ANDREA ZANZOTTO
Nació en Pieve di Soligo, provincia de Treviso, el 10 de octubre de 1921. Después de graduarse en Letras Italianas en la Universidad de Padua, fue llamado a las armas. En la posguerra trabajó durante algunos años en Suiza y, al volver a su patria dio clases en una escuela secundaria de su pueblo natal. Su obra poética jamás se ha apartado de la geografía sentimental de los lugares y de las presencias del mundo de su infancia, transcurrida en el Véneto.
Nació en Pieve di Soligo, provincia de Treviso, el 10 de octubre de 1921. Después de graduarse en Letras Italianas en la Universidad de Padua, fue llamado a las armas. En la posguerra trabajó durante algunos años en Suiza y, al volver a su patria dio clases en una escuela secundaria de su pueblo natal. Su obra poética jamás se ha apartado de la geografía sentimental de los lugares y de las presencias del mundo de su infancia, transcurrida en el Véneto.
Sus principales libros de poesía son Dietro il paesaggio, Milán, 1951; Elegia ed altri versi, Edizioni della Meridiana, Milán, 1954; Vocativo, Mondadori, Milán, 1957; La beltà, Mondadori, Milán, 1968; Poesie 1938-1972, Mondadori, Milán, 1972; Il Galateo in bosco, Mondadori, Milán, 1978.
existe buenamente,
haz que, procura que, tiende a, dímelo todo.
Yo iba de tumbo en tumbo, esquivando,
y toda inclusión era fáctica
no menos que toda exclusión;
vamos, cuate, existe,
no te enrosques en ti mismo, en mí mismo.
Yo pensaba que el mundo así concebido
con este súper-caer súper-morir
el mundo tan adulterado
era sólo un yo mal cultivado
era mi yo indigesto, mal fantaseante
mal fantaseado, mal pagado
y no tú, cuate, no tú, «santo» y «santifi cado»
un poco más allá, de lado, de lado.
Procura (ex-de-ob etc.)xistir
con toda preposición conocida o desconocida,
date alguna chance,
haz un poco de bien,
y que funcione el trebejo.
Vamos, cuate, vamos.
VERSIÓN DE GUILLERMO FERNÁNDEZ
PARA LA VENTANA NUEVA
Brilla la ventana del verde largamente
largamente compuesto, sueño a sueño,
huertos o prados no sé; pero cuánta escarcha
antes que me convenza, cuánta nieve.
Verde del trigo que alzas la cabeza y escarneces
entre el oro incierto y el vacío:
tú, mi ventana, y tú, cielo, que me traes
entre plácidos astros los resonantes satélites
que el juego humano ha lanzado, con rayos
de ciencia fi cción, para contemplar en órbitas
ligeras los montes, y los ve a pie fi rme
el buey en el campo arado y la vid y la luna.
Oh mi ventana, pureza inextinguible.
Para hacerte gasté todo lo que tenía.
Ahora, no contento, en pobreza completa,
aun de todos tus dones no disfruto.
Pero dentro de poco me darás
todo aquello que anhelaba.
VERSIÓN DE MARA DONAT
Y MARCO ANTONIO CAMPOS
Sí, aún la nieve
«¿Estás contento de haber venido a este mundo?»
Niñ.: «Sí, porque hay el PRYCA»
¿Qué será de la nieve,
qué será de nosotros?
Una curva en el hielo,
y después, después… pero pinos y pinos,
saliendo de la nieve, y al fin la última edad,
circundada de pinos. Sic et simpliciter?
¿Y por qué está –el mundo pinoso, el mundo nevoso-,
por qué ha hecho niñitos-itos, olor de cristianitos,
por qué se ha hecho nosotros, cosa para nosotros?
¿Y este valor en persona y ex-persona
un solo posible y ex-posible?
Hölderlin: «un signo somos, sin significado»,
¿pero dónde entran las dos series en contacto?
¿Pero es cierto? ¿Y qué será de nosotros?
¿Y tú por qué, por qué tú?
¿Y por qué y qué hacen los grandes objetos
y todas las cosas-causas
y el radiante y el radioso?
El núcleo estelar,
allá al fondo en la curva del hielo,
hacia inventivas riquezas caligramas, sí,
¿pero qué será de la nieve de los pinos,
de aquello que no está y está allá, al fondo?
No somos nosotros y aun así la nieve nos fija
y aquello que hierve
y lo indefectiblemente huido o muerto
huida o muerta.
Buena nieve, buenas sombras, deslizaos deslizaos.
Pero hay quien no se cansa de reenredarse
afanarse desgranarse cosquillear,
de ardillear por escenas que ya teníamos listas,
no se cansa de reajustarse
-lo he, siempre, bien, sabido-
al lugar al bello al buen impreso
a cielos arcaicos acídulos como dialectos cimbros
al sembradero de imágenes
al atasco de tinieblillas y estrellas edelweiss
al todo que es todo blanco todo noble:
y la raposa de larga cola y el autobús
aquel rojo en campo níveo.
Blancanieves blancosol blancumen de mi viejo yo.
Pero pronto los niñitos-itos
van al gran comercio
- a los pies del gran bosque-
donde hay papilla buenísima, y de maravilla,
para niños bambis, con derecho,
y programa papilla, para todos
ferozmente todos, vosotros (sniff sniff
ñam ñam humm humm slurp slurp:
porque siempre continúe el «umbra hemos humo y humor»):
pero aquí,
ay, colorcitos más o menos fariseos
cuétara gullón artiach lentejuelas y figuritas
más o menos fariseas:
mejor allí, a mano la nevada a helecho la nevada…
Oh luna, ya,
e incluso magnolia e incluso
cometa de nieve en exceso, la nieve.
¿Y qué será de nosotros?
¿Qué será de la nieve, del jardín,
qué será del libre albedrío y del destino
y de quien pierde en la nieve su camino
(y la nieve subía subía – y así moría)?
¿Y qué se dice allá en la vida?
¿Y qué mensajes da la fuente de mensajes?
¿Y existe la fuente, o no somos
más que yo-tú-estos-aquellos
estos chapoteos cloqueos ch ch
más que incomunicados excomulgados todos excomulgados?
Y aun así en las alturas
sobre la coma y el punto y coma y el umbral
se zumba y se ronza y se cotorrea-cantorrea
-todavía- por una mínima y semimínima
fusa semifusa nanofusa
cosas y cositas
ciencias lenguas y profecías
sucesos blancos negros azules
de estímulos ánimos y dioses,
libido y cupido y aquella
prestidigitación finísima;
y así, ardillas uvas pasas y queso de nieve en frescura
y «agua que se desvía
desespera se funde se aleja»
más allá del gran comercio a los pies del bosque
donde los niñitos picotean yuyubas…
Y los helechos y las medias lunas y los martillos
y las cruces y los design-dibujos
y la nube de algodón, ¿qué le llega a la psique?
¿Y la tradición transmite transmite hace cadena?
¿Y la vanguardia ha encontrado, encontrado?
¿Y dónde la fru-fruición de los usufructuarios
en la artesa en el oscuro balde del desencanto,
dónde, en cambio, el entusiasmo el empíreo el alzamiento?
¿Qué se dice allá abajo en la vida,
allá en las partes allá en parte;
qué se incuba se pela se despampana
en tan poco en tan tenue
en la nuececilla en la almendrilla?
¿Y esos mil dientecillos que la minan?
Y el pino. Y los pinos-inos-inos de perfiles
y perfiles ni cortados ni cosidos
inos-inos de lado delante
tras lo eterno lo externo lo interno (el paisaje)
detrás delante de todos lados,
¿los pinos cómo están, están bien?
Dicho a la nieve: «Nunca me dejarás, ¿verdad?».
Y ahora una pinza, ahora una grapa.
Traducción de Fruela Fernández
La muerta tibieza de los bosques. Poesía selecta
Andrea Zanzotto
Trad. de Mara Donat y Giampiero Bucci,
Vaso Roto Ediciones,
Monterrey,
2011.
Por Diego Alcázar
La poesía de Andrea Zanzotto es un cúmulo de posibilidades lingüísticas: el poeta expande su lengua, presenta y fortalece su dialecto para hacer una obra que puede interesar tanto al lector habitual de poesía como al crítico especializado.
En esta selección se percibe la dificultad que tuvieron los editores y traductores para dejar fuera o incluir poemas que realmente sirvieran de muestra del sensible y esforzado trabajo poético de Zanzotto. Lo que no se tiene en profundidad, pues hay poemarios que tienen menos textos seleccionados que otros, se gana en diversidad, porque de este modo es posible percibir la evolución y la riqueza que hay en su poesía. Adicionalmente decidieron incluir notas que el autor preparaba para los diversos textos que él consideraba debían explicarse dado su carácter hermético.
Nos es posible encontrar poemas con temática rural –hasta bucólicos– que leemos en otros poetas italianos acaso más conocidos (Pasolini, Pavese…), la guerra y sus consecuencias en la sociedad italiana, las exploraciones literarias con sus alcances poéticos en Europa, la reivindicación o el resurgimiento de los dialectos a través del cine y la literatura (especialmente el suyo: el véneto).
Andrea Zanzotto produce claroscuros con el italiano y con el lenguaje en tanto tal, pero sobre todo compone movimientos, articula trazos y ejecuta sonidos que hallamos de una forma notable en este gran esfuerzo editorial. Precisamente esa diversidad estilística devenida riqueza poética que presenta La muerta tibieza de los bosques es la que hace de Zanzotto un poeta imprescindible de la escena italiana que habla desde sus preocupaciones, sus inquietudes, desde la propia poesía.
Más allá
(de Detrás del paisaje)
Más allá tú siegas y compones
las suaves semejanzas de las flores
más allá no se sacia
nunca tu hambre de niña
y tienes la manzana y el hielo vegetal,
allá punta tu pulso la brújula
para indicarte la estrella
que es tu verdadero gemelo;
y tu duda se alarga una sílaba
para que tú puedas conocer
colinas como nueces
para tus diente juguetones,
solos como vuelos de avispas
y palabras que suenan como monedas;
y tú preparas al viento la hora
de las más grandes altitudes
de las más vívidas sementeras
de sus visitas que enamoran
Es por ti que la dicha de los países
libremente va imitando
tus actos simples;
y por ti esta tierra no es
sino un dócil minúsculo satélite
[que] sabe muy bien hacia donde se dirige.
Náutica celeste
(de IX églogas)
Quisiera hacerte una visita
en tus reinos longincuos
tú que siempre
confiada vuelves a mi cuarto
desde los cielos, luna,
y, así como yo, sabes resplandecer
únicamente de ajena esperanza.
Posibles prefacios o reanudaciones o conclusiones, III
(de La beldad)
En una homogénea tesis mi mejor
elemento, el miedo,
se confunde con el héroe. Con el cielo, con arriba.
Quién sabe qué tesoros creí llevar
y legítima para ellos la más acobardada cobardía
no sé qué me sostiene contra tanta lotería
contra tanta riña para luego huir en el decir;
premiadme cosas y no cosas por la animación
sospechosa en vuestras conversaciones,
por tal asediante auscultación,
por ponerse cómodas de ritmos y rimas
a la altura allá se os inducia
se os volvía monte asomado vianda vaticinio.
Canallescamente obstinadamente allendepuente
(allendefábulas allendemitos).
Ahora que cerrado a las distinciones
estoy más que nunca inerme a la distinción final
revuelvo la sal en la escudilla: perplejo:
el grano el esplendor
que deduje de todo
–a pesar de todo no obstante–
–tal vez, si bien, así–
produzco esta quietud marginal.
RÈITIAI S’AINÀTEI VEBÈLEI
[Rèitia sanadora, tejedora de la vida –deidad venética antigua–]
(de Filò; algunos textos de este libro fueron hechos expresamente para el Casanova de Federico Fellini)
Figura verdadera, naturaleza verdadera,
lanzada en rayos como una aurora
que a todos toditos enamora:
tu aliento es el viento, siroco o bóreas
que despierta escalofríos de vida eterna,
señora de oro que nos gobierna
ah Venecia ah mi Reina ah Venùsia
Alto, otro lenguaje, ¿fuera idioma?
(de Idioma)
Lenguas florecen fascinan
enselvan y traicionan en miles de
agujas de mutismo y sorderas
se hunden y se agudizan en muchos y muchísimos idiotas
Lenguas entre cuyos báratros en balde
se piensa pasar – florecidos, florecidos, en altísimos
sabores y olores, pero son idiotez
Idioma, no otra cosa, es lo que me atraviesa
en persecuciones y anhelos h j k ch ch ch
idioma
es aquel gesto enyesado
que acumula
tardes tijereteadas hacia la nada. Pero
parece que de rocks cruelmente rotos entre
los dientes diamantíferos, ¡que en
ebrios licores lleguen los idiomas!
Pareciera, cada uno, residuo de sí, de
yo-lengua, ¡reducido a seducción!
Pero ves cómo –en idioma– corre los más horribles riesgos
la misma niebla hechizada del mundo, surtido
de modo estático elegir, de toda devoción
Y allá me arrastro, hacia el intraducible porqué
fuera-idioma, hacia el aquí, lo súbito,
hacia el circuito cerrado que pulsa,
el grumo, el giro de unos esguinces en un monitor
Que no haya idioma, ni traducciones, ahora
dentro del disperso
el multivirado desperdiciarse en sí
de este insistente ataque del otoño.
«Ataque», «traducciones», ¿qué dije? ¿U
otros sinónimos h j k ch ch ch
siempre más nerviosamente atinados, en otros idiomas?
¿Pero qué me importan ya los idiomas?
Y sin embargo, sí, alguna
pequeña poesía, que no quisiera meterse
pero siempre vive y muere en ellos – eso me importa
y la hoja de papel
para siempre robada por la oscuridad
ventosa de una ValPiave
de verdad definitivamente
canadiense o australiana
o más allá.
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