MARTA QUIÑÓNEZ (Apartado, Antioquía, Colombia 1970).
Soy Marta nacida de Bertatengo por hermanos a Verónica,José, Carlos Jaqueline,Jesús; casi todos desde mi madre hasta Verónica último vestigio de su soledad tenemos nombres bíblicos, no puestos al azar, si no al futuro... Por lo demás hago lo que hacen la mayoria de los esclavos modernos; cantar, reír, odiar, amar, envidiar a uno que otro prójimo, estudiar; por cuenta de este último oficio la sociedad me ha dado un título de psicóloga que no me ha servido ni para escribir un poema, estoy a punto de obtener otro en Letras: filología Hispánica, no me enorgullezco de ello, solo ha sido una manera entretenida de vivir mientras llega la que sabemos, he probado muchas otras formas y ninguna me gusta, ni siquiera el sexo. En el amor monogámico ya nadie cree, ni yo, aunque como todas las mujeres soñé con él, sueño perdido.
Para continuar mi carrera hacia una muerte segura, estudio traducción en lengua inglesa, francesa y española. ¿Cómo le parece mi prontuario delictivo para el mundo laboral esclavista?. Lo mejor de todo es que no tengo ojo de vida para entregarme voluntariamente a los contratistas modernos que en antiguas épocas se llamaban esclavistas.
La poesía acontece en mi vida como un oráculo; soy la pitonisa de mi propio templo, al que nadie ingresa, misas sagradas acontecen allí, en el nombre de cada cosa que dispone la memoria, allí ejerzo toda mi sabiduria ancestral, "tengo recuerdos de dioses en mi canto, exaltada de porvenir no escribo, exaltada de pasado escribo"
Esa soy yo, no me he ganado nunca un premio, pues como ya me dijo un sabio poeta de Envigado "usted no escribe poesía para concursos, usted escribe una poesía demasiado sincera y nadie quiere premiar poesía que salga del fondo del dolor de la vida" y yo le creo por pura experiencia. Estoy terminando un libro que se llama "las nacidas del ..." para ver si logra un acercamiento a la conciencia corrompida y malsana de los jurados de poesía y les toco aunque sea una güevita,(Tú sabes, en este mundo donde uno está demás, el dinero, nuestro dios, no está demás) aunque es difícil domesticarlos en la libertad, son esclavos domesticados de un engranaje perfecto, lacónico y decadente. Ya lo decía el viejo maestro Vargas Vila "El esnobismo cosmopolita está en ellos" y de las mujeres de mi tiempo, que eran las mismas que las de su tiempo, escucha esto "la mujer de tintero- interrumpió Juan, con un rencor colérico; el producto ridículo y fatal, del estado morbido de nuestra civilización (la de los hombres), por toda parte pulula ese producto cruel de nuestra degeneración; ese amfibio amorfo y, repugnante, que no se sabe si disgusta más por lo nulo o por lo pedante; la mujer de letras, la desertora de la familia, la que disuelve el hogar en nombre de la libertad, la enemiga de la maternidad, el marimacho ambiguo, que prefiere ahogarse en tinta a verse en cinta..." lo triste de la verdad es que hay muchas mujeres que caemos en esta designación, aunque los machos hablen así de "ellas", no por eso se logra ser distinta de ellos. Buscando la libertad espiritual podemos escollar en mil caminos desconocidos, y muchas fieras buscan alimento al aire libre y aprovechan para devorarnos. Juan el personaje que así piensa y habla en esta novela, se siente devorado y aturdido por la belleza y la inteligencia de Cósima Doria. No conoce usted querido Jairo historias muy similares en nuestra bella villa, yo sí y dios me libró de haber sido bella e inteligente, "solo soy un pedazo de pan que nadie quiere morder".
Ha publicado los siguientes libros de poemas:
Arcanos, 2006 y 2007
La Trinidad, 2004 (Ed. Univalle)
Kartalá, 2002
Eva, 2001
Abecedario de Eximición, 2000
Acantilado,1999
Noctívago,1998
Continente Mohíno, 1996
IV
Tengo temor
camino sobre los escombros
de una ciudad derruida
pisan los pies
una geografía de montañas invisibles
de valles minados
de bosques prohibidos
renace la sed
el agua aparece
en sobre sellado
con vitaminas
minerales
fecha de vencimiento
dentro del follaje caído
VIII
Entre el pan y la grieta
se interpone el abismo
sostenido en una exclamación
la boca clama para que el pan llegue
el pan humedecido por la brizna
se queda en el aire
las salivas
van al estómago
regresan a su origen
la batalla se libra
entre el pan que no llega
y la boca que se abre
IX
Uno se reinventa en la palabra pan
aspira el aire
fuera de los muros de la ciudad
entra al canso
calma las hambres
que han producido
temblor en el vientre
mitigados los ardores
desandamos
el camino de la vereda
otra hambre nueva
desconocida
se instala en el adentro
somos soldados
pereciendo en lejanas contiendas
que el pan duro-embolsado
declara a nuestra necesidad
de pan tibio casero
deseamos de nuevo
el aire de los cerros
el verde se ha eclipsado
en los sentidos
XI
El día de la prudencia
se acerca
el día de la horca
a las gentiles cabezas
se acerca
el día del escarnio
se aproxima
llegó
la hora del hambre
el aire que queda en los pulmones
alcanza a pronunciar el grito
en el eco llega la palabra
esperada
anhelada
necesitada
pan
XIII
Pan dispuesto
en los canastos de la incuria
pan tirado en el saco de la basura
pan viejo en la despensa
pan mohoso
en la cueva de un hombre desdentado
abismo que se abre como la noche
y amortigua la dureza del pan
que muelen las encías
ciudad pan
urbe vacío
dispuesto a tragarnos
ciudad sin dientes
y así nos muerdes
ciudad glotona
XIV
Del pan que se guarda
tengo hambre
tengo un hambre
que calcina las convulsiones
de la tierra
un hambre
que no me busca
que busco y nada sacia
no tengo sed
el desierto vive en mí
tengo hambre
en medio de una naturaleza muerta
desde unas cuencas vacías
el hambre me mira
tengo una ración de pan
embalada en saco de mostaza
nada guarda la potestad del hambre
sobre el huero
las cuencas irradian
sigo con hambre
y al pan nuestro
lo aprisiona un muro
XVI
escribo el encuentro
que le promete
el pan al hambre
un hombre parado
frente a los gruesos vidrios
ve su imagen
devorando un pan de miel
triste se muerde un dedo
alguien detrás del vidrio
empuja la masa en su garganta
con una cola
el hombre comienza a caminar
ya no es un pan
es un hambre
que le aruña todo el cuerpo
XVII
Estoy ebria
de ver la ciudad
con hambre
hambre
cabeza - tronco
manos - piernas
con necesidades fisiológicas
con olor a orines viejos
hambres que se fecundan
en la estéril existencia
salgo en la mañana a vivir
sólo encuentro hambre
vestida de obrero
de cansancios
de interrupciones
hambres de siglos
de pan
de negación
¡dios dónde nos cabe tanta hambre!
XXXVI
Vengo de Comala
traigo en la piel toda la tierra
todo el tamo
y el mutismo inútil del camino
traigo fantasmas
que espantan la visión
vengo de Comala
traigo el hambre
de todos los muertos
de todos los plantados
traigo el hambre
del exilio y del recelo
el silbido de los difuntos
me persigue
fui a Comala
a buscar el rostro
del no olvido
traigo un eterno olor
a pan que se cocina en el campo
traigo de Comala todas las ansias
parada en el cerro me sacudo
como un perro mojado
y Comala se desprende
en costras de mi cuerpo
Comala es el sueño que se desvanece
Comala la espera
Comala el plantón
Comala
también es el amor
TRES
Arcanos
que saben el nombre
de mi nombre
háblenme
de ese lenguaje
que ya no recuerdo
me reconozco
en un nombre de luz
me hundo en el abismo
y sólo resido en la superficie
Arcanos
que saben de mi historia
díganme de dónde vengo
cuál es la calle
o la ciudad
que no debo transitar
Arcanos
que saben de mi soledad
tengo el cuerpo
tatuado de memorias
y no me hallo
no existo
solo soy
un pedazo de pan
que nadie quiere morder
Arcanos
que saben de mi muerte
háblenme de ella
la que sabe de mi vida
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