sábado, 31 de marzo de 2012

6395.- TOÑO JEREZ



TOÑO JEREZ 
Almería – España 1969 
Publica sus primeros poemas con diecinueve años en “La Crónica de Almería” periódico local de su ciudad, donde colabora en la sección cultural y en “La Crónica 
Diferente”. Actualmente coordina una página mensual de poesía en el diario almeriense Expresión Siglo XXI 




- Antologías:
Destila amor por cada herida- 2009
Voces y Acentos- 2009
Poemas sin rostro- 2008
Más allá del cristal- 2008
Poetas solidarios- 2007
Décimo octava edición de Nueva Poesía Hispanoamericana- 2007
El párpado de la serpiente- 2007
Te mandaré mi aliento- 2006
Hojas de otoño- 2005
Versos de cristal- 2005

Publicaciones: 


-Corto de Tinta/Aviones de papel y metal- 2011 
 Prólogo Pepe Escánez. Ilustraciones Ana Parrado.
-La Memoria del Agua- 2008
Prólogo: Alexis Díaz-Pimienta
-La Llama en la Palabra- 2007
Coautor junto a Francisco Pérez y Miguel Ángel Villar.

Premios: 
Ganador del I Certamen Internacional de Poesía Social Poetas Solidarios 2007 
En Octubre del 2007 finalista del primer Concurso Internacional de Poesía Libre 'Atina Chile' – 2007 realizado en Chile 
En Mayo del 2007 Segundo premio del XI CERTAMEN DE POEMAS DE AMOR 2007 organizado por el Ayuntamiento de Conil de la Frontera – Cádiz 
En enero del 2007 Segundo premio en el XI Certamen Poético Carolina Coronado realizado en Madrid. 
En Diciembre del 2006 Finalista en el I Certamen Internacional Nuevos Poetas. 
En Enero del 2006 obtiene Primer premio en el X Certamen Poético Carolina Coronado realizado en Madrid. 




METAL ESTREMECIDO

El año dos mil siete
ha comenzado próspero,
ya que incluso la muerte
usa pantalla inocua de plasma anestesiado.

Las guerras son on line
quizás mucho mejor ya que evitamos
los minutos basura,
-esos en los que nunca muere nadie-;
y pasamos al bang de los misiles
vemos como las casas son destruidas
sus habitantes calcinados,
observamos el hambre descreídos
de una miseria tan lejana,
que ni enoja ni duele.

Lunes, presos políticos en Cuba.
Martes, lapidaciones en Irán.
Miércoles, todo el hambre desde el África.
Jueves, China, derechos inhumanos.
Viernes, la nueva guerra de los yanquis.
Sábado, situación del terrorismo.
Domingo, dan la misa que proclama
el sida para el pobre.

Pero el hombre del nuevo siglo
no tiene un corazón de acero,
porque incluso el metal
se encuentra estremecido
ante el horror de los humanos.








LOS NADIES

Una bandera es sólo un territorio
para el dolor.
La tela ensangrentada no es regazo,
solo da pena.
Es una lacerante excusa
llena de muertos.

No necesita símbolos
la desnudez del hombre,
ni fraticidas himnos
ni maternal frontera.

La carne no tendrá nunca color
ni amargos documentos que atestigüen
legalidades.

Y ahora griten, muerdan este canto
agiten sus insignias, canten todos,
cuenten los muertos, recen y detengan
versos, canciones, voces discordantes.

Fusilen la belleza, sepulten la ternura,
negocien el terror de los sin nombre.









HABANECE

Amanece dormida,
el malecón bosteza
un buenos días leve
-susurra las palabras-
para no despertar
la mar y su cadencia.

Alborea despacio
y los sueños caminan
con la máscara puesta
sin querer levantar
las dulces ilusiones
de los ojos que lloran

Llega el alba, y las calles
se llenan de esqueletos
que mudos pedalean,
bailan al son amargo
y flaco, tan mezquinos
que pintan las sonrisas.

Esclarece delgada
y su vientre se llena
de barcos, despedidas
y adioses sin azúcar.
No hay ron que narcotice
la herida y su tristeza.

Habanece… en la Habana.








LOS DEL ALBA

Hoy las viudas bailan con la historia,
se desvisten del plomo, de los años perdidos.

Tienen los fusilados el son dulce
y los ojos abiertos de asombrada sonrisa.

Hoy mientras tu discurso se diluye
las palabras retornan como un desnudo arpegio.

Regresan los del alba, descreídos,
ebrios de luna y ron. Te piden dos monedas.

No mueren los relojes, ni los días
desamanecen.

No sueña el malecón con la tristeza
de tu garganta.









CEGUERA

En el sur
los hombres ya no esperan las caricias,
sus brazos son silentes pasajeros
de un cuerpo estremecido y derrotado.

Los sin nombre
esos caminadores desnutridos
de sonrisas, no entienden las palabras
ni los gestos del viento que les ciega.

Solo el hambre
visita las estancias y amamanta
de muerte a transeúntes sin destino,
la estadística muda de los nadies.








TRES SILENCIOS

Descienden de sus brazos los oscuros
colores de la noche,
y se abraza a su pecho adolescente.

No detendrán las lágrimas sus piernas
y aunque su infancia rompa sus pupilas
no detiene la fuga,
ni le importa el dolor de las aceras.

Sostiene tres silencios en sus manos,
y un muerto que respira.
Escapa hacia la nada.
acaba de matar a un hombre.









FUTURO ROTO

A Lucien Badjoko

Mi nombre no es ninguno
tengo doce años flacos,
habito este fusil desde los siete,
no sé por quién disparo
ni conozco la patria de los muertos.

Esnifo coca y pólvora mezclada
antes de comenzar cada combate,
el sabor de la sangre narcotiza
el olor de la guerra.

La infancia es un mezquino invento roto
por los mecenas de la armas,
los mismos que defienden los derechos
humanos de occidente.

La losa de la muerte es mi pupitre.








MARIPOSAS

Allí, en la tarima
un niño de avanzada edad les muestra
en el lenguaje de las mariposas,
la ternura que habita junto al odio
en el silencio de la pólvora.









PROVISIONALIDAD

No conozco un lugar
donde duerman las olas
ajenas al murmullo
de los hombres sin labios.
Por eso yo me visto
de llanto y de ceniza
y aguardo primaveras;
el miedo no es partir
de cero o menos uno.
el terror verdadero
está en no amanecerse.

Vivir no es renunciar
a reinventar los días,
ni claudicar la voz
a un discreto silencio
para luego dejarse
morir en la distancia
de estériles reproches.
Tampoco renegar
de los sueños azules
y enterrarlos en sal
para que no incomoden.

Vivir es la impostura
exacta de los pasos,
la oquedad de las horas
que traen la memoria
cotidiana del barro.
Un tránsito fugaz
como la lluvia cálida
de agosto en nuestra piel.

Somos un verso esférico,
dos discursos de invierno,
tres latidos de fuego;
un reloj transitorio
de sesenta minutos.





POETA DE GUARDIA

Todas las noches en todas las ciudades
un poeta insomne debería caminar las calles,
debería ejercer de sereno
aunque lleve el corazón entre los dientes
y una ebria lapicera le queme el bolsillo,
Un verso a tiempo asegura el deshielo de las camas
y ayuda al buen dormir, o si ya es tarde, al buen morir.

Un poeta de guardia
al servicio de adolescentes de trastabillado palpitar
que fenecen de miedo en cada latido nocturno,
al cuidado de prostitutas famélicas de ternura
con ganas de habitar un paisaje distinto,
a disposición de la mujer que acaba de quedarse viuda
y llora mientras escucha Fly me to the moon.

De noche, los poetas deberían estar junto a las farolas,
o a la salida de cualquier club de jazz,
porque a veces las notas
duelen tanto que suenan a lágrima,
y una lágrima nocturna que suena a jazz
sólo puede remendarla un poeta.

Todas las ciudades
tendrían que situar a los poetas estratégicamente
cuando llega la noche.
Para que ausculten los pechos de los borrachos
y estrujen sus corazones hasta sacar toda la soledad
que deja el ron cuando pierde el azúcar.
Que recorran las aceras mientras tañen una campaña
a modo de aviso y reclamo a los que no duermen
pero necesitan una boca que besar, una lengua que morder,
una piel que acariciar antes de que sea demasiado tarde.

Para que nadie muera de ausencia en la ventana
ni agite el llanto, ni derrame la pena,
ni despierte a la tristeza.

Pero las ciudades no tienen poetas de guardia
y los botiquines sólo acumulan objetos inútiles.



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