FERDOSÍ TUSÍ
Hakim Abu'l-Qasim Ferdosí Tusí (940-1020 dC), o Firdawsi, fue un muy venerado poeta persa y autor de la epopeya de Shahnameh - el "Libro de los Reyes", persa- que es el más extenso del mundo en poesía épica creado por un solo poeta, y es la epopeya nacional de Irán y la voz del mundo persa. Después de haber redactado el Shahnameh bajo el patrocinio de la Samanid y los Ghaznavid tribunales de Persia, Ferdosí es celebrado como uno de los poetas persas más influyentes de todos los tiempos.
Nació en 940, cerca de la ciudad de Tus, en el noroeste de Irán. Abol-Ghasem Hassan ibn Ali Tusi obtuvo su nombre de escritor durante su visita a la corte del sultán Mahmud Gaznavi, quien, complacido por su poesía, lo llamo Ferdosí, “hombre del paraíso”. Es el gran poeta nacional, creador de una de las grandes epopeyas universales, el Shahnamé o Libro de los reyes, poesía épica en donde se relata la historia antigua de Irán.
Ferdosí creció en medio de las victorias de árabes y turcos sobre Irán; su país estaba en un proceso de arabización e islamización. El Shahnamé representó un hito de resistencia nacional por la recuperación de la historia antigua de Irán, por la conservación de los valores morales y espirituales existentes antes del islam, y por la eliminación del vocabulario de origen árabe.
En el texto se advierte la gran confianza que tuvo en su obra; se propuso conservar y renovar su identidad nacional, preservar el persa como lengua y fijar los modelos de la cultura e ideales iraníes. Ferdosí comenzó el Shahnamé en el año 980 y lo terminó en 1010. Murió diez años después en Tus, en donde se erige hoy su mausoleo.
He sufrido bastante en estos treinta años.
He hecho revivir al iraní, con la lengua persa.
Después de esto no moriré, pues estoy vivo
por haber esparcido la semilla de la palabra.
En 60 mil versos, el Shahnamé narra la historia del antiguo Irán, desde el principio de la civilización hasta la derrota del imperio persa por los árabes. Gracias a este libro, el alma ancestral de Irán ha permanecido vigente en la cultura popular durante más de mil años. Ha sido recitado en plazas públicas, algunos de sus pasajes se han representado en las paredes de los cafés y en los palacios. Al conservarse lingüísticamente vivo, sigue ejerciendo una enorme influencia como ejemplo poético y épico, pero también como documento de identidad del pueblo iraní.
Las construcciones prósperas se destruyen
con la lluvia y los rayos del sol;
yo he fundado un alto castillo de poesía
al que no dañarán ni el viento ni la lluvia.
Al cruzarnos con un hombre mayor que estaba sentado frente a las puertas de la ciudadela de Shiraz le preguntamos:
–¿Usted sabe quién escribió el Shahnamé?
–¿No es usted iraní?
–Sí soy iraní.
–Entonces, ¿cómo es que no sabes quién ha escrito el Shahnamé?...
–¿Usted suele leer el Shahnamé?
–Sí, lo leo con mucha frecuencia.
–¡Estupendo!
–Si no leo el Shahnamé, me enfermo.
–¡Vaya! ¿Se sabe algunos versos del Shahnamé de memoria?
Vistas del mausoleo de Ferdosí
–Sí... Ferdosí me gusta muchísimo. Él no era sólo un poeta, era un sabio. Dice en un poema:
“El andar de la bóveda celeste
La rotación del sol y la luna
No son sólo un juego
Tal universo no es pueril
En este universo no existe ni una partícula inútil
Aunque no veamos a quien mueve los hilos
Ni se puede salir de su dominio
Ni se puede llegar a su origen…”
–¿A qué se dedica usted?
–Soy un simple obrero. Alguna vez fui agricultor, luego vine aquí para trabajar de obrero. Ahora estoy jubilado.
Un profesor de literatura que visitaba la tumba de Attar junto con algunos colegas nos dijo: “Dicen que un sabio egipcio contaba que la civilización egipcia desapareció porque no tuvo un Shahnamé ni un Ferdosí que haya salvado su idioma y que es por esta razón que ahora el idioma oficial de Egipto es el árabe, mientras que antes no lo era. En realidad, Ferdosí es el salvador de nuestro idioma.”
En el mismo año que Rudaki se silenció para siempre en Samarcanda, Abul Qāsem Ferdosí el gran poeta épico de lengua persa nació (en el año 940 d. C.) en la aldea de Bāž cerca de Tus en Jorāsān de Irán. Su padre era uno de los agricultores de Tus y en aquel pueblo poseía un terreno en propiedad. En su juventud, el poeta, gracias a su parte de tierra y a sus posesiones no dependía de nadie y su vida transcurría placidamente. Desde los comienzos de su formación estudió literatura persa y árabe. También desde entonces anhelaba la lectura de los cuentos antiguos y especialmente tenía una inclinación por la historia antigua de Irán. Al la edad 35 años comenzó a escribir su gran obra de poética, el Shāh Nāmeh (El Libro de los Reyes) que tardó 35 años en completar. El Shāh Nāmeh contiene la historia de los reyes de Persia desde la antigüedad hasta el final de la dinastía Sāsāni (32 h. / 652 d. C. ). Este libro está dividido en tres partes y en cada una se describen los sucesos de un periodo: El místico o Pišdādí, el heroico o Kiāni, y el histórico o Tarijí.
Después de la muerte del poeta Daqiqí , que al parecer era su paisano, Ferdosí tenía la intención de conseguir el “Shāh Nāmeh” en prosa propio de Abu Mansurí , para llevarlo al verso... en la fuerte sequía y hambruna ocurridas alrededor del año 402 h./ 1010 d.C. en el Jorāsān, el creador de Rostam no contaba ni con lo imprescindible. Si más remedio decidió buscar apoyo. Con la idea de que el rey de Qaznin era famoso por su gusto por la poesía y por ser mentor de poetas, reconociera el valor de su obra, llevó a cabo el Shāh Nāmeh en su nombre y se dirigió hacia Qaznin. Pero en la corte de Qazneh, llena de conspiraciones, competiciones e intenciones, su entrada no contó con mucha aceptación. El sultán que sentía más predilección por las alegorías que por la historia de los héroes antiguos, no reconoció el valor la palabra de Ferdosí...
El Shāh Nāmeh no es sólo el relato más extenso y con más contenido que nos ha quedado de las épocas Sāmāniān y Qaznaviān, sino que en realidad es uno de los documentos más importantes de valor y esplendor de la lengua persa y también el cofre de las palabras y el depositario de la elocuencia. A través de él las hazañas nacionales e históricas del pueblo iraní se muestran de la mejor manera. Los profundos sentimientos patrióticos y las tenues enseñanzas morales se reflejan en ella. Ferdosí evita en múltiples casos el enrevesamiento y el alargamiento innecesario de las frases.
Ferdosí falleció a la edad aproximada de 80 años (~ 411- 416 h./ 1020-1025 d. C.) en su pueblo.
بيا تا جهان را به بد نسپريم
به كوشش همه دست نيكي بريم
نباشد همي نيك و بد پايدار
همان به كه نيكي بود پايدار
همان گنج ودينار و كاخ بلند
نخواهد بدن مر تورا سودمند
فريدون فرخ فرشته نبود
ز مشك و ز عنبر سرشته نبود
به داد و دهش يافت آن نيكويي
تو داد و دهش كن ، فريدون تويي
حكيم ابوالقاسم فردوسي
Qué no pasemos mal la vida de este mundo,
empleemos la mano de la bondad para nuestros esfuerzos.
Ni lo bueno ni lo malo es eterno,
entonces será mejor que la bondad quede como recuerdo.
Aquel tesoro, los dinares y el castillo
no te servirán de nada.
El bendito Fereidún no era un ángel,
ni estaba hecho de almizcle y ámbar,
consiguió su fama de bondadoso por dar y ofrecer
Abul Qāsem Ferdosí
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