martes, 7 de enero de 2014

ALFREDO ALEGRÍA ROSALES [10.811]


Alfredo Alegría Rosales

Alfredo Alegría Rosales conocido como «El Poeta de las Brumas» (El 10 de julio de 1899, San Marcos de Colón, departamento de Choluteca, República de Honduras – 25 de noviembre de 1974 Ciudad de Jinotega, Departamento de Jinotega, República de Nicaragua) fue un poeta norteño nicaragüense.

Alfredo Alegría Rosales fruto de la unión matrimonial de Jerónimo Alegría Garache, hondureño, y Carmen Rosales Barrera, nicaragüense, vivió sus primeros años en San Marcos de Colón en compañía de sus padres.
Alegría quien se convertiría en el poeta norteño de la romántica ciudad de las brumas ve morir a su padre a la temprana edad de 5 años y se marcha en compañía de su madre a la ciudad de Jinotega, Nicaragua la cual sería en su vida fuente de vivencias poéticas. Es ahí donde asiste a la escuela y trabaja en varias ocupaciones.
En 1917 a la edad de 18 años Alegría deja Jinotega por primera vez y se traslada al pueblo minero de San Albino departamento de Nueva Segovia, donde maneja una tienda de comercio. Es el mismo pueblo donde Augusto César Sandino armó a sus tropas para oponerse a las fuerzas invasoras de Estados Unidos.
Alegría celebra su mayoría de edad en la Ciudad de Matagalpa, donde publica sus primeros versos en el semanario que dirigía el intelectual Matagalpino Arturo Cerna.
En 1925 se desempeña como profesor del Colegio La Salle de Jinotega. Unos años más tarde un 28 de diciembre de 1931 contrae matrimonio con la señorita Julia Vaca Torres con quien luego procrea cuatro hijos: Álvaro, Esperanza, Ada Luz y Katia.
El Poeta Alegría conoce una fructífera vida literaria trasladándose así a la ciudad de Managua en 1956, pero regresa a Jinotega donde continúa su labor tras el devastador terremoto que destruye la ciudad de Managua en 1972.
Alfredo Alegría Rosales muere el 25 de noviembre de 1974 de un ataque cardíaco, en la ciudad de Jinotega.

Su Obra

Alfredo Alegría Rosales deja su marca en Jinotega con su labor literaria y periodística. Funda varios medios escritos mientras trabaja en su Obra literaria. Hoy en día su Obra tiene buen reconocimiento, especialmente entre sus coterráneos.

Durante la Revolución de 1979, un incendio destruye gran parte de la producción inédita de la edad madura del Poeta. Se pierden en este incendio sus manuscritos de juventud y su archivo de publicaciones, al igual que, una serie de conferencias y ensayos sobre: Bolívar, Morazán, Darío, Baudelaire, Lord Byron, Lincoln, Sarmiento, Zeledón, Oscar Wilde.

Alegría Fundó los siguientes medios escritos:

1928 funda "El Domingo" primer periódico impreso en Jinotega.
1935 funda "Rumbos" semanario informativo.
1936 funda "Norte" periódico semanal.
1937 funda "Ruta" revista con la que obtiene premio "Honor al Merito en 1942".
1942 funda "Avance" periódico informativo.
1956 funda "Nuevos Rumbos" su segunda revista.
1973 funda "Portavoz" periódico semanal, que sigue circulando hoy en día.

Sus obras editadas son:

1920 "Primeros Versos".
1954 "Sonata de Sueños", LCCN: 85596278
1963 "Velas Contra el Viento", LCCN: 64046390
1965 "El Romance de los Humildes y Otros Poemas", LCCN: 68117048
1978 "Destellos Poéticos". Obra editada y publicada póstumamente.

Obras inéditas:

1960 "Canto al Alfabeto". Esta se encontraba extraviada en el sistema del Ministerio de Educación de Nicaragua.
1973 "El Sabor de la Manzana". Narración de la vida de Adán y Eva en el Paraíso Terrenal, que el Poeta parece ubicarla en Nicaragua o en las inmediaciones de su terruño.

Reconocimiento a su Obra

En 1942 por su labor periodística recibió el "Honor al Mérito" galardón para el periodismo nacional dado en la ciudad de Matanzas, Cuba por su publicación de la revista Ruta.
En 1948 gana el primer premio con su poema Canción del Amor sin Palabras en los Juegos Florales Centroamericanos organizados en la ciudad de León, Nicaragua.
En 1951 gana Segundo lugar en certamen organizado en conmemoración del tercer centenario del nacimiento de Sor Juana Inés de la Cruz con el poema El Romance de Sor Juana.

Crítica sobre su Obra Literia:

La Obra literaria de Alfredo Alegría Rosales fue sometida a la crítica de la comunidad de intelectuales de su época.
El Doctor Ramón Romero Martínez, en el prólogo de Sonata de Sueños afirma “la Palabra traduce en forma sintética su emoción; esa palabra siempre fugitiva él la domina y la obliga a expresar lo que pasa en su mundo interior”. El Dr. Romero compara la poesía de Alegría con la de Ezra Pound, cuando logra expresiones como “en la sonora paz de mi montaña…” Romero escribe "eso que para mi es un grito de angustia en la montaña donde cae lluvia torrencial, luego sol purísimo, de oro viejo, y después la tarde pintada de ópalo y grana en el crepúsculo y la noche y ruidos de pájaros asustados por la espesura de las sombras".
El Profesor Fidel Coloma Gonzáles reconocido Dariano, escribió a propósito de la publicación de Velas Contra el Viento “Personalidad poética impar en nuestro medio es esta de Alfredo Alegría. Es el artífice, hábil dominador del material lingüístico, seguro de su técnica. Y como todo artesano, aspira a romper toda atadura ideológica o literaria". Coloma continua "Alegría es un poeta de fondo romántico, vive en perenne auscultación de su propio Yo: sus ideales, sus anhelos. El tema moral y el problema de la muerte tornan y retornan en sus poemas. Este poeta romántico, pues extrañamente, es formalmente un parnasiano. La colección de sonetos que integra la segunda edición de su libro Velas Contra el Viento, muestra su maestría en el manejo de esta difícil forma de perfección técnica, vocabulario raro, estructuras lapidarias, que recuerdan a Góngora y a Lugones. Quizás sea lo formal lo que lo lleva a un tipo de poesía objetiva, en la que el ojo artístico va captando objetos y delineándolos en un delicado y preciso lenguaje. Maestros nos parecen Estampa de un Venado y Preludio Invernal.
Por otro lado el Profesor y literato Salvador Hernández Salinas expresa "Muchos Nicaragüenses nos sentimos solos en lo que tu llamas nuestros rojos calvarios, nuestras torres, como dices en Inscripción, al final del trascendente libro Sonata de Sueños. En tus poemas propagas en forma bella ideales constructivos y potencial cívico para los ciudadanos y levantas tu índice para señalar a Cristo como único refugio de las almas depuradas por el sufrimiento".
Del Poeta Guillermo Castellón de la Prensa Gráfica. Castellón escribe "Alfredo Alegría un poeta maduro en busca de nuevas emociones. Entre los poetas de la vieja guardia, que no por su madurez dejan de buscar en los nuevos rumbos de la poesía actual, se halla Alfredo Alegría, del brumoso solar Jinotegano, cuya vibrante y luminosa cosecha le ha acreditado los mejores elogios de la crítica y ha coronado su amplia y erguida frente con uno que otro lauro, en algunos certámenes literarios. Alfredo posee el don de la variedad. No se concreta a motivos meramente pueriles del amor y de la filosofía barata, pero si canta a las cosas del corazón, lo hace con cautela y sin caer en la cursilería, salvando la obra con inéditos conceptos extraídos cuidadosamente de su reino interior. A veces se muestra altivo y habla de los pobres y de la injusticia social; entre otros aspectos, del tiempo inexistente con una filosofía muy suya y un poco fuera de lo común".





AUTOBIOGRAFÍA

Me crié como un becerro
al pie de la montaña segoviana.
Lactando en sus ubres gigantescas
di los primeros topetazos.
Y me embriagué de cielo,
de luz y sones de agua
en los arroyos zarcos que saltaban
de la profunda y maternal entraña.

Fui a la escuela.  Lecciones.
Recreos con sopapos.
Don Luis F. Mantilla
iba de mano en mano en los encaños.
Pero una mañana el maestro dijo:
“Aquí está ahora El Lector Americano”.

Luego la guerra, la pobreza…¡tanta!
Se cerraron las aulas
y fui a buscar patrón a los doce años.
(Sacudido y sangrante
llegaba a mis oídos el dolor de la patria).

Hice de dependiente.  Y en un jardín, jugando,
llegó el primer amor mariposeando.
Tímido amor sin besos.
Matinal silabario.
Vela en rosada barca.
(Temblaban mis doce años
al eco musical de su palabra).

Después andanzas.  Cielos.
La insinuación del alba.
Versos.  Romances.  Locuras de muchacho.
Desengaños de hombre.
Rezos de amor al pie de carnales estatuas.

Futilezas profundas.  Lo de siempre.
El rodar de una lágrima.
La temprana inquietud por los caminos
en busca de algo vano,
de una meta imprecisa.
La terrenal manzana.
Las uvas rezumantes de la viña del diablo.
Amor que arriba un día
vencedor y cantando.
Frutos que se desgajan:
Hijos.  Mi cosecha de hombre.
Partir la peña diaria del trabajo
en el feudo del amo.
Y la estrella dormida en la distancia,
y esperar que amanezca en la esperanza.

Mas no estoy triste, no, ni estoy alegre.
Creo en Dios.  Creo en la Vida.  En el mañana.
En el Bien.  Amo el sol.  Tiemblo de amor.
Y creo en la victoria de quien ama.

Y esta es la historia mía.  ¿Qué te importa
una historia tan simple, tan Juan Lanas?
Pero al menos dirás, hermano mío,
que soy sincero como un chorro de agua. 

(de Sonata de Sueños, Jinotega, 1954).







Canto Patrio
Patria, en ti está escrito el gran poema,
que con metal y el sol de ardiente llama,
escribió Dios con su mano estupenda.

En ti esta escrito el poema del agua
que borda sobre la piedra su sonata.

En ti está escrito el poema del fuego
que muerde el corazón de la tierra y se hace rosas
en las rutas del alba.

En ti esta escrito el poema de los pájaros músicos,
el poema de la estrella dormida,
el poema de los ritmos augustos
que brotan de la inmensa y multicorde lira.

Cuando el cóndor invade, ebrio de azul, los cielos;
cuando el viento pasa su mano sobre las espigas;
cuando el día prende su lámpara de oro sobre el ara del monte
y la luz peina sus cabellos flotantes;
cuando el mar habla a la raza en su lengua oceánica;
cuando el silencio se llena de estrellas
y el amor se adormece en el pecho, temblando;
entonces, Patria, no hallamos la palabra
con qué llamarte, con qué arrullar tu nombre,
alba paloma,
lirio virgen,
hostia de la luz dormida entre insomnes espadas.

Por eso los poetas hacen himnos sublimes
de tu nombre, tu enseñanza, de tu angélica gracia.
Porque el amor sagrado que ellos te tienen, Patria,
semejante es, en todo, el amor de la amada.

Amor que prende cirios en el éxtasis santo;
amor que agita el ala bajo laureles altos;
amor que da la vida sin pronunciar palabra,
o que laza, de repente, un son inmenso de arpas.

Que te saluden, Patria, las cívicas mesnadas:
que te corone el héroe de lauros sempiternos;
que los coros alegres de los niños te canten
y rieguen a tus pies rosas, laureles, versos.

Y que tu gloria suma, tu victoria potente,
tu numen, tu hermosura que en tu bandera encarnan,
cubran como ala inmensa nuestro inmortal terruño
entre un incienso de almas.







Sinfonía vesperal

La luna rútila y blonda,
luz cimera del ensueño-
resbala en alado empeño
como una canción redonda.

El día rompe su onda
en los umbrales del sueño,
y en la montaña su ceño
bajo los cielos ahonda.

La noche, próxima, aferra
su ancla azul sobre la tierra
que en blando sueño se inclina.

Canta un güis, borrosamente,
y suena, ignota, una fuente
su dulzaina cristalina.


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