Sandra De la Torre Guarderas (Quito, ECUADOR 1971). Mereció el Premio de Poesía Paralelo Cero 2011, organizado por Xavier Oquendo. Estudió comunicaciones, en Nothwestern College, St. Paul, Minnesota. Ha escrito y dirigido piezas de teatro, es guionista audiovisual y directora de doblaje. Su primer libro es El hueco en el zapato.
Sandra De La Torre Guarderas es poeta, guionista y realizadora audiovisual.
Para esta autora ecuatoriana, nacida en Quito en 1971, la poesía comienza en la actitud de tener los poros abiertos, en la disposición a “vivir en poeta”, así todo en el entorno nos puede llegar de manera profunda, lleno de mensajes a explorar. Entonces la poesía se vuelve necesaria. Su escritura se alimenta de ironía, humor y juego, como ingredientes esenciales para contrarrestar el cotidiano de este mundo tan doloroso en general. En su poética lo lúdico es fundamental: “el lector se convierte en un co-creador, en un cómplice (...) lo invito a crear conmigo sin la participación del lector, el texto no sobreviviría”. Y ella confiesa que es también una lectora lúdica, que se siente invitada a jugar, especialmente con los textos de Julio Cortazar, de los que siempre se reserva un tramo sin leer, para que no se le acabe.
Otra cuestión que alimenta su poesía es la búsqueda de lo absoluto, “en un mundo tan vacío, ahora que ha muerto todo lo absoluto, que todo es plural, ahora que no hay un referente único creo que mi poesía lo busca desesperadamente.” "La poesía es respuesta y es pregunta, es indagación existencial. La poesía es perturbación.", nos dice suavemente mientras abre su libro El Hueco en el zapato, ganador del Segundo Concurso Nacional de Poesía Paralelo Cero 2011-2012, en Ecuador.
Partido amor
Tú de reojo
yo de blanco
corremos detrás
del mismo mundo.
Vas driblando mis pretextos
yo rechazo tus avances
metes cabeza
me desubicas
uno a cero.
Hago un cambio fundamental
apenas tres toques
tus manos contienen
mi gloria.
Te sigo
me sigues
conquistas
quemas
tiempo precioso
y escapas
te vas
me olvido del mundo
me lanzo a tus pies.
Caes
es una pena
máxima.
Sin defensa
con tu mirada traspasándome
respiro tus jadeos
descargas con furia
mando al carajo ese mundo
ni solo tuyo
ni solo mío
y yo de rojo
y tú de blanco.
LECTOR IN FÁBULA I
en el rincón un piano
amenaza con romper
el silencio
la pelirroja
espera sin rostro
el tipo del sombrero
saca del bolsillo
el arma homicida
ella dulcemente
alarga sus dedos
sobre las teclas
ataca
pianísimo
ese pánico viejo
la puerta se cierra
un pañuelo blanco
es su alma agitada
está intacto –le dice
y revienta
la tarde
LECTOR IN FÁBULA II
la puerta se cierra
pianísimo
ella dulcemente
saca del bolsillo
ese pánico viejo
el arma homicida
en el rincón un piano
espera sin rostro
el tipo del sombrero
alarga sus dedos
ataca
amenaza con romper
el silencio
un pañuelo blanco
sobre las teclas
es su alma agitada
está intacto –le dice
y revienta
la pelirroja
la tarde
LECTOR IN FÁBULA III
ese pánico viejo
alarga sus dedos
amenaza con romper
la tarde
la puerta se cierra
y revienta
el tipo del sombrero
pianísimo
la pelirroja
saca del bolsillo
un pañuelo blanco
está intacto –le dice
en el rincón un piano
es su alma agitada
el arma homicida
sobre las teclas
ella dulcemente
ataca
espera sin rostro
el silencio
Voracidad
Me asomo a la ventana
bebo por los ojos
escucho
toda la música
me saturo de historias
y geografías
lo legible
multiplica mis sentidos.
Me embarco en un texto
zarpo hacia otro
que me lleva a Venecia
cito
las citas
del que citó
para nomás de decir te amo.
No se sacia el ojo
ni el oído
hasta cuando
despierto
y sigo perdiendo
la inocencia.
Bautizo
Para extirparse
el cálculo de angustia máxima
hay que descender a la tina
atornillar las pupilas
palidecer
amoratar los labios
almidonar el cuerpo
bajo el agua
hasta transparentarse
contenido el aliento
atornillar las pupilas
en el que bajó a los abismos
y esperar al tercer día.
Vértice
Escucho en la caracola
la contrariedad de las olas en desbandada
recuerdos pájaros batiéndose en el vaho.
Hierve
se multiplica
el rugido en el hueco insondable
bailan las dudas y las parcas
dientes del infierno
sus zapatillas.
La certeza
parece aflorar en el fondo
el león se ha dormido
la caracola vuelve a la repisa.
Vibra en la repisa
en la oreja
feroz siempre
feroz
no hay fondo.
Se arremolina Láquesis en puntas
devanando el hilo con urgencia
cantan las dudas su opereta
en el nácar de mi oído
incansables
celebra Cloto
Átropos
tijeretea el viento
braman los aplausos
silba la cuchilla
en el mar íntimo de la caracola.
De lirios
El ramo en el centro
su aroma infecta
cada escondrijo.
La madre los cultiva
al servir el almuerzo
abona la guerra
advierte
muecas floreciendo
en sus capullos.
Todos tragan
la sopa de espanto
contienen el habla
el gesto.
Ella
levanta la loza
tiembla
podando.
Secos
los hijos
esconden sus rostros
los rastros
las hojas.
Macetas floridas
atestan ventanas
repisas
memorias.
Demasiados
los almuerzos
vividos en la casa
sin ramos de rosas
solo
delirios.
Fiebre
Roce (pla)tónico
en el umbral de los labios
(des)pedirse
con las manos ardientes
(trans)formar
esculturas en arena
(des)vestirse
del olvido
(pre)sentir
la (de)cadencia de las hadas
(des)esperarse en la calle sombría
(trans)portándose a la altura
(inter)cediendo un poco más
hasta que se (tras)toquen
los (anti)cuerpos
y estalle
la fiebre.
Lobrá
Canto
bajo una lluvia de hojas
el rayo de luz
enciende contornos
baila el jardín.
Doy saltos cortos en la rama
picoteo el tronco
mis ojos descubren
el árbol de enfrente.
Allá también llueven cantos
en los contornos
baila una luz verde naranja
entre las hojas.
Allá
corto una rama saltando
me picotea el tronco
enfrente del árbol
descubro mis ojos.
Mis plumas se agarran del viento
voy a esa copa
espejo espejismo
mi pico toca el cristal
la sombra.
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