miércoles, 6 de agosto de 2014

JESÚS LAPARRA [12.709] Poeta de Guatemala


Jesús Laparra     
                     
Jesús Laparra Reyes nació en 1820 en Quetzaltenango, Guatemala. Educadora y poetisa guatemalteca. 

Hija mayor de Nicolás Laparra y Desideria Reyes, al quedar huérfana de madre en 1837, tuvo que hacerse cargo de su hermana menor Vicenta, de apenas seis años. A principios de 1840 el presidente Rafael Carrera (1814-1865) invadió la ciudad de Quetzaltenango – entonces llamada Estados de los Altos – la cual fue vencida por la superioridad militar, reincorporándose nuevamente a la República de Guatemala. Rafael Carrera gobernó hasta su muerte, directa o indirectamente con el apoyo de grupos políticos, religiosos y conservadores. 

Debido a esa invasión, la familia Laparra se trasladó a Comitán, en Chiapas, México. En esta ciudad, Jesús fundó una escuela de oficios domésticos para niñas, mientras educaba a su hermana pequeña, inculcándole el amor por las bellas artes, la literatura y las labores de mano. Jesús comenzó a escribir poesías y se lamentaba de no tener mucha educación literaria para poder desarrollar mejor su talento. 

En la década de 1850, los Laparra retornaron a Quetzaltenango, donde Jesús colaboró en periódicos y revistas literarias de la época. Las hermanas Jesús y Vicenta fundaron en 1885 el primer periódico femenino del país, “La Voz de la Mujer”, donde un grupo de escritoras colaboraban con diferentes artículos: economía doméstica, manuales pedagógicos, etc. El propósito del grupo era promover los valores morales de la sociedad, reclamando el derecho de la mujer a la educación, ya que ”instruirse permitiría a la mujer desempeñar mejor su rol de esposa y madre”. 

Jesús escribía sobre temas románticos y religiosos, por lo que fue conocida como "la poetisa mística". Entre sus obras se destacan: “Ensayos poéticos” publicado en 1854; “Decenario del niño Jesús” que incluye el poema “La huída a Egipto” (1880) y el poemario “Ensueños de la mente” (1884), todos con temática religiosa. 

Jesús Laparra murió en la capital de Guatemala en 1887. Algunos de sus poemas forman parte de los libros: “Poesía femenina guatemalense” y “Antología de poetas guatemaltecos”(1972). 




A mi hermana Vicenta

Por eso allá desde tu edad primera
Tu pobre corazón se hizo pedazos
Te circundó de espinas por doquiera
Y descargó la cruz sobre tus brazos.





La Risa

Hay una risa sin nombre,
sólo de Dios comprendida
risa sin placer ni vida,
risa de negro dolor;
funeraria, envenenada,
más dolorosa que el llanto,
porque es engañoso manto
donde se oculta el dolor.

Risa que, al salir del labio,
para animar el semblante,
deja una huella punzante
de amargura y sinsabor.
Infeliz desventurado,
es aquel que así se ría,
que esa risa es de agonía,
es de muerte, es de pavor.

Como el esfuerzo supremo
que estremece al moribundo,
al desprenderse del mundo
para nunca más tornar:
dilatada la pupila,
ríe con indiferencia,
despreciando la existencia
que por siempre va a dejar.

Así es la risa funesta
de un corazón desdichado
por un dolor desgarrado
que no se puede arrancar.
Lleva la muerte consigo,
y ríe sin esperanza,
porque nada, nada alcanza
su martirio a disipar.





The laugh

There’s a laugh that can’t be named,
that only God understands;
a laugh without life or joy,
a laugh of black sorrow;
funerary, dripping venom,
more painful than a lament,
because it’s a cloak of deceit
to hide pain and grief.

Laugh that, as it leaves your lips
to liven your face,
leaves a heartrending trail
of bitterness and discontent.
Unlucky devil,
that’s why you laugh;
it’s a laugh of agony,
of death, of terror.

Like the last throes
that shake the dying
when they give up this world
never to return;
eyes open and staring,
you laugh with indifference,
despising an existence
you’re leaving forever.

That’s how it is: the fatal laugh
of a heart undone
by clawing pain
that can’t be rooted out.
You endure your own death,
and you laugh without hope,
because nothing–nothing could match
or dispel your martyrdom.







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