Arnulfo Valdez Oleta
(Escuinapa, Sinaloa, MÉXICO 1990). Actualmente, cursa el séptimo semestre de la carrera de Letras Hispánicas en la Universidad de Guadalajara. Ha publicado poesía en la revista electrónica Revarena de Puebla (2013), en La Testadura Literatura de Paso de Querétaro (2013), La Cigarra de Guadalajara (2013), en la Luvinaria de la revista Luvina (2013) y revista Letrina de Morelia (2013). Miembro del consejo editorial de HIMEN, revista literaria de la Universidad de Guadalajara (2012-2014) Columnista sobre cine mexicano en la Revista electrónica Clarimonda de Morelia, Michoacán (2013-2014). Becado para el Curso de Creación Literaria para Jóvenes Monterrey 2013, el cual fue lanzado por la Universidad Metropolitana de Monterrey afiliada con la Fundación para las Letras Mexicanas (2013).
Podría ser que la furia de la espuma nos incruste el rostro desfigurado
que la incertidumbre de la burbuja nos lleve al paraíso por el sendero más lento
el rio se muera de cabeza el cielo y un temblor sacuda el sudor que nos pesa
un hielo en tu frente se derrita y queme las arrugas del camino
¿qué es lo peor que podría pasar?
puede ser que la noche nos desnude frente a la luz que incendia nuestro ecosistema
la lengua nunca cumpla su meta ante el paladar impalpable
y su seto inmaculado
o quizás
que un trabalenguas se enrede en tu nombre que es puramente innombrable
por ejemplo:
El chillido de una cococha
es el silencio de Escuinapa
en esta copa de luna.
Será quizá el corazón que palpita en su plazuela
un palpitar continuo
un feroz contrapunto de pulso y luz atenuada
que hace marcar la hora al reloj del ayuntamiento
los niños en sus triciclos
las conversaciones ajenas
el pecado de una pareja bajo el pilar de una iglesia
y esa cococha que sumida en la palmera da cuerda
a las campanadas que hacen temblar a la cruz
clavada en la cúpula.
Para aquella fogata de gente en Culiacán
Cuidado al caminar por la Ángel Flores:
Velas que te hablan de la suerte
como un mercado donde conviven los pálpitas y muertos.
Las sombras de lava te asechan una a una sin querer queriendo
como el vaso térmico pateado al puesto de una gitana.
Cuidado que las distancias son de cuarenta centígrados
para los corazones de hielo.
Cuidado cuidado cuidado.
Hay unos ojos
de esos bonitos que te dan comezón en lo más recóndito del matorral
ojos de durazno fresca agua de piña
chiquitita la niña que rechazó mi alma
cuchareada en un vaso
con harto hielo.
A los viejos aquí, se nos olvida todo.
Dijo una viejita en El Rosario
Me pregunto
Si habrá olvidado su primer
amor
El primer beso
apiringado
imitando su película mexicana favorita
mas solo recuerda que parió polvo
navegante
en tierra extranjera
ceniza en busca de suelo donde germinar lejos de la tumba de la Lola.
Aún más lejos de contraer el olvido mismo
Abandonar a través de los sueños
Pues los terrenos se sienten impalpables
Olvidar el canto de las huellas
Que se estampan en el sendero
Ciudad Asilo de El Rosario
Donde la gente pena dormida
Chupando en las piedras el hechizo quizá
Los mantenga alejados de la muerte
O de aquel extranjero palpable:
el olvido.
a Paul Guzmán Oleta
La vi pasar como pez encarando apacibles olas
Así caminando suelta por saladas calles
Los brazos remando
Un chongo en su cabeza sintonizaba
Las almas que palpitaban a la redonda
Caminaba solemne
Con la vista engrida al suelo
Quizás evitando miradas
Pinchi sol
Quemando su piel vena lunar
¿cuál será su nombre?
¿Qué guardará dentro de las ojeras?
Que el rostro se arrastra súbitamente
Por los cenizos adoquines de la plazuela
Vela tal vez un trozo de tamal de camarón por la noche
Mantiene ese par de perlas que tintinean en sus orejas
Ahí va discreta rompiendo lo predestinado
Algo en el lenguaje de sus labios finos
Lo afirma
María Carolina Fernanda
Idania Rocío Abril
Angélica Elvia Anastasia
¿Cuál será su nombre?
Ni sus pasos ni su aliento la denotan
Apenas el roce de las hojas en los árboles
Anuncian su partida
El corazón siempre en verde
Y se apaga de mi vida cardiaca
Como una luz que pestañea
Gimiendo por batería.
A través de este portal
que sin permiso me ha dejado apoyar mis pies
¡caramba!
cuántos años,
Resalta el templo del pueblo
el edificio que se impone entre las estrellas de concreto
la única babel existente.
Porque aún sigue rasguñando el cielo
el emblema municipal
el voceador de las horas
que después de casi un siglo
el monumento de sal sigue intacto.
Como yo
apreciándola
aquí sentado
mis pies apoyados en la ventana
y una silla vacía por un lado.
En Mazatlán
Hasta un pobre se siente millonario: dice la canción
En Escuinapa es al revés
Es la avaricia
El hambre del rico
Pequeñas mentes Carlos Slims
Pri-oritarios del tener
Antes del ser
Dispuestos al camorreo
Más más más
Una televisión menos
Un microondas menos
Un tinte para cabello menos
Jauría nauseabunda de cuyos hocicos revientan olas
Pariendo tormentas desde sus rostros
Sólo es hambre de más:
Demáspendejadasquenonecesitan
Habitamos en una piedra enorme.
Por lo tanto: hay muchas piedras
salvo algo de arena
que logra preñarse junto con el viento.
Porque todos sabemos que las piedras no ruedan
sólo gozan de instante eterno
y la lengua que los mantiene en pulso
lengua con amplio kilometraje
[que cumple el otro lado del horizonte.
Todo para justificar intentar cubrir su mediocridad cíclica.
Piedra tras piedra que hay dentro de la piedra que sólo es más piedra
Y yo mira, chi-tón
Dice mi tía.
Le llaman Quijote a la pena
que camina entre la gente.
Quijote
con mano dentro del pantalón holgado
la camisa sin cadenas
luce en la plazuela su triste figura
dos arpas tostadas amenizando su porte.
La estatua casi polvo murmurando
el lenguaje de su piocha
dejando llevar el pulso del corazón con el viento
que lo arrastra como la basura
¿Quijote de dónde?
Buscando a una Dulcinea que no existe
sin Rocinante
sin escudero ni Panza
solo con su cigarro único alimento.
Sólo un molino más entre la gente
quejumbrosa.
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