Ignacio Valdés Machuca
Ignacio Valdés Machuca: escritor cubano nacido en La Habana, amigo de Plácido. Fundó y dirigió el semanario humorístico El Mosquito y la revista La Lira de Apolo. Fue uno de los mayores animadores de la vida literaria de su tiempo.
Nace en La Habana, el 30 de julio de 1792. En 1820 se graduó de Bachiller en Derecho. Años más tarde obtuvo la Licenciatura en Derecho en la Universidad de la Habana.
Colaboró en el Diario del Gobierno de La Habana, Diario Constitucional de La Habana, El Indicador Constitucional, El Americano Libre, El Revisor Político y Literario, Diario de La Habana,La Cartera Cubana. Fue redactor jefe de La Moda. Gran animador cultural, fundó en su casa una academia literaria neoclásica a la que concurrían poetas de la época, como Francisco Iturrondo y Manuel González del Valle; fue un centro de reunión de destacados hombres de letras.
Amigo de Plácido (sed. de Gabriel de la Concepción Valdés), lo asesoró literariamente, al igual que a Francisco Pobeda y Armenteros. Junto a Del Monte patrocinó la colecta para liberar al poeta esclavo Juan Francisco Manzano, quien le dedicó su tragedia Zafira. En unión de Francisco Iturrondo realizó la compilación Aureola poética al señor D. Francisco Martínez de la Rosa en 1834. Ese mismo año colaboró en la Corona fúnebre a la indeleble memoria del escelentísimo e ilustrísimo señor doctor D. Juan José Díaz de Espada y Landa, publicada por José Toribio de Arazoza.
En 1819 apareció en La Habana un cuaderno, salido de la imprenta de Don Pedro N. Palmer, que contenía La muerte de Adonis, de Valdés Machuca. Fue académico de número de la Academia Cubana de Literatura. Pese a haber gozado de cierta popularidad, murió en el olvido. Usó los seudónimos Desval y El redactor. Firmó también con la inicial de su primer apellido.
Muerte
Fallece el 15 de noviembre de 1851.
Bibliografía activa
Ocios poéticos. La Habana, 1819
La muerte de Adonis, [1819?]
Canción constitucional leída en las plazas públicas [s.l.], 1820
Poesías constitucionales, 1820
Certamen poético, [1820?]
Proclama, [1820?]
Diálogo entre Teresa y Faldoni, 1822
Cantatas. La Habana, 1829
A la juventud, [1829?]
Tres días en Santiago, [1829?]
El correntón burlado, 1831
Adonis
Rinde, bruto, a mis fuerzas invencibles
ese coraje altivo que te alienta;
rinde el furor indómito que animas,
rinde la vigorosa resistencia:
si asombro eres del monte y de los hombres,
yo lo soy de los campos y las fieras;
ese orgullo valiente, esa pujanza
humillaré a mi brío y a mi fuerza:
de mi ardor serás luego, infeliz bruto,
la miserable víctima funesta;
mas, ¡ay cielos divinos!, ya no puedo
resistir al destino pues decreta
que en los brazos de un bruto se divida
el estambre vital de mi existencia.
Venus
Ya que fue inevitable mi infortunio,
y que no hubo remedio a mi desgracia,
haz que los males que me martirizan,
y las penas acerbas que traspasan
mi cariñoso pecho, se mitiguen,
y cese mi desdicha tan infausta:
transfórmame a mi Adonis amoroso
en la flor más preciosa, en la más rara,
en la más olorosa y más risueña
que pueda de tus manos ser formada,
y en ella encontraré cuando la mire
aquella seductora y dulce gracia,
aquellas perfecciones y atractivos,
que mis ojos amantes cautivaban.
LOS BAÑOS DE MARIANAO
Las náyades festivas
piraguas del amor, el manso río
surcan de Marianao, dividiendo
el líquido cristal con albos brazos,
y sus turgentes pomas nacaradas
a flor del agua lucen a pedazos:
libre la cabellera
de transparentes perlas salpicada
sobre el cándido cuello les ondea:
allegan a la margen matizada
de lirios, de jazmines y azucenas,
y de Flora el tapete de esmeralda
saltan de gozo llenas:
se ocultan al momento.
Do las flexibles y crujientes cañas
que a las brisas se mecen.
Y el bejuco galán trepa y entolda,
al pudor nudo, pabellón ofrecen.
¿Será que Diana
y a par su séquito,
huyendo a Febo
se asile aquí?
¿Sino? ¡ Tal calma!
¡Tan dulce y plácidal!
¡Tantos primores!
¡Ah!... ¿Cómo así?
Aun el cucuí lucífero el espacio
de los humildes aires de la noche,
con ráfagas de verde y de topacio,
hiende volando temeroso al día.
La ninfa más donosa,
la de más gallardía,
que en la margen campea
convoca las ocultas marianaides,
que al imán de sus voces
danzando vienen juntas,
y el hermoso recinto se recrea.
De tras las cañas
salid ninfas a ver vuestra diosa.
Tetis preciosa
en mis aguas se quiere bañar.
Corred ¡oh ninfas!
Bellas aves de pico canoro
en dulce coro
tanta gloria venid a cantar.
Nuevas deidades que nadáis gozosas
sobre mis salutíferos raudales,
¡Qué gracia seductora
a la vista ofrecéis!
Anfitrite en sus grutas abismales
jamás huéspedes tuvo tan garbosas;
pero no os sonroséis,
marítima progenie,
la diosa que os conduce hacia esta orilla
entre vosotras brilla,
como en el medio de nocturnos astros
la amante de Endimión. ¿Y quién se niega
al poder de tan dulces atractivos?
Náyades acercaos, que ora llega:
huid Tritones lascivos.
Frescos y suaves céfiros
que a Flora dais caricias,
más dichosas delicias
os harán suspirar.
A mis corrientes próvidas
volad con blando aliento,
y las olas que argento
venidlas a templar.
Corred amores, árbitros del mundo,
que si la hija de la blanca espuma
pudo con sus donaires atraeros
y su sonreír jocundo;
una reciente Venus le sucede,
a quien pronto veréis que la de Pafos
cediéndole, como ésta, otras riberas,
el vasto imperio de la mar le cede.
Llegad tiernos amores,
pues sin vos la belleza
marchita de tristeza
no hubiera galardón:
cual vosotros tampoco
sin su beso y halago
consiguierais en pago
la ansiada posesión.
De Poesía criollista y siboneísta por Jesús Orta Ruiz.
(La Habana, 1976)
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