Daniel Orviz
(Asturias, 1976). Poeta, video-artista, slamer, performer y juglar 2.0. En el año 2102 se proclamó campeón Europeo de Poetry Slam tras haber logrado también la victoria en el Campeonato Nacional. Posteriormente, en el año 2013, obtuvo la medalla de bronce en el Campeonato mundial de Poetry Slam celebrado en París. Ha publicado los poemarios "La del medio de las Ketchup" (1024), “Muere sonriendo” (2012), “Mecánica Planetaria” (2010), en el que ha basado el espectáculo multimedia que actualmente representa en escenarios nacionales e internacionales, "GÉNÉRATION ON" (Edición bilingüe Español-Francés). Éditions Plaine Page (2015), "VIEJO CAOS UNIVERSAL" (2015) y MassaSlam. Ediciones Fantasmas, abril 2016.
Internacionalmente, ha recitado su poesía en festivales tan prestigiosos como los de Voix Vives (Francia), Ruunoviikko (Finlandia), Crazy Tartu (Estonia), Weiter Sagen (Alemania), Sziget (Hungría) o Notturni di Versi (Italia),entre muchos otros.
ODIO A LOS ADOLESCENTES
(según un verso de Pere Gimferrer)
Con apatía
miran crecer ante sus ojos el torrente
peligroso
de la vida,
y no sonríen
mientras el tiempo se entretiene en confundir
los mecanismos que les guían.
Siempre tan juntos:
ellas calladas, con la cabeza ocupada
procesando
mil asuntos;
ellos vibrantes,
sin tener miedo de ondear desafiantes
sus miserias frente al mundo.
Tan poderosos.
Son superhéroes luminosos e inestables
que cabalgan en el viento.
Malencarados, irritables y orgullosos
igual que dioses de un antiguo testamento.
Y yo los veo cada día, y me disgusta
que crucen siempre tan altivos mi mirada.
Porque los odio con un odio que me asusta.
Porque los odio como nunca he odiado nada.
En los lavabos
dan rienda suelta a su lujuria, poseídos
por la furia
de los hados.
Juegan a muerte,
y mientras fuerzan el abrazo de la suerte
siempre se olvidan de que no son más
que esclavos.
Dejan machado
cada rincón de la ciudad en que se quieren
con un rastro maloliente,
con un hedor particular que nunca muere,
con un color desvergonzado y diferente.
Son peligrosos,
lanzan a gritos sus mensajes orgullosos
a la cara de la gente.
Tan importantes. Tan culpables e inocentes.
Tan arrogantes. Tan valientes. Tan hermosos.
Arden de odio sus mirares ojerosos
aunque parezcan ausentes.
Y yo los veo cada día, y mi mirada
ante sus aires de soberbia, se disgusta.
Porque los odio como nunca he odiado nada.
Porque los odio con un odio que me asusta.
"QUIÉREME"
Quiéreme.
Manifiéstate de súbito.
Choquémonos, como por arte mágico
en el Bukowski,
un Miércoles.
Pidámonos disculpas. Sonriámonos.
Intentemos tirar el muro gélido
diciéndonos las cuatro cosas típicas.
Caigámonos simpáticos.
Preguntémonos cosas.
Invitémonos
a bebidas alcohólicas.
Dejémonos llevar más lejos. Déjame
que despliegue mi táctica.
Escúchame decir cosa estúpidas
y ríete. Sonríeme. Sorpréndete
valorándome como oferta sólida.
Y a partir de ahí
quiéreme.
Sin rúbrica, pero por pacto tácito
acepta ser mi víctima.
Déjame que te lleve hacia la atmósfera,
acompáñame a mi triste habitáculo.
Sentémonos, mirémonos,
relajémonos y pongamos música.
De pronto, abalancémonos
besémonos con hambre, acariciémonos,
Desnudémonos rápido
y volvámonos locos. Devorémonos
como bestias indómitas. Mostrémonos
solícitos en cada prolegómeno.
Derritámonos en abrazos cálidos
Virtámonos en húmedos océanos.
Ábrete a mí, abandónate y enséñame
el sabor de tus líquidos.
Mordámonos, toquémonos, gritémonos
permitámonos que todo sea válido
y sin parar,
follémonos.
Follémonos hasta quedar afónicos
Follémonos hasta quedar escuálidos.
Durmámonos después, así,
abrazándonos.
Y al otro día
quiéreme.
Despidámonos rígidos, y márchate
de regreso a tus límites
satisfecha del paréntesis lúbrico
pero considerándolo algo efímero
sin segundo capítulo.
Deja pasar el tiempo, mas sorpréndete
recordándome en flashes esporádicos
y sintiendo al hacerlo un sicalíptico
látigo por tus gónadas.
Descúbrete a menudo preguntándote
qué será de este crápula.
Y un día, sin siquiera proponértelo
rescata de tus dígitos mi número
llámame por teléfono
y alégrate de oírme. Retransmíteme,
ponme al día de cómo van tus crónicas
y escucha como narro mis anécdotas.
Y al final, algo tímidos, citémonos.
En cualquier cafetín de corte clásico
volvámonos a ver, sintiendo idéntico
vértigo en el estómago.
Y en ese instante
quiéreme.
Apenas pasen un par de centésimas
sintamos al unísono un relámpago
de éxtasis limpio y cándido,
y en un crescendo cinematográfico
dejémonos de artificios y máscaras.
Rindámonos a la atracción magnética
que gritan nuestros átomos
y sintámonos de placer pletóricos
por sentirla recíproca.
Unidos en un abrazo simétrico
perdámonos por esas calles lóbregas
regalándonos en cada parquímetro
con besos mayestáticos
que causen graves choques de automóviles
y estropéen los semáforos.
Y para siempre
quiéreme.
Dejemos que se haga fuerte el vínculo,
unamos nuestro caminar errático,
declarémonos cómplices,
descubramos restaurantes asiáticos,
compartamos películas,
contemplemos bucólicos crepúsculos,
charlemos de poética y política
y celebremos nuestras onomásticas
regalándonos fruslerías simbólicas
en veladas románticas.
Y entre una y otra
quiéreme
Dejemos de quedar con el grupúsculo
de amigos. Que los follen por la próstata.
Pues si ponemos el asunto en diáfano
solo eran una pandilla de imbéciles.
Cerrémonos, y en un afán orgiástico
con afición sigamos explorándonos
buscando como ávidos heroinómanos
el subidón de aquel polvo iniciático.
Y aunque no lo logremos. Da igual.
Quiéreme.
Para evitar que nuestra vida íntima
se corrompa con óxido
busquémonos alternativas lúdicas
apuntémonos a clases de kárate
o de danzas vernáculas
juntémonos en cursos gastronómicos.
Presentémonos
a nuestros mutuos próceres
anteriores del árbol genalógico
y a lo largo del cónclave
sintámonos con ellos algo incómodos
mas felices de haber pasado el trámite.
Y quiéreme después. Sigue queriéndome,
continuando con el proceso lógico
juntemos nuestras vidas en un sólido
matrimonio eclesiástico,
casémonos a la manera clásica,
hagamos un bodorrio pantagruélico,
y cual pájaros de temporada en éxodo
vayámonos de viaje hacia los trópicos
y bailemos el sóngoro cosóngoro
mientras bebemos cócteles exóticos.
Y al regresar, sentemos nuestros cráneos.
Comprémonos un piso. Hipotequémonos
Llenémoslo con electrodomésticos
y aparatos eléctricos,
y paguemos en precio de las dádivas
regalándole nueve horas periódicas
a trabajos insípidos
que permitan llenar el frigorífico.
Y mientras todo ocurre, solo
quiéreme,
del fondo de tu útero
saquemos unos cuantos hijos pálidos,
bauticémoslos con nombres de apóstoles,
llenémoslos de amor y contagiémoslos
con nuestra lóbrega tristeza crónica.
Apuntémoslos a clases de música
de mímica y de álgebra,
y démosles zapatos ortopédicos,
aparatos dentales costosísimos,
fórmulas matemáticas
y complejos edípicos
que llenen el diván de los psicólogos.
Releguemos nuestro ritual erótico
a la noches del sábado
cuando ellos salgan véstidos de góticos
a ponerse pletóricos
ciegos de barbitúricos.
Paguémosles las tasas académicas
a los viajes a Ámsterdam.
Dejemos que presenten a sus cónyuges
y al final, entreguémoslos
para que los devoren las mandíbulas
de este mundo famélico.
Y ya sin ellos
quiéreme
a lo largo de apuros económicos
y de exámenes médicos,
mientras que nos vovemos antiestéticos
más cínicos, sarcásticos,
nos aplaste el sentido del ridículo
y nos comen los cánceres y úlceras.
Quiéreme aunque nos quedemos sin diálogo
Y te pongan histérica mis hábitos.
Enfádate, golpéame, hasta grítame
y como única válvula catártica
desahógate en relaciones adúlteras
con amantes más jóvenes
y regresa entre lágrimas y súplicas
perjurándome que aún sigues amándome.
Y yo contestaré tan solo
quiéreme.
Quiéreme aunque te premie salpicándote
en escándalos cíclicos
y te insulte, y te haga sentir minúscula
y me pase humillándote
y me haya vuelto un sátrapa
que roza cada día el coma etílico
y me haya vuelto politoxicómano
y me conozcan ya en cada prostíbulo.
Continúa queriéndome
mientras pasan espídicas las décadas
y nos envuelve el tiempo maquiavélico
en un líquido amniótico
que borre el odio que arde en nuestros glóbulos
y nos arroje al hospital geriátrico
a compartir habitación minúscula
inválidos, mirándonos
sin más fuerza ni diálogo
que el eco de nuestras vacías cáscaras.
Quiéreme para que pueda decirte
cuando vea la sombra de mi lápida
Y antes de que venga y cierre la mano
de la muerte mis párpados:
“Ojalá,
ojalá como dijo aquel filósofo
el tiempo sea cíclico
y volvamos de nuevo reencarnándonos
en dos vidas idénticas,
y cuando en el umbral redescubierto
de una noche de miércoles pretérita
tras chocarme contigo
girándote, me digas: "Uy, perdóname"
le ruego que permita el dios auténtico
que recuerde en un segundo epifánico
cómo será el futuro de este cántico
cómo irán nuestras flores corrompiéndose
cómo acabaré odiándote
cómo destrozarás cuanto fue insólito
en este ser,
cómo la vida empírica
nos tornará en autómatas patéticos
hasta llevarnos a la justa antípoda
de nuestro sueño idílico."
"Y sabiendo todo esto, anticipándolo
pueda mirarte directo a los ojos
y conociéndolo muy bien. Sabiendo
el devenir de futuras esdrújulas
destrozando en un pisotón mi brújula
te diga
solo
quiéreme."
de "MUERE SONRIENDO (2012)
4-En donde nos encontramos.
El acabóse.
La deblacle.
En cualquier sitio
tiene lugar mi humillación,
mis lamentables
coitos de perro mugriento.
Despedazando con los dientes oxidados
codificados orificios,
donde encuentro
cables quemados,
excrementos.
Desperdicios
que me hagan soportable
la horrible peste a carne muerta de tualiento.
En exclusiva,
si permanecen conmigo
tras el lapso comercial,
en un momento va a decirme Satanás:
“Cuéntame cómo te ha ido”.
De lo profundo del hiriente cenagal
entre micrófonos y nubes de tormento,
buscando un lugar de asilo
mi mente vuelve hacia atrás:
Miércoles.
Martes.
Mi fin.
El nicho de aquella antigua
versión de mí que se perdió en el dividendo,
y mi fantasma lastimero que mendiga
unas migajas de atención, aquí y allí,
de procesión por los platós en los que vendo
al por mayor esta parodia de la vida.
Desde el primer subidón,
mi frenesí,
mi caída
y hasta el final de tus tiempos
mi indigno camino a ciegas,
alumbrando con la exigua
luz de las 30 monedas
el pozo negro que queda
donde estuvo el corazón.
“Ella tenía
al mono Amedio dibujado en la toalla”
voy repitiendo mientras sangro lentamente
de mostrador en mostrador de productora.
Pero no sé si la conocen y lo callan
o de verdad no queda ya quién la recuerde
en la gran ruina
que ahora
eres.
O has sido.
O soy yo.
En este erial desolado donde sigo
tenazmente
buscando por entre escoria
( Debajo de las arrugas
cuanto me queda es paciencia.)
como un por siempre perdido final feliz a esta historia,
igual que un punto de fuga
la mirada azul-celeste,
de aquella primera novia
de "VIEJO CAOS UNIVERSAL" (2015)
4-CASANOVA FRANKENSTEIN*
*Todas las partes que forman este poema
han sido robadas de algún sitio.
Vete al final si quieres saber de dónde...
Ya sé
que tú nunca has rezado por un cambio.
Que consumiste el tiempo de batallas
puño en alto, feroz,
reivindicando
tu derecho a estar triste.
Ya sé
que viviste alejado de la raya
del lado equivocado,
que la melancolía tiempo en ristre
te marchitó los labios
y al ritmo de desórdenes horarios,
mientras que los demás se hacían sabios,
tú sólo
envejeciste.
Me dices que
tu vida fue tan sólo
el fabricar dinero
para dormir tranquilo cada día.
Ladrar muy fuerte persiguiendo latas.
Comer patatas y mirar la tele
mientras alrededor había guerras,
y que de todas esas tu erratas
tan sólo queda acaso como prueba
el pedazo de tierra
surcado por millones de agujeros
en el que bajo días más felices
intentaste ir criando tus lombrices.
(Pocas sobrevivieron)
No puedo
ni llegar imaginarme
lo mucho que te puede haber dolido
vivir en este mundo de perros disfrazados
queriendo ser callado reflejo de vampiro
pero sabiendo
en cambio
que sobre estos salones
no reina el Dios antiguo de tus antepasados
sino la roca oculta que quiebra corazones.
Pero quiero
contarte
que he venido a decirte
que no sigas buscando futuro en los rincones,
que no sigas herido,
que no quieras
volver a ser quien eras por ser lo que ya has sido
pues sopla ya en tus velas un viento desatado
que viene de los mares lejanos de otra parte
y es hora de ir tomando decisiones,
y es hora de ir cambiando de latido.
Y es hora de guardar las oraciones
para cuando la magia se haya ido.
de "La del medio de las Ketchup"
EL KÁISER DEL HOTEL
Yo era un adolescente veterano
de casi treinta y tres.
Llevaba en aquel curro de verano
seis años y algún mes,
sacándole la punta a las propinas,
quedándome dormido en las esquinas,
buscando en el glamour de las piscinas
un poco de interés.
No sé por qué robé en la vandería
el smoking aquel,
quizás, para variar, me apetecía
un cambio de papel.
Así que al encenderse los salones
salté desde mi traje de botones
a aquella nueva piel,
dispuesto a derretir los corazones
con mis impresionantes galardones
de káiser del hotel.
Toda la "crème" de aquel triste lugar
donde no hay ocasión para amar
ni sentirse feliz
vio florecer de repente
la luz
de una oportunidad
frente a sí...
***
Un cansado girar de curpos viejos
en trajes de cartón
se reflejaba en todos los espejos
del suntuoso salón
por el que, rechazando las propuestas
de ajadas cacatúas peripuestas,
fui buscando a la reina de la fiesta
con toda mi atención.
Me la encontré tirada en un asiento
del triste carrusel
intentando esconder su aburrimiento
debajo del mantel,
y a todos los marqueses y los lores
que ansiaban a escondidas sus amores
se les heló la piel
cuando la más hermosa de sus flores
le dio de buena gana los favores
al káiser del hotel.
Fuimos un par de misiles scud,
dos trallazos gemelos de luz
en el choque de un tren.
Como un alud,
pura electricidad
con la capacidad
de bailar
hasta el amanecer.
***
Y cuando apuñalada por el Este
la noche halló su fin,
decidimos huir como la peste
de aquel triste confín.
Corriendo de su mano hacia la entrada
mi única despedida fue un "de nada",
la suya sólo un traje de criada
ardiendo en el jardín.
...
El tiempo todavía pasa en vano
por ese sitio cruel
del que, sin avisar, nos escapamos
en el verano aquel,
y aún en cada fiesta, mientras trina
el canto de una oscura golondrina
debajo de su piel,
las señoritas sueñan muchas veces
con ser sirvientas para que las bese
y las saque a bailar cuando regrese
el káiser del hotel.
RETRATO DE MUJER
CON UNIVERSO AL FONDO.
Yo no sé si me debo marchar / para que el renacer /
de tu ausencia / nos encuentre juntos,
o si debo quedarme a beber / de ese dulce callar /
que me das cada vez / que pregunto:
Cuando vaya el sol / a alumbrar los salones de baile /
que hay detrás del mar...
Sobre mi colchón / ¿qué secretos / retablos brillantes /
vendrás a pintar?
Si somos dos cabos de vela / dos trozos de tela /
al fondo del baúl,
dos mancha que laten gemelas / en esta acuarela /
de plata y azul.
Pero sé
que la vida es más /que esta dulce herida /
cautiva en mis cuadros.
Pero sé
que la luz del día / ya espera /
por mí
mientras gasto pinceles a solas / pintando una hora /
de cada color
y me pierdo en campos de amapolas / y en noche de estrellas
del viejo Van Gogh...
***
Yo no sé, la verdad, si dejar / que se muera este amor
otra vez / como siempre / temprano.
O guardarme en secreto / un retal / de su falso calor
por dormirme apretando / en la mano
la triste ilusión / a la que este desfile de sombras /
dará funeral
cuando la canción / del flautista que toca en el alba /
conquiste mi umbral
y tu cuerpo se rompa en pequeños /retazos de sueño
que intento entender
marejadas de líneas sin dueño / que forman el cuello /
de cualquier mujer..
Pero sé
que la vida es más / que la despedida que anuncian
tus labios
cuando la luz del día / ya viene a alumbrar
telarañas en las escaleras / que crecen al ritmo que marca
un reloj,
la locura del mundo de fuera / la extraña frontera
que somos
tú
y
yo.
AGOSTO EN MADRID
A Carlos Galán.
En el día en que el reinar del incoloro
mes de Julio cae cosido a puntapiés
hay un suspirar de alivio alzado a coro
que va como un meteoro
de San Blas a Leganés.
Son burbujas del champán que corre cuando
brindan en cada garito de Tetuán
los que quedan en el foro, suplicando
al poder de lo más alto
que no vuelvan todos esos que se van.
***
Cuando el jefe se despide a la francesa
y en la mesa no hay exhortos pa´comer
y la efervescente recua alto-burguesa
busca en playas de Oropesa
algún orto que lamer,
cuando paran los mandados y desvelos,
ya la cosa va tomando otro cariz,
y el currtito castigado encuentra el cielo
apurando el caramelo
que es la vida del Agosto de Madrid.
***
Qué bonita esa Latina sin horteras
y ese Dos de Mayo sin un policía
y ese Corte Inglés sin casi ni cajeras
y esa calle de Montera
con más lumis todavía.
Qué bonitos esos parques sin abuelos
y esos músicos sin micro ni altavoz,
qué bonitas las chinchetas y pañuelos
de aquellos heavies gemelos
que hacen guardia donde estaba el Madrid Rock...
***
Cuando las palomas comen de tu mano
y en el cine no se escucha ni una tos,
y sonríen en el metro los rumanos
y hay sitio detrás del piano
si te vas al Tony2,
cada noche se te llena de improviso
de garitos en perpetua hora feliz
en los que sirven maná del paraíso
para todo aquel que quiso
ser el dueño del Agosto de Madrid.
***
Yo he probado Medellín y sus atracos
y he probado las favelas de Brasil,
y he probado los gulags checoslovacos,
y he probado Puerto Hurraco,
Fukushima y Chernobyl,
y he probado los suburbios de Liberia
y las celdas de aislamiento de Alcatraz
y ni jarto de buscar hasta la histeria
di con una periferia
que me transmitiera más tranquilidad...
***
...que este oasis temporal donde el majara
se hace dueño de Gran Vía y de Callao,
y donde cientos de BERSHKAs y de ZARAs
te regalan por la cara
el aire condicionao,
y por eso paso de atender razones
y a cualquier cambio me niego de raíz.
No me vengas con salir de vacaciones,
no me toques los cojones...
...yo me quedo para Agosto en mi Madrid.
¡¡¡QUE-SÍ!!!
MassaSlam. Ediciones Fantasmas, abril 2016.
PERO CON FUNKY !
Apareces,
y te pasas más o menos nueve meses
habitando una parcela de la inopia
que ya tomas como propia,
sin más arte, más deber ni más castigo
que chupar la deliciosa sopa boba
del tubito de tu ombligo
hasta que un día cualquiera
en un golpe de cadera que hace ¡POM!
a traición, te escupen fuera...
... pero con funky.
Y qué mundo
que te espera ya pa`fuera del asunto,
lleno de malencarados caballeros
que te brindan el tequiero
de una hostia en el trasero
y te van poniendo firme el esqueleto
inculcándote el consabido respeto
al objeto que se paga con dinero, al panfleto y al relojjjjjj
al relojjjj
al reloj que cada día que amaneces
va marcando cómo creces, cómo aprendes
y en un patio
con los derrumbados muros color acre
donde el ratio acumulado de mediocres vale más que un potosí,
de losprofes, de los compas y gachís
y de todo capullito de alhelí
que pasaba por allí
sin parar, te llueven hostias...
... pero con funky.
Qué carrera
que has acabado sacando, cacho fiera...
Estudiante destacado de la cloaca y, como traca final,
licenciado donde Ciencias de la Caca,
rellenando tu vacío espiritual
con el subidón de cuatro mete-sacas,
quinto, graduación y ¡PLAKA!
disparado hacia el mercado laboral
donde, en el marco real de una oficina,
de ocho a seis con media hora de cantina,
por rutina, haces el gili...
... pero con funky.
Pero lavil recesión y la zozobra,
de repente, ponen la cobra en acción.
Y te pasas de tener un sueldo fijo
a verte, de sopetón,
en la cola con toítos los que sobran.
Y aunque sufres, y te exprimes, y te obcecas
en pagar los plazos de las hipotecas
tus remesas acaban quedando secas
y llega el día en cuestión
en que el franco chupatintas de tu banco
en una breve reunión
va y te informa sonriendo que le debes
más de un cuarto de millón.
Y con modos de mafioso de Sicilia
te larga una preferente que te exilia
con toíta tu familia
a vivir debajo de un puente...
... pero con funky.
Y pasa hambre... pero con funky.
Y tienes frío... pero con funky.
Y estás enfermo... pero con funky.
Y te haces viejo... pero con funky.
Y vas al hoyo...
... y al llegar al hoyo llega el momento de darse cuenta de que llevas
toda la vida bailando para otros sin saber por qué. Siguiendo un ritmo
de funky que otros te han mandado sólo para llegar al último
momento de tu vida y darte cuenta en un segundo mortal de revelación de
que no hay música, de que no hay baile, de que no hay nada. Porque
no somos nada, porque no somos nada. NO SOMOS NADA...
... pero con funky.
No somos nada... pero con funky.
No somos nada... pero con funky.
No somos nada... pero con funky.
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