Bucaramanga, Colombia 1978. Licenciado en Literatura por la Universidad Industrial de Santander. Ganador del XIX Premio Nacional de Poesía de la Universidad Externado de Colombia, 2007. Su libro Ventanas de otros días recibió el IV Premio de Impulso a la Poesía Joven Colombiana (2008). En 2009 recibió la Primera mención de honor en la bienal de Poesía “Julio Flores”. Ganador del Premio Nacional de Poesía Relata- Ministerio de Cultura 2012. Cuentos y poemas suyos han aparecido en publicaciones nacionales e internacionales así como en diversas antologías. Ha publicado los libros Ventanas de otros días (Ediciones UIS 2008), Karaoke Demon (Ediciones UIS 2010) y [L] (Cuatro Colectivo Editores 2011).
1.
Las flores secas asisten al parto del sauce
como testigos de la última noche sobre la tierra
No hay colores
Veo un niño hecho hombre a medias que escupe las migajas
[de la sombra]
sobre la madriguera de la madre que remienda los recuerdos
allí donde el día se revienta
Allí
donde el árbol de la vida no es más que otra amenaza
y la piedra origen se eleva como un culto
De rodillas me estremezco
y la tierra tiembla de abandono
como la llama de la vela en mitad del huracán
como el poema
que no entiende de razones
VARIACIONES DEL AMOR
Con los dedos hechos piedra
aferrados a la brisa y la palabra
celebramos el estruendoso ronquido de la muerte
Puño-cielo
Descabezados sin miedo en la antesala
esperamos el agónico parto de la sombra
Puño-espada
Los cadáveres de los justos revisten las aceras
y Heráclito se revuelca en la rivera empantanada
Con los ojos hechos cuevas las mujeres refriegan sus asuntos
Cada losa esculpida es un mandato
una letra
Alfabeto de la angustia y del olvido Con
las manos hechas lodo
el amor trenza la mortaja
Navegar el río
1
hay que extinguirse como un dinosaurio enfermo
amputarse el corazón y rezarle al inclemente sol que pretende achicharrar
los restos de la tarde
Preguntarse acaso si nos faltan dientes
hay días en que un dios feo me observa como un espantapájaros crucificado frente a mi ventana
Entonces miro al cielo y las nubes son ahora cocodrilos
Entonces arranco los tréboles meados por los perros y los trago sin hundirme
Entonces proyecto la sombra de mis manos que son como serpientes
como dos grietas
otros días solo soy un niño que ha escondido sus secretos en los huesos de su madre
que ha llorado
hay que extinguirse
2
una imagen poderosa viene: una anciana en la televisión cuenta historias de fantasmas
de ese río que es la tumba y el olor de un cuerpo ausente que decora las esquinas de este bosque -Navegar el río- cerrar bien las ventanas enfrentar la muerte
amortiguar el miedo o matarlo:
a) No soy una montaña ni este cuerpo que empieza a abandonarme
tampoco el sol ni la mujer que adora el tiempo
como si fuese el mar
b) Soy el reflejo de un hombre muerto frente al televisor
una sombra dibujada en un cuaderno
una letra
las ganas de arruinarlo todo
dios
En este círculo azulado vive dios
es un dios grande con cabellos raros y perlas en los dientes
como esa negra de Senegal que me besó aquella noche
de vinos y alabanzas
y que me entretuvo vertiendo de su leche en la raíz del baobab
en donde habitan la paloma y la serpiente
Si yo pudiera ser un dios sería un dios pequeño
minúsculo
como para esconderme en el hueco del árbol-casa
y así esquivar el sueño y la pereza -partir sin dar aviso-
En la Sabana de acacias del Sahel hay una joven diosa que me mira y baila como
invitándome a su lecho yo respiro
Pudiera la siguiente luna
ser el dios que vive en el círculo del árbol
viajar a ese azul desierto adentro
Este poema también es un fracaso
lo presiento
Ya no el intento de ser dios
sino una probadita
un lujo
una cosa para sufrirse
A estas líneas les hace falta algo
se han quedado existiendo ahí sin garbo
como un árbol muerto
¿Pero quién puede decir qué es poesía?
¿Quién me saca de la necedad?
Quién que sea espejo podrá hacer llorar con palabras
a una manada de cebúes
o empalmar todos los gemidos orgasmales
que suceden ahora
¿Quién?
Como por una Babel empinada
el poema sube de rodillas
empuja los pesados bloques y descansa
respira
Ya no puede decir que la palabra pestañea
o se esconde en el regazo de la madre-diosa
Como un estoico absurdo el poema llora y se abalanza
Magdalena enceguecida se agarra del madero y lo incinera
entrepierna deseosa del silencio
BABEL gigante agazapada
deseosa de la muerte
y de la luz
-Cada poema disparado es una flecha en la memoria-
Ellos no pueden laborar en entretiempos
Ellos no pueden tener muchos motivos
para decir lo que es y no debido en el acto de la sombra bailarina
(detrás de las cortinas la palabra hace de las suyas)
Como en una Babel hiriente la sonrisa se diluye
se desploma
En las inmediaciones del poema todos hablan otra lengua
nadie apunta al cielo como el árbol
nadie dice nada
COMO EL ÁRBOL EL ESPEJO
El espejo de la sala
se parece un poco a mí
sus ojeras encendidas
su mano que duda y tiembla
su árbol de limón en los ojos
tiene algo de mí
Este crudo invierno que viene
de seguro estaremos juntos
seremos uno en la arremetida fantasmal del viento
y de la sombra
Uno
en la intemperie vanidad de la palabra
El espejo como el árbol son lo que fui
lo dicen los que lo ven sin hacer nada
lo murmuran los que alguna vez quise ser
Algo tiene
algo de mí se refleja
en cada imagen proyectada
en cada hoja muerta
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