Ana Carolina Quiñonez Salpietro. 1988, Lima, Perú. Egresada de la facultad de Comunicación en la Universidad de Lima, donde se desempeñó como asistente de cátedra. Termina una tesis sobre Cronenberg y un segundo libro de poemas a las Criaturas del invernadero. Ha publicado el poemario: Cuentos tristes que esperan las chicas antes de salir a bailar (Estruendomudo, 2010) y Vacaciones de invierno (Vox, 2012).
Un disparo marca la diferencia
entre un chico atormentado y un héroe adolescente.
A los quince tener un novio suicida
era, por cuerpos de distancia,
una de mis mejores historias,
lo más cerca que podía estar
del pecho de una estrella de rock.
Jamás habría comprado flores
(pintaría un jardín)
para acompañar al chico
que no dudó en terminar sus días por la puerta trasera.
Amo todos los órganos de tu cuerpo
Tus prótesis
Mis ojos entran y salen de ellos
Y tú huyes con tu carne intacta
Y yo desmembrada espero
De cerca
pareces una mudanza
en la que se pierden cajas
y te resignas
Pasaban imágenes de ti
antes de bañarme.
De alguna manera
me acostumbré a abrir la ducha
cuando te extrañaba.
Desempañar el espejo
para solo ver mis tetas lejos de ti
me llevó a repetir,
con los labios casi cerrados,
que si bien el agua en un principio nos separó
hoy nos une.
Vas a querer partirme la boca
desmantelarla como a un juguete nuevo.
Aún así, no lograrás arrancarme
ninguna historia triste.
Tu siempre vas a ser la cría
Y yo el macho
Y la hembra
Todo junto.
Nuestra cama
es sólo una trampa.
Nunca fue una salida.
Como el lobo
que se tragó a Caperucita
para camuflarla
de los finales felices.
Nunca seremos mejor
que dos extraños que se conocen por accidente
Entre otras cosas
porque no importa el vuelo que tomemos
siempre andaremos escapando
por primera vez.
El monstruo debajo de tu cama
es lo único que atraviesa
nuestros cuartos separados
nos cuida
cuando caminamos
por el pasillo
tomado por nuestras pesadillas
El monstruo debajo de tu cama
es lo único que alcanzaremos recordar
cuando la noche termine
y sigamos hablando dormidos.
El plástico de los edificios
Te deslizas
por mi garganta
como si fuese la resbaladera
del parque acuático
Mis cuerdas vocales
van a protegerte
con canciones sin letra
Mi boca se desgarra
con promesas
que no podré cumplir.
La primera vez y otros eventos
Yo dejaba de ser la hija mayor de mis padres
la primera nieta de los abuelos
la única prima de tu tamaño
cuando dejaba que me toques las costras de la rodilla
En la casa del árbol
dejabas de ser un niño
Te besaba sin enjuagarme los dientes
me tocabas sin lavarte las manos
de coleccionista de insectos
disecados.
Ningún temporal puede alcanzarte, madre
Apareció como una
familia destrozada
mi madre
no experimentó antojos
durante el embarazo
solo pensaba
en los reclamos
que le harían sus hijos
cuando les diesen
la noticia
no busco conmoverte
solo quisiera abrirte
otra posibilidad
insemina
el vientre de la hembra
y cuida que no se coma
a sus crías
cuando las huela
al acostarlas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario