martes, 4 de enero de 2011

2766.- JOSÉ MARÍA CASTRILLÓN


José María Castrillón (Avilés, Asturias 1966) es doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Oviedo. Ha publicado los textos poéticos La sonrisa de un delfín (Heracles y Nosotros, 1991), Animal de compañía (Nómadas, 1998), Aún por recorrer (Magua, 2004), La vieja munición (Idea, 2005) y el círculo y la piedra (Trea, 2006). Perteneció al consejo de redacción de la colección literaria Nómadas y de la revista Solaria. Co-dirigió, junto a Jordi Doce, el monográfico Antonio Gamoneda. En la lógica mortal (Ínsula, 736, abril de 2008).






NACIMIENTO DEL SUEÑO
oscura maleza
recitación de la quietud
piedra junto al cauce
me detengo
a sera escuchar la promesa incumplida
del agua fluyendo adentro
inalcanzable
un día más
maleza








CAUCE
el fondo de piedras
la piel de agua
su edad de silencio
no bastan
si desaparece el júbilo
y el frío no palpita
el fono de piedras
su desamparo de arena sólo
si olvidamos la orilla


la mano sintió el peso de una piedra
tenía la piedra el contorno preciso de la mano
como tiene la palabra
el rumor mineral de una voz








ORILLA
alcanza el agua
siente
cómo enfunda tu mano
cómo va separándola de ti
y la gana como a la piedra
para el fondo








PLANES DE VIAJE
(más lejos, a unas islas...)

a beber en la crianza del aire
los dos islas crecidas
¿puedes verlas?
como palabras pequeñas
que se llamaran
con la voz imantada que ascendió del mar








Excavación

los cimientos de la casa expulsan el agua que ha empapado
durante días la tierra
contemplo su desecación como el sangrado de un animal
así canto la humilde mansedumbre
del fin cuando los símbolos
interfieren de manera inaceptable con la muerte
porque nada se había acercado ni por un instante a mí

contrastes y un delicado vigor
sobre la placa del poema
levaduras colmatado de silencios porosos por la delación de
un final llovido antes
y heces higo hígado de arcilla maduro violentamente abierto
ante mí

pero sólo es corte en la tierra
que dejaremos secar al sol
para que todo nazca de un levantamiento del vacío








Entusiasmo

los que alcanzaron a ver el azafrán en los estigmas
Pollock que pinta a fuerza de brazos
sobre el suelo
los que aguardaban tránsitos celestes
como los colores beben del silencio a nuestro lado
siguen aquí
han olvidado los filamentos de la luz
aquellos que nos inventaran
apenas desde un fondo










Verano: mediodía

los sonidos que llegan a través de la ventana han recortado el interior y ahora lo alzan con la presión insospechada de la savia: es el sueño

las voces y los trinos comparten la misma estupidez de un relato que en sentido inverso se lee y con las sienes atentas

por las conversaciones y los pájaros adivinamos el cielo –se diga como se diga en la cínica necesidad de los poetas–

advertimos la salazón del verano –se diga como se diga lo que de cada verano hemos aprendido–

y sentimos el mosto que asciende sobre sus azúcares dejando lejos al invierno

en su rama fría absorta









Octubre

son afán y pudrición los días nuevos
respira transforma mastica consiente
el valle es una boca atareada
y lo que veo
un orificio abierto en un plano
donde hormiguean las palabras
en su labor
a destiempo







BAILE JUNTO AL PANTANO

Es tarde ya,
y el agua no ama ni las luces ni la música:
contra sí las deshace
como a su propio sueño.

Mis padres se han abrazado para bailar.

Yo no sueño aún con los cuerpos pero amo las voces:
la voz de mi madre,
mi voz posada sobre su pecho.

Bailan abrazados,
y llegan las orillas de sus pasos hasta aquí,
donde el agua respira la ceguera.

De aquella noche, los fondos de silencio.

(De La vieja munición)








BICICLETAS

(¡yo peso más!...)

cuesta abajo
dejarse atrás para alcanzarse

la tarde te respira

y una voz que de pronto te adelanta
que alguna vez te rozó
y se cogió de ti

dónde se quedó el cambio de agujas de esta brisa
que te va dejando
atrás

(De El círculo y la piedra)








DOLOR

como en un reloj de arena
es algo que cede dentro

son las paredes
que se van quedando al aire
unas frente a otras
y palabras repetidas
desnudas
ya para siempre convocándose a sí mismas

(De Aún por recorrer)

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