Isabel González Gil
Isabel González Gil (Salamanca, 1982). Doctora en Estudios interculturales y literarios por la Universidad Complutense de Madrid, actualmente vive en Niza. Ha publicado algunos poemas y artículos en revistas, pero la mayor parte de su obra es inédita. También escribe con el seudónimo de Isabela Grave.
Por su libro ‘Piedra de Tarsis’ quedó entre los veinte finalistas del II Premio Internacional de Poesía ‘Pilar Fernández Labrador’ 2015, fallado en Salamanca.
Los textos forman parte de “He muerto… y he resucitado”, Antología del XVIII Encuentro de Poetas Iberoamericanos, coordinada por Alfredo Pérez Alencart, poeta y profesor de la Universidad de Salamanca.
[PÁJARO: QUE ANTES DE ATRAVESAR EL CRISTAL…]
Pájaro: que antes de atravesar el cristal
descender el hielo
tocar el manto cálido y áspero que nos sostiene
en órbita, en el enigma
besar su mano oscura
Pájaro, que antes de perder la vertical
por el imán de la despedida,
antes de la huida, fresco y salvaje
deseas ver el sol de la mañana
el sol de la medianoche
anegar una vez más tu mirada
en las turbias aguas
dar y recibir la moneda ultima.
LA RUECA
He visto a una palabra caer en el poema
vencida de no sé qué perdido huso
pues arrastraba desvanes de telas
velos de araña con injurias de
torvos brahmanes, harapos de nobles
confines y arreos de esclavo
He visto a una palabra caer y caminar
por el poema
bajo la mirada atenta de los transeúntes
que creen que no me atañe
y quieren archivarla en el baúl
junto a sotanas y cirios
A Ella de quien todos los poemas nacen
La he visto caer y he amado su extrañeza
su hilar extemporáneo.
PRESENTE AUSENTE
El te dice
el tiempo está cambiando
es magnífica esta luz se acerca la primavera
No te dice
que se ha desfigurado la cara en sueños la última noche
que teme que le crezcan las arpías
como a otros las unas de los pies o las ganas de viajar.
Te dice
con este tiempo no puedo dar clase
estoy buscando trabajo de lo mío
Te explica
los proyectos que anota para mañana tal vez
el ribera que compro en el supermercado
y se queja del tiempo esperando
y de los precios que suben.
No menciona
que confía y no confía
que ha sentido
al enfermo y al cobarde y al frustrado
asomando por su boca
No, él te dice
veo opciones
el presidente de turno
No te dice
que cuenta solo en su piel trece fantasmas
que hoy desayuna en brazos de otra mientras te dice
es magnífica esta luz
No, no te dice
Y las palabras nos ensombrecen como barcos vacios
que dejan siluetas blancas en esta orilla.
ARCHE
Yo te digo que antes de la creación
de la tierra y de los cielos
solo había agua
Que hubo agua antes del Dios
Una sima en el gran parpado
Tú me dices que no
que en el principio era la palabra
de la que todos fuimos añicos
que los cantos inmortales de Océano
son fantasmas que traen de alta mar
los pescadores
que el agua es el espejo
de las esferas celestes que orbitan
de amor al verbo
yo me callo y escondo por rutina
el anzuelo dorado que me surca el pecho
desde el día en que entre en el Océano
deseando aquella palabra primera.
LA GEOMETRÍA OCULTA DE LAS CIUDADES
Los gatos, los niños y ciertos locos conocen la geometría oculta de
las ciudades. Los he visto: siguen rastros invisibles, órbitas, siluetas
y perfiles de un orden arbitrario, difuso; figuras en las alcantarillas,
bordes, trazos, señales. No buscan el arriba con la mirada, por
terrazas y azoteas, como los paseantes solitarios. En sus vuelos de
aire les resulta indiferente el mundo de azoteas y ventanas.
Con su deriva antojadiza, involuntaria, de pájaro listo, rumian
la suciedad de las calles, sienten crecer los arboles, pasean sus
manos por la textura de las farolas y disfrutan del parloteo con
estatuas. Saben que la belleza es asunto de la piel y que las pisadas
se ensanchan al quedarse quietos. En los barrios mas antiguos se
convierten en arcángeles y a ratos mueren atravesados por una
vertical aguda.
Hoy una lluvia medular, fortuita, cae como dádiva a los rastreadores.
Que irrupción súbita del cielo, que urgencia de lo mínimo, cuanta
nostalgia de ayeres inventados, de avances por una Madrid
imaginaria.
[MEDUSE, DE JAWLENSKY]
Tu rostro es una máscara
a través de la cual veo
entre cuadros opacos
Gracias a ese mal que te atraviesa
que se infiltra
sin modo conocido
de ser a ser
en el enigma de la pura superficie
Arte como signo de otra guerra
Arte selvático y quieto
del sin
fondo humano y mortal
sacudes
el ápice mudo
encendido
mi médula de bronce
Expuesta como estas en la sala al merodeo
desatento de un grupo
me acerco y pudiera traspasarte
no en forma de paloma o lección de teodicea
sino de monstruo mítico
Y en este instante que no perturba
tu quietud de obra
doncella madre y anciana
ya me sobrevives.
.
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