martes, 4 de noviembre de 2014

NATALICIO DE MARÍA TALAVERA [13.919] Poeta de Paraguay


Natalicio de María Talavera

Natalicio Talavera, considerado el primer poeta paraguayo después de la independencia del Paraguay, en honor de quien fue constituido el día 11 de octubre, como día del Poeta Paraguayo. Sirvió a su patria como soldado y como corresponsal, siendo este su mayor logro, de la Guerra de la Triple Alianza, pionero también en el periodismo nacional.

Nació en la ciudad de Villarrica (Paraguay) del Espíritu Santo el 8 de septiembre de 1839. Hijo de José Carmelo Talavera y de Doña Antonia Alarcón.

Su primera formación la recibió en su ciudad natal, para más tarde trasladarse a Asunción, donde ingresó a estudiar con el maestro Juan Pedro Escalada. Cuando contaba con 16 años, en 1855, ingresa al colegio secundario dirigido por el profesor español Don Ildefonso Antonio Bermejo

Posteriormente fue alumno de la Escuela de Aritmética, cuyo director era Miguel Rojas, y según fuentes no confirmadas, también tomó clase de matemática y moral, con el profesor francés Francisco Sauvageod de Dupulis.

En Aula de Filosofía, donde según Fulgencio R. Moreno en su obra "La ciudad de Asunción", el plan abarcaba diez cursos, gramática, historia, geografía, literatura, composición literaria, cosmografía, filosofía, francés, catecismo político y derecho civil.

Trayectoria

Estos estudiantes fundaron la revista "La Aurora" en 1860, y es aquí donde se inicia su labor literaria, tiempo en que estalla la Guerra de la Triple Alianza, se presenta en el ejército, al cual ingresa con el grado de teniente.

Cuando se incorpora al ejército viaja al sur del territorio, donde se convierte en corresponsal de las batallas, esta tarea inicia el 17 de junio de 1865, al recibir las noticia las enviaba como crónicas al Telégrafo Nacional bajo la dirección del Sr. Saturios Rios, las cuales eran publicadas en el “Semanario”, siguió escribiendo hasta el 28 de septiembre de 1867.

El periódico “Cabichu’i” fundado por Talavera con el coronel Juan Crisóstomo Centurión, escrito en castellano y guaraní, impreso especialmente para la distracciones información de los soldados. Un periódico de sátiras y caricatura que hacia a los combatientes olvidarse de las muchas penurias de la guerra y fortalecía el espíritu de los hombres en guerra. Esta labor es otra muestra de empeño del joven poeta en cumplir su famosa promesa "¡Morir antes que esclavo vivir!". Aportó también al “El centinela”

Obras

Sus primeros ensayos los publicó en la revista “La Aurora”. Dejó como legado varios artículos, cuentos, novelas y una traducción del francés.

En 1858 publicó "Guerra del Paraguay", con el subtítulo “Natalicio Talavera”, libro de 137 páginas la cual contiene ilustraciones reproducidas de Cabichu’i.

Fue el primero en escribir la biografía del general Díaz, también en hacer comentarios al Tratado Secreto de la Triple Alianza publicados en “El Semanario”.

Ya en el siglo XX, varios autores de renombre se ocuparon del autor, tales como Ignacio A. Pane en su escrito “La intelectualidad paraguaya”, Juan E. O’Leary con “Natalicio Talavera”, y muchos otros quienes destacaron la efímera pero fecunda pluma.

Muerte

El poeta paraguayo falleció siendo aún muy joven, a la edad de 28 años, víctima de la peste de cólera que asoló los campamentos durante la Guerra de la Triple Alianza. Fallece el día 11 de octubre de 1867, a las 3 de la tarde y fue sepultado en el cementerio de Paso Pucú, rodeado de la generosa tierra guaraní que lo vio nacer y a la cual defendió con tanta valentía. Allí quedaron sus restos.

Homenaje

El Centro Guaireño de Asunción en su homenaje, siendo presidente de la república el Dr. Víctor I. Franco y vicepresidente el poeta Gumersindo Ayala Aquino, solicitó al Ministerio de Educación y Culto el 11 de octubre como el Día del Poeta Paraguayo, el Ministerio de Educación en el año 1971, mediante la Resolución Nro. 248, dio curso favorable al pedido.

Por su accionar en la contienda mereció la condecoración de la Orden Nacional del Mérito.




A NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN,
PATRONA DE LA REPÚBLICA DEL PARAGUAY

Humilde elevar queremos
hasta el cielo donde moras
en estas tranquilas horas,
nuestro acento y nuestro amor.

Pero pobre nuestro canto
nuestra voz sin armonía,
no pueden con melodía
interpretar nuestro ardor.

Vos que veis, Madre amorosa,
nuestro afán ardiente de Santo,
recibir con nuestro canto
nuestro corazón también.

Recoged de nuestra alma
la devoción que respira,
y lo que puro inspira
cuanto haces por nuestro bien.

Mirad, purísima Madre,
que a vuestros pies hoy rendidos
por vuestros hijos queridos,
ofrecen su devoción.

Escuchad nuestra plegaria,
y aceptando nuestro anhelo,
alcanzadnos el consuelo
de constante protección.

Derramad, Santa Patrona,
vuestra mirada amorosa
en la tierra do reposa
vuestros hijos en unión.

Y que hoy le prodigáis
la felicidad que alcanza
en vos su bella esperanza,
tendrá siempre la Nación.




CAI, YAGUÁ JHA MBOPI

Mbojhapy añá rymbá
Co yvy ári nday é öí,
Oyoguá va jhaangá
Caí, yaguá jha mbopí.

Pedro Segundo el caí
Bartolomé Mitre el Yaguá
Venancio Flores mbopí,
La Triple Alianza guá.

Mbojhapy vé oñó moirü
 rymbá vaí-vaí;
Jha oyapo-mi el contrato
O ipyjhyvo el Paraguái.

Ogüérú i cambá cuéra
Ombo jhasá Paraná,
O jhupyty vo Bellaco
Opaité ma o ñe moná.

O guerú lo ygaratá
Aipó mentado coraza,
Jha o guaihé Curupayty-pe
Oye oi ygüype en masa.

Pero ña ne Presidente
O jhechaucá umi tendá,
Jha jhe i ichupé cuéra
"¡Nda pejhasairi cambé!"

Jha no tiri co añá cuéra,
I pituvá co nación,
Jha jhe i ra e o jhuaëivo
Yaipyjhyta la Asunción.

Ni añá me re mandá rô
Carayá tuyá pirá:
Asunción nda pe jhecháiri,
Cambá ky a tayasú.



LA BOTELLA Y LA MUJER

Disputaban por saber
un pastor y un lechuguino
cuál es el tesoro más fino:
¿la botella o la mujer?
Aquél dijo, a mi entender
es más sabrosa y más bella,
                              la botella.



**

Cuando exhausto de fatiga
bajo un ombú me reclino
de Baco el licor divino
todas mis ansias mitiga:
allí es mi mejor amiga,
mi sol, mi luna, mi estrella,
                              la botella.



**



El que empieza a envejecer
se refocila, imagino
más en dos cuartas de vino
que en seis cuartas de mujer,
porque siempre está en su ser
sin melindres de doncella,
                              la botella.



**



Calla, –dijo el lechuguino–
sólo un hombre sin templanza
puede poner en balanza
a las mujeres y al vino;
¿quién suaviza el cruel destino?,
¿quién da el supremo placer?
                              la mujer.



**



No hay contento comparado
con los goces del amor,
ni otra delicia mayor,
que el amar y ser amado;
es el don más delicado
que Dios quiso al mundo hacer,
                              la mujer.



**


Sin ellas todo sería
caos de inmensa tristeza
porque son de la natura
la más perfecta armonía,
es del hombre la alegría,
consuelo en su padecer,
                              la mujer.



**



No siempre, dijo el pastor,
porque salen camarada
a estocada por cornada
el fastidio y el amor,
mas mi prenda es superior,
no es falaz como aquella,
                              la botella.



**


Cuantos más besos le doy,
más me inflama y me enardece
y cuando aquel desfallece,
yo más animado estoy:
Papa, Rey, Príncipe soy
sin que me cauce querella,
                              la botella.



**



Dama que no pide y da
grata aún después de gozada
cuando la ven más preñada
tanto más virgen está,
sin mujer muy bien me va
porque me suple por ella,
                              la botella.


**



Silenciosa y no profana
un tapón tiene su boca
aunque a celos la provoca
tal vez cierta Dama-Juana
espera su turno ufana
y su rival no atropella,
                              la botella.



**


Mujer, dijo el lechuguino,
bocado de Reyes es,
pues dice el hombre al revés
de los reyes en latín,
mas no conoce un mal sin
de cuanto puede valer,
                              la mujer.



**



A nuestros hijos, que humanos
dan sus cuidados prolijos:
a ver si a ti te dan hijos
botellas de damajuanas;
en sus angustias tiranas
sabe al hombre sostener,
                              la mujer.



**


Tiene el hombre una aflicción,
gime solo . . . y de repente
va a su amada, y luego siente
tas, tas, tas el corazón;
porque innata afección
le dice que es su placer,
                              la mujer.



**


En esto se dejan ver
Baco y Cupido abrazados
y dice: –Callad cuitados
que no nos sabéis entender;
todo puede complacer
tomando en medida bella;
la mujer y la botella
la botella y la mujer.












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