domingo, 16 de enero de 2011

2839.- JIMMY JAVIER OBANDO


Jimmy Javier Obando, poeta nacido el 13 de Mayo de 1981 en Managua, Nicaragua, de padre y Madre Boaqueños. Pasó su infancia en la ciudad de Boaco por lo que se considera netamente Boaqueño. Radicado en Managua. Perteneció al Grupo Literario “Horizonte de Palabras”, Coordinó el Grupo Literario “Pandemónium“y el Programa Sábados de la Poesía apoyado por el Instituto Nicaragüense de Cultura.

Ha publicado el poemario “Naufragio de mis Ilusiones”, Colección Cultural El Güegüence, Instituto Nicaragüense de Cultura.

Se encuentra incluido en la Antología Poetas de América siglo XXI, editado por la Sociedad de Escritores de Chile Y en la Antología Mitos y Leyendas Chile – Nicaragua editado por la Sociedad de Escritores de Chile y el Instituto Nicaragüense de Cultura se encuentra también incluido en muestras poéticas Nacionales e Internacionales. Ha participado en Ferias Internacionales del Libro, Encuentros y Festivales Internacionales de poesía, Miembro activo del Centro Nicaragüense de Escritores. Miembro del comité organizador del Festival Internacional de Poesía de Granada ( Nicaragua.
Presidente Fundador de la Sociedad Nicaragüense de Jóvenes Escritores, Miembro de la junta Directiva y Secretario Nacional en Nicaragua del Movimiento Poetas del Mundo, Reconocimientos: Escritor del año 2009 por la Asamblea Nacional y la Asociación de Artistas de Nicaragua “Rafael Gastón Pérez”.



Los poemas han sido seleccionados por
Jimmy Obando para esta antología




Lágrimas de amor

¿Quién si no tú?
A quien besé su sombra
mientras dormías,
a quien observé paciente
tras cada respiro
y visité un instante
en cada sueño,
vestido con mi mejor gala,
para cuando despertaras
despertaras feliz.
¿Quién si no tú?
Mi musa durmiente.
Quien sublevó mi alma
en cada sueño,
quien hizo sucumbir mi tristeza
con su sonrisa
y lavó mi rostro
con lágrimas de amor.











Tu fugaz efigie

Percibí tu presencia
cuando una silueta
se dibujó en mi trayecto.
Pude sentir como una llama,
encendida en mí pecho,
el calor que emanaba tu fugaz efigie.
Fui feliz un instante
pues pude amarte en ese momento.
Tu lacerante mirada,
vestida de inocencia,
sacudió las entrañas de mi alma
y pude ver tu sufrimiento
camuflándose en una lágrima.
Con un abrazo intangible
sellamos nuestro encuentro
y te desvaneciste así,
al lado de mi pecho.










El último hálito de mi existencia

Transité en la historia por las venas del tiempo.
Por desorientadas calles caminé
en busca de indicios de vida
pero ya nada encontré.
Sólo ruinas habían quedado
de lo que un día fue lo que nunca ha sido.
Es triste pero lo soporto
porque abandoné mi mundo
por embriagarme con un minuto.
Ahora la resignación me asfixia
y me juzga sin clemencia,
me atormenta y socava mi pudor
hasta extinguir el último hálito de mi existencia.












Consumidos por el tiempo

Todo termina sin darle tregua al tiempo.
Cada minuto, cada hora, cada día muere
con gritos que no se oyen
y lágrimas que no se ven.
Así termina todo, en silencio.
Consumidos por el tiempo y para el tiempo.
Privados de sentir, de ver, de respirar.
Porque ya muertos
sólo el recuerdo es fiel testigo
del arduo esfuerzo que emprendemos
por dejar siquiera la migaja de una huella.










Detrás de la puerta

Camino hacia el infinito,
hasta donde la imaginación
ni siquiera ha pisado.
Camino y disfruto
cada momento.
Cada paso que doy
es como un milenio,
cada respiro,
como nacer de nuevo.
Porque cuando llegue
al final de mi trayecto
me desvaneceré
detrás de la puerta.









¿Vivir es un sueño?

Vivir es mi mayor tormento
porque la incertidumbre
de mi existencia me enloquece
y vulnerable me arrastra
a preguntas sin respuestas.
¿Vivir es un sueño?
¿Y quién sueña que existimos?
Y si existimos
¿Por qué morimos?
Y si morimos
¿Para qué nacemos?









Tormentos

He visto la fugaz tiniebla que,
entre aullidos y quejidos abrumantes,
en medio de la noche me llama.
Respiro y mis huesos se congelan.
Y la densa neblina de mi alma
cobardemente se enmudece.
Y palpo, con tacto y olfato,
el dolor punzante de quienes,
en carne y espíritu, han muerto.










Incertidumbre

¿Quién me asegura
que mañana estaré vivo
o que al cruzar la calle
un descuido no me segará?
¿Quién me asegura
lo que para mí es incierto
y permite al día
se torne en tinieblas?
¿Quién me asegura
que estando dormido
un terremoto,
un infarto
o un derrame
no me sepultará?



No hay comentarios:

Publicar un comentario