(Génova, ITALIA, 1930)
Franco Loi nació en Genova en el 1930 y vive en Milán. Adoptó el dialecto de la ciudad de Milán. Trabajó como un importante crítico literario para «Il sole 24 ore» de finales de los 80, su lenguaje poético nace de la mezcla de elementos lingüísticos diversos. Entre sus libros de poesía se encuentran: I cart (1973), Poesía de amor (Poesie d’amore, con grabados de Ernesto Treccani, 1974), Stròlegh (introducción Franco Fortini, 1975), Teater (1978), El aire (L’aria, 1981), El ángel (L’Angel, 1981), Memoria (1991), Umber (1992), Poesías (Poesie, 1992), Arbur (con grabados de Guido Di Fidio,1994), L’Angel (escrito en cuatro partes con un glosario del dialecto milanes, 1994), Verna (1997), Amur del temp (1999), El vent (2000), Albún de familia (Album di famiglia, 2002), Isman (2002), Aquabella (2004), Manzana bella manzana (Pomo bel pomo, con poesías de Erminia Lucchini, 2005), Aire de la memoria (Aria de la memoria. Poesie Scelte, 1973-2002, Turín, 2005), La luz del ver (La luce del vedere, 2006), Voz de cantina (2007), El aire del tiempo (L’aria del temp, 2008).
Franco Loi, verso y sombra
Jorge de Arco
Tras la estética renovadora que alumbrase la corriente neovanguardista de los 60, la poesía italiana asistió a un acentuado periodo de crisis que dejaba en suspenso los aires regenadores que habían promovido los Novísimos. El vacío posterior, fue llenándose al par de una lírica algo más “comunicativa” -tal y como la definiera el crítico Antonio Porta-, en la que se pretendía recuperar el poder semántico de la palabra y se huía de los excesos formalistas y eruditos de la generación precedente. Como vehículo imprescindible de las más diferentes e innovadoras tendencias que, a su vez, surgen a partir de 1975, aparece un amplio número de antologías, que desde planos muy diversos pretenden poner orden en la llamativa diversificación que se produce entonces.
En este marco de dispersión, comienza la andadura lírica de Franco Loi, que pergeña sus primeros versos hacia 1965, y publica en 1972 “Los papeles”. Afincado en Milán desde los siete años, Loi adoptará el dialecto milanés como “parte de su educación vital y sentimental”, lo que ha provocado que su repercusión literaria fuera de Italia sea algo menor de lo que su afilado verso de sal y sombra mereciera.
Para paliar esta ausencia, se publica ahora “Ser hombre y ser poeta” (Pre-Textos. Valencia, 2009), antología que recoge una significativa muestra de once de sus libros editados. Con mimo y rigurosidad, Esther Morillas ha vertido al castellano estos textos de sonora musicalidad y “ritmo embaucador”, salvando con verdadero acierto las dificultades que ofrece la traducción del vate italiano. La propia traductora anota en su prólogo que “Loi crea un milanés expresionista y exuberante, híbrido y vivo, muchas veces de grafía distinta a la de los diccionarios, pleno de neologismos y voces de otros dialectos, rico en registros que no se excluyen, sino que se superponen”.
Son múltiples las virtudes que presenta el quehacer de Franco Loi, pero sorprende en un primer acercamiento la facilidad con la que maneja los tiempos narrativos del poema, el eco con que resuena su delicado verbo y la autenticidad que emana desde su cántico plural y renovador. Su poesía bebe de la memoria, de la realidad viva y soñadora, de los juveniles paisajes milaneses que aún lo acompañan, de la necesidad de asaltar los espacios que limitan con la existencia: “Se escribe por la muerte (…) Se escribe porque sea verdadera la vida,/ algo que ya había, que hay, que quizá ya no esté”. Su conciencia también se inclina hasta una sugeridora sentimentalidad, hasta una dimensión casi dramática, donde el hombre permanece en constante búsqueda de su mutante identidad: “Solo estoy y canto, y miro aquella nube/ llena de mí y de su mirarme antiguo”.
Si sus primeros libros rozan las remembranzas familiares, los comunes escenarios del ayer, el imán que lo aproxima a la embriagante Naturaleza…, su decir posterior evoluciona hacia una mayor espiritualidad, hacia una madurez que precisaba dejar a un lado la sombra de sus dudas y aspirar un aliento sagrado y anhelante: “Dios no es un pensamiento, ni una idea,/ Sino espada que da en el corazón,/ un modo de sentir, peso de piedra/ que al desear del corazón es aire…”.
Una oportunísima antología, que nos acerca la materia lírica de un autor de alma profunda. Y verso liberador.
VERSIONES DE RENATO SANDOVAL BACIGALUPO
¡CÓMO LLAMAMOS, Dios, a esta primavera
que aun en la lluvia parece siempre cantar!
¿Es la primavera o tu leve mano,
esa que a la vida y a la muerte sabe jugar?
¡Oh, decirse amor como se dice de noche
vuelve mañana y toca a los ojos un claro!
pero aparte llega la noche, una garza negra
que gusta del vuelo pero abajo está el mar
y el movimiento del agua sin fondo
donde es agradable estar aunque asusten las olas.
TANTO ME MOLESTA y temo
perder la belleza de cuando me miras.
Mi alma se desgarra, una sombría violeta
que el húmedo fondo de las zanjas parece devolverme.
¡Ah correr! ¡Estar entre los guijarros de tu luna!
en el agua que en el sueño era buscarme
entre la sombra de las moras, en el humo de la luna
al borde de la ceniza que surge cuando en mí piensas.
Presentamos una entrevista que el poeta italiano Franco Loi (Génova, 1930) ha concedido a Erika Reginato. Asímismo, Reginato nos ofrece versiones de cuatro poemas del italiano.
Erika: ¿Cómo nace el uso de la palabra en la poesía de Franco Loi?
Franco: Nace de tantos modos. Pero no hablaré del “uso de la palabra”, sino del surgimiento de la palabra. Puede ser a partir de un impulso de la memoria, puede venir de la relación directa con las cosas y las personas, también puede nacer al escuchar las palabras de los demás. Pero si tú, Erika, te refieres a lo que sucede durante la dicción, entonces podré responder al modo de muchos otros poetas del pasado.
El poeta Giovanni Pascoli se dirige al “muchachito de nuestro interior”, Dante Alighieri en el Purgatorio le responde a todo el mundo: (Traducción explicativa, versión): Yo no soy nada hasta que Amor me inspira, y de tal modo noto que el dicta dentro de mí, lo que yo voy significando…
Y la poeta Maria Cvetaeva escribe: cuando escribo mis poesías es como si algo o alguien dentro de mí quisiera ser… y el poeta irlandés Yeats precisa que en la poesía los sonidos son más importantes de los contenidos aparentes…
Puedo agregar que mi propia impresión es que “Alguien” dentro de mí, el otro “Yo”, recita mi vida, sugiere los versos. Es tan verídico que tal experiencia no surge como pensaba, más bien de un modo muy diferente. Esencialmente la palabra poética surge del ser interior, consciente e inconsciente, incluso trabajando a través de nuestro Ego. Debo anteponer que llegué a la poesía muy tardíamente, pues tenía 35 años; que por mucho tiempo escribí narrativa, ensayos y obras de teatro.
En Italia cada región posee su manantial lingüístico, un dialecto que es una lengua de los orígenes que ha adoptado el poeta dialectal creando su propio paisaje y su ritmo.
Erika: ¿Por qué el poeta prefiere escribir en dialecto que en el idioma más difundido en Italia?
Franco: No es que haya preferido “Escribir en dialecto” ― sería mejor decir en “lenguaje popular” ― pero, como escribió Franco Brevini, te digo que no fui yo quien eligió el dialecto milanés o el dialecto genovés o el dialecto de Parma u otros dialectos de mi propia experiencia. Ellos han sido quienes me eligieron. Lo que puedo traducir es que, como viví gran parte de las experiencias en el medio de la gente que hablaba esos dialectos, ellos comenzaron a entrar en mí como las vicisitudes de la vida sin que yo fuera cómplice. Intento precisar que, en el momento en el cual me puse a escribir versos, teniendo un padre de “Cerdeña ”, y ser, genovés de crianza, y tener una madre de Parma, y aprendiendo italiano en la escuela, siempre estuve convencido que el italiano era mi idioma. Pero en aquel lejano año 1965, queriendo hablar de la guerra y de la condición social de la gente que me rodeaba, me pareció inmediatamente absurdo tener que usar el italiano. Más que todo porque en Milán todos hablaban milanés y yo había vivido las experiencias más duras y terribles de mi vida ― la guerra, los fusilamientos, el trabajo, las amistades de la primera adolescencia ― en el idioma popular.
Pero si te refieres, implícitamente a la difusión, sabemos que se expone más el poema a las reglas políticas y a las periodísticas que al vínculo lingüístico. No creo que la difusión de una obra sea un buen criterio para juzgar el valor mismo de una obra. En la Italia de la década de los años Treinta se difundían más a los poetas Guido da Verona, o Pitigrilli y no a Giuseppe Ungaretti, Eugenio Montale o Umberto Saba .
Hoy vemos las consecuencias, cuando los italianos no usan el hablar en su idioma y es más, el “italiano” comienza a desaparecer, no teniendo más la cisterna popular a la cual referirse, mientras ya se habla de imponer el inglés.
Y si además hablamos de difusión en el mundo, acaso ¿no son los idiomas más difundidos el español y el chino?
Erika: En tu poesía hay un gran amor por la humanidad pero también una fe sin medidas. ¿Cuáles son los temas de mayor recurrencia en tu trabajo poético?
Franco: ¿Cómo puedo responder? Pienso que no hay “temas”, que, del resto, presuponen una aproximación intelectual de la versificación. Existe mi vida y la vida de otros tantos que conocí en mi experiencia en tantos lugares de Italia. Asimismo, un hombre está atravesado por una infinidad de cosas: emociones, sensaciones, pensamientos, momentos de conciencia y momentos de sueño, vibraciones naturales, influjos de astros. Cada momento de la vida que vivimos intensamente puede ser motivo para un poema. El impulso de escribir no puede ser provocado por el “tema”. Atrae la necesidad de expresar y de exponerse. De esta forma se puede escribir de los padres y el trabajo, la caminata, el paseo en auto, la necesidad o la experiencia de Dios, describir aquel paisaje, del miedo, el dolor, la felicidad, los amigos, el amor por una mujer y la búsqueda de Dios, un hermoso atardecer o de la guerra y la muerte, la injusticia social o la mala política por los gobernantes, los hombre, las traiciones o sus sueños. No hay límite en la poesía, en ningún sentido. ¿Sabes cómo responde Fiédor Dostoievski al que le preguntó de cual idea había comenzado la escritura de la novela: El Idiota? Yo no comencé de una idea, sino de mi experiencia, y de la gente que conocí…y, de lo demás, se trata siempre de mí único romance y de mis personajes de siempre…
Cuando, recientemente, apareció publicada por la editorial Garzanti esta larga entrevista sobre mi vida y sobre mi pensamiento en un DVD junto a la lectura de mis poemas, también dije que: “con certeza, mi vida está en el poema…”
Erika: Hay sonidos, rumores, repeticiones que nos hacen sentir un cierto temblor cuando leemos su poesía. ¿Cómo advierte la justa musicalidad el poeta? Y ¿Cómo hace el poeta para escuchar estos sonidos, el comienzo y el final? ¿Cómo logra detener los sonidos y las voces que se esconden entre estos sonidos, luces, sombras?
Franco: Esta es una pregunta que para la respuesta necesitaría de un libro. Pero es la palabra la que está llena de sonidos, más el dialecto de Milano que es un lenguaje consonántico, mientras que el italiano es vocálico.
Pienso que la musicalidad sea una especie de síntesis entre los senderos del poeta y la emoción de la relación con las cosas y las personas, o con el propio ser más profundo, o también con el límite de nuestro habitual “Yo”. Debemos tener en cuenta que todo en el cosmos vibra y nos alcanza con su impulso de luz y sonido. La poesía es el intento de tratar de sentir en la vibración las palabras que provocan en nosotros un vínculo con la vida. No se trata de “exactitud” pensada y proporcionada pero si de una natural afiliación a la vibración que nosotros advertimos de la luz y de los sonidos tanteados.
El inicio es, como he anticipado con Dante, el movimiento de amor que provoca en nosotros el vivir.
Erika: Un estudiante busca entre libros algún sentimiento en común con el escritor, un sentimiento en ese inquietante momento, desconocido. ¿Qué le puede sugerir un poeta mayor a un joven poeta?
Franco: El joven escritor desde su época de estudiante comienza a buscar entre sus libros un sentimiento que se parezca al suyo, de igual manera el estudiante se acerca a la poesía por diversos motivos y aun sin saber la verdad de lo que busca. Lee y busca a través de libros de diversos poetas lo que le pueda hacer florecer alguna emoción, pero ¿qué le puede sugerir un poeta mayor a un joven poeta?
Antes de todo, dejar de lado el estudio “de la escuela básica”. El poeta italiano Giacomo Leopardi escribe en el poema Zibaldone: Un poeta debería escuchar a su pueblo cuando habla porque está más cerca de la naturaleza y su discurso está privado de aquella lógica… y el poeta de Milán, Delio Tessa ha dicho: Mi maestro es el pueblo cuando habla, estoy más atento a sus sonidos que a los significados aparentes de las palabras…
No sólo a un ‹joven poeta›, pero a todos los jóvenes poetas quisiera recomendarle atención a la vida y hasta en ellos mismos.
Entonces le aconsejo a un joven entender antes que nada, todo aquello que quieren hacer, es decir, elegir en la vida el trabajo que se ama; no anteponer el salario o la profesión o algún otro motivo al propio ‹hacer espiritual› o poiem como decían los griegos. Y esto no significa que un joven no deba hacer un “sacrificio”, ganarse el vivir y, si tiene necesidad, no deba hacer otro trabajo, pero teniendo bien presente que la finalidad de su vida está en aquello que ama. Tuve que hacer muchas y diversas trabajos a lo largo de mi existencia, pero durante las horas libres o incluso en el autobús o en los intervalos de trabajo, siempre me dediqué a escribir y a estudiar los grandes maestros.
Si hay amor por el ‹hacer›, el tiempo nunca será suficiente
Erika: Pienso que la poesía nace como una explosión. Es la suma de silencios y sonidos. ¿Qué es la poesía para Franco Loi?
Franco: Creo que ya hablé abundantemente y ya respondí en las otras preguntas. Pero puedo agregar que la poesía para mí es una ayuda potente de mi conciencia.
Nunca intenté escribir “versos bellos”, pero si sentí el motivo de expresar todo lo que pude en mi vida. Cuando me dicen que he escrito mucho o demasiado, respondo que aún no he escrito suficiente.
Para mí, cada instante de vida me induce a intentar entender y comprender algo de mi comportamiento. La poesía siempre quiso ser, un retorno a la experiencia pasada…
La poesía es como la música. Tú, casi nunca sabes que quiere decirte el músico, pero estas inducido por los sonidos a volver, a invocar el decir de tu experiencia y de tal manera a reflexionar aún más. No se trata solamente del significado de las palabras, incluso de la secuencia musical grabada en la palabra. La poesía es como el arte, tiene una doble función: actúa sobre quien obra y su conciencia, y por esa razón los que escuchan y observan la obra son los mayores conocedores.
La poeta Erika Reginato tradujo al poeta Franco Loi en la Antología de poetas italianos contemporáneos: El trazo infinito del universo, (Tomo I, Monte Ávila editores latinoamericana, Venezuela 2013).
Me sun senti…
Me sun sentî de mör sensa capì
che nüm se mör e nàss sensa savè…
Ma gh’era ‘na fenestra due par scür
e ghe se riva adasi per la piassa
cun sura un fassulètt de stèll e mür
che pàrlen d’òmm antìgh e de miseria…
Me sun sentî de mör quand û savü
che gh’era ‘na fenestra ne la sera,
e bianca l’era, e ‘vèrta cume ‘l sû…
Ma quand û camenâ per quèla piassa
mì me sun pers tra i pass, e la fenestra
l’era luntana e mì seri nel scür.
Me he sentido…
Me sentí morir sin entender
que no se muere y se nace sin saberlo…
Pero había una ventana donde todo parece oscuro
y se llega a la plaza lentamente
bajo un pañuelo de estrellas y muros
que hablan de hombres antiguos y de miserias…
Me sentí morir
cuando supe
que había una ventana en la noche,
y era blanca y abierta como el sol…
Pero cuando llegue hasta aquella plaza
me perdí entre los pasos y la ventana
estaba lejos y yo estaba en la oscuridad.
(de Bach, 1986)
De Diu sun matt, se streppa la cunscienza.
Vu ‘n gir, el pensi, me ‘l remèni, e vu…
E püssé ‘l pensi, e pü gher sun luntan.
Diu l’è schrsus…L’è cume fa la lüna,
ch’i mè penser în nüver, e lü se scund.
Inscì. Me tundi via, parli cuj èmm,
e matta l’è la lüna, ciara lünenta,
cun la sua lüs che slisa ne la nott.
Estoy loco por Dios, se destroza la conciencia.
Voy a pasear, lo pienso, me lamento y me voy…
Y más lo pienso, y ¡más lejos estoy!
Dios es el bromista…Es igual que la luna,
mis pensamientos son nubes
y él se esconde.
Así me distraigo, hablo con los hombres,
y la luna está loca, clara enaltece
con su luz y se desliza en la noche.
(de Memoria,1991)
El vèss e vèssegh no l’è ‘l noster vent.
Traversum l’aria cume a vèssegh nient,
ché sèmm dumâ pensâ per un mument
ne la vöja del viv che vègn dal vent.
En el ser y no ser está nuestro viento.
Atravesamos el aire como si no fuera nada,
sólo sabemos pensar por un momento
en las ganas de vivir que llega con el viento.
(de Amor del tiempo, 1999)
Angel de Diu sentâ vesin a mí
dent ne la machina, nient în i paròll
che pòden dí de ti, del tò vèss chí,
ché l’aria la te scund e i mè maròll
in men di mè penser e del sentí…
M’àn dî de la gran lüs e di caröll
che tí te bàllet cume vèss un vent,
e di splendur m’àn dî, de la passiensa
e la mesüra che fiada la tua ment,
e m’àn giuntâ del cör, de la cusciensa,
del tò cria, del tò sbrajà, spettà…
Mí disi grassie a tí per la tua sciensa
che ogne dí me porta nel tò fiâ…
Ma fàt sentí, vedè, dam un tò sègn
ché mí me pòdi incorg del tò passà.
Ángel de Dios sentado cerca de mí
dentro del carro,
nada son las palabras
que se puedan decir sobre ti, de tú estancia aquí
del aire que te esconde y mis amarguras
son menos que mis pensamientos y que mi sentir…
Me han dicho de la gran luz y de las danzas
que bailas como si fueras el viento,
y de los esplendores, me han dicho, de la paciencia
y de la medida que respira tu mente,
y me han agregado al corazón, la conciencia,
de tu llanto, de tu gritar, esperar…
Te digo, gracias por tu ciencia
que cada día me lleva a tu respiro…
Pero haz que te sienta, haz que te vea,
haz una señal
que pueda darme cuenta de tu paso.
(de Isman, Aria de la Memoria, Poemas, 2005)
Traducción de Esther Morillas, para Pre-Textos:
¡Cómo me gusta el mundo! ¡el aire, su respiro!
¡árboles, hierba, sol, casas, hermosas calles,
la luna que se aparta, la hiedra entre las casas,
me gusta lo salado del mar, los disparates,
las copas entre amigos, los abetos con viento,
y todo lo de Dios, también las pequeñeces,
los tranvías que pasan, los cristales que brillan,
los hombros que de prisa van con los ojos bajos,
la mujer que te altera lo que sientes:
está allí, el mundo, es como si esperase
que tú lo mires, que le prestes atención,
que está siempre pero olvidarlo es fácil,
distraerse pensando, adormecerse…
Pero cuando aparece la sombra de la noche,
¡cómo te llama el mundo! cómo ampliado
ese cielo te cubre con su auténtica
belleza sin fingir al pensar en sí mismo,
y pleno entonces cambias de semblante.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario