jueves, 11 de agosto de 2011
4415.- LUIS AMÉZAGA
Luis Miguel García de Amézaga nació en Vitoria (España) en 1965 es un escritor español. Entre lecturas y escrituras concibe la medida del tiempo.
Colabora con varias revistas literarias en papel como “Resonancias” (Suiza) “La Nuez (México)”, “Los Papeles de la Manscupia (México), “La Bolsa de Pipas” (Palma de Mallorca), “Cuadernos de Poesía TELIRA”. Participó en el último número de la publicación “Luces y Sombras” de la Fundación María del Villar Berruezo. Así mismo impulsa con periódicas colaboraciones el proyecto “EL GENERADOR”. También participó en la publicación “Amilamia” (Vitoria) dirigida por José Luis Pasarin Aristi.
Escribe en las revistas Puertas Abiertas, Almiar-Margen Cero, Destiempos, Literaturas.com, Poesía en español, Letralia-Tierra de letras, Palabras Diversas, o Revista Remolinos. Desde hace años cuelga trabajos en distintas publicaciones virtuales como Luke o Ariadna, y ha dirigido la revista “El Verso que Viene. Siglo XXI”.
Así mismo forma parte de la Red Mundial de Escritores en Español, REMES y de Poetas del Mundo.
Ha escrito artículos para diversos medios.
Antologías
“La Casa del Poeta” edición de la Bolsa de pipas.
“Poemas para un Minuto” de la editorial Hipálage.
“Narrativa contemporánea española”. Y en “60 Autores, 60 relatos” de la editorial Beta.
La Resistencia, un libro de artículos rompedores y crónicas de la actualidad junto a más de 20 miembros de la blogosfera.
Libros
Es autor de tres libros de poemas:
“El Caos de la Impresión” publicado por la editorial madrileña Sinmar del grupo Vitruvio.
"La experiencia inspirada más profunda, / la transformadora, / no hay posibilidad de expresarla / porque en ella todo sobra y el escritor ya no escribe / lo que sabe no pueden decirlo las palabras."
“A Pesar de Todo...Adelante" publicado por la editorial canaria Baile del Sol.
"La muerte está muy mal vista / Quizá sea porque hay que cerrar los ojos / definitivamente / para poder verla."
"Los Alrededores del Idiota" publicado por la editorial electrónica Remolinos.
"Conozco playas que no merecen beber del Mar / Por eso el agua, en el postrero instante / se arrepiente y vuelve hacia atrás".
"El Gotero" publicado por la revista Groenlandia.
"Bienvenidos sean los libertadores Pero, quién nos librará de ellos"
Coautor, junto al escritor Adolfo Marchena, del título: "La Mitad de los Cristales" publicado en la editorial Bubok.
"En estas páginas encontrará sugerentes invitaciones a la reflexión estética, al amor descarnado, a las poliédricas postales de la soledad, al humor herido. Unas veces emotivo, otras crudo, siempre intenso."
CANTOS DEL CAMINO
Sobre la cómoda retratos,
sobre los estantes, espectros de tu propiedad
que carraspean en la ausencia.
Es una fijación del ayer
que incordia
y no asume su historia de pueblo abandonado.
Son instantes hechos prisioneros
en cepos de marco,
piezas caídas al fogonazo de la cámara.
Manipulan el tiempo
esas caras que se te imponen
desde su eternidad de flor de plástico.
Fuiste, quién lo diría,
semblante de ángulos rectos
que no te reconoces
en el diabólico juego de los poliedros.
Mariposas vomitan
sobre la mujer que el sillón transpira.
Un libro de familia, en imágenes, la rodea.
CACERÍA
Hay guerras que podan los árboles
y paces que los dejan marchitar.
Un grupo de adultos se arracima,
homenajean al dolor,
arañan mejillas
provocan la sangre
en el ritual de la indignación
Se derrumban
ante las tumbas de juguete.
Los niños acudieron a las sirenas
Un hombre sin plumas, desde lo alto,
les lanzó un visado a lo paranormal
Ellos abrieron los brazos
para acoger el proyectil ciego.
La muerte está muy mal vista
Quizá sea porque hay que cerrar los ojos
definitivamente
para poder verla.
EN HABITACIÓN DE HOTEL
La sangre que fluye por las venas
dando combustible a mi vigilia
mejor estaría desparramada por este impávido suelo,
acercándose a las patas de las sillas,
reflejándose ante el largo espejo,
rodeando las camas, las cosas mudas,
y gritar con el dolor de lo inerte
en la habitación de hotel repleta de historias sin Historia.
Mejor lejos de aquí
comiendo tierra de la Tierra.
Pero a la primera caricia tostada
que se cuela entre los visillos
y roza su hombro sin atreverse a despertarla,
dicen adiós los temores.
Suenan cantos gregorianos
en un punto del dial
como el eco de un claustro de fantasmas encapuchados,
y con ellos huye la tragedia.
Gracias sobre todo a ella
que palpita dentro del cuerpo de una mujer,
cuerpo dormido: ¿por un momento eterno?
entre ronquido y ronquido: ¿palabras de los sueños?
Se despereza, se mueve,
sin ser consciente aún de la vida.
Alarga una mano en mi busca,
hoy es otro día y he podido tomársela entre las mías.
Seguimos vivos
y ella nunca imaginará lo cerca que pasó la tristeza.
Muy Temprano...
Dan las cinco de la mañana
cuando los astados duermen.
Dan las cinco de la mañana
y un resorte me incorpora en la cama
como tullida sin piernas, a medio cuerpo
con la pelvis de cojín.
Dan las cinco de la mañana
y dos ángeles mariposean
por la bruma de la fétida habitación.
¡Cómo se distrae el intestino por la noche
catapultando chuscos cariñosos al pie de la cama!
Dan las cinco de la mañana,
un despertador cabronazo ha pitado en mis oídos.
En la tele publicitan unos cuchillos de cocina
aunque sus clientes de estas horas
se encuentren entre los suicidas
o las frustradas de alcoba.
En la radio voces anónimas contagian
su noctambulismo mal remunerado.
En la calle basureros se afanan
en el lanzamiento de bolsas.
En la casa el olor penetrante del solitario,
olor rancio, ropa sin suavizante,
tabaco y licor mezclados, perro y gato.
Soy escritora. A la fuerza ahorcan.
Porque ni los dioses ofrecen conversación
cuando dan las cinco de la mañana.
OTRA INFANCIA
Pegada al periscopio de la puerta
como lengua al hielo,
algo inclinada
soportando la penumbra en los hombros,
veo porque veo, directamente penetrarme
una ráfaga de luz desde la axila.
Luz mosquitera
nacida en la sórdida escalera
de construcción antigua, sin ascensor,
con escalones de granito y traidores recodos.
Me fijo en el descastado pasamanos
temiendo la aparición de los nudillos.
Atenazada en el palco de la mirilla
apenas respiro, laten las sienes.
Retumban las pisadas etílicas,
las risotadas incongruentes.
Se tambalea esa mata incontrolada de hombre.
Lo veo porque veo, aunque no quiero ver
ojos inyectados,
papada grasienta con rojas islas
apuntando hacia la cerradura.
Corro y me escondo
bajo un seguro de sábanas y mantas.
¿Tocarán hoy las babazas y la llorera aceitosa
o los golpes, gritos y violencia gratuita?
¿Cómo prever el carácter sin carácter de un alcohólico?
Aprieto los dientes,
emito mugidos para no escuchar,
me araño los brazos para sufrir por fuera.
Me fuerzo a dormir
y rezo para no despertar.
La vergüenza vence al miedo
en la noche inacabable
donde los dioses no me permiten huir.
Es de mañana y me levanto
invitada por el silencio.
Estoy sola,
soy una niña muy mayor para mi edad.
Abro el frigorífico
y con la misma lo cierro.
Sólo hay frío envuelto en celofán.
El absurdo
Tuve un encuentro con persona principal
Su discurso era elevado
Sus razones de gran complejidad intelectual
Se mantenía erguido por la gravedad.
Estaba yo absorto en una visión
No podía remediarlo
Lo veía sentado en el retrete
con los pantalones en los tobillos
y la corbata puesta
Sus pantorrillas lechosas
su estrecho culo
en medio de esforzada ejecución
Pompitas de gas orquestaban
la caída a plomo del corpudo chorongo.
Siguió esgrimiendo sesudas ideas
Seguí gesticulando.
Tras satisfacernos en la comida,
evacuaciones y fornicio,
podemos ser muy diferentes a los animales
No antes.
Nos avala la consciencia
de reconocernos desde dentro
y desde fuera.
No lo olvidemos, a veces
nos dejamos acunar en el absurdo
con una manta sobre las piernas
y un dedo hurgando en la nariz.
Secreto y misterio
Susurra memeces
De sopetón se interrumpe
cuando se aproxima un elemento extraño
sin interés por sus conciliábulos.
Se acaricia el gaznate
disimulando que disimula
Habla con medias palabras
Confía en la efervescencia imaginativa
de quien se resigna por lo que ignora.
Hace gala de perfil nacarado
con jaspeada línea de dientes
Es paternal con el coro de admiradores
Guarda un secreto, aunque el secreto nada guarde
Ser su guardián le confirma que aún hay clases.
Una señal distingue a los llamados:
El grial en sueños
la piedra
la manzana que cae
contactos espirituales
libros sellados
claves sin resolver
Secretos que engordan la vanidad del necio
y carcomen en su curiosidad al memo.
El secreto sólo mantiene su halo mágico
en la insinuación
De hecho se revela justo antes del aburrimiento
Gusta de la publicidad
siempre acaba por no existir.
El misterio no se desvela
Cuando alguien lo pretende
aún se oscurece más
Límites, no los conoce.
El misterio no está compuesto de secretos
sí de innegables que ciegan
al impertinente
Por los cantones de su velo se precipita la niebla
provocando el resbalón del trepa.
El misterio, acaso,
se experimenta,
empapa de certeza indemostrable.
¿Mentiras?
¿Patrañas para incautos?
Es misterio.
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