viernes, 15 de mayo de 2015

MARCOS CABAL [15.979]


Marcos Cabal 

(Concepción, Chile   1951)
Editor de Ediciones Letra Nueva, Director del Taller literario Mano de Obra  por 20 años, creador de la Colección  de Cuadernos de Movilización Literaria, y coautor  de la Primera Feria Latinoamericana del Libro, Fell 91. Es antologado y antologador en y  de varias Antologías de la región del Biobío. Entre sus libros publicados están La casa sola, 1984, Krematorium, 1986, Azúcar de calendarios, 1895, el Calvario de Sat, 1991, entre otros.




VARIACIONES LÍQUIDAS

La escarcha se ha quebrado
y se convierte en agua.
La introduzco en la camisa
 invitándole a viajar
por los botones
cayendo in misiricorde
hasta el abismo

Se evapora para anunciar
 el fin de fiesta.

Arrugo la camisa, se escurre,
 es aire, tierra blanca,
viento
tu sonrisa de acuarela,
es tu pubis envuelto
en calzón de burbujas
que juega a cambiar la ropa
de la  cama,
a pintarse los labios amoratados,

La miel líquida vuela antes
que el incendiario se queme
en su leche

La pócima aún vigila
tus ojos y parte de tu pelo.





BUENAS PIERNAS

Ya no usabas mini.
Cada continente tuyo
Ganaba con ventaja

Ya no usabas mini.
A una guerrillera declarada
Nunca le falta líder.

Ya no usabas mini
Entre las cortinas
Todo estaba a la vista,
Tomar y comer,
Incluido el oculto lunar
De la arácnida.

Ya no usabas mini
Ceñida a la cintura caía
Una falda larga
Con dos bidones de para-fina

Ya no usabas mini
El lenguaje del amor
Hizo en tu género
Una raya bélica imaginaria.

Ya no usabas mini.




DESDE OTRO CUERO

Un maldito roedor
Se come la badana interior
De mis zapatos.

(Quedar con hambre,
no es aconsejable ni bueno)

A esa rata no le da ni asco
babear
y saciarse con tan poco.

Las toallas higiénicas
son demasiado absorbentes.





LA REVERSA

Lo derretido fue parcial

No vi ojos ni cara

Su arte se inundó de aguas servidas

No vi ojos ni cara

Sólo un recipiente de hojalata
con averías en un asa.

Cállate, exclamó
la muñeca de madera fina
Estaba recostada como un gato 
inofensivo.

Después me puso el trasero
pegado a la cara
como un periódico





DESPUÉS DEL RECREO

La vulva aún no sabe
escribir con este lápiz
que se recarga
 segundo a segundo,
con solo pensarle.
Lo mira, lo toca, lo observa,
cuidadosamente
lo huele, lo muerde, lo ahorca,
lo comprime, lo asusta,
le pega, lo bota
cuidadosamente
 lo reta, lo acoge, lo estira.
No sabe escribir
pero de ganas no se queda.
Le habla y él mueve la cabeza.
No sabe escribir
pero de ganas no se queda.
Ambos se amarran
 a las líneas del papel.
Y el apresto se sufre.
No sabe escribir
Pero de ganas va trazando
la palabra repetida.
Una vez, dos veces, tres veces.

Basta, dice, el curso
             ha terminado




SIN LICENCIA MÉDICA

Quiero que me des
una aspirina y
 la coloques
encima de tu pecho.
Voy a empujarla
con mi lengua
hasta que baje
 al vaso
y me lo empine.
Una aspirina
que se haga polvo
 en las púas del erizo.
Se haga humareda
en los pliegues
del hongo de Hiroshima.
Se haga liquida
Resistencia
 geométrica
en tu nariz burlona.
Desorden angustia
en remolinos
bordeando
los meneos
de la nuez y la castaña.




La obra de Marcos Cabal, poeta de la región del BioBío, se caracteriza por tener un lenguaje natural, despejado, simple. Son las palabras de un poeta profundamente humano, cercano, amigable.

Esta poesía nace desde la marginalidad de la región, apreciada y valorada mayormente en los círculos de movimientos sociales y populares, en el ámbito de los trabajadores.

El autor ha sido a lo largo de su vida, un líder y luchador innato de las causas sociales, de la reivindicación de los derechos de los trabajadores, esta poesía es  pacífica, aquí no hay lenguaje agresivo, sino afectivo, el poeta capta los momentos cotidianos con gentileza, con amor a la palabra, su mirada se despliega desde lo amoroso a lo sensual,  del desamor y la ausencia a cierto toque erótico con una leve ironía.

En su poema Una mirada tardía, expresa: 

“Afuera hay un mal tiempo  
viene con los bolsillos helados  
comiéndose despacio nuestra lana  
Algunos dijeron ¡paso!  
Y quedaron petrificados  
cuidando los techos con su lengua 
Me muero 
fue lo único  
más veces dicho.”


En Argumento dice:

“…Hubo tanta costumbre
amada mía
dando vuelta
por la orilla de los ojos 
Mucho invierno 
naufragios  
y ciudades desaparecidas.  
La ropa apilada en el cajón conversaba  
cuanto miedo se escapaba  por debajo  
un alma intrusa iba con su escoba  
apilando besos. 
Poca o ninguna noción tengo  
de esa primera muerte 
las paredes eran vidrio metálico  
y crujían como dientes de hombres  
corriéndole a su sombra. 
Repetía solo una palabra: helado.  
Otra vez el viejo de mi padre andaba 
cuidando su huerto  
vestía de terno oscuro y una camisa  
como la escarcha.”


En el poema Humedales:


“…Necesito quererte ahora  
a pesar que no vives conmigo 
en este puerto de amores clandestinos  
no puedo decir tu nombre 
ni a quién le pertenecen estos versos 
necesito quererte abreviadamente.”

Poesía de experiencia de vida, inteligencia y nostalgia en su conjunto con leves signos de desesperanza. De alguna manera trae a la memoria el Confieso que he vivido de Pablo Neruda.

Marcos Cabal, observador singular, apasionado por la poesía, nos muestra el desafío de la mesura en la expresión poética, una mirada desde el alma. Una reconciliación con la vida.

Fragmento poema “Filiación del ruego”:

Veo que nos vamos quedando solos  
y distantes de los que más amamos y el deseo es aire  
turbio; solo acurrucados por el frío que nos reside 
carne adentro sin abrigo  
Veo que nos faltó tiempo para abrazarnos más de lo  
necesario.

Ingrid Odgers  Toloza
Escritora -editora




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