viernes, 22 de enero de 2016

LISE DEHARME [17.981]

Foto: Man Ray


LISE DEHARME 

(Anne-Marie Hirtz; Paris, 1907 – Neuilly-sur-Seine, 1980) Novelista y poeta francesa y una de las musas del surrealismo. Se encontró con Breton en 1924: «fui con Philippe Soupault a ver un espectáculo que representaba no sé qué obra de Shakespeare. Durante la función, sentí una extraña presencia detrás de mí, me di la vuelta y vi, junto a Braque y a su esposa, un extraordinario rostro de hombre, diferente a todos los que hubiera podido ver hasta entonces. En el entreacto, Soupault fue a hablar con él, y al regresar a su butaca me dijo que era André Breton y que le había fascinado positivamente. Preguntaba si podía pasar un día por la Central surrealista…» En esa visita, Breton le pidió uno de sus guantes azul pálido que quedó como símbolo del movimiento surrealista. El episodio lo relata Breton en su novela Nadja, donde Lise Deharme aparece bajo el nombre de Lise Meyer.

OBRA:

1922 - Images dans le dos du cocher; pubblicata con lo pseudonimo di Lise Hirtz
1928 - Il etait une Petite Pie, con illustrazioni di Joan Miró; pubblicata con lo pseudonimo di Lise Hirtz
1933 - Cahier de Curieuse Personne
1937- Le Coeur de Pic : trente-deux poèmes pour les enfants, con fotografie di Claude Cahun[13]
1945 - Cette Année-La, con prefazione di Paul Éluard, edizioni Gallimard
1946 - Insolence
1946 - Le Pot de Mousse
1949 - La Porte à côté, edizioni Gallimard
1952 - Ève la Blonde, edizioni Gallimard
1954 - Farouche à quatre feuilles, insieme a André Breton, Julien Gracq e Jean Tardieu
1955 - Le Poids d'un oiseau, con illustrazioni di Leonor Fini
1955 - Le Château de l'Horloge
1956 - Les Quatre Cents Coups du diable
1957 - Et la bête
1957 - La Contesse Soir
1958 - Le Tablier blanc, con incisioni di Joan Miró
1959 - Laissez-moi tranquille
1961 - Les Années perdues, Journal, 1939-1949
1961 - Carole ou Ce qui plaît aux filles
1962 - Pierre de la Mermorte
1964 - L'Enchanteur
1965 - Les Chats, con fotografie di Hanns Reich
1966 - L'Amant blessé
1969 - Oh ! Violette ou la Politesse des végétaux, con illustrazioni di Leonor Fini
1973 - Le téléphone est mort
1976 - La Marquise d'Enfer
1984 - La Caverne



LA CAJA VACÍA

Perdí
el libro de mi vida
una noche
en que olvidaron
dejar un lápiz afilado
cerca de mi cama.


LA CAGE VIDE

J'ai raté
le livre de ma vie
une nuit
qu'on avait oublié
de mettre un crayon taillé
à côté de mon lit.



NIDO DE AMOR

Una casa pequeña
del tamaño de un pañuelo
a la que iré a decirte buenas noches
amor mío
y buenos días
todos los días.
Seremos dichosos
como aquellos
que salen de la cárcel.



UNE CHAUMIÊRE ET TON COEUR

Une petite maison
grande comme un mouchoir
où j'irai vous dire bonsoir
mon amour
et bonjour
chaque jour.
Nous serons heureux
comme ceux
qui sortent de prison.



Hoy para desayunar
he comido:
una goma de borrar
un sextario de lunares de belleza
algunas semillas saludables
puré
la lengua de un gato
dos relojes bañados en chocolate
la cola de una rata
salteada con la sal de una clepsidra
unos cuantos pelos de ángel
y una naranja.

*


J'ai mangé
à mon déjeuner:
une gomme à effacer
un setier de grains de beauté
des graines de santé
en purée
la langue du chat
deux montres en chocolat
la queue d'un rat
salé du sel du sablier
des cheveux d'ange
et une orange.

(de “Cahier de curieuse personne”, Éditions de Cahiers libres, París, 1933. Trad. Jonio González)







Lo bueno del surrealismo es que siempre sorprende. La portada del libro de Lise Deharme, Le Coeur Pic, es una maravilla ilustrado por Claude Cahun. Doble maravilla.

París grita a la luna

La ciudad brilla encima del pararrayos. Paseo de madrugada por aceras oxidadas de pensamientos. La mañana llamó fulana a la indiferencia. No me gustan las peleas a media tarde, me hacen querer inventar himnos. En verano sólo hay turísticos  alaridos, castigo en forma de mantra,  prefiero el silencio de las estatuas.





Trébol de cuatro hojas
Breton, Gracq, Deharne y Tardieu reinventan la ensoñación


Por Nuria Azancot

En los años 50, a vueltas ya de casi todo, dos genios de la cultura francesa del siglo XX (André Breton y Julien Gracq) y dos talentos ocultos (Lise Deharme y Jean Tardieu), crearon un Trébol de cuatro hojas que acaba de lanzar la editorial Demipage: “hecho de sueños y palabras”, es “un regalo de los poetas” sobre la ensoñación.

Al parecer todo comenzó en 1950. André Breton (1896-1966), autor del Manifiesto del surrealismo de 1924 y gran ideólogo del movimiento, había regresado de su exilio en Estados Unidos tras los años de guerra, y acababa de abjurar de su pasión por el comunismo y Stalin. A su regreso, se convirtió en la gran atracción del salon en el que Lisa Deharme (1898-1979), musa del surrealismo, reunía a poetas de todas las escuelas, sobre todo a los que miraban con algo más que recelo el éxito creciente del existencialismo encarnado en unos Sartre y Beauvoir convertidos en los chicos malos de moda. Fue ahí donde surgió la idea de escribir, como si de una suite musical se tratase, un libro a ocho manos. Un trébol de cuatro hojas que trajese buena suerte al lector, y en el que los autores reflejasen “cómo la ensoñación adopta forma y se convierte en poema, en música, en obra de arte”. Además de Breton y Deharme, se sumaron a la idea de este Trébol Julien Gracq (1910-2007), “el último clásico”; y elpoeta y dramaturgo Jean Tardieu (1903-1995), que combinaba en sus obras fantasía, humor y libertad. Los tres primeros textos fueron compuestos para un programa radiofónico ideado por Lise Deharme, mientras que el cuarto y último fue añadido a petición de la propia musa del surrealismo.

Explica el escritor Marcel Schneider en el prólogo del libro que las cuatro “hojas” podrían llevar estos subtítulos: Breton(lento e serioso), Deharme (scherzo), Gracq (andantemisterioso), Tardieu (finale, minueto con variaciones), combinando movimientos lentos y graves con otros vivos y alegres, en parejas opuestas “cuyos textos se reclaman los unos a los otros”. 

Para empezar, explica, “el texto de André Bretón, articulado con limpieza, de buen grado didáctico, se sitúa muy alto, allá en el aire' como el palacio de la ensoñación. De este palacio nómada sale Titania, que llega hasta el poeta y conversa con él sobre todo aquello que verdaderamente cuenta para los hombres dignos de este apelativo, es decir, las cosas invisibles, el ocio y el amor”.

Confidencias de Breton

“La ensoñación… -escribe el poeta- ¿Acaso es posible coger al vuelo a esta huidiza persona que no pretende sino aprovecharse de nuestros momentos de descuido? Todos saben que habita en el aire, allá en lo alto, en el más móvil de los palacios. Sucede que el ojo humano, cuando renuncia por un instante a la capacidad de ver, se ve arrastrado por un punto virgen del espacio hasta abstraerse de todo lo demás. Y no podrá desprenderse de esta atracción hasta que la propia fijación de su contemplación no lo lleve a sumergirse en la trayectoria de un fosfeno. Es una sensación bastante compleja y supongo que cada cual la habrá experimentado: cuando se analiza, algo muy agradable se mezcla con algo bastante molesto, como sin duda ocurre en todolo que atañe al carácter hipnótico. Aunque, a mi entender, uno no suele empeñarse tanto analizándola como entregándose a ella. Precioso instante, en cualquier caso, y con el que no es incompatible soñar”. 

Más tarde entra en escena Titania:

“Titania: ¿Dónde quedan los días en los que teníamos todo el tiempo que queríamos para estar juntos? ¿Cómo llamabas a eso, escritura automática, puede ser? Pero ya te lo he contado todo, ¿no? ¿Es que no tienes bastante con observar a tu alrededor? Sabes perfectamente bien que todo se ve paralizado por la vidapráctica, que bastaría con una varita mágica...

Yo: Lo sé. Es un declive irresistible, es el talud sembrado de flores medievales delante del cual estoy convencido de encontrarte a cualquier hora del día. Lo sé. Soy incluso de los que pueden decir que con ello se han moldeado una segunda consciencia. Lo utilitario nos despoja de la vida verdadera de las cosas”. 

El verdadero día de Deharme En el scherzo de Lise Deharme, Titania, maga y hada, se convierte en protagonista absoluta:

“En las calles de París, la presencia de personajes maravillosos que nunca he conocido o de amigos ya muertos me resulta más real que encontrarme conciertas personas cuyas frívolas palabras se esfuman con el paso del tiempo. Estoy convencida -y quienpueda que me demuestre lo contrario- de que a las cinco de la mañana, este coche que pasa bajo las ventanas no es sino la carroza de Madame du Deffand, que busca en un solitario paseo el remedio contra unaburrimiento desesperado. Estoy convencida de que al mismo tiempo que les estoy hablando, Horace Walpole juega al faraón; me haría falta algo más queun poco de buena voluntad para jugar con él. Estoyconvencida de que Chateaubriand contempla conuna respetuosa ironía a su mujer que, con esmero, empaqueta una caja de bombones antes de ir a vendérsela a Víctor Hugo en beneficio de las hermanasdel bulevar del Infierno. Estoy convencida de que Bussy d'Amboise, deslumbrante bajo la luna, vestido de escarlata y marfil, ensarta con una brillante espadaa los diez jóvenes asesinos que han venido a matarlo. Estoy convencida de que Oscar Wilde, una vez fuera del Hotel d'Alsace, vaga por callejuelas sin esperanza, lamentándose, a pesar detodo, de haber cortejado al desastre”. 

Llamada al orden

El andante de Julien Gracq -explica el editor-, “nos llama a la orden: antes de abandonarse a la ensoñación como hacía Deharme, es preciso definirla”. Y todo ello con Los ojos bien abiertos. Gracq inicia esta hoja desvelando lo que no es la ensoñación: perezosa, vana, inútil, pobre, agobiante. Para él es ante todo un estado creativo:

“La ensoñación es para mí como una primavera imaginativa, un repentino reverdecimiento de todas las cosas -incluso las más usadas y las más banales- en desorden, sin clasificación alguna. Lo que importa no es tener ojo para las visiones deslumbrantes, sino ser capaz por momentos de vivir este estado de eco, de susurro, de disposición al rumor si me lo permite, que canaliza este variopinto caudal para crear lo insólito con toda naturalidad. Y, ya que se remite usted a los visionarios, tengo la impresión de que voy a confesar algún sacrilegio, pero, en fin… No estoy muy seguro de que los poetas hayan visto -aquello a lo que realmente llamamos ver- cosas tan extraordinarias. En realidad, no creo que funcione así en absoluto. Es más bien otra cosa,muy distinta, la que cuenta para ellos: la facultad desaltar con más ligereza, con más libertad, de una imagen a otra, de despertarlas en cadena según un códigosecreto, conforme a leyes de correspondencia igualmente ocultas. En otras palabras, se trata de un cierto arte de la huida, más que de una aptitud para percibir imágenes desconocidas. Es también -quizá sobre todo- el énfasis obsesivo que se plantean los poetas”.




Lise Deharme, 1930, by Man Ray.



El arquitecto imaginario Aparece al fin la cuarta hoja. La de Tardieu, que nos arrastra tras él hacia todas las casas en las que ha habitado en sueños.

“Las 150 ó 200 existencias de las que, gracias a estas casas, soy dueño, me dan muchas preocupaciones, ¡pero tantas alegrías! Sus diversos nombres resuenan en varias lenguas europeas y no sé en cuántos dialectos de Francia. Mis mujeres van y vienen de uno a otro de mis dominios. Se pueden divisar por los caminos de cualquierépoca; unas van en silla de posta, otras en vagones, encoches de caballos, en automóvil, en moto, detrás de una gabarra, a horcajadas sobre una bicicleta, a bordode un avión… Y, mientras que yo construyo aquí y allá, ellas me llaman: ‘¡Eh, Henri! ¡John! ¡Gustave! ¡Alberto! ¡Vahan! ¡Michaël! ¡Franz! ¡Gunnar! ¡José! ¡Sylvestre!…' Oh, ¿cuándo podré, como el pájaro, hacer de mispalabras la esencia de la morada o, como la araña, sacar desde lo profundo de mis entrañas el cáñamo y las cuerdas? ¿Y cuándo podré, por fin, después de haber vivido tanto, como cuentan del escorpión africano, volver contra mí una pluma que envenene para siempre el sufrimiento de lo no formulado?”. 

Amuleto poético de la buena suerte, este Trébol de cuatro hojas desvela, según sus autores, el secreto del amor y de la noche. Sólo por eso vale la pena buscar su secreto. ¿O no? 






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