Rosario Loperena
Nació en Ciudad de México, 1985. Vive en la Ciudad de México. Escribe. Hace fotografías. Colabora en revistas. Este año publicó el libro electrónico Alfabeto Visual. Mantiene un blog: www.chikipunk.tumblr.com.
EXISTE UNA LENGUA QUE PRETENDO
ATRAVESAR CON ALGO
Cuerpo maniquí escribe
desde este mullido vacío
en la lengua de cada órgano
tras el murmullo monótono del aire que circula.
Es la transcripción consensuada de la intimidad:
poseo unas manos y unos ojos que intervienen en este
acto.
Parecen el vehículo necesario para este ruido.
Existe una lengua que pretendo atravesar con algo, no
podría ser otra lengua. Acaso.
Ruido. Ni siquiera alcanza el rango de utopía. Lo que
poseo reposa en el lenguaje.
Está muy averiado. Todo él. No es una certeza. El sentido
mora ahí. No es una certeza. Puedo tener uno. Parece.
Ni único, ni esclarecedor. Suena. No hay una certeza.
Se trabaja con materiales que ciegan y son poco
alentadores. Se busca un otro estadio.
Se busca.
¿hay un absoluto?
Decir es una trampa.
(desde la ventanilla del carro vi pasar a una mujer muy parecida a mí, por un momento estuve segura de ser ella, de estar viendo desde unos ojos prestados).
EL MAR ES UNA TELA (ALMIDONADA)
Ayer mientras tendías la cama, comprendí a las ballenas.
El sentimiento que las lleva a varar en la orilla de la playa.
Leí en una revista científica que se alejan del fondo por el
sonar de los barcos,
que las ondas emitidas les trastorna la ruta, les arruina la
brújula.
Eres mi barco te dije. No entendiste nada.
PASEO
Tomé a la vida de la mano, caminábamos juntas
a veces se adelantaba, yo corría con ella,
otras, yo la jalaba para que apretara el paso.
Ayer, íbamos al mismo ritmo, de pronto soltó mi mano.
Salió corriendo.
En la avenida, un carro desbocado le iluminó el rostro.
Advirtió con el claxon.
Ni los frenos ni ella reaccionaron.
Yo tampoco.
Seguí mi camino.
NÁUFRAGO
El padre con la lengua hecha jirones
por haber leído en alto,
demasiado alto, demasiado bien
los silencios.
Los que saben dicen que su imagen es un barco.
Yo siempre hablo de navíos y de agua
sin saberlo.
Uno nunca sabe lo que dice
hasta que es dicho en alto,
demasiado alto, demasiado bien
por el otro.
OTRO MODO DE CONTAR LA MISMA HISTORIA
Camioneta verde viejo
carretera
cuatro almas
el sol ladea las caras y los ojos
Un compás a cuatro tiempos como fondo
y un pandero
Él viene detrás sin sus amarras
Los panderos ahuyentan al destino
dice la leyenda
Yo uso el sombrero que me diste
y prendo el quinto cigarro en una hora
A lo lejos hablan de flechas y de umbrales
de fuegos que se alargan
Él viene recostado como un pedazo hinchado
Pido que no sepa que los demás lo miran
y hablamos como si la boca se rigiera
La leyenda empieza a fastidiarnos
callan los panderos
Pienso en mamá que no quiso venir para no verlo
pienso que nunca quiere ver nada
Pienso que a mí, los lentes me protegen
muy mal de lo que miro
Él se queja muy bajito
(estoy segura que presiente)
VISITAS
Pregunto la ubicación de la sala
me piden el nombre del difunto,
alguien dice amablemente,
no tarda en llegar el caballero.
Estoy en una sala de espera,
pasa un hombre y dice a otro:
No quiero que te destruyas tomando.
La sala no es cómoda.
Llega el caballero.
Llega mucha gente.
Hay galletas. Manos estiradas.
El caballero está en medio de la sala.
La gente saluda, platica
el tráfico, los precios, la desgracia.
El caballero yace en una caja
bajo focos blancos tubulares.
Todos se acomodan, ven al frente, toman agua.
Estoy en una sala de espera llena de relojes y cafeteras calientes.
La gente se despide, debe hacer cosas, ir de compras, llegar a casa.
La sala se vacía nuevamente.
El caballero en medio de la sala, sigue esperando.
COMPROBACIONES
Casa es donde hay luz.
Estar atrapado entre muros de costillas no debe provocar claustrofobia.
La estática de los aparatos eléctricos no es música para los familiares.
En una mano están contenidas las gramáticas de la violencia.
Una persona es más que huesos.
Los huesos alimentan a muchos animales.
Nota: Deje el esoterismo.
Los dèjá-vu son una falla cerebral.
¿GUSTA UN VASO CON AGUA?
Un hombre tocó a mi puerta. Vino a vender aspiradoras.
Yo no tenía dinero ni ganas. Quise mostrarle mi poesía.
Él rió nerviosamente. Tuvo la intención de irse.
Abrió su portafolio y me enseñó mangueras, bolsas y tubos.
Abrí mi libreta y comencé.
El hombre debió haber pensado que yo era una especie de loco.
Él quería convencerme de algo (yo quería convencerme de algo).
La poderosa succión de la manguera, el motor más silencioso.
Cuando volteé a ver su rostro después de haber escuchado varias líneas
y beber un vaso de agua de mil sorbos, supe que algo sucedía.
Me mostró la modalidad turbo, el modo contra lo húmedo,
el truco para llegar a lugares difíciles.
Sonreí, pasé al segundo párrafo,
hice esa ondulación de la voz al llegar a media página,
luego susurré antes de las comas.
Me habló de lo económico, de su desprecio a las escobas,
de los beneficios de no curvar la espalda.
Yo leí el final de aquel poema conmovido.
Él se paró y dijo: una persona como usted no necesita aspirar.
Al cerrar la puerta me percaté de que mi alfombra estaba muy sucia,
y él no había dejado su número.
DIENTES DE LECHE
Te hubieras quedado cuando los pies eran pequeños
hubieras hecho pausa
te hubieras encogido de otras partes
sin tener que contar
sin tener que llegar a cualquier lado
te hubieras dejado el cuerpecito dentro
del círculo primario pintado con gis en las afueras
te hubieras quedado acurrucada
envolviendo el rumbo del vapor desde la pelvis
mirándote las grietas de las manos
imaginando qué es lo que presagian
pudiste brincar como un resorte
pudiste seguir brincando sobre blando
quisiste estirar los huesos
enderezar los músculos del lomo
decidir la redondura los tamaños
de las O y de las A
con las que ibas a firmar toda la vida
decidiste pronunciar tu nombre
con un tono más agudo
que el resto de los nombres
y colocar la lengua un poco más arriba
cuando hablas de negocios
decidiste comer huevo hacer discursos
en contra del gobierno en contra de la especie
evitar signaturas horarios uniformes
y otros trámites legales
pudiste colocar las palmas sobre el párpado
entrecruzar los dedos sobre el rostro
dejar de mirar con tantas ganas
por detrás de la puerta por debajo en todos lados
pero pusiste los ojos por delante
y viste a la señorita que le metió mano a su hermana
y te quedaste mirándolo todo
adentro de tu círculo de gis pintado sobre el pasto
y recordaste cómo eran los sábados
antes de construir el círculo mucho antes
te habías sentado a ver el aire
a ver que cuando calienta también corta (las imágenes)
y enmarcaste con los dedos el azul
y te tumbaste deseando ser azul
hasta que notaste que los dedos de tus pies eran un gancho
y luego gritos
y llevaste tus piernas al otro lado de la calle
y dijiste al vecino que no golpeara a los pequeños
y te escuchaste dando letanías insoportables
y él dijo:
cada quien hace sus rezos como se le da la gana, señorita
y los niños me miraron con puchero
y entré a mi casa a comer sopa y a leer el periódico del sábado:
"PASTOR MUERE AHOGADO AL INTENTAR CAMINAR SOBRE LAS AGUAS"
y supe que la sopa debe calentarse antes de llevársela a la boca para no pasar ya malos ratos.
CORTADOR DE SOMBRAS
Explicación del cortador de sombras amante de la bruja que colecciona tijeras, acerca de la naturaleza de los dolores humanos:
El dolor es golpeteo (invisible). Espacio insonoro que desgarra (espacio).
Huella de la desproporción: lo pequeño de la carne contra el cielo.
Entre las fuerzas que gobiernan el ascenso y el descenso de los cuerpos y los cuerpos,
hay abismo.
Ahí cabe todo lo que se abre. Donde se abre, duele.
Los cuerpos contienen filamentos trenzados, destrozados entre escombros de membranas y de hueso.
Filamentos que se cimbran, chillan y marean.
Los hombres olvidan de qué trata la mecánica del aire.
El dolor, una cuña que se apoya sobre el vientre y abre.
La vida está presente y abre.
La vida quiere hacerse y abre.
La vida desciende, desvaría y abre.
La apertura es muerte pequeña en forma de punzada. El dolor es apertura en lo rosa de la carne. La sombra es lo único visible de lo abierto. Su opacidad se pega al cuerpo, lo calienta.
Su opacidad es negrísima, peluda, es una réplica monstruosa de lo humano.
Su aparición es un puntero sobre el mapa.
Una advertencia en flor morada, flor mordaz sobre el témpano de pieles.
El dolor es una lámpara caliente sobre la superficie de los ojos.
Una mueca indescifrable. Casi sonrisa lo que duele.
La sombra que se carga es siempre susceptible de romperse.
Nota: Los cuerpos son presa perpetua de la vida.
Los goces más profundos los viven los cuerpos cuando se abren.
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