JULIANE ANGELES
(Lima, Perú 1986)
Periodista egresada de las Universidad San Martín de Porres. Llevó talleres de poesía en las ciudades de Lima y Buenos Aires. En la actualidad participa en el Taller de Poesía de la Facultad de Letras de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y trabaja en el grupo El Comercio. Además pinta acuarelas y dibuja libremente. En julio de 2015 publicó su primer poemario "Epigrama".
Vas a quedarte
mirando la entrada,
y te irás creyendo
que la llave está debajo de la pequeña
alfombra que pisas antes de entrar,
como en los dramas
pero no
en mi casa.
Los retratos de casa invadirán la ciudad
POEMA RETRATO
La casa es un escándalo femenino
un sufrimiento ordinario para las demás casas
de nombres comunes
sin terrazas
Es buena la humedad en nuestros rostros secos
porque el agua sube débil hasta el cuarto piso
y para calmar la sed de un gato y un perro
hay que darse prisa o seremos mordidos.
La casa es silencio
todos duermen para no escucharla
pero en realidad
nadie tiene ese talento.
Epigrama (Hanan Harawi Ediciones, 2015) es la opera prima de Juliane Angeles (Lima, 1986). Poesía fresca, con toques de humor, que a partir del retrato cotidiano de una casa o de una urbe, nos lleva a profundas reflexiones sobre la compleja vida de hoy, “en este mundo que se ensordece” como dice en el poema que cierra el breve libro, cuyo genero surgió en la época helenística de Arquíloco y Simónides, desarrollado también luego en la latina de Catulo y Marco Valerio Marcial.
Canto Bermellón
En esta casa, nuestras voces
revientan y acarician las paredes
Armonía son.
Pero tanta cháchara,
me joroba la frente, me abruma la espalda.
El gato prefiere cerrar los ojos e imaginarse en el techo.
Yo alucino ser también
un gato techero.
Pero ajusto mis oídos, achino mis ojos,
suelto mi lanudo pelo,
para participar del sábado dominguero.
Y en mi soledad, allí donde he guardado para siempre
sus voces altas bermellón.
Cuando me vaya.
Echaré de menos el blanco cuchicheo, las cucarachas
y hasta al perro enano acelerado
que parece estar en drogas,
lo echaré de menos.
Tyrion, el incansable, juega con nuestras manos y piernas
cuando nos sentamos en la mesa
brinca y ladra por la casa
como si tuviera dos colas.
Policiales
Mi cactus ha muerto
Mi escritorio ha recuperado soberanía.
Mi taza de té ha vuelto arrepentida a su antiguo lugar
pero las autoridades cactáceas sospechan que tengo en la mira
comprar otro cactus para asesinarlo.
Mi enfermedad / Ars Poética
Toso tan fuerte que podría expectorar mi corazón
mostrárselo a mis padres y convertir mi enfermedad
en un canto bermellón
en ganzúa
en poesía
Toso, se me infla la garganta
como los sapos
como los poetas
pero los cazadores ya no buscan poetas para sus extractos.
Toso, soy un sapo escuálido
toso
toso
toso
la fuerza viene de mi estómago débil y malcriado.
Toso, hago ruido. Escucho con atención a los ruidos experimentados.
La sangre sube a mi rostro, juego a contener la tos.
Me tapo la boca con la mano
respiro
respiro
respiro
mis ojos están rojos y húmedos
pero la pluma diabólica acaricia mi laringe seca (otra vez)
toso
toso
toso
aire, demonios, pelusas,
el fantasma de una pedazo de cerdo que comí y casi me mata.
“El Tunche se la quiso llevar”, le dijeron a mi madre.
toso
toso mi voz
Un géiser explota en mi boca
toso, mi saliva raspa, quema, hinca
toso una vez más
y escribo este poema.
Bayoz
Yo soy una
cascada,
un salto
de agua
g i g a n t e
caigo
ver
ti
cal
men
te
por el cauce
caigo
transparente y delgada
caigo
fuerte y ancha
caigo libre
caigo
caigo
y mis aguas ciegas
se tropiezan contigo
caigo
¿Eres piedra o tierra?
caigo
¿Eres musgo o tronco?
caigo
Acaso solo eres
el viento
que me corta
e ilumina.
Mi cactus ha muerto
Mi escritorio ha recuperado soberanía.
Mi taza de té ha vuelto arrepentida a su antiguo lugar
pero las autoridades cactáceas sospechan que tengo en la mira
comprar otro cactus para asesinarlo.
Mi enfermedad / Ars Poética
Toso tan fuerte que podría expectorar mi corazón
mostrárselo a mis padres y convertir mi enfermedad
en un canto bermellón
en ganzúa
en poesía
Toso, se me infla la garganta
como los sapos
como los poetas
pero los cazadores ya no buscan poetas para sus extractos.
Toso, soy un sapo escuálido
toso
toso
toso
la fuerza viene de mi estómago débil y malcriado.
Toso, hago ruido. Escucho con atención a los ruidos experimentados.
La sangre sube a mi rostro, juego a contener la tos.
Me tapo la boca con la mano
respiro
respiro
respiro
mis ojos están rojos y húmedos
pero la pluma diabólica acaricia mi laringe seca (otra vez)
toso
toso
toso
aire, demonios, pelusas,
el fantasma de una pedazo de cerdo que comí y casi me mata.
“El Tunche se la quiso llevar”, le dijeron a mi madre.
toso
toso mi voz
Un géiser explota en mi boca
toso, mi saliva raspa, quema, hinca
toso una vez más
y escribo este poema.
Bayoz
Yo soy una
cascada,
un salto
de agua
g i g a n t e
caigo
ver
ti
cal
men
te
por el cauce
caigo
transparente y delgada
caigo
fuerte y ancha
caigo libre
caigo
caigo
y mis aguas ciegas
se tropiezan contigo
caigo
¿Eres piedra o tierra?
caigo
¿Eres musgo o tronco?
caigo
Acaso solo eres
el viento
que me corta
e ilumina.
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