Makyla Curtis
Nació en Nueva Zelanda con ascendencia escocesa. Estudia un Master en Artes en inglés en la Universidad de Auckland, junto con un Certificado de Lenguas en maori. Es impresora tipográfica, poeta y grabadora con interés especial en lenguas y dialectos, publicaciones de DIY (Do It Yourself o Hazlo tú mismo) y tipografías.
Dossier de poesía actual de Nueva Zelanda, preparado y traducido por Andrea Rivas.
http://circulodepoesia.com/2016/09/poesia-de-nueva-zelanda-makyla-curtis/
Poéticas de género
―gente demasiado grande en la habitación, ella lamenta ser numerosa
ella empieza
a dibujar pasajes de verdad, declara un humor, un modo:
luz solar en pisos vacíos, su propio patio trasero, haciendo dinero en el
puente que se desvanece
encrucijadas cerradas
intercambiando normas binarias
Ella rechaza ser numerosa.
Ella empieza de nuevo
el cuerpo de la mujer, ella dice, cuerpos en el texto
formando sonidos, como labios de amantes
Ella se pregunta
dialécticamente
sobre su vulva:
imagina las inhibiciones estructurales que titubean en las bases.
Ella empieza
traducción problemática
Ella describe
una cercanía distinta a las relaciones corporales distninta a las nociones preformadas.
Su lengua cuelga, seguida por su poesía
y el lenguaje ― dardos y:
casi tocando el brazo de él en partes de lenguaje
Ella lo nombra
innombrado
Con sus ojos cerrados ella lo conoce, moviéndose de estrofa en estrofa
sus largos dedos pálidos, dislocando la diferencia sexual
pero replicando
gravedad y reclamando su peso
Ella empieza de nuevo
diseccionando, escéptica.
Ella lo conocería con los ojos abiertos
cerrados
o sin ellos.
Dentro, se ha implicado en poemas dos páginas antes.
Más austero: rechazando el nombre que ella misma se dio
Ella
se renombra Él
y Él escapa de una categoría
descifrada.
E innombrada, como una hoja, flota en la superficie
Él, en el acto de beberlo todo
me encuentra
tú
diseño de frustración legible.
Él bebe, tragos
austeridad conceptual
y rechaza la metapoética;
existir solo provee de oportunidad
para soledades inmensas.
Él empieza de nuevo
desempacando una libreta, una barra labial y cigarrillos
sus motivos, parcialmente prudentes, son como el cigarrillo sin terminar
Cómo llegamos a tierra
Había armonía preestablecida
de lluvia cayendo como diptongos
pánico en las manos
blanco estridente
lento granizo
incesante.
El suelo del bote se hizo más débill
el mundo se hizo más audaz
la mano de voces
hizo eco en el matorral.
Perdí mi bicicleta
pero el auto circundaba inversamente
― nada ha cambiado ―
Espectáculo en agua:
sobresaliendo más allá de la vida salvaje de una nymphalidae.
Dulce vidente, llamando a
los tenientes del mar, el glastig
en las grietas y hendiduras de piedra
voces que se intercalan
entre los acordes vocales y el silbido
del viento ― una cadencia de tradición
un obstáculo de tiempo.
Las hermosas hendiduras en las colinas cubiertas de musgo son
solo voces que doblan en las curvas
un vapor blanco que envuelve
una estrecha separación de labios.
Una cuchara se sumerge: gruesa avena y sal.
La distancia de la manija sostiene el verde océano en la bahía
anhela que llegue a la orilla
mientras los fantasmas de nuestra memoria
desgarran la tierra.
Todo lo que era, descansa bajo
un terrón y césped turbulento.
Todo lo que es se sostiene encima.
Todo lo que será cuelga sobre nosotros en la niebla.
Bajo las huellas del bosque en la cañada
estamos meramente congelados, congelándonos, derritiéndonos, moviéndonos
con la cuchara que sumergimos
colmada de una cortina negra
alzamos el tazón
en la oscuridad
y comemos.
Madre
la mujer que come
come
come el viento
extendiendo poder en su llamado
―pies agrietándose en la tierra
diez semanas abandonando
y el empuje empuje de ella
pero el río se alza
en rigor de escala
en la izquierda central
pequeños cúmulos
un ojo en la pared
ya en la oscuridad
ella bombea bombea
bombea el pedal
una capa de aire frío pasa a través
en la tercera sección
apogeo de navegantes
en busca del viento
la sal
ignora el empuje de la marea
lenta
y la orilla del mar
es el rítmico mecer de su crucifijo
amplia onda / un lento
susurro en su garganta
escapa
su aliento
archipiélago, paria, abandonado
clemente en momentos
a lo largo del horizonte
cashmere curvéandose como humo de cigarrillo
moviendo al oeste sobre el oeste
mientras el viento se levanta
historias ilegibles que ella penetra
el texto
iluminado en sus ojos la mecha
atrapada en llamas
puntos de apoyo en los esquies
coros levantándose, una banda condensada
midiendo nuestra escala
seguimos el rastro ― rastro
bebe la lluvia y espera
ella toma lectura del viento, las nubes, el viento
muelle condensándose en el frío
pero el puerto golpea y agrieta
recubre el suelo de ollín
el viento en la chimenea
y el lamento aullado de
el viento habla
Ella esperaba al hogar
sobre las brasas de la estufa
y el dulzor del hogar
un otoño negro llega
torrencial
y las colinas acarician crudeza
crudeza
en morado escozor crudo
sobre las brasas de la estufa
ella nos escucha, nos huele
ella nos ve llegando
en patrón de panal de abejas
el humo gira
antes de que la lámpara se encienda
y las voces sean tangibles
ella olfatea
y el aire se hunde
el delgado sobre de humedad, el hedor amargo
‘’¡Ellos dijeron que estarían en casa para mañana!”
pero ella no alza la vista
redondas nubes cerradas
distanciadas y
encontrando una voz
tierra a la vista
nos acercamos al salino goteo
goteo
goteo
Makyla Curtis
– Writer, Artist, Essayist, Printmaker, Letterpress printer, incessant reader and gallery goer.
I recently completed BA English (Hons) with first class honours at the University of Auckland. This year I am continuing my te reo Māori studies alongside work as a tutor and research assistant at the university. My academic focus and area of interest is in poetry, contemporary New Zealand poetry in particular. For my masters thesis I am researching the space between text and mark-making (image/ visual/drawing) in poetry. I am also a poet as well as a maker of marks in various forms. I am a printmaker and visual artist. I have a particular interest in typography and DIY publications and zines.
I am a volunteer at MOTAT in the Print Shop where I am a compositor. I recently purchased an Arab treadle press which needs renovation. Once it’s been restored I will be forming a Press, yet to be named, that will publish pamphlets, postcards and posters, and potentially small chapbooks, of work by local poets. I love to read, though most of my reading time goes into academic research while I study. I attend as many gallery openings as my schedule can manage. And when I have the time, I like to write short reviews of the art shows I see.
My Work has appeared in the following journals:
Poetry publication
IKA4, Rejectamenta, Brief (51), Catalyst (10 & 11); Shearsman (99 & 100, 107 & 108); Flash Frontier; REM Magazine; Blackmail Press(Issue 23 & 33); Live Lines I, II & V; One Night Stanza: Read This; Sidestream; De-formed Paper & Potroast
Academic publication
Ka Mate Ka Ora: a New Zealand Journal of poetry and poetics #14
Interesting Journal, University of Auckland #1
Other publications
Gay Express Magazine
Awards and Achievements
2016 – University of Auckland Research Masters Scholarship
2015 – First in Course Awards, UoA
Māori101, Introduction to written Māori; Eng778, Performance and Pedagogy
2015 – Professor Terry Sturm Scholarship in NZ and Australian Literature
2015 – Best of the Fest, Hamilton Zinefest – for ‘The Great Goatsby’
2015 – Kenndrick Smithyman Scholarship Award
2015 – Senior Scholar Award, UoA
2014 – Summer Scholarship, (Supervisor Selina Tusitala Marsh,) UoA
2014 – First in Course Awards, UoA
Eng365, Writing and Settlement;Eng204, Pacific Literature
2013 – First in Course Awards, UoA
Eng347, Poetry off the Page; Eng343, Writing Poetry
2007 – Finalist in Wallace Art Awards
Two Children
On the incoming dusk, we sneak out the back door of the rented bach.
At low tide, the wide belly of the shore, ridged and dimpled by the sea and our own imprints – heel and toe, heel toe – with all of its secrets laid bare in the rock pools and the fops of hair-like seaweed. But not tonight, the sea has moved all the way up.
We rest there, where the sand is softest, where it sieves and tumbles easily from our fingers. The top layer has a chill but, digging in our feet, we quickly find the warmth the sun left there.
There is such a long pause before we hear our mother, crashing about in the closing darkness. Her voice carries, strange and high pitched.
Pretending, imagining she is someone, something else altogether, we set off through the pohuehue and the scraggy shoreside bush, giggling and terrified in the elongated black shapes of the twilight.
We run right into her.
Her face is all shadows.
The holiday is over, and the car is all packed up.
Our car turns its metallic hide on the sea and we watch out the back window at the beach. The tide way up high: the hushed sea strokes and caresses the shore, as far up as it can reach. The sun is sunken: long, red-golden rays outstretched reaching back to the beach, holding on as long as it can.
experimental poetry | Makyla Curtis
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