Antonia Robles Aragón, nace el 13 de junio de 1958, en Nachihuí, Sola de Vega, Oaxaca. MÉXICO. Actualmente radica en la ciudad de México.
Como escritora y poeta en julio de 1986 obtuvo un reconocimiento por su destacada participación en el Certamen Nacional Carta a mi hijo, otorgada por Novedades Editores, S. A. de C.V.
En 1992 publicó su primer libro de poemas Luces en la penumbra, en la editorial Época. Ingresó a la Escuela de la Sociedad General de Escritores de México, S. de A. de I. P. (SOGEM), al plan del Diplomado en Creación Literaria.
En 1994 Comienza una extensa colaboración en las publicaciones semanales del periódico el Día en la sección cultural “El Gallo Ilustrado” el 13 de febrero. Obtiene diploma que certifica su asistencia al seminario “El guión” impartido en la Escuela de Escritores de Sogem, el 7 de noviembre. Egresó con el certificado núm. 301 y recibió diploma por haber completado los estudios de su Escuela de Escritores (SOGEM) el 28 de noviembre, participó en la antología integrada por los miembros de la generación 1992-1994 con el nombre de Abanico virtual, publicado por la escuela (SOGEM). Poemas suyos fueron incluidos en la antología El mejor regalo, pensamientos, frases y consejos filosóficos para la vida, de la editorial Época.
En el año de 1995 publica el libro de poesía cuyo nombre es Lapislázuli-lejanías, en la editorial Praxis.
Para 1996 realiza su poemario Al filo del Azul, en la editorial Praxis. Colabora en la antología con el nombre Gracias a la Gente, El sentimiento y la inspiración de poetas de nuestro México, de Susana Alexander, editado por Selector. Participó en la colección individual José Antonio Alcaraz, Núm. XX.
En 1997 presenta su cuarto libro de poesía Tiempo Arriba, de la editorial Praxis. Recibió mención honorífica en el concurso nacional de poesía, “Juegos florales” en la ciudad de Oaxaca.
En 1998 obtuvo la mención de honor en el concurso de poesía Dolores Castro, “Poemas y Relatos en el País de las Nubes” convocado por el comité organizador del encuentro internacional de Mujeres Poetas en el País de la Nubes. Colaboró en la plaquette, El ritual de los culpables, editada por la 7ª. Llave, casa Universitaria del Libro, dirigido por Raúl Renán.
En 1999 participó en el primer certamen estatal de poesía denominado, “Poesía, Mujer y Rotary” llevado a cabo en la ciudad de Oaxaca, ganando el primer lugar con el poema, Como hornito de cal Joaquina.
En el 2000 colaboró en la antología Mujeres Poetas en el País del las Nubes editado por el centro de estudios de la Cultura Mixteca y la Cuadrilla de la Langosta. Recibe reconocimiento en el primer concurso de fotografía “El lado humano de la ciudad de México: La calle es de Todos” Otorgado por el Gobierno del Distrito Federal en el mes de noviembre.
En el 2001 el quinto poemario de Antonia Robles, llamado, Puente de Agua editado por tinta de alcatraz, en la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM).
En el año 2002 es invitada por el H. Ayuntamiento Municipal Constitucional 2002-2004 (Regiduría de educación, deportes, cultura y recreación), a una velada literaria en el Municipio Cd. Ixtepec, Oaxaca.
En 2004 publica el sexto libro Al Rubor de la Flama de poesía erótica, por Ediciones Coyoacán, recibiendo hasta el momento muy buenas críticas de parte de reconocidos escritores Mexicanos y extranjeros por su gran obra literaria.
En el 2005 participó en el VII Encuentro Nacional de Mujeres Poetas, en conmemoración el CCCX aniversario luctuoso de Sor Juana Inés de la Cruz, en San Miguel Nepantla, Estado de México, del cuál, recibió reconocimiento. También asistió a la lectura de poemas dentro del marco de la jornada cultural conmemorativa por el CCCX aniversario luctuoso de Sor Juana Inés de la Cruz, en abril, recibe reconocimiento de dicho evento.
Escribió el séptimo libro de poesía hasta ahora inédito titulado Fulgor de pércimos.
Antonia poeta activa, que ha, asistido y aprobado diversos talleres de creación literaria impartidos por escritores de gran renombre como: Aura María Vidales en 1991, el taller literario de Dolores Castro 1993,1994, 1995, taller impartido por Oscar Oliva 1993, taller literario “Leer y escribir” impartido por Saúl Ibargoyen Islas 1997, taller de creación poética “El coloquio de los centauros” impartido por Efraín Bartolomé 1998, taller literario dirigido por Guillermo Sanperio 2001, taller de poesía experimental a cargo del maestro Raúl Renán 2002, taller de poesía, impartido por Antonio Del Toro 2004, taller de creación poética del maestro Oscar Wong 2003-2005. Participó taller de periodismo por José Luis Martínez “El Milenio” 2008 y en el mismo año asistió al taller de redacción literaria impartido por Héctor Anaya. Actualmente cursa el taller de poesía, coordinado por el escritor José Vicente Anaya 2009.
En el 2008, en el mes de noviembre participó en El Seminario Internacional de Fomento a la Lectura “La experiencia lectora” que se llevó a cabo durante la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil.
2011 La más reciente publicación es El clamor del olvido, libro de relatos.
Antonia Robles, como se ha visto, es autora de diversos poemarios a lo largo de los años, así como ha destacado también en antologías de relevante importancia. Varios de sus poemas y cuentos se han publicado en periódicos como: Ovaciones, El Financiero en su sección cultural “La Furia del Pez” y en años anteriores a éste. En el Universal Gráfico, Colaboradora activa de El Día (suplemento “El Gallo Ilustrado”), El Excelsior (suplemento “El Universo del Búho” y el suplemento “Arena”).
A publicado poesía y cuentos en revistas de cultura prestigiadas como: Tinta seca, arte y literatura 1993, 1994 núm. 13 y 15, 1997, núm. 9,10 y 32. Revista El periódico de poesía 1995, Pámpana arte y pensamiento 1996, El cocodrilo poeta 1997, Tropo a la uña (revista cultural de la casa del escritor de Cancún) 2002, Alforja otoño 2003, El Universo del Búho (Fundación René Avilés Fabila) 2005 y años anteriores.
Otros datos importantes:
Desde abril 10 de 1987 es socia activa de la Sociedad de Autores y Compositores de la Música, S.A. de A. P. (SACM).
Socio núm. 24650. Compositora de la letra y música diversas canciones interpretadas por grandes autores y producidas por disqueras de importante renombre a nivel nacional e internacional.
Se pueden encontrar reseñas de sus obras en páginas de Internet nacionales e internacionales.
PENAMENTE REPOSA
Revolotea el alpiste
¡qué luz arroja!,
nueva, creciente, llena
luna de tórtolas.
Dispersa como estrellas en negro asfalto
caleidoscopio cósmico
era Pamela
pues desde su ventana vaciaba el cono
cuando el día pardeaba
pepitas de oro.
Penamente reposa en un árbol corvo
ya ni el hambre se esponja
en la primavera.
No hay alpiste, no hay oro
ni luna en tórtolas,
no hay la ventana abierta
en caleidoscopio.
¡Ay!, Pamela, ya ni siquiera hay
el proverbio moruno
que te sostenga.
Haz caído en la débil palabrería
de quien dijo
que coma
el que menos tenga;
pero extendió la mano
estando vacía
mientras él reventaba las alcancías.
No habrá impuesto en tortillas, ni en medicinas
ni en la pandemia inmune que nos asfixia.
Reza la limosnera en lengua Judía
bajo sanguazo manto
en tardes taurinas.
Revolotea la arena,
¡qué luz ah roja!,
… sobre la luna muertas cantan las tórtolas.
TRAS BARROTES DE ACERO
Sí, allí acaeció.
Le dieron aguinaldo en bolsa de colores,
una naranja, un mango,
el agridulce maple
que oculta otros sabores.
Sé que el cianuro mata
a muy pequeñas pócimas
más cuando hay de por medio
parcelas divisorias.
(Sin cuenta años de cárcel
que tenga el prisionero;
ya son tuyos, custodio,
el becerro, la vaca,
la verga derramada del más fecundo toro.
Que no queden indicios
de Tirso, ni el decoro
del hijastro que intenta despojarme
del maíz con que cómo!)
… Hay damas que se miran
al espejo y preguntan
¿quién es de las madrastras
la más astuta?
¡Abuelastra,
qué lastre dejó caer mi abuelo!,
la suerte de mi padre
tras barrotes de acero.
A la edad de cinco años
escribí mi orfandad con pluma de gorrión
en un otoño.
¡Otoñal lagrimera fue caudaloso arroyo:
río en perdido cauce,
cauce que desmedido
preñó el iris del mar.
¡Miren el mar
dolerse en remolinos!,
¡miren el mar
en el azote de alas romper vidrios!
Por los siglos de los siglos…
con altura de albatros versifica,
en el nombre del padre
la hija.
EN UMBRAL DE CANTERA
Saldré a caminar un día cualquiera
para ver si una ráfaga de luz
te pone frente a mí
en umbral de cantera
donde las crípticas galeras hablan.
¡Ah!, si el fresno quisiera
llover
el
oro
en hojas
esa tarde
en que… he de verte hermoso
con tu camisa en blanco rayas rojas.
¡No me censures!,
es mujer la poesía y tiembla
al patentar tu nombre
armando sílabas, vigorosas, despiertas.
En un día de marzo o de diciembre…
cuando el frío se oculte
en un rincón del centro de la tierra.
Juntos iremos a descifrar los códices
de las viejas casonas,
el edificio aquel
que nadie mira, ni suele detenerse
a escuchar sus cadenas.
A un lado hay
una gárgola increíble traída de muy lejos,
otra cultura expresa
otra esfera,
otra espiral,
otro ombligo portento sin emblema.
Pero tú y yo
sabríamos escuchar
más allá del granito
y del cemento
voces internas, aplastadas, tristes,
voces que sobrepasan una fecha
que sobreviven a las fachadas esas
donde el barroco colosal las deja
poco menos que muertas.
Un poema
sería yo,
un poema
serías tú
el punto histórico de la hora irrepetible
de esa luz
de ese instante irrepetible.
¡Saldré a caminar un día cualquiera!
Y UNA SOLA
A dos mujeres que fueron presas injustamente
Una alondra cantaba
en la ventana de la estancia común.
Dormíamos despiertas el desvelo.
Y la puerta de aldabas
igualaba el canto del asombro;
pero ya la tristura
se fue por donde vino.
Tengo alas de nuevo
como campanas de septiembre
dos mil diez
di es mi libertad.
Dos éramos
Alberta y Teresa
Y una sola.
DE REGRESO A LA TIERRA
Ánima
ánimo
animo
el camino de regreso a la tierra;
pues traigo una semilla,
no, no es pepita de oro
es mucho más valioso
mi decoro
se llamará esperanza cuando nazca,
porque la siembro ahora.
Flor de mi raza
mírale sus colores
en el largo y el ancho del vestido.
¿Verdad que es amplia la dignidad
del fin hasta el principio?
OCURRA
Ocurra a la oficina de correos
y lleve en la carrera
el canto al agua.
Ella es la remitente.
El agua, el agua, el agua
que no sea un espectro
en el desierto
que cante por los siglos
la nodriza del alba,
del mediodía y la noche.
La luna permanece
después que llena estuvo
derramada
sin magisterio puso
la letra exacta
de luz
cuando más seco y oscurecido estuvo
el estero, el cauce, la laguna.
¿Por dónde viene ya el canto del agua?
LA PAJARERA
¡ La ociosidad
es madre de todas las desgracias!
Así gritó mi abuela
el día que desarticulé su cascanueces.
Y liberó su canto aquel pájaro.
Acero colosal de los barrotes
ahora enmarca el busto de mi abuela:
retrato en c pía.
Ya no desprende plumas la pajarera.
DICEN QUE SABE A UVA
Hay un blanco profundo
donde todo
es igual a todo,
un sonido incesante que pregona
la misma incertidumbre;
¿por qué cuando más ensordece
ese bullicio
más se incorpora el tono
de desatar la guerra?,
y vamos todos al único recurso: erigir la eterna sacudida,
el retorno del grito, del escombro,
de lo que queda después de…
¿Por qué en la somnolencia
no captamos
el sabor de la muerte?,
dicen que sabe a uva, a trigo,
a sanguaza de Dios,
a ti que sientes mi voz,
mis gestos, mi fastidio
de hablar sin que me escuchen,
sabe a este momento en que me doblo
para ser el sostén de tu caída.
A RODILLAS ROTAS
¡Hay zarpazos de sal en mis pupilas!,
el ocre de la brisa
enclava como arpones mis pisadas,
me obligo a sonreír mientras predigo:
no alcanzará esa garra del hueso las astillas,
será un golpe fallido ese estruendo.
Busco la libertad
que a lo lejos respira en espejismo
y bebe a sorbos lentos la distancia.
Uno a veces coloca el corazón
corriendo tras un día incansable,
enllagable pone el alma a curtir
y atora en un recodo la vulnerabilidad y entonces…
se contempla que por gracia de Dios está completo.
Respiro hondo y p a u s a d a m e n t e
y en vez de maldecir al mal
gobierno
el parabién de verme intacto.
Aún puedo, a rodillas rotas, destazar al destino.
No sé por qué presiento que cada atardecer que pone el día
es sólo una advertencia: ¡no dejarse vencer!
CLAVE ONOMATOPÉYICA
A Miguel Hernández
Ni un silencio o cesura
dónde insertar mi rúbrica.
Mira, Miguel
en vano
busco la forma
al arco
para bordar con hiatos
un soneto, un romance,
un tren de silbos álgidos.
Un gato encorva el lomo
a la mitad del patio
y es cuando al fin desisto
de no hacer garabatos.
Ingrato,
no permites el juego
de enclenques variaciones.
Miguel, Miguel la pena
vence mis intenciones:
¿el gato?
¡No!, gallo es el que vocea
onomatopéyica
clave
en la madrugada
y al aplaudir el alba
intensa y perfumada,
le da nombre a la vida:
moribunda esperanza
en azul grana.
Así, poeta es,
tienes tu sinfonía encarcelada
en una celda insomne y sin aldabas.
No hay libertad visible,
la pluma de un Hernández, Miguel es de tus alas.
La silaba inasible perdura inalterada.
Tu sino es una lápida
en tumba marmoleada:
pirámide del sol inexplorada.
Sin mácula se suelta
la libertad piadosa en tu mirada.
Espera,
aguarda a que termine de cantar el poema;
que tus ojos no sientan tan de golpe la ausencia del grillete,
el estridente culto de la modernidad.
Pau
sa
da
men
te
vuelve
de tu fingida muerte,
¡que aquí estás!
EN SEPIA ATORMENTADO
Allí está
como vestido de novia el paraíso
junto a la vieja casa
que ha caído
como anciano caimán
y tiró escamas
y se hicieron pedazos sus espejos
esos, los de retratos en sepia
atormentado.
No hay indicios de aquellos
sólo oxidados muñones de tierra
que han disuelto
sus dientes, sus molares de leche;
pero allí sigue el joven paraíso
como vestido de novia
que no arguye
misterios ni conflictos
y prevalece encendiendo sus linternas.
Figura su figura como testigo mímico.
¬-Aquí estuvieron ellos confitados por mi lluvia serena
de arroz
de Dios
de estrellas-
EN VIDRIO DE AGUA
AL espeleobuzo Mexicano Mariano Fuentes Silva
Sabías que era un túnel
tibiamente profundo
y descendiste garganta adentro.
Allí estaba la puerta
donde dejaste al quicio
como un marco a la espera.
Y fuiste al agua
con un trozo de oxigeno y tu suerte.
El fulgor era íntimo
magnífico y exacto
como candil francés: estalagtita
admirándote a ti que transcurrías
luminoso también intransitable,
intransitable digo,
porque quedaste inerte y silencioso.
Es que…es mejor así pensarlo
que no sentiste angustia en serpentina,
que no tuviste miedo
sino asombro
al mirar tu perfecta humanidad:
estalagmita.
No tomaste instantáneas
no amplificaste el brillo de la cúpula,
sólo el ojo de Dios
filmó las últimas imágenes
de tu respiración
y fuiste grande
como un pulmón abierto a la intemperie.
¡Oh emperador de grutas!,
nadie rebusca algún indicio tu…
yo te escribo en calcita
en vidrio de agua
en exquisita música templaria,
…oigo, ay, el eco de la profunda sombra coloreada
por una gota nítida
que te marca la ruta
de eso que llaman llave de sol
edad iluminable.
Mariano iluminable,
ya no te cuentan tus hermanos,
porque presumes joven el principio.
¡Vives
vibras,
habitas el seno de Madona!
MÁS METAL
El pájaro de abril
pernocta en latido constante.
Ala mitad
y una
mitad de la mitad
desata
la débil concurrencia.
Y toca y ato hiato
en un solo pájaro
el eco magistral de
aquellos
otros pájaros
delinean
el perfil a semejanza
de jaulas invisibles
invencibles imbéciles
y silban:
más bronce, más acero
más metal…¡más letal!,
la jaula donde me encierro.
MÁS SILENCIO SONORO
Hablo de juncos
en la agonía del lago
donde los soles reflejados
rezan la misma suerte.
A semejanza duele lo que duele
cruz en un solo trazo.
Es el papel del hombre
el que transforma la forma de decir:
estoy muriendo en el mismo escenario,
en el mismo escenario se exorcizan
y cantan
nuevo llanto más silencio sonoro
y entran a la gruta total del gran misterio.
La verdad es que… enmiendan sus dolores
al estupor la mancha.
La fécula del hombre hecha gemido
a veces hacia fuera o hacia dentro
es el mismo calambre el que electriza
contundente el final.
¡Ay!, el mismo dolor
la misma queja
el estertor el mismo
el mismo Dios
la misma nota enhiesta la quimera
la misma madre desprendida del hijo
ay, ay, ay
el mismo túnel
angosta la salida,
¡qué inasible el final!,
¡qué precipicio!
LUCES LÍQUIDAS
Es ella
la inaudita
la que borda una estela
de gallardetes lilas
en la cenefa nueva de su vestido.
Ella, la de la voz de río clamoroso
la que apacigua
llanos de leones vivos.
Romero y toronjil
en los rocíos vírgenes
del domingo.
Y va de vuelta a casa
con la virtud que emite la pasionaria
canta el arroyo y esteros
digo
que cantan
las hojas santas
cañas entre la alfalfa
cantan lo que ella es:
la plegaria que eleva la jacaranda.
CON RUBLO DE ELEFANTE
(DÁDIVAS DE DAVID)
A Gregory Colbert por su visita a México
Esa tarde de abril
inesperadamente llovió a cántaros
más el sagrario de aristas persistentes
se abría como un libro de códices
sobre el frágil espejo
de lo que un día nombraron Tenochtitlán.
El tumulto de gente haciendo fila
se estaba dispersando,
yo, guiada por el vocablo
mensajero con música
(plenario generoso de trigo y de centeno)
andé a paso sediento
tras el signo vital:
cántiga de aliento bambunezco.
Dicen que es un bastión
del arquitecto Vélez colombiano, mas
creo como ustedes,
que esto no es necesario deletrearlo.
… Dejé
afuera
las perlas rotas de lluvia ácida
y me sentí muchacha de Indostán
de madera muy fina y resistente
a todos los contrastes de una atmósfera enferma,
muchacha en el umbral de piedra
y de papel bambú donde ahora escribo:
habrá que respirar hondo y más hondo
para llevarse dentro la armonía animal…
eso estaba diciéndome cuando empezó a cantar Gregory Colbert…
y se encendió mi centro y mis contornos,
adustos se enlazaron al contorno jaguar:
sublime comunión la de nosotros.
¡Gregory!, exclamé: ¿Se necesita tiempo rólex
para poder deletrear
entre los pliegues del océano y la tierra
el tictac de hermandad?
¿Cuánto tiempo para llegar con rublo de elefante
frente al terror sin miedo
con todas las virtudes de la mística?
Allí estaba el águila de instintiva realeza
con la pluma fecundada en mano de hombre.
Cohabité con natura
y fui madre y fui hija
y fui río salvaje con todos sus rugidos
enfrentando al pitón de la política.
En la plancha del zócalo...
¡qué animal más terrible!
CONDOMINIO EN LA LUPA
Que nunca sepa Gelman
que he situado la tórtola en Saturno
condominio en la lupa
de una ciudad durmiente.
El vórtice dilata la pupila
y en el iris discrepan mercaderes.
¿Quién da más?
Mercurio se sonroja
por el tan bajo precio
la metrópoli
quiebra la nuca y llora
la tórtola
la tórtola hace nido en el mar
te negará el petróleo, la pirita.
En oro te derriba sin lunch, sin cantimplora.
Ay, la tierra, la tierra, lo de la Tierra a
t
i
e
r
r
a
toda la tierra es
un ojo de tórtola en la hoguera.
DAN AL TEMPLO MAYOR
NUESTRAS VENTANAS
Dan al templo mayor nuestras ventanas
y se agrietan los pies de los danzantes
y duelen los espejos en la piel del tambor.
Duele la sed, el hambre,
duele el humo en los ojos
y le duele la voz mientras se toma el té de buganvilia,
duele y duele la angustia de mi madre
cuando la crisis de asma
la dobla de perfil frente a su cama.
EN BLANCO Y NEGRO
Sabrá Dios de qué lado
del grillo
es este brazo.
Es tan escasa y frágil
la partícula activa
en un rincón de casa
aún así
este pequeño arpegio
transversal
aún así conmueve
al papel
arroz
que estirado
en la ranura
imprime jeroglíficos.
Con templo sus girones
en la loseta unánime:
grito del condenado.
Devastador Alfil en blanco y negro
en la tabla de Flandes.
LLAVES DEL GRAN POETA
A las mujeres Chichimecas
Tiembla el sol al poniente.
Codifica el escudo de Jacinta:
un águila en la sien del infinito.
Visto también colores
igual
ando la tierra, deletreo su nombre y brota el agua;
un borbollón pequeño
se hace río de canto inmensurable.
Desnudas reverencias corean las Jacintas
a la orilla del líquido fulgor que se suscribe
guardián de entrañas múltiples,
de juncos que señalan un futuro estrellado;
pero a oscuras.
Aquí en San Sebastián,
las luciérnagas-llaves del gran poeta,
prepararán el fósforo, las cal
la luminosidad más álgida en la noche derretida:
volcán de lava muerta,
ya hecho piedra el lengual de la violencia
el pecho del poder, blanco certero de una mirada étnica,
mirada compasiva al graznido de cuervos
plaga que ha de quemarse
cuando
al abraso de algún amanecer
sea
feudal relámpago sus alas.
¡Ay!, alguien está pariendo
otra Jacinta
como la mía madre
¡ay!, la bienaventuranza ha de poblar la tierra de jacintas
sin vendas en los ojos, sin mordazas, sin jaulas.
Todo es alba en jacintas
Jacinta es el escudo y lavandera a la orilla del agua.
El grillo emite ya el sonido de la luz:
Luciérnagas, la cal, la gran fogata Chichimeca.
Luces Jacinta en tus bordados palomas rojas de hilos dorados
luz es Jacinta jacintas luces en tu peineta.
SON TUYAS Y SON MÍAS
Caes en el duro reflejo
que improvisa el invierno
y tu pluma mayor
el ala grande,
en el instante de alzar esa caída
me hace escuchar
la tesitura exacta de tu queja.
Me desdoblo,
poseo la condición
de redentora
y vengo por ti
en el momento
en que te hace nudos la corriente.
¡Ah!, prendemos los dos
que al deletrear el alba
la espiral
empieza en el ombligo
del hielo que nos mira.
Diluimos el frio,
el dolor
lo hacemos flama tibia
cirio pascual
cintilante
en la alcoba
individual,
porque a semejanza
son tuyas y son mías
las costillas que guarda el corazón.
Se regocija el mío seno,
pues vienes a buscarme
con grandeza de niño;
ya mi pecho es vía láctea
al desparpajo de tu sed.
Otra vez río:
el agua
desenreda ese lirio
cortado a la mitad,
luego entreteje el tallo
y las corolas vuelven
al sol de nuevo.
¡Escúchate!,
la magistral estrofa musical
llega al oído del joven candelabro.
¡Ah!, prende a no astillarse.
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