Mairym Cruz Bernal
Nació en Mayagüez, Puerto Rico (1963). Poeta, ensayista y presidenta del PEN Club de Puerto Rico. Graduada con una Licenciatura en Psicología de Loyola University en Nueva Orleáns (1983) y una Maestría en Escritura Creativa del Vermont College / Norwich University (1994). Dirigió desde el 1993 al 1999 el Grupo Puertas: Movimiento artístico literario de fin de siglo. Estuvo a cargo de la edición y traducción de la poesía de la poeta cubana María Elena Cruz Varela, que salió publicada en 1995 bajo el título Ballad of The Blood / Balada de la sangre (Ecco Press-Harper Collins, Nueva York). Presidió el V Encuentro Internacional de Escritoras en Puerto Rico en el año 2003. Sus poemas han sido traducidos al macedonio, árabe, croata, eslovenio, italiano, portugués, inglés, alemán, francés y polaco. Reside en San Juan, Puerto Rico, donde es asesora de los Encuentros Internacionales de Escritoras, movimiento itinerante por los países hispanoamericanos. Ha publicado los libros de poesía: Poemas para no morir (Editorial Mairena: San Juan-Puerto Rico, 1995); On Her Face the Light of La Luna (Provincetown Arts Press: Provincetown-New York, 1997); Cuando él es adiós (La Editorial Universidad de Puerto Rico: San Juan-P.R. 1997); Soy dos mujeres en silencio que te miran (Torremozas: Madrid-España, 1998); Ojo de loba, plaquette, (Casa del Poeta Peruano: Lima-Perú, 1998); Encajes negros (Casa del Poeta Peruano: Lima-Perú, 1999); Querida amiga, querido amigo, en co-autoría con el cantante Danny Rivera, (Isla Negra Editores: San Juan-P.R., 1999); Alas de Islas (Oveja Negra: Bogotá-Colombia, 2003); Ensayo sobre las cosas simples, Común Presencia, (Los Conjurados: Bogotá-Colombia, 2006); Canción de una mujer cualquiera (Diosa Blanca: Caracas-Venezuela, 2008; Edición digital Letra & Pixel, 2009); y Ese lugar bajo mi lámpara, edición limitada, enumerada y firmada por la autora (San Juan-Puerto Rico, 2010). Fue la compiladora del libro Ejército de rosas, Antología de poetas puertorriqueñas vivas que publicó la revista Boreales en su sello editorial en San Juan, Puerto Rico (2011).
CIELOPÁJARO
...me duele una mujer en todo el cuerpo
Borges
El sol hace su nido azul en el cielo
tanta belleza duele
las nubes se acumulan
mitad cielo de espuma
mitad pájaro
no termina el sol de descender
Cielopájaro se duele conmigo
parece extrañamente quieto
como si el mismísimo universo gritara que te espera
mi corazón se ha detenido
mis manos no parecen pegadas a mi cuerpo
me tocan obscenamente
todo cielo es oro fulminante
oro oro como una oración que implora
juro que lo estoy viendo
oro azul
espuma que traga
gran boca que se abre al horizonte
desciende el sol
asciendo a los infiernos
el fuego no puede quemar todo lo que de fuego tengo
escucha tras el huevo este gran grito
rojo ahora está rojo el firmamento
la laguna adquiere sus tonos violentos
estoy más sola con la belleza de la Tierra
el sol ensangrentado
su caída se lleva mi penúltimo suspiro
cuántas caídas más podré vivir
el rojo disuelve mi visión de aguas
lo traga el mar
el mar todo lo traga
menos tu nombre
tu nombre es mi camino
comienza la oscuridad
aquello ha descendido
hemos muerto otra vez
para qué quiero mi manos
me duele un hombre en todo el cuerpo.
LO QUE NO PUEDEN LAS PALABRAS
Sé que he perdido el amarillo y el negro
y pienso en esos imposibles colores
como no piensan los que ven.
Borges
SI SOY CIEGA
no puedo entender lo que son las cosas grandes
ni las cosas pequeñas
nunca he podido ver
mis límites son descubrir las fronteras de los escalones
para no caerme
mi infinitud la descubro con mis manos
para no tocar el fuego en la estufa
para no quemar mi falda.
SOY CIEGA
y nadie me ha podido explicar
cómo se siente
lo azul
He conocido lo blanco
cuando un anciano puso sobre mis dos manos juntas
un poquito de algodón de árbol
cuando un niño metió en mi boca
hielo y nieve
y fue un invierno largo sobre los países del norte
dices que es la sensación de lo infinito
y eso me parece perderme en una calle
sin bastón
en el vasto vacío de los ruidos de autos
nueva york o tokio
yo quiero conocer el color de unos ojos celestes
dicen que el cielo es azul como los besos
que el agua de mar es azul cuando se besa
oscuramente con el cielo
tengo una angustia de mar en mi estómago
una flor existe tallada en la piedra de mi mano
la almendra me da sabor y forma en la boca
el hombre que amo
me permite tocarlo con una nueva y húmeda luz
y sé que esa es la verdad que no dicen las palabras
tú que pintas y revelas paisajes y rostros
sabrás acaso qué es el azul
aparecerá en tus sueños alguna noche
ten piedad de mí
que he nacido ciega.
BENDITA SEA MI LÁMPARA
Bendita sea mi lámpara
ella no me humilla como los rayos del sol.
Gabriela Mistral
Apaga la luz para encenderme
ensayar con la palabra o la flor
gritar un verso como si fuera parir
pero primero quiero ser polvo, rocío
algo pequeño pequeñito
que no exista
cosa que vuele o agua que el sol
en su empeño de amanecer tanto
no pueda evaporar
ser un beso de agua en el mar
la silueta de un río
una lluvia cortada en llanto sin gemido
bañarme en mí siendo minúscula
apenas vista menos amada
ser nada en el empeño errante de ser más
ser viento
ese es el milagro
no tener alma
agua, viento, ser una copa de luz
que nada diga
trenza hermosa que amarra mi cuello
y ahoga el grito
qué locura me impide ser la asesina de mí misma.
HOMBRE-ÁRBOL
hoy quisiera buscar un árbol que se dejara abrazar, los árboles de mi ciudad les tienen miedo a las gentes, sus troncos son secos, altos, ásperos, no cobijan las hojas, necesito un bosque para sentir la mañana y su olor a maicena, necesito tanto un hombre-árbol, un árbol-hombre, me inclino a bajar la cabeza y saludar las brisas de diciembre que ya han entrado en mi casa, hace frío en mis brazos, todos quieren que me corte el pelo, pero es mi pelo lo que me recuerda que soy salvaje, busco un árbol que tenga ramas largas para cubrir mi cuerpo, que tenga melena abundante de hojas y semillas que caigan sobre mí, hemos cumplido nuestra cita de años, busco un árbol que sea testigo de este robo hacia la vida, un árbol que me salve con sus raíces, que no se mueva.
Hacíamos el amor en una silla.
El tenía el pelo largo que me gustaba echar hacia atrás
el pelo largo que me gustaba oler
que me gustaba enredar.
Mientras me apretaba firme, sin movernos casi
en la silla -es difícil explicarlo-
fue algo más que sexo
era una silla y dos personas estando
sintiéndose
el uno entrando algo que se dejaba entrar en la una
y una simple silla de madera despintada
aguantando todo el peso de dos vidas de dos culpas, de dos grietas.
Un hombre que no poseía nada pero que tampoco servía a nadie.
Una criatura miserable y libre.
Fue difícil desenredar su pelo de mi vida
su pelo largo, salvaje
el velo que le cubría la mitad de la cara
y me gustaba echarlo hacia atrás
para contar las astillas que le rozaban la frente.
Un hombre de pelo largo, salvaje
una parte de mi pasado muerto.
A veces, mientras hago el amor legal,
actuando en el teatro íntimo de mi cuarto
miro la silla
y pienso en la delicia que se sienta en ella
y siento que es en esta cama donde soy infiel.
PECADORA
quién es esta mujer de cabellos hilachados
cabizbaja
sin cadenas de oro
ni ojos que buscan el sentido a las cosas
labio inferior besando su propio labio
ojos blancos en éxtasis invertidos
sola de escenario y de telones
cuello tensado
detrás la noche
quién es ella que busca baile en sus oídos
abrazo en sus manos amputadas
cabellos de soga
mas no la soga de la ahorcada
cabeza erguida de medio lado
cansada de sus sueños
apóstata
perdida de su historia y de sus bienes
es ahora otro paisaje
a punto de abrir los ojos
a punto de cantar
puede ser tan fuerte el drama
lo ha dicho todo
des-velada, sin burka posible
quién es ella que no conoce pan
en este viernes santo
sedas rasgadas sobre sus pechos llenos de leche
rosa estrangulada en la matriz que no puede parir
quién soy tantas veces multiplicada en mis hermanas
ojos tras el manto con rejilla que me esconde
coja de tartamudez
aislada con la seda azul como un mar
alisaré mi cabello con el peine sin dientes
antes de buscar mi silueta en otras manos
pido perdón por haber nacido pecadora
y no querer confesar
como la noche cansada
se estira de brazos
bosteza
mientras baja el telón del día.
EN CARNE VIVA
Un hombre hizo de mi cuerpo un altar, encendió velas en su aposento, fui hecha de carne y savia, habitó en mí entre sus árboles, las ramas hacían música de viento, me amó con su lengua para hacerme palabra, hizo el amor como se hace cuando algo bello se abre ante su boca, sentí el vórtice girarme, la habitación flotaba de un lado a otro, como en un vuelo de pájaro y hojarasca, fue imposible calzar mis pies, marcharme, sus brazos me tumbaron en una embarcación de aguas, para que no me hundiera, ahí mecía mi cuerpo abandonado, cosido con hilos de soga, fragmento con fragmento de mí misma, desde esa hamaca, mi torso se levantaba, ahora sintiendo sus manos sobre mis muslos, cerré mis ojos para no distinguir con qué me besaba, y supe de otros lenguajes que nacen para la noche, ingle, labios, dedos, pezones, una luciérnaga tragada por un pequeño dinosaurio, piel echa luz, las velas no se apagan en este cuarto de luna llena, yo vi la noche encenderse sobre mi cuerpo, yo vi mi cuerpo despertarse sobre su boca, mis ojos cerrados le aprendieron, abiertos no podrán ver nunca más.
ENCUENTRO
No soy los muebles de mi casa
No soy mi ropa
No soy el perfume en el cristal
No soy mis hijos
No soy lo que miro o como o toco
No tengo que saber lo que soy para ser
No tengo certezas guardadas como mugre entre mis uñas
No soy mi voz
No soy las lenguas que hablo
No soy las palabras que inventan lo que soy
Soy tu ficción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario