué es lo que una cultura busca en la otra? ¿No estaremos aproximándonos en nuestros defectos -desarrollismo desaforado, consumo, contaminación- ignorando lo más importante, esa sabiduría que viene de muy atrás?
-La división Oriente-Occidente viene de una distribución artificial del espacio de no hace demasiados años. Aún quedan algunos lugares del mundo en los que tendencias ultraderechistas proclaman la pureza de sangre, inconscientes de que es imposible generar cultura sin encuentros ni puntos de fricción. Sin embargo, el fenómeno de la globalización actual, en su afán de unificar los mercados, está poniendo en peligro las variedades culturales, su identidad, además de deteriorar su capacidad creativa. En las civilizaciones actuales, el ser humano se ha convertido en bien y medio de consumo, y la naturaleza, su objetivo para desarrollar. Frente a esta violencia social, la sabiduria de nuestros antepasados no deja de ser más que una nebulosa. Nuestros conocimientos no son lecciones para guardarlos en la memoria sino la energía para poderlos llevar a cabo. Es preciso recuperar aspectos culturales como el panteísmo o la trasmigración de las civilizaciones pasadas, tanto de Oriente como de Occidente, y darles el estatus cultural que merecen.
-Estuvo en Salamanca no hace mucho, ahora regresa a Madrid, ¿qué piensa de España y su cultura?
-En español, la palabra que más me gusta es “amigo”. También me gusta mucho la palabra “soñador” porque yo quisiera ser eso, un amigo soñador de España, país de conquistadores que supo volver la mirada hacia sí y vencer las dificultades de una modernidad llena de complicaciones para convertirse en una nueva posibilidad de nuestra historia mundial. Mi reencuentro con usted ha convertido la ciudad de Salamanca en una flor en el horizonte, y si a Rilke lo enamoró Toledo, para mí Salamanca es el silencio en el que albergan las hondas pulsaciones del pasado.
-Volviendo a su obra, en ella se aprecia un viaje interior más allá de las profundas vivencias por las que ha tenido que pasar. Hay también una gran preocupación por la paz mundial, que ha fomentado desde la Fundación budista Manhae...
-Hay un dicho coreano que dice que al que no lee le brotan espinas en la boca. En mí el conocimiento nunca ha implicado esfuerzo, más bien ha sido siempre un maravilloso juego. Por otra parte, es un deber hablar de la paz en Corea por ser un país con un armisticio de por medio, a veces, demasiado frágil. Además, un poeta es siempre hijo de la paz y la ecología, a pesar de que las historias de la literatura universal están llenas de poetas que cantaron a la guerra. Deberíamos estudiar más el mundo de Hesiodo en vez de a Homero y eliminar de los textos escolares, las hazañas de Napoleón.
-Hablando de guerras, ¿cómo ve este eterno tema de la ausencia de armonía entre los humanos?
-La alienación, esta ausencia de armonía será más acuciante con el tiempo. Desaparecerán las familias y los pueblos, se debilitaran las tradiciones y se individualizará tanto la sociedad que seremos entes aislados, sin relaciones ni conexiones de ningún tipo. Entonces, será preciso sustituir régimenes totalitarios por redes de pequeñas comunidades sociales.
-A la luz de su experiencia, ¿qué consejo le daría a un joven escritor?
-Me gustaría decirles que hablaran del camino tras haberlo recorrido más de diez años, que no se encerraran en sí mismos, que supieran imaginar y llorar por otros. Que recordasen que un poeta es un animal con alma que vive añorando al desconocido que habita en el Oriente o en el Occidente más extremos.
-¿Cuál es el mensaje de su poesía?
-No quiero limitarme a ser un personaje del pasado. Aspiro a ser alguien que escribe siempre por primera vez, aunque sean tenues sombras de un pasado remoto. Mi presente no es lo que media entre el ayer y el hoy, sino la fusión de ambos. Mi poesía debe estar proyectada hacia el exterior incluso de un único tema. Yo soy plural, puesto que “Ko Un” es al mismo tiempo múltiples “Ko Uns”. Todos ellos, morirán, pero que conste que yo no soy un ladrón sino un mendigo, un don nadie que le mendiga unas cuantas palabras a la realidad y al universo.
Del lirismo al compromiso
Fundir, de manera convincente, el agitado presente con la sabiduría de la tradición ha sido uno de los retos de los poetas y, particularmente, de los orientales. El coreano Ko Un (Kunsan, 1933) es un ejemplo de esa experiencia del ser y del testimoniar poéticamente. Niño precoz en el aprendizaje de los textos clásicos chinos; monje budista durante diez años, tras la guerra civil; luchador en favor de los derechos humanos y contra la dictadura del presidente Park; condenado a cadena perpetua y liberado; casado con la profesora de literatura inglesa Sang-Wha Lee, con la que tiene una hija; autor de más de un centenar de libros; amigo del budismo y luchador en favor de la paz… éstos son hitos esenciales de la vida de este poeta.
El resultado final ha sido una obra convulsa y llena de tonalidades, que va del extremado lirismo al compromiso, de la tradición al lenguaje arriesgado (que él ofrece de manera originalísima, inolvidable, en sus recitales). En español disponemos de dos obras que muestran este mensaje extremado: su antología Fuente en llamas y Ananda. 100 poemas zen. Hoy es considerado por los suyos el “Poeta Nacional de Corea”. Su país tiene en él a su conciencia poética, ahondada en las raíces de su infancia. “Estas montañas, tan verdes y tan agudas, me recuerdan las de mi infancia, cuando yo iba por los bosques con mi abuela a recoger leña…”, me dijo una vez en Colombia. él había venido a ese país a propagar la poesía como mensaje perenne de belleza, compromiso y paz, pero no olvidaba las raíces que han nutrido su vida y su obra. A. COLINAS
EL ECO
Hacia la montaña crepuscular
grito.
¿qué eres tú?
¿qué eres?
BOSQUIMANO
Bosquimano de Africa.
Durante toda una vida
acaso son suficientes
unas docenas de palabras.
¡Oh!
¡Eres verdaderamente Padre, Hijo, Espiritu Santo!
¡Oh, bosquimano!
LA TARDE
Al estiércol seco
ni la mosca se arrima.
¿No es esto Tierra Pura?
¿no?
AMIGO MIO
¡Am¡gomio!
Hice un Buda
con la tierra que cavaste.
Llovió
y el Buda regresó de nuevo
a la tierra.
¡No discutas!
El cielo se ha despejado
con la lluvia.
EL AGUACERO
Millones de millones de Budas
caen.
Aquel arroyo
corre apresurado.
Flotan otros cadáveres
extras.
¡Qué frescura!
CIMA DEL MONTE
¿Dices que hay algo en la cima?
¡No, baja!
Flores de melocotón,
camino de tres vías
que yo cruzo.
ROPAS LIMPIAS
Las ropas limpias ondean mecidas por el viento
sin saber ellas mismas que son
Boddhisatrva.
UN DÍA DE ESTOS
El relámpago en el monte ante mi.
El trueno en el monte ante mí.
Entrambos
una piedra muda.
El CAMPO DE CHEJU
Principios de noviembre,
el campo de carrizos en Cheju,
campo de carrizos blancos.
Alli pongo un espaneapájaros.
Ve el mar,
el mar lo ve.
EL CHAPARRÓN
Diluvia todo el día.
No se ven bestezuelas
en la tierra.
¡Está bien'
Salgan bestezuelas
jueguen juntos bajo la lluvia,
que el cielo sale
mañana
O
pasado mañana.
EL VIENTO
Sopla el viento.
¡Ah, este mundo!
¡Ah, otro mundo!
EL MOSQUITO
Un mosquito me ha picado.
¡Gracias!
¡Estoy vivo!
ESTRELLA FUGAZ
¡Eso es!
¡Tú me reconoces!
NOCHE DE OTOÑO
¡Padre!
¡Padre!
El llanto del grillo.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario