domingo, 18 de enero de 2015

YALAL AD-DIN MUHAMMAD RUMI [14.516] Poeta de Irán


Yalal ad-Din Muhammad Rumi

Yalal ad-Din Muhammad Rumi (30 de septiembre de 1207 - 17 de diciembre de 1273) fue un célebre poeta místico musulmán y erudito religioso. Nació en Persia (hoy Afganistán), vivió en lo que hoy es Turquía y escribió en persa. La importancia de Rumi trasciende lo puramente nacional y étnico. A través de los siglos ha tenido una significativa influencia en la literatura persa, urdu y turca. Sus poemas son diariamente leídos en los países de habla persa como Irán, Afganistán y Tayikistán y han sido ampliamente traducidos en varios idiomas alrededor del mundo.


La nube negra

Piérdete,
piérdete en su amor;
cuando en este amor te pierdas,
todo lo hallarás.

Piérdete, piérdete,
y no temas esta pérdida,
pues te elevarás de la tierra
y abrazarás los infinitos cielos.

Piérdete, piérdete,
escapa de esta forma terrenal,
pues este cuerpo es cadena
y tú eres su prisionero.
Rompe de la prisión el muro
y sal afuera con príncipes y reyes.

Piérdete,
piérdete a los pies del glorioso Rey.
Cuando te pierdas ante el Rey,
en Rey te convertirás tú mismo.

Piérdete, piérdete,
y escapa de esta nube negra,
de esta nube que te encierra.
Entonces verás tu propia luz
cual radiante luna llena.

Entra ahora en el silencio,
éste el camino más seguro
de perderte.

¿Qué es en verdad tu vida?
Nada más que una lucha por ser alguien,
nada más que una huida de tu propio silencio.




Alma de las almas

Alma de las almas y vida de la vida, «Eso» eres.
Visible e invisible, mutable e inmutable, «Eso» eres.
Interminable es el camino que conduce a la Ciudad;
recórrelo sin la cabeza ni los pies y ya estarás en Ella.
¿Qué otra cosa podrías ser?, «Eso» eres.




Del negro hollín

¿Dónde quedó la promesa de anoche?
¡La has roto esta mañana!
¿Por qué habría de preocuparme?
Puedo conquistar el mundo en un instante,
con una sonrisa puedo curar un corazón destrozado.

Corazón mío,
realiza tus deseos,
preparados están los dones,
brazos abiertos espera el Rey,
y la luz de Su Rostro
sobre ti brilla.

Nunca oí a un rey decir:
«Espera hasta mañana
y te lo daré todo.»
¿Acaso fue jamás tenue
la luz de la luna llena?

¿Dónde están los favores?
¿Dónde los hombres sabios?
¿Dónde las puertas abiertas?
¿Dónde el Revelador de los Secretos?
Ésta es la respuesta: «Justo aquí!»
Están aquí, desde el principio hasta el fin,
por ello se dijo siempre:
«Tú eres lo que buscas.»

Ya he hablado bastante.
He muerto a los pies del Amado.
No, me equivoco:
Jamás puede morir quien obtiene
su vida a través de Él.

Cuando el reflejo del Rey danza en la tierra,
cobran vida barro y piedras,
ríe el frágil árbol,
da a luz la mujer estéril.

Si Su reflejo puede producir todo esto,
¡imaginad qué puede hacer la luz de su Faz!
Él es el brillo de cualquier pensamiento,
la luz que anima las almas todas,
la fuente que otorga toda vida
desde el Sol hasta el cuarto cielo.

Pero sólo cuando se pone en la comida
puede advertirse a qué sabe la sal.

¡Qué maravilla!
El Amado está enamorado del amante.
¡Qué milagro!
Del negro hollín crece un paraíso.




La faz de tu religión

La faz de tu religión
cubre de Su Amor la faz.
Eres como el burro que lleva
dulce azúcar en su lomo,
mas nunca la paladea.

Si un espejo muestra tu propia fealdad,
¿de qué te sirve romperlo a puñetazos?





Llamé a la puerta

Llamé a la puerta
de Aquel que abraza el amor.
La abrió y, al verme, empezó a reír.
Me hizo entrar dentro,
y me fundí cual terrón de azúcar
en los brazos de ese Amante,
de ese Hechicero del Mundo.





Trucos de amor

¿Quién es el Bello,
el que toda la noche permanece en vela
enseñando a Venus y a la Luna
los trucos del amor?
¿Quién es Ese cuya mirada encantadora
los dos ojos del cielo sella?
Buscadores, ¡es vuestro propio corazón!
Día y noche,
tan prendado estoy de Él,
que de mí nadie prendarse puede.
De Su amor nací al principio
y al final mi corazón le di.
El fruto que de la rama cae,
a ella debió antes agarrarse.

Buscando la luz puede un hombre
de su propia luz huir.
¿Acaso podrá así encontrar
un lugar donde descansar?
La punta de Su rizo invita:
«Camina por esta cuerda floja.»
La llama de su vela insta:
«Oh polilla, ven a mi.» 
Ve tranquilo, corazón mío 
baila dulcemente en esa cuerda; 
en cuanto oigas Su llamada, 
lánzate a la llama de su vela. 

Cuando conociste el embeleso de esa quema 
no pudiste pasar sin su calor un solo instante. 
Aun cuando el agua de vida a cántaros cayese
no podría sacarte con su cebo de las llamas. 




Vuelve a nosotros

Miré en las cruces de cada iglesia,
pero Él no estaba allí.
Peregriné a los templos de la India
y a los santuarios de China,
pero Él no estaba allí.
Busqué en los montes de Herat y Candalar,
pero Él no estaba allí.
Escalé la lejana cumbre del Qaf
y sólo hallé el nido del Fénix vacío.
Visité la Kaaba,
pero Él no estaba en ese turístico lugar
entre jóvenes y viejos peregrinos.
Leí los libros de Avicena,
pero Su sabiduría eludió toda palabra.
Llegué a lo más alto del trono
a dos codos de distancia,
pero Él no estaba allí.

Entonces miré en mi propio corazón
y allí Le encontré:
No estaba en ningún otro lugar.


Yalal ad-Din Muhammad Rumi, incluido en En brazos del amado. Antología de poemas místicos (EDAF, Madrid, 2006).




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