CRISTIAN ALFREDO SOLERA
Cristian Alfredo Solera nace en la ciudad de San José en el año 1975. Cursa estudios primarios en la escuela Pedro María Badilla y secundarios en el Liceo Carlos Pascua Zúñiga, San Rafael de Heredia. Actualmente se desempeña como profesor de literatura, graduado de la Universidad Nacional. Ha publicado Traficante de auroras (1999), Itinerario nocturno de tu voz (Líneas Grises, 2000), Tú no sabes nada de la ausencia (2004), Ceniza (2004), La piel imaginada (ECR, 2008), Criaturas alucinadas y otros poemas que mienten (EUCR, 2011), e Impostergablemente la lluvia (2011) que mereció el primer lugar en el certamen de poesía Lisímaco Chavarría del Centro de Cultura José Figueres de San Ramón.
¿UN POEMA ROMÁNTICO?
No le contés a nadie que no he sido feliz,
que en este irreversible y terrorífico
momento de amor
escribo tontos poemas para zambullirme
una vez más en el recuerdo.
No vayás a pregonar mi nombre
con un gesto arrogante
y no digás que alguna vez me conociste
la mayoría de las veces apostando
a este zorro viejo que claudica
sin remedio y sin final.
También habrás negado mi lujuria
y te doy las gracias.
Pero no llamés a mi puerta
y no digás a nadie que no he sido feliz.
Que no lo mencionen.
No vayás por ahí
a contarlo por todo lugar.
2 DE LA MAÑANA
En esta hora sin nadie,
sin puntos claros ni suspensivos,
el tiempo como un loco
sale de su jaula y también se detiene
En esta hora
en que no recuerdo de vos nada
y todo es una espada
una pupila
una noche criminal e imperfecta
por la victoria que logré acariciar
haciéndome caer entre tus piernas.
En esta hora
-solo en esta-
yo pude en tus senos
encender por última vez la luz.
POSDATA
En esta carta que hoy dejo
al alcance de tus manos
hay un agujero negro que todavía no ves,
un pretexto solamente
para escapar del niño que recorre en bicicleta
la región de las espinas.
En ella te recuerdo que estoy solo,
que las estrellas se me caen
una a una de borrachas
y que yo, enceguecido por el licor y también por las horas,
desde aquí te dirijo mis sinceras palabras,
mis estúpidas palabras,
mis hirientes y tontas,
al fin y al cabo mis palabras…
(Poemas del libro Criaturas alucinadas y otros poemas que mienten. EUCR, 2011.)
Amanecer de Santiago
Me sobran todas las cosas,
el periódico viejo que aún releo con descaro,
la mañana repetida y la testarudez de este obituario
que revolotea con insistencia en mi garganta
despintado con sudor.
Me sobra el ángel triste que fue de la guarda,
el partido de fútbol, la tarde y el domingo
y una traslúcida cantina hecha pedazos
por quedarse en el papel.
Me sobra San Rafael, el pan, las manos heridas,
la campana minúscula del viejo parque,
la lluvia y la mejenga
y ese trampolín donde pude robarme
la sangre y los sueños.
Me sobran vocativos, legiones y demonios
y un corazón que vigila
cada mañana violenta de lunes
este espacio más próximo a tus besos
que aún se pierden lentamente ante mis ojos,
mucho menos que la duda,
mucho menos que nada ...
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