Constanza Flores Rodríguez
Nace en Buenos Aires, Argentina, el 18 de marzo de 1974.
Licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Barcelona; ha orientado sus estudios en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada. En 2007, finalista en el concurso de Poesía Antoni Vilanova organizado por la Universidad de Barcelona. Ha publicado algunos poemas en la revista La Siega. Actualmente reside en Barcelona donde colabora en la revista Pliego Suelto. Ha expuesto su trabajo en galerías de arte de Sitges a través de las instalaciones: Biblioteca Sant Pau y Santa Creu (2003). Sala de Exposiciones Patronat (2004). Sala de Exposiciones Vaixells, Palau Maricel (2005).
El jardín
mis hermanas cuelgan de los árboles
boca abajo con pelos sueltos
atrapan luciérnagas con la boca
iluminándose las caras
con la fogata en el paladar
giran en calesita por el entrecejo
sueltan sueños por hoy
que rebotan en el daño
desnudando miedo de infancia
camino debajo de ellas
los cabellos peinan mi frente
ato lazos entre una y otra
guardando siempre a Melisa
en bostezos caen lento
sostenidas por el viento de mamá y papá
mecen su inocencia frenando la caída
y duermen al final del día
con el crujir de la tarde acurrucándose
Los Nogales
Calle de barro
rayos de bicicleta naranja
se hunden en el agua de los charcos
la bici de Andrea
montañas para saltar cables de tren
cloacas para trepar ideas silvestres
sin podar el crepúsculo en las vías
perros y caballos de la calle
grito que no hay más tierra en el pelo
que sigue enredándose con el sueño
grito canciones de leche
y juego con pasto a la escondida
nuestras cabezas de níspero entre durmientes
sacuden las campanadas de trocha angosta
mientras del tren tiran mandarinas para aprovechar
corremos a casa
y por la chimenea del patio
subimos al techo para vengarnos
con ramas en las manos
y pulóveres cocidos
Los perros
La tarde trae perros sueltos
se acuestan en la arcilla
y arden
Al frío la plaza se ausenta
y ellos la persiguen
como a una madre
sus hocicos de vidrio aprietan el ladrido
y tragan del mismo seno
Los ojos
rompen con algunas caras
en la plaza
sus gargantas frías exhalan vapor
que dibuja a otros perros, suspendidos
y ellos, también baldíos,
se deshacen
En el fondo de la calle naranja
Veo sombras menudas
Son los niños en el fin de la tarde
Atándose los cordones en la vereda
La fogata
La siesta en la ropa
y no sabemos a qué jugar
papá hace una fogata
el pasto seco infla las llamas
que suben por encima de Bettina
Papá es más alto que el Fuego
En torno a la luz
agitando el cuerpo en una danza
sorteamos las llamas con risas de indios
quemamos nuestras bocas en la hoguera
saturando un incendio ya oscuro
el humo llena el aire y enrojece los ojos
endiablándonos con el atardecer
mis hermanas de paja descosen el ardor,
y con cada salto crecen
mostrando el negro de sus sexos
el miedo se desprende del cuerpo
cuando jugamos a morir
y saltamos al fuego con los ojos cerrados
Jazmines
Jazmines de Don Nerino
en noviembre
con sapos de lluvia
tiro piedras a las vías
que dan contra las cables de los postes
resuenan en metal agudo
tensando el descampado
pasa la tarde
pasa el tren
y el sol picado de las siete
corro sin caerme
pisando maderos
con rodilleras de cuero
que queman la ropa
solo escondo pasto
de zapatillas
corro sin caerme
abriendo la garganta
que es un túnel seco
donde el viento silba insectos
que se pegan al barro del paladar
La modista
La mañana se inflaba con tres mujeres
entre ellas mi madre
decidían el largo del vestido
la mano de la costurera me hacía cosquillas
marcando el ruedo con alfileres en la boca
metal frío con dedos delicados
detrás de la ventana
un limonero marcaba el dorado de la hora
antes de las diez
cuando la luz todavía no quema los ojos
antes de las diez
discos y Grieg con café con leche
antes de las diez
se oye la mañana subir
como silbido fresco de viejo acercándose
Esquina
bajo la falda de mamá resueno
tibia todavía por el cordón
junto a una virgen que desata nudos
veo a mi madre sujeta
al cordón de la vereda
que anuda mi brazo en alto
desde la esquina
con la mañana en los ojos
con obreros en la frente
chupo la herida y trago sangre
aprieto un soplo en la boca
y agito la mano
para fijar mi nombre
baldosas abajo
No hay comentarios:
Publicar un comentario