lunes, 26 de noviembre de 2012

ORESTE DONADÍO [8575]




Oreste Donadío, (Colombia, 1965). Pintor, poeta y grabador. Maestro en Pintura de la Academia de Bellas Artes de Florencia Italia. Desde 1989 ha expuesto su obra individual y colectivamente en Italia y Colombia. Fue seleccionado para participar en el XXXV Salón Nacional de Artistas (Corferias, Bogotá 1994); en la exposición Cincuenta años de Pintura y Escultura en Antioquia (Museo de Arte Moderno, Medellín 1994) y en varios Salones Regionales de Artistas, Zona Centro Occidente, convocados por el Ministerio de Cultura. Individualmente, ha expuesto en: Galería Gadarte, Florencia Italia (1991); Galería Gartner Torres, Bogotá (1993); Biblioteca Publica Piloto, Medellín (1993); Galería Gartner Uribe, Bogotá (1995); Museo Universitario Universidad de Antioquia (1997); Biblioteca Efe Gómez, Universidad Nacional de Medellín (2002); Sala de Exposiciones de Comfenalco, Medellín (2003); y Galería de Arte Contemporáneo Paul Bardewll, Medellín (2006). Ha publicado los libros: El laberinto transparente (Hombre Nuevo Editores, 2007 Medellín, Sílaba Editores, 2010 Medellín.) Los invisibles pájaros del alma (Sílaba Editores, 2010 Medellín).




Preludio

En el ramaje de las venas, navegan los ausentes:
centinelas en nuestros ojos encendidos,
rozan con asombro primero el firmamento,
la sangre que destilan las rosas al abrirse.

Aquí despiertan párpados de polvo,
voces del coro de los muertos y los huérfanos:
el canto restañe sus heridas
aun abiertas en el frágil dominio de mi cuerpo.




El poeta

¿Quién pulsa en tu oquedad
un polen musical?

¿Quién talla con un buril azul
las palabras necesarias?

¿Segará el viento de la muerte
la página inconclusa?

¿Ascenderá a los labios ese día
la desnudez de tu nombre?





El guerrero

Como en el fragor de la batalla,
entre la luminosa balanza de tus pechos,
he sentido de nuevo
cuán frágil es el filo de la espada
al rozar el murmullo del agua.





Madrigal

Si en una misma llama arden
la sed y el agua,
las rosas del dolor y sus espinas,
tu piel es ese fuego
que avivan mis labios encendidos.







Cuento

Hace siglos, en un país lejano, fui niño,
callado pastor de asombros.

Un día, azul y frío, surgió de la espesura
un gigante, un viento, una hechicera:
y eclipsó para siempre mi jardín.






Silencio

Perdimos al nacer algo precioso
y al hablar ocultaron las palabras
el camino de vuelta hacia su encuentro.
Siempre plena la luna del silencio,
es un umbral su blanco círculo.
Nos aguarda, al cruzarlo, el Infinito:
casa de donde nunca hemos partido.






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