Marco Pernavarre
(San Salvador, EL SALVADOR 1976). Nombre literario de Marco Pérez Navarrete. Poeta, psicólogo, traductor y activista. Miembro de Fundación Metáfora, ha trabajado en diferentes áreas en El Salvador y en Estados Unidos, especialmente en actividades para la defensa de los derechos humanos y la protección de la ecología. Ha escrito los poemarios: Poemas de amor, odio y otros cuentos, Seres Sobrenaturales, Último poema del fútbol y Último poema del fútbol, segundo tiempo, entre otros. Ha participado en diferentes recitales en El Salvador, Estados Unidos y Costa Rica. Algunos de sus poemas han sido publicados en medios alternativos, incluyendo periódicos, revistas culturales impresas y digitales.
Tierra del Fuego
A Roque Dalton, algunas revelaciones de un deseo purificador.
Volverán otros volcanes
Sirviéndose de la fisura almidonada de la historia
Y evocarán al dios de la loza perdida, errante entre las cenizas
Se codearán con caballos a galope, fusionados con la luna
Y despertarán a la sabiduría de su letargo desnudo
La oscuridad tendrá un festín nocturno
Con las sobras que la golondrina trajo de otros mundos
Pesadas rocas, rocas parlantes, darán a luz el mestizaje de los sentidos mas humanos
Provocarán, emanciparán, revolucionarán
Esos volcanes que hierven sueños y que provocan espanto
Esos mismos que colocan cruces al borde del abismo
Esos, que con su cono besan cielo y se nutren de infiernos
Con fuego, rodearán las esquinas terrestres
Y purgarán a la blasfemia que destroza los milagros del corazón en coma
Fuego conquistador, bendito fuego, que nos hará despertar en un segundo
La identidad perdida, en los bosques de la locura
Fragmentación
Geary Blvd. and 12th Ave., San Francisco.
Dejo otra pieza olvidada
nuevamente soy otro
me perdí hace un segundo
quedé disperso en esa caricia fraudulenta
en ese parpadeo de corazón
Sembré una partícula en la vorágine de un beso
en la sentencia de mis actos
en aquella palabra oportuna
en la sombra de esa duna ajena
Y me quedo solo otra vez
Solo, con 9 almas dentro del alma
soy hecho de retos y retazos
pinturas encantadas que adornan la luz
estoy hecho de música in fraganti
besos dormidos, preámbulos temerosos
éxtasis alquilados, memorias libres de impuesto.
Soy otra vez quien no es y es per se
al fondo, a la izquierda, de tu dulce mirada.
Letanía rasante
Raza mía
Raza mixta
tengo tantas razones para odiarte
tantos versos para amarte
tantos demonios para en el cielo adorarte.
Raza mía
Raza mixta
tengo tantos segundos para vivirte
tantos años para matarte
tantos exilios para por fin extrañarte
Raza mía
Raza mixta
tengo tantas imágenes para exaltarte
tantas palabras para extirparte
tantos verdugos para sin misericordia castigarte
Raza mía
Raza mixta
tengo tanto oxígeno para asfixiarte
tantas virtudes para soñarte
tantos lenguajes para por fin hablarte
Raza mía
Raza mixta
tengo tantos altares para adorarte
tantos sarcófagos para guardarte
tantos ruidos para de una vez callarte
Raza mía
Raza mixta
tengo tantos suspiros para negarte
tantas huellas para abandonarte...
Tantos pecados, para de mi alma salvarte.
Código terrestre
Reflexiones al otro lado del abismo
¿Te has dado cuenta que a veces el mundo no existe,
Que bajo la mirada de una ola todo cambia
Y el piso vuela con incertidumbre hasta mañana?
El mundo parece un canto, una nota de jazz quejumbrosa
Por los delirios que rebotan en la magnitud del ocaso
Y parece que el viento sopla permanentemente en las quejas del alivio
Este mundo crea llanto y ridiculiza la existencia
Cuando corta los caminos forjados con la savia del letargo
O acarrea flores y sílabas que jamás serán descifradas
Siempre es de noche, y siempre te deja caer bajo el hielo
En el instinto profundo de las cosas que no pasarán
Simples dosis enajenadas por el soplo tóxico del miedo
Cada vez somos menos, y cada vez somos más
Y el poco abrigo que nos queda oculto, renace en las gotas del techo
Que amanecieron huyendo del sueño de amor anhelado
El mundo no existe,
Quizás porque la ternura no nos alcanza para comenzar de nuevo
Y porque el oxígeno perece,
justo cuando la vida, ha comenzado
Genética
A mis viejos, y a los suyos.
Y tuve un hijo
Que nació bajo el amparo de la misericordia
Y que trajo rayos de luz blanca a las sombras de mi contaminada existencia
Balbuceó palabras, sonidos, con garganta y con coraje
Permitiendo a la angélica legión redefinir sus nombres
Y nombrando a su vez a la tierra entera en nombre de un beso
Una sola mirada, dirigió contra el hambre y la certeza
De que un día sería adulto como yo, pero humano como Dios
Vibrando la esquiva razón de la ignorancia permisible
Y ese hijo creció bajo raíces de árboles milenarios
En esos árboles que fueron y no son
De la memoria que nos acongoja por haber destruido más de cien mundos
Superó al viento, añorando la herencia y la sabiduría
Del que respeta la tierra como respeta su ombligo y su corazón
Generando escalofríos de desesperante cognición a los que sobrevivimos aún
Música y canto fueron sus palabras de amante
Y amó los siglos de la vida vegetal y animal
Desterrando a los demonios y serpientes de insistencia política
Cambió el sentido de las agujas del reloj
Y borró de tajo las perennes falacias del academicismo traidor
Para convertir en fuente de sabiduría al amor fraterno
Tuve un hijo que nació y durmió en los abismos
Y murió bajo el látigo de las flores silvestres
Y pensó sobre la caricia de la lava hirviente
Y amó la dulzura de las cosas que no son
Y perdonó la vida de los huesos perdidos
Y resucitó la libertad
Y recuperó la dignidad de las naciones
Tuve un hijo, profeta y alquimista,
Tuve un hijo, producto de sueños y quimeras,
Pero sobre todas las cosas
Por un solo momento de madrugada,
Tuve la exquisita sensación
De haber sido su padre.
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