JOSÉ MARÍA PARREÑO
Poeta, narrador, crítico de arte y ensayista español nacido en Madrid en 1958.
Es Doctor en Historia del Arte por la Universidad Complutense de Madrid con con una tesis sobre El arte comprometido en España.
Ha trabajado en la gestión cultural de diferentes entidades, redactor de varias revistas, crítico en los diarios nacionales ABC, El Mundo y El País, autor de algunas traducciones y antologías y miembro de importantes jurados literarios. Fue profesor visitante en Duke University de U.S.A., y en el Colegio Universitario de Segovia. En la actualidad es profesor de la Facultad de Bellas Artes en la Universidad Complutense.
En 1989 recibió una Beca de Creación Artística del Ministerio de Cultura, y en 1994 una beca de la United States Information Agency.
De su obra merecen destacarse los siguientes títulos:"Instrucciones para blindar un corazón" 1981, finalista del Adonais, "Libro de las sombras" 1985, Premio Leonor; "Las reglas del fuego" 1987, "Fe de erratas" 1990, "Piedra del alma" 1994; "Telegrama" 1995, "Llanto bailable"en 2003, "Poemas de amor o no" en 2005 y "Calendario" en 2005.
Cualquier senda...
Cualquier senda
conduce
o extravía
al que no sabe
dónde va.
De poder elegir...
De poder elegir
sería una brizna
una gota
una gata
belleza
o no belleza
sin esfuerzo
armonía inédita
de la casualidad
de poder elegir
habría sido un paul klee:
un universo de colores libres
roturado sin vergüenza ni pena
un espacio tensado con humor
de poder elegir:
una patria digna
un rictus jovial
un pecho bastante para el corazón
de poder elegir
Descálzate...
Descálzate
los ojos:
el mundo es un jardín
de páginas
o un libro
¿qué sabría
si no fuera por él?
¿de quién habría aprendido
tolerancia y bondad
sino del suelo
que lo mismo alimenta
la ortiga que el jazmín?
si no fuera por la noche
y el alba
¿cómo habría tenido la certeza
de que nada termina
de que todo termina
de que se llora hasta la última lágrima
y luego nos despierta
la serenidad?
¿cómo habría escrito versos
sin escuchar el ritmo
de la lluvia?
¿cómo habría escrito prosa
sin haber visto que la nieve contaba
de manera distinta la ciudad?
¿de quién aprendí humor
sino de nubes?
¿de quién paciencia más que del almendro
que espera el año entero
por un día?
¿de quién pasión más fiel
que del torrente:
cada deshielo
buscando sin dudar
el mismo cauce?
¿generosidad de quién sino de octubre
que marcha hacia el invierno
derrochando en monedas
el oro
que ganó bajo el sol?
¿de quién sabiduría más que del paisaje
que en cada ocasión se las arregla
para hacemos anhelar
lo que inexorablemente
le sucede?
En cada llamarada llama un hada...
En cada llamarada llama un hada
las cosas por su nombre:
león al que lee mucho
tartamudo al goloso de silencio
higuera a un fuego verde
cuyos hijos
son blandos
dulces
nudos
de luz
el hada inmóvil
me llama perverso
me recita:
la pantera era pan
que se comió al hambriento
la rosa risa
de olor
o loor callado
que el hada pálida
abra cada palabra
como la nuez que no es
me dé a sufrir su fruto
a comer comas
y ya sólo sintaxis sin amigos
sin señas sin dinero
me conceda
el poema
Eres la espina...
Eres la espina
del espino en flor
del firmamento.
Te marchas para mí
y enhebras la mirada
de los muertos.
Por ser fugaz te afila
en espina
el poema.
Por caer y perderte
subrayando el silencio
te prefiero.
También caigo y me pierdo.
También alguien al verme
cree en su suerte.
Y también se equivoca.
este otoño que tanto te quiero...
este otoño que tanto te quiero
te regalo la lluvia.
la lluvia es todo:
es canción triste, es compañía,
es llanto persistente sobre todo el paisaje,
es la caricia que hace temblar el suelo
y elevar el sexo de las flores.
es la orden húmeda que implanta
los más espesos olores.
te la regalo porque es como tú,
extensa, repentina,
de estatura cansada por el sol de la tarde,
de ojos también cayéndose camino del invierno
y porque en ella yo me siento tan dulce
como me siento en ti.
de todo lo que vuela y nos hace sufrir
nada más compasivo y simple que la lluvia,
y nada tan frágil y a la vez tan invicto
y nada como su misma promesa de frutos y verdor.
mírala, como un mar derrumbado,
como ruinas de una atmósfera de agua que existió.
muchas veces
me empapa de nostalgia y me hace nudos
que escuecen al tragar.
será porque la lluvia
cubre bosques que has amado conmigo,
nos ha mojado juntos, imparcial, minuciosa,
en lejanas provincias junto al mar.
ya para siempre tendrás lo que te he dado,
de mi regalo nunca podrás huir
ni devolvérmelo.
y cuando llueva, cada gota en tu cuerpo será un beso,
un beso que no pide nada a cambio,
que atravesará los impermeables, los paraguas,
diciéndote con su idioma monótono y dormido
que te quiero.
Existir no necesita esfuerzo...
Existir no necesita esfuerzo:
existir atraviesa los días
como una piedra
cruza una canción
vivir en cambio
se inventa a cada aliento
quema
moldea el alma
con la forma misma del camino
que el alma dibujó
vivir se vierte
como metal al rojo en un glaciar:
libera al hielo
al tiempo
de lo fijo
así el metal acuña
el azar en destino
se aguza en blanco
se detiene en sí
Platón nos asegura que el tiempo es circular...
Platón nos asegura que el tiempo es circular,
que volverá a afirmarlo, que esto mismo
ya lo ha repetido.
San Agustín refuta esta doctrina
en su Civitas Dei,
mas yo la creo.
Yo quiero creerla.
Porque aunque sea precisa mi vejez,
y otra vez
los océanos hirviendo bajo un sol inminente,
la plegaria ante el fuego,
Platón y la Escolástica, la muerte de mi padre...
con el asombro de la primera vez
te besaré en los labios.
Querer llegar a ser...
Querer llegar a ser
y para eso
lecturas viajes cuerpos
conseguir lo que no se posee
deshacerse de lo que nos estorba
pero al final
¿cantaremos mejor?
¿estaremos más cerca
de nuestro propio centro?
¿no sería mejor dejarse ir
como los días
tomar aquello a que alcanza la mano
abandonar lo que nos abandona?
¿saber que somos ya
sin mácula
sin falta
quienes somos?
Sin flores y sin frutos...
Sin flores y sin frutos
me ha encontrado el verano
otra vez
en las ramas de sangre
un nido esta esperando
al corazón
y un caracol o labio me recorre
escribiendo un conjuro
que protege
de la nube
del hacha
del ahorcado:
«sostén tu sombra al hombro
que ya vendrá el amor
a verte florecer
1que ya vendrá el dolor
a hacerte madurar»
Te enterraré en un verso...
Te enterraré en un verso
que no he encontrado aún,
maniatada con tinta
en una zanja escrita a tu medida,
en un renglón de abismo
cavado para ti.
Te haré pedazos, letras.
Desmembrada. Y así
todos podrán leerte
y nadie, escúchame,
nadie
descubrirá tu cuerpo.
Te sé...
Te sé
oxidada de silencio y noviembre
y abrazada a tus piernas
y desnuda
se te enfría
la saliva en los labios
y hasta tu sombra es dura
en la alcoba
tus medias derramadas
son medusas
de un mar
al que no iremos nunca
Una voz íntima...
Una voz íntima dice
que hice mal
y otra más honda
que no tiene importancia
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