Nancy Morejón
Nancy Morenón (La Habana, 7 de agosto de 19441 ) es una poeta, dramaturga, ensayista y traductora cubana.
Su padre era de ascendencia africana y su madre de raíces chinas y europeas. Habiendo destacado desde muy temprana edad en los estudios, escribía poemas a los trece años y en 1959, con apenas quince, llegó a titularse de profesora de inglés; obtuvo el bachillerato en letras en 1961. A los dieciocho años publicó su primer libro de versos, Mutismos. Entre 1963 y 1964 fue profesora de francés en la Academia Gustavo Ameijeiras de La Habana y trabajó como traductora para el Ministerio del Interior. Obtuvo el premio «Rubén Martínez Villena» en 1964 y militó entre 1963 y 1965 en el Comité de Base de la Unión de Jóvenes Comunistas de la Escuela de Letras; se licenció en lengua y literatura francesas por la Universidad de la Habana (1966) y se doctoró con una tesis sobre el poeta martiniqueño Aimé Césaire. Entre 1986 y 1993 fue directora del Centro de Estudios del Caribe de Casa de las Américas, labor que reasumió en 2000. Desde 1991 es Miembro de la Academia de Ciencias de Cuba.
Elaboró una Recopilación de textos sobre Nicolás Guillén (La Habana, Ediciones Casa de las Américas, 1974) y se ha dedicado principalmente a la traducción simultánea en eventos y congresos; también realizó traducciones para el Instituto del Libro, sobre todo de poesía afrocaribeña. Participó en el Encuentro del Centenario de Rubén Darío, celebrado en Varadero (1967) y en muchos otros actos literarios, relacionados con la poesía y la cultura. En 1980 recibió el Premio Nacional de Ensayo "Enrique José Varona" de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba por su libro Nación y Mestizaje en Nicolás Guillén, que en 1983 recibió también el Premio Mirta Aguirre; en 1986 recibió el "Premio de la crítica" cubano por Piedra Pulida y en 2001 el Premio nacional de Literatura. A Elogio y paisaje y La Quinta de los Molinos les fue otorgado también el Premio de la Crítica en l997 y 2000, respectivamente. La Universidad de Nueva York le confirió el Premio Yari-Yari de Poesía Contemporánea por el conjunto de su obra en el 2004. En agosto de 2006, durante la VLª edición del Festival Noches de Poesía, recibió el Premio Corona de Oro de Struga 2006 de Macedonia ya proclamado el 21 de marzo de 2006, en la sede de la UNESCO, en París, por el Día Mundial de la Poesía. En mayo de 2007, en el marco del XII Festival Internacional de Poesía de La Habana, recibió el Premio Rafael Alberti. posee las Insignias de Oficial de la Orden al Mérito de la República de Francia y la réplica del Machete de Máximo Gómez, entre otros. Es miembro de número de la Academia Cubana de la Lengua desde 1999.
Escribió colaboraciones para Unión, Cultura'64, El Caimán Barbudo, La Gaceta de Cuba, Casa de las Américas. Fue seleccionada para la antología Novísima poesía cubana (1962) de Reinaldo Felipe y Ana María Simo.
Su obra abarca una gran amplitud de temas. La mitología de la nación cubana y la relación integracionista de los negros con esta nación mediante el mestizaje de culturas españolas y africanas en una identidad nueva, cubana. La mayor parte de su obra apoya el nacionalismo, la revolución y el actual régimen cubano. Además, declara su feminismo respecto a la situación de las mujeres dentro de esta nueva sociedad y la integración racial haciendo a mujeres negras protagonistas centrales en sus poemas. Finalmente, su trabajo también trata la historia de la esclavitud y el maltrato en la relación de Cuba y los Estados Unidos, aunque su obra no está dominada por los temas políticos. Críticos sagaces han hecho notar jocosas observaciones sobre su propia gente, un particular y muy cubano empleo de la ironía y el humor, así como la calidad intrínseca de una poesía sumamente lírica, íntima, espiritual, e incluso erótica, hasta bucólica.
Nancy Morejón ha sido traducida al inglés, al francés, al alemán, al portugués, al italiano, al ruso, al polaco y al holandés y es especialmente conocida en los Estados Unidos, donde su obra es muy apreciada y ha sido traducida y reimpresa en numerosas ocasiones.
Obras
Poesía
Mutismos: ed. El Puente, La Habana, 1962
Amor, ciudad atribuida: ed. El Puente, La Habana, 1964
Richard trajo su flauta y otros argumentos: col. Cuadernos, ed. Unión, La Habana, 1967
Parajes de una época: col. Mínima, ed. Letras Cubanas, La Habana, 1979
Poemas (antología): Selec. y pról. de Efraín Huerta, Ilustración de cubierta Wifredo Lam, ed. Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), México D.F. 1980
Octubre imprescindible: col. Contemporáneos, ed. Unión, La Habana, 1982
Elogio de la danza: col. Cuadernos de Poesía, ed. Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), México D.F. 1982
Cuaderno de Granada: ed. Casa de las Américas, La Habana, 1984
Grenada Notebook: Traducción de Lisa Davis, ed. Círculo de Cultura Cubana, New York, 1984
Where the Island Sleeps Like a Wing (Antología bilingüe): Traducción, Selec. e Introducción de Kathleen Weaver, Pról. de Miguel Barnet,, ed. The Black Scholar Press, San Francisco, California, 1985
Poems (Antología): Selección de Sandra Levinson, ed. Center for Cuban Studies, New York, 1985
Piedra pulida: col. Giraldilla, ed. Letras Cubanas, La Habana, 1986. Premio de la Crítica 1986
Ours the Earth (Antología): Traducción, selec. y pról. de Joe Pereira,, ed. Instituto del Caribe de la Universidad de West Indies (UWI), Kingston, Jamaica, 1990
Baladas para un sueño: col. Ciclos, ed. Unión, La Habana, 1991
Poemas de amor y muerte: ed. Revista Caravelle (separata), Toulouse, 1993
Paisaje célebre: ed. Fondo Editorial Fundarte, Caracas, 1993.
Le Chaînon Poétique. Tradujo Sandra Monet-Descombey, ilustró la cubierta el pintor dominicano José Castillo. Prefacio de Delia Blanco y Pilar Paliès, ed. Médiathèque Champigny-sur-Marne, Paris, 1994
El río de Martín Pérez (Antología): Ilustraciones del pintor Rolando Estévez, col. Clásicos del San Juan, ed. Vigía, Matanzas, 1996
Elogio y paisaje: Ilustraciones de la autora, col. La Rueda Dentada, ed. Unión, La Habana, 1997. Premio de la Crítica 1997
Botella al mar (Antología): Selec. y pról. de Adolfo Ayuso, col. Poesía, ed. Oliphante, Zaragoza, 1996
Richard trajo su flauta y otros poemas: Selec. y pról. de Mario Benedetti, ed. Visor, Madrid, 1999
La quinta de los molinos: Ilustraciones de Reynaldo González, 135 pp, col. Cemí, 2000, ed. Letras Cubanas, La Habana. Premio de la Crítica 2000
Ruhmreiche Landschaft (Paisaje Célebre): Gedichte, Umschlagmotive und Zeichnungen: Nancy Morejón, 82 pp, Übersetzung und Nachwort: Ineke Phaf-Rheinberger, Coleba Verlag, Triesen, 2001
Black Woman and Other Poems (ed. bilingue): tradujo, anotó, e introdujo Jean Andrews, arte de cubierta del autor, 244 pp. ed. Mango Publ. Londres, 2001.
Cuerda veloz, Editorial Letras Cubanas, 2002
Mirar Adentro/Looking Within: Selected Poems, 1954-2000 (ed. bilingue, African American Life Series). Ed. Juanamaria Cordones-Cook. Wayne State University Press, 2002
Carbones silvestres, 2006
Antología poética (1962-2000), selección y prólogo de Gerardo Fulleda León, Caracas: Editorial Monteávila, 2006
With Eyes and Soul: Images of Cuba" antología con fotografías del poeta estadounidense Milton Rogovin(2004), que se publicó en Buffalo.
Ensayo
Recopilación de textos sobre Nicolás Guillén: Selección, prólogo y notas de N.M., 429 pp, Serie Valoración Múltiple, ed. Casa de las Américas, La Habana, 1972
Nación y mestizaje en Nicolás Guillén: 332 pp. col. Premio, ed. Unión, La Habana, 1982
Fundación de la imagen: 294 pp, col. Giraldilla, ed. Letras Cubanas, La Habana, 1988
With Eyes and Soul: Images of Cuba. Trans. Pamela Carmell and David Frye. White Pine Press, 2004
Traducciones
Paul Laraque: Las armas cotidianas, col. Premio, ed. Casa de las Américas, La Habana, 1979
Nicole Cage Florentiny: Arcoiris, la esperanza, col. Premio, ed. Casa de las Américas, La Habana, 1996
Ernest Pépin: Remolino de palabras libres, col. Premio, ed. Casa de las Américas, La Habana, 1991
Édouard Glissant: Fastos, Ediciones Vigía, Matanzas, 1998
Édouard Glissant: Fastos y otros poemas, col. Pasamanos, ed. Casa de las Américas, La Habana, 2001
Versos
Ahora soy: solo hoy tenemos y creamos
Nada nos es ajeno
Nuestra la tierra
Nuestros el mar y el cielo
Nuestras la magia y la quimera.
Epitafio para una dama de Pretoria
Sobre una idea del poeta Counniee Cullen
Siempre pensó que aún resurrecta
Dormiría la mañana
Hasta que tres ángeles negros
Le hicieran bien la cama
Y , sobre todo , el desayuno.
(Tomado de Baladas para un sueño,
colección Ciclos, Ediciones Unión, 1989)
Réquiem para la mano izquierda
Para Marta Valdés
Sobre un mapa se pueden trazar todas las líneas
Horizontales, rectas, diagonales
Desde el meridiano de Greenwich hasta el golfo de México
Que más o menos
Pertenece a nuestra idiosincrasia
También hay mapas grandes, grandes, grandes
En la imaginación
E infinitos globos terráqueos
Marta
Pero hoy sospecho que sobre un mapa pequeñísimo
Mínimo
Dibujado en papel de libreta escolar
Puede caber toda la historia
Toda.
(Tomado de Richard trajo su flauta y otros
argumentos, Cuadernos UNEAC, 1967)
Elogio de la Danza
A Leo Brouwer
El viento sopla
Como un niño
Y los aires jadean
En la selva, en el mar.
Entras y sales
Con el viento,
Soplas la llama fría:
Velos de luna soplas tú
Y las flores y el musgo
Van latiendo en el viento.
Y el cuerpo
Al filo del agua
Al filo del viento
En el eterno signo de la danza.
(Tomado de Elogio y Paisaje,
La rueda dentada, Ediciones Unión,1996)
El Tambor
Mi cuerpo convoca la llama
Mi cuerpo convoca los humos
Mi cuerpo en el desastre
Como un pájaro blando
Mi cuerpo como islas.
Mi cuerpo junto a las catedrales.
Mi cuerpo en el coral
Aires los de mi bruma
Fuego sobre mis aguas.
Aguas irreversibles
En los azules de la tierra
Mi cuerpo en plenilunio
Mi cuerpo como las codornices
Mi cuerpo en una pluma
Mi cuerpo al sacrificio
Mi cuerpo en la penumbra
Mi cuerpo en claridad
Mi cuerpo ingrávido en la luz
Vuestra, libre, en el arco.
(Tomado de Elogio y Paisaje ,
La rueda dentada, Ediciones Unión, 1996)
lluvia sobre tejados
Quien pudiera escribir sobre estos tejados
musicales y casi dormidos
por eso mismo quizás envueltos
en la lluvia y por eso mismo quizás cayendo
en el corazón ajustado de alguien
sin que nadie se esté dando cuenta.
Algunos tejados están cantando en su temblor,
están mojándose por una lluvia que nadie ha anunciado,
que nadie puede reconocer sino las gotas más pequeñas,
las gotas que ruedan
hacia el asfalto bordado de piedrecillas
y huecos grandes como espacios abiertos
ante las balas de un ejército de ocupación asesina.
Estos animosos tejados
grises en su esplendor urbano,
alborotados en la pupila de alguien que los contempla
con el azoro de antaño, cuando los negros curros campeaban
bajo la luz de estos tejados buscando los colores de su pasado
y el canto ciego de sus gargantas...
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Manglar, abril de 2006
Qana
Oh dios si existes
No he dudado de tu existencia
Esa pregunta,
lanzada al vórtice de los vacíos,
es un gorrión con las alas quemadas;
como una gruta sorda
por donde caminamos, sin rumbo,
hasta que el cuerpecito ensangrentado
de una niña inocente
impide el paso
Luego,
hay un sonido atronador1
que nos lleva
hasta un letrero que dice QANA
Oh dios si existes
Cómo podrías explicar
tanto sadismo, tanta crueldad, tanta aberración
Es alucinante ver la sangre de una niña brotar
La sangre de una niña yerta, yerta, yerta
Su mirada, agua de alondras, yerta
Brota la sangre
de su cabeza y de sus piernecitas
Oh dios de todos los días
Cualquiera que fuese tu nombre o tu pasado o tu origen;
dondequiera que hayas reinado o sufrido;
dondequiera que te hayan rendido culto
Ven a calmarla
Ven a mitigar su dolor y mi espanto
Ven y acúnala en tus brazos,
Ven en su auxilio porque mis lágrimas no pueden hacer nada, ni mis ruegos, ni mis
versos inciertos.
Haz posible la cordura entre los hombres y sus familias,
entre las mujeres y sus familias,
entre las niñas y los niños y sus familias
desencontradas o encontradas
de todo el orbe
y que los culpables de estos crímenes paguen por ellos.
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1
ensordecedor
Vilma en junio
Junio trajo la lluvia tempestuosa,
la estrella natural que mece el viento.
Junio poblaba el mar de sentimiento
con la fina presencia de una rosa.
Vilma sabrá guardar la primorosa
espuma fiel de un cielo derramado
como el silencio de su bienamado
bajo el cristal amigo de otra rosa.
Yo la vi levitar como una estrella
viva, serena, amena y encendida.
Vilma, brillando aún como centella,
en la perenne rosa convertida,
hecha canción y sueño realizado
como una clara estrella amanecida.
Círculos de oro
Cantan las aves en la mañana,
sobre el techo de la iglesia meditabunda
pero nadie las escucha a las aves tranquilas
sino el explorador que bajó de las montañas
después de la lluvia. Andar y andar,
atravesando los pastos húmedos,
es una forma de conocer el ambiente
de este pueblo extraño donde las calles
son círculos de oro traidos de la alta mina.
Andar y andar, después que los relámpagos
trajeron su verdad hasta las raíces del almendro en flor.
Oímos todavía el canto bendito de las aves
en la mañana
pero hay unos forasteros, que son soldados,
con sus fusiles en ristre a punto de disparar
sobre la luz del vuelo emprendido por las aves
que cantan en la mañana.
Andar y andar del amigo que contempla
la escena asaltado por el azoro más indescriptible.
Disparan sobre el vuelo azul de las aves
los invasores impunes con sus cascos feroces
y sus fusiles hambrientos de sangre inocente.
Andar y andar, y no comprender nada
sino el derecho de las aves a cantar
y el derecho de los paseantes a escucharlas.
Montevideano que habla en alemán
A Mario Benedetti y Luz, por supuesto
Soy un marino sin puerto y sin acento,
sin luna,
sin los cabellos abriéndose ante el horizonte de los vientos.
Soy un marino, el marino de todos los orientales
que buscan la aventura del amor fugaz.
No he podido encontrarlo. No he podido encontrarlo.
He sido el marino que encontró el amor,
un amor fijo, fijo en mi Luz montevideana.
Por eso en la pantalla hay un marino atildado,
susurrando quizás a Heine.
Un marino mirando a la mujer que está a su lado
porque extraña a la suya que es
una luz alegre de mar,
de los mares del sur,
ahora sin dueño.
Los poemas lanzados al océano
y a los siete mares
hacen que este marino
olvide el olor de los canteros
en los balcones y su única flor
de flores sembradas en la memoria
como aves de una calle en su barrio natal
para entonces volver a pensar
y pensar en la luna con su Luz Alegre
y el poderoso vaivén del Río de la Plata.
No hay carne humana, no hay hueso humano,
no hay forma de mujer que no le traiga al marino peinado
el perfume de aquel hospital donde, adolescente,
ella puso sus labios sobre los suyos
contaminados con una enfermedad mortal.
Soy un marino bajo el lente,
bajo todos los lentes de Eliseo Subiela
buscando trascender su imagen
y saltar la historia misma de un amor que perdura
como el azul del mar frente a los balcones de Montevideo.
Soy un marino enamorado de esta luz alegre
en donde está la mía.
Soy un marino montevideano que habla en alemán
sobre esta luz que no termina.
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La Habana, 16 de abril, 2006
Obsidiana
A Claribel Alegría, en Managua
Obsidiana es una palabra antigua,
más antigua aún que las altas arenas del desierto,
volando entre las bajas colinas de un paisaje
más antiguo que su propia historia.
Leo obsidiana.
Hay una obsidiana entre las manos de Bud.
Al alba, cantan los lagos como nunca.
Leo obsidiana.
Escribo obsidiana.
Con ella entro a los secretos de las montañas,
a los de la luna alta y blanca,
luna sembrada en los cielos
y en el follaje nacido alrededor de estos volcanes.
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Managua, 14 de enero, 2005
Siempre pensó que aún resurrecta
dormiría la mañana
hasta que tres ángeles negros
le hicieran bien la cama
y, sobre todo, el desayuno.
Otros poemas como «Baas (Amo)» nos remiten a temas sobre la esclavitud ya presentes en Richard... y, sobre todo Piedra pulida. Bellísimas baladas que son un alegato contra la política del apartheid.
Con Paisaje célebre (1993), esa vuelta al hermetismo presente en Piedra pulida permanecerá en su escritura combinada, ahora, con elementos coloquiales. Las composiciones de este libro no huyen de reflejar la situación de Cuba pero sin renunciar -como siempre- a lo más personal, que en su caso consiste en indagar en su pasado o en las imágenes de su infancia, como en el poema «Pogolotti»:
Antes de ser el nombre de un pintor,
de un gran pintor cubano,
Pogolotti, en mi infancia,
era una rústica ruta de malezas
que conducía a una casona alta.
Pero lo más significativo de este nuevo libro es que cada poema se convierte en una imagen por sí misma; cada composición es un paisaje -interior o exterior- que para la propia autora se convierte en algo para ser rememorado, o en cualquier caso inolvidable en poemas como los «Restos del Coral Island» o «Mujer con pescado»; y en ese trasfondo de luces y claroscuros presente en los versos siempre hay una verdad cotidiana que anuncian las palabras:
El universo de Hemingway y el de la negrita son
diferentes
pero han trascurrido en un mismo escenario
terrestre donde lo que cuenta
es el deseo de vivir
a pesar
de
(«Dibujo»)
Desde este universo personal, desde estos paisajes vividos, la obra se abre con el poema que da título al libro y con unos versos que sin duda tienen que ver mucho con la más reciente poesía latinoamericana: «Ver la caída de Ícaro desde la bahía de/ azules y verdes de Alamar». La autora invoca la caída de Ícaro para concluir con el verso: «Es el atardecer y necesito las alas de Ícaro».
Muchos de los poemas de Paisaje célebre pasarán a formar parte de otro libro, El río de Martín Pérez y otros poemas (1996), un bellísimo volumen publicado por la editorial Vigía en el que el poema axilar es, precisamente, «El río de Martín Pérez». El motivo del río sirve para evocar paisajes cotidianos y pensamientos íntimos. A través de la metáfora de las dos orillas, la voz poética explicita su deseo de atravesar, de ir hacia esos otros espacios en los que va a encontrar sus orígenes; y como apunta Aitana Alberti: «En este ´río de aguas ningunas´, leve arañazo en La Habana profunda (...) Nancy Morejón ha hallado el eterno presente de sus orígenes mitológicos en medio de la cotidiana algarabía»(11):
río de mi pobreza líquida
río de mi fortuna sólida
y de mi lengua cortada en dos;
libro de mi familia sudorosa y diezmada,
río de nuestras hambres
y de nuestra intranquilidad
En cuanto a la poesía última de Nancy Morejón, este mismo año aparecerá La quinta de los molinos, libro del que ya la autora ha adelantado algunos poemas. En ellos se insiste en aspectos y temas ya intuidos en su poesía anterior, pero ahora observados desde el prisma de la ensoñación; no en vano «La quinta de los molinos» es un lugar que conocen bien los habaneros, una tierra de nadie en una ciudad, La Habana, que ya en su poesía anterior había adquirido la categoría de ciudad literaria. Este espacio singular le sirve de referente para evocar el lugar escondido de la memoria, porque desde aquí la autora accede a fragmentos de su pasado; y entre ellos aparece la figura del padre, convocado desde la distancia y el recuerdo, en el poema «Nexus»: «Felipe Morejón Noyola,/ marino ágil y negro fiel/ de estirpe indescifrable,/ cargando sacos vacíos/ mientras bordeaba la Alameda de Paula».
Por los poemas que conocemos, se trata de una poesía más contemplativa en la que la autora reafirma su fe en la palabra -en la belleza de ésta- y está presente su interés por los problemas latentes de la sociedad cubana; «Mujeres» es un buen ejemplo de poema en el que se reflexiona sobre la prostitución en la isla.
En definitiva, y como conclusión de la realidad poética de Nancy Morejón, podemos reafirmarnos en que sus palabras y sus versos se empeñan en revitalizar y recoger sus raíces africanas, en las que tienen cabida otros temas como el esclavismo o la violación de los derechos humanos. Temas que se especifican en otros como la marginación que ha sufrido la mujer negra a lo largo de la historia.
Poesía, como ha dicho la crítica, en la que se aúnan la negritud, la feminidad y la revolución, pero también lo familiar. Y como trasfondo de estos temas aparece lo revolucionario, donde la palabra adquiere una dimensión épica en la que el yo equivale a un nosotros aglutinador de una colectividad con la que se quiere comunicar más directamente, sin demagogias ni contrasentidos. De este modo, lo cotidiano se convierte en imprescindible y los acontecimientos diarios y sus rituales son elevados a materia artística.
La voz poética de Nancy Morejón, cargada de sentido y contenido, se perfila a través de una vertiente cultural en la que siempre está presente lo simbólico, como la intención de detener el tiempo, de hacerlo perdurable para encontrar lo bello y dar significado a lo irracional. A partir de la conjunción de tradición y de cultura, podemos entender la presencia en su poesía de un lenguaje hermético -consecuencia del valor intrínseco que adquiere la palabra-, y de un lenguaje coloquial, determinado por el tradicionalismo oral que se instala en muchas de sus composiciones. El resultado de conjugar todos estos elementos es el de una poesía que, como un hermoso paisaje, un impactante cuadro o un perfecto paso de danza se detienen y se fijan en la memoria durante muchos años; así ocurre con la poesía de Nancy Morejón.
1. Vid., Mario Benedetti, «Nancy Morejón, conciencia memoriosa» en El ejercicio del criterio: Obra crítica 1950-1994, Madrid, Alfaguara, 1996. Reproducido en Granma Internacional, 50, 15 de diciembre de 1991, p. 5; en El País, 13 de octubre de 1991 y en el prólogo a Richard trajo su flauta y otros poemas, Madrid, Visor, 1999, pp. 7-11.
2. Emilio Bejel, «Entrevista a Nancy Morejón», Escribir en Cuba. Entrevistas con escritores cubanos: 1979-1989, Río Piedras, Universidad de Puerto Rico, 1991, p. 230.
3. La referencia a los poemas las tomamos de Botella al mar, Zaragoza, Olifante, 1996; y de Richard trajo su flauta y otros poemas, Madrid, Visor, 1999. Hay dos libros que no aparecen en las citadas antologías y cuando citamos algunos de sus versos lod hemos tomado de las siguientes ediciones: Baladas para un sueño, La Habana, Unión de Escritores y Artistas de Cuba, 1989 y El río de Martín Pérez y otros poemas, Matanzas (Cuba), Ediciones Vigía, 1996.
4. Antonio Olliz-Boyd, y Gabriel A. Abudu, «Piedra Pulida: Nancy Morejón´s Tribute to Nicolás Guillén», en Miriam DeCosta-Willis (ed.), Singular Like a Bird. The Art of Nancy Morejón, Washington, Howard University Press, 1999, pp. 259.
5. Gabriel A. Abudu, «An interview», ibid., p. 41.
6. Nancy Morejón, «Las poéticas de Nancy Morejón», en Afro-hispanic Review, Departament of Romance Languages University of Missouri-Colombia, 15, 1, Spring 1996, p. 8.
7. Ibid., p. 8.
8. Ibid., p. 7.
9. Efraín Huerta, «Prólogo» a Poemas de Nancy Morejón, UNAM, México, 1980, p.13.
10. Gerardo Fulleda León, «An Aesthetic and Human Provocation», en Singular Like a Bird. The Art of Nancy Morejón, p. 76.
11. Aitana Alberti, «Suelto va el río», ABC literario, Madrid, 12 de julio de 1996.
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