sábado, 15 de enero de 2011
2829.- FRANCISCO VÉLEZ NIETO
FRANCISCO VÉLEZ NIETO
Escritor, poeta y crítico literario, nacido en Lora del Río (Sevilla).
En verso tiene publicados los libros: La otra historia de siempre, Excepto la derrota, Memoria ante el espejo, Itálica y otros poemas (IV ª edición, Finalista del Premio de Críticos del Sur, año 2006). Los cuadernos: Poetas en el aula, Poetas y humanistas y Cuadernos abiertos. Además, es editor y coordinador de las antologías Antología del Olivo y Homenaje a la bicicleta.
Fue fundador de la revista poética ÉXODO y está incluido en las antologías Nueva Poesía Sevilla, Poetas en Sevilla, Ánfora Nova, Homenaje al soneto y Soleares, entre otras.
En prosa, es autor de Itálica y el Monasterio de s. Isidoro del Campo (Guía para el paseante) 2ª edición (Agotada), así como coautor de varios libros.
Articulista y crítico literario, es colaborador habitual de diversos periódicos y revistas nacionales: El Correo de Andalucía, Grupo Casco Antiguo, Diario de Málaga (Suplemento de Libros), Andalucía en la Historia, La República de las Letras (Madrid), Cuadernos para el Diálogo (2º etapa) y otras publicaciones.
Actualmente es Presidente de la Asociación Colegial de Escritores de Andalucía (ACE-Andalucía), miembro asesor del Centro Andaluz de las Letras de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, Miembro asesor del Pacto del Libro y la Lectura (Junta de Andalucía), Vicepresidente de la Fundación Itálica de Estudios clásicos y Presidente de la Asociación Feria del Libro de Sevilla.
Maleta de Madera
Maleta de madera:
prisión rectangular
de mi pueblo,
emblema trágico
de nuestra pobreza.
Oscura mercancía
a hombros de la miseria
de tercera en tercera
te arrastras día y noche,
como lecho,
como mesa,
como asiento.
Maleta de madera,
trágico capítulo
de nuestra historia
de tercera en tercera.
(Del libro La otra historia de siempre)
La balanza
Alivia el peso de los días
corregir las haces de los héroes,
sus pagados panegíricos, tantas
coronas sobre dudosas frentes.
El pedestal del rebaño de los buenos,
cloacas, el infierno de los contestatarios,
Ovidio desterrado por levantar la voz,
Cicerón en el filo de la navaja
y Séneca víctima de un mal poeta.
¡Tantos!
Todo por esta parodia del poder;
de manera que vaya usted a saber,
dónde están los unos y los otros
y el precio del laurel de las coronas
(Del poemario Poesía Unida)
Perlas por cerezas
En el aire soledades,
en mi corazón la sed,
sequedad en la garganta,
añoranza de la fuente
perlas por cerezas ofrezco.
la riqueza no es consuelo
ni el puente detienen el agua
por donde coro y no llego.
(Del poemario Itálica y otros poemas)
EL CORAZÓN DEL POETA
Lo acaricio todas las mañanas para que aguante
en esta cuesta arriba por donde me lleva.
Sé que está cansado: con versos lo animo,
sueños de otras eras y flores ya marchitas.
Su tiempo es un mar de estragos
y cada poema o recuerdo un epitafio.
Él aguanta, respira y escala como puede
con esta piedra que soy a sus espaldas.
Sísifo poeta de poca suerte sube y baja.
"Poesía Unida"
Poemas para no olvidar
Cuatro variaciones del libro inédito
A la puerta de la casa
Nos han robado tantas anheladas ilusiones,
tantos deseos, riesgos, utopías tronchadas,
aunque la idea no desfallece, si la creencia,
pues ya poco importa esta comedia
si tanto dolor tatuado yace en los costados.
.
Solo palpitamos intimidades selladas
improntas impresas en la memoria.
Permanecemos mudos, como lejanos abuelos
sentados a la puerta de la casa. Espectadores
incrédulos, contemplamos actuar la farsa
gesticulante, pordiosera, cínica y ahíta,
mendigando la caridad de voto sin castidad,
beatífico rezo, vergonzante avaricia
Por fortuna, son sólo unos días cada ciertos
inviernos y primaveras rotas dichas visitas
buscando avales para sus insaciables vientres.
Alivio, tan desabrido jolgorio termina pronto.
La plaza, solitaria y sucia queda en silencio
y las escobas, obedientes, inician su labor.
El color del hombre blanco
A la memoria de Darwin
“Uno es la máxima de Tucídides de que los fuertes hacen lo
Que quieren mientras que los débiles sufren como deben”
Noam Chomsky
El hombre blanco tiene un signo algo oscuro:
su dominio sobre los hombres de otros colores.
Los hombres negros parece que quieren
sacudirse la carga de los hombres blancos.
También los hombres amarillos levantan cabeza
y sudan por descabalgar a los blancos de sus espaldas.
Y todos los hombres de inferiores colores del mundo
sueñan con librarse de tan púdico y superior jinete.
Cuando todos ellos se vean libres y con cabalgaduras propias
en el Arco Iris. Continuarán los hombres devorándose
Mejor dicho: los grandes cabalgaran sobre los pequeños
que pingarán como esos monos de circo que divierten.
Desde mis cenizas en la crátera, serán mirados con pena,
mientras Darwin puede que sonría meciéndose su barba.
Paz en la guerra
Cuando la angustia ahoga en la soledad del alba
Y el mudo campanario contempla al ciprés que se mece
dueño de esa mansedumbre de siglos que lo elevan,
suelo meditar silencioso, mano a mano con mis adentros.
y apoyado en la confianza que nos une le pregunto:
¿Quién talló en rico mármol la palabra Paz?
¿Quién por envidia grabó debajo la de Guerra?
Paz en la Guerra. Guerra en la paz. Epigrafía del dolor
desgarro inmisericorde de todos los pueblos
Meditando por ese laberinto de interiores, sospecho,
que han podido ser idénticas manos, la misma gente,
pues si se observa, unos y otros juegan con dados marcados.
Se visten y desvisten como en cuentos de hadas para sordos
y algo se alarman cuando la sangre derramada al pisar salpica.
Conspiran, calculan, pactan y, sacan de la chistera una paloma.
Luego, hablan de Picasso, como si el luto no existiera
Oteando el foro
La lluvia de mentiras apenas humedece la masa,
rancio pan de cada día antes de entrar en el horno.
Vocifera, el gentío que reboza el foro, se expande;
mas nadie escucha a los prebostes, es jerga que no atrapa;
sea invierno o verano, otoño triste, susurrante primavera:
Todo es puro trajín, fiasco de larga y tortuosa mentira,
sainete vergonzante, cacofónicos sonidos sin pentagrama.
Mas de ese foro de inapariencia, pueden brotar escuadrones
tatuados, temblorosos poetas observando inquietos el bramido
de los bárbaros danzando entre las trepidantes hogueras.
Y los bardos, intentarán salvar algunas obras del Farenheit.
Una vez más todo puede ser un acto de ingenua libertad ficticia.
Me siento temeroso, exiliado sobre húmedos sueños temblorosos
como gotas de rocío en una hoja. Medito, más nada me calma.
Tengan cuidado, todos aquellos que posean saber y corazón.
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